El “Coco” Basile a dos puntas, en la reunión con Grondona y Macri acordaron que arranque ya con la Selección y que dirija a Boca hasta la Recopa. El primer trabajador del fútbol argentino.

Silencioooo!”, gritó Basile con su voz irritada para acallar el murmullo de los periodistas. El quería avisar algo: “Soy el nuevo técnico de la Selección”. Coco estaba feliz y con su diccionario inglés-castellano ya se imaginaba a los nuevos players. Pero la alegría, el nuevo título que siente que ganó, fue por no romper sus códigos… “Lo que vos y Julio decidan, va a estar bien”, le anunció a Macri en el primer contacto telefónico del día. Y al final sintió que no le falló a nadie: quedó bien con Boca y la Selección. La doble función que tendrá hasta el 14 de septiembre (“Mejor el 15 a la mañana, cuando venimos de Brasil… Y si ganamos mejor”, fue su pequeña corrección) le dio pie para permitirse una broma: “Ahora tengo dos trabajos”. Y dicen que no labura. El día arrancó con su llegada de México, a las 8.35, y con un escena de estilo hollywoodense: una camioneta de Aeropuertos 2000, que parecía que sólo se llevaría los bolsos de la utilería, lo sacó de la pista para evitar el scrum de periodistas y lo acercó hasta el auto del dirigente Juan Carlos Crespi. De Ezeiza directo a su casa de Palermo. Y, en la tranquilidad del hogar, se dio cuenta de que pasar de los 40 grados de Monterrey al día más frío del año en Buenos Aires no le había hecho bien: ya tenía fiebre. Dentro de su departamento tuvo tiempo para descansar un rato y para hablar desde su celular con los dos presidentes, de Boca y de AFA. Las charlas lo fueron poniendo de buen humor: entendió que él no tendría que definir entre dos posturas extremistas. Macri, Grondona y Pompilio, mientras Coco terminaba de ponerse su impecable campera de cuero, fueron cambiando el lugar de la reunión, haciendo movimientos de distracción. Primero dejaron trascender que era el hotel Intercontinental, luego el predio de AFA y, cuando todos estaban desorientados, Mauricio tocó el timbre en el edificio de Basile. A las 16.55 se fueron abrazados de Palermo, rapidísimo, hasta Paseo Colón 231, donde el ingeniero tiene una oficina. Allí, con una ronda de café de por medio, estuvieron reunidos cerca de 90 minutos Don Julio, Coco, Mauricio y Pedro. Nadie levantó la voz, el acuerdo estaba al caer… “Hablando se entiende la gente”, dijo Macri. Aunque el primero que rompió el hielo fue Basile: “Julio, siempre con el mismo poncho, ja”. Y en diez minutos se pusieron de acuerdo, aunque no se firmó ningún contrato. Grondona, quien en la previa se había mostrado intransigente, fue más negociador que siempre. Macri no hablaba de diciembre como fecha de salida. Entonces, la decisión fue rápida. “Nosotros queremos a Coco hasta la Recopa”, pidió Mauricio. “Está bien, pero si hay un amistoso el 2 de septiembre, lo dirige él”, contestó el presidente de la AFA. Basile miró, dio el ok y quedó aclarado que no estará en el banco de la Bombonera, en la 5 fecha ante Gimnasia, si se confirma el partido de su debut con Ecuador en Europa o Sudáfrica en Ciudad del Cabo. El único que habló después del cónclave fue Pompilio: “Vayan a Boca: hay novedades”. Salieron todos contentos por Paseo Colón, a metros de la Casa Rosada. Grondona porque tiene el técnico que quiere, porque estará disponible para los amistosos de este año y porque no habrá interinato. Macri, porque ganó 45 días y porque llega a la Recopa con el DT que pretendía. Y Basile porque finalmente le llegó la hora de la revancha con la celeste y blanca. “Estoy muy orgulloso de volver a la Selección, como cualquier otro argentino. Tengo muchísimas ganas. Aunque por ahora no reaccioné… Gracias a Dios que se aclaró”, dijo sentado en la sala de conferencias de la Bombonera, custodiado por Macri y Pompilio. Entonces explicó cómo serán sus próximos días: “El trabajo de campo lo voy a hacer en Boca. En la Selección tengo que conocer el nuevo predio, la agenda de partidos, dar la lista de los players…”. El 17 de agosto deberá realizar su primera convocatoria de futbolistas que actúan en el exterior: Messi, Tevez y el Pato Abbondanzieri son una fija para su equipo. Mientras intentaba bajar solo en el ascensor hasta el playón, remarcó que se llevará a su cuerpo técnico (el Panadero Díaz, el Profe Dibos y Ribolzi), pero que aún no lo saben: “No hablé con los muchachos, lo juro. Si algún despistado no está viendo la TV, no sabe que arreglamos”. Pisó el cemento y las cámaras los seguían. “No more”, repitió en su particular inglés. “¿Quién me lleva?”, gritó en una acción más de comedia que de realidad. El chofer de Macri no aparecía y el auto estaba cerrado. Ahí llegó Salvestrini, se abrieron las puertas del Peugeot 407 azul, se sentó adelante, saludó y se fue diciendo por enésima vez: “Soy feliz”. Igual que cuando se fue de la sala ¡tirando besos! para la nueva foto… Fuente: Diario Deportivo Olé