Nacionales
El paro del campo y las retenciones
JORGE ALTAMIRA
La decisión del gobierno de subir del 35 al 44 por ciento el impuesto a la exportación de soja y de establecer aumentos móviles según vaya evolucionando el precio internacional, detonó el llamado “paro del campo” que se ha convertido en indefinido. No se trata de un rayo en cielo sereno: los conflictos del gobierno con las entidades agrarias han sido incesantes en toda la era K. Sin embargo, los K pusieron sus mejores empeños en mantener al peso artificialmente devaluado, por medio de compra de dólares.
Como consecuencia de esta política, “el campo” ha obtenido una renta de devaluación, a partir de exportar en monedas fuertes y pagar salarios e insumos con un peso débil. Los pulpos amigos del gobierno se beneficiaron como no lo habían hecho nunca; nos referimos a los agroexportadores como Cresud (Elsztain), Aceitera General Deheza (Roberto Urquía), Grobocopatel o el grupo Werthein. Se trata de grandes propietarios de tierras, que además manejan la exportación, el financiamiento de las cosechas y los puertos privados en el Paraná. Como se ve, la oligarquía está en los dos campos de la pelea (en el gobierno y en “el campo”). Pero la lista, incluso más significativa, incluye a las multinacionales automotrices que exportan el 80% de su producción; a los pulpos mineros que venden afuera el 95% de lo que extraen; y a la industria siderúrgica y del aluminio con las “emblemáticas” Techint y Aluar a la cabeza. A los monopolios petroleros hay que reservarles un lugar especial porque exportan el crudo con un 45 por ciento de retenciones, pero la nafta con solamente el 5 por ciento. Aunque los automotores no gozan de una situación ventajosa de precios en el mercado internacional, no se puede decir lo mismo de las otras ramas, cuyos precios han crecido, en un par de años, en un 500%. POR QUÉ LA CRISIS Es la primera vez en la historia argentina que la devaluación del peso acompaña un crecimiento de los precios internacionales, que en el caso de la soja, el maíz o el girasol ha aumentado unas cuatro veces, y el doble en el último año. En el caso de la carne, la “cuota Hilton” vale hoy más de 20.000 dólares la tonelada. En el pasado era al revés: la devaluación buscaba compensar la caída de la cotización de las exportaciones agrarias. Y aunque es cierto que el peso no se mueve de los 3,15 por dólar desde hace un año y medio, ha venido acompañando la devaluación del dólar, en un 15%, frente al resto de las principales monedas en los últimos ocho meses. A esto hay que sumar la duplicación del precio internacional de la soja, como resultado de la especulación internacional que ha desatado la devaluación internacional del dólar. ¿Por qué entonces la crisis, precisamente con “el campo” (que siempre tiene que ir encomillado porque expresa realidades sociales diversas y contradictorias)? Por la simple razón de que una política de devaluación de la moneda en un marco de suba de precios internacionales es lo más cercano a un cóctel explosivo. Es la receta para una hiperinflación, que el gobierno intentó contrarrestar mediante impuestos a la exportación cada vez mayores, incluyendo el establecimiento de un precio tope mediante la retención móvil. Pero los precios que se quieren controlar de este modo reaparecen por el lado de los costos de la producción, sea agraria o no, porque la suba internacional de los precios se difunde por toda la cadena. Así como el petróleo se fue a 100 dólares el barril, los servicios que atienden a la producción petrolera han crecido desmesuradamente. Lo mismo ocurre en el campo con los fertilizantes y las maquinarias. El hecho es que a pesar del arsenal de retenciones, la carestía en Argentina se encuentra en el 25 por ciento anual – lo cual es la confesión total y absoluta del derrumbe de la política económica oficial. Si esto no fuera suficiente para alimentar la crisis presente, hay una razón adicional: bajo el capitalismo, el Estado no puede imponer un gravamen que, siendo un 44 por ciento del precio, equivale a más del 80 por ciento del beneficio, no importa cuán alto este beneficio pueda ser en términos absolutos; los capitalistas, que son la clase dominante, no están al servicio del Estado sino que es el Estado el que tiene que estar al servicio de los capitalistas. El arbitraje del Estado entre los diferentes intereses capitalistas y con los trabajadores puede adquirir enorme flexibilidad, en particular si hay una crisis revolucionaria, pero tiene el límite que le fija el régimen social. Fijar en estas condiciones un precio máximo (como el que imponen las retenciones móviles), que separa a los precios de la evolución de los costos, es una expresión de completa incoherencia y ha llevado la contradicción al paroxismo. El ministro de Economía, Losteau, dio expresión redonda a su completa incoherencia y al impasse del gobierno cuando dijo que necesitaba las retenciones para mantener la subvaluación del peso. Es el juego de la calesita: sacarle “al campo” 12.000 millones de dólares para mantener una devaluación que permita seguir con esa exacción. CONTRADICCIÓN INSUPERABLE El operativo no es, de todos modos, tan simple: el gobierno compra dólares para mantener al peso subvaluado, no con la plata “del campo” sino, en gran medida, mediante la emisión de moneda del Banco Central. La mayor parte de la recaudación por retenciones va al pago de la deuda externa, que el año pasado subió en casi 15.000 millones de dólares solamente por la indexación de la contraída en pesos. El aumento habría sido mayor si en lugar del índice de ajuste del secretario Moreno se hubiera aplicado el que corresponde realmente a la evolución de los precios. O sea que el gobierno “nacional y popular” le quiere “sacar” 12.000 millones de dólares “al campo” para seguir sirviendo a la deuda externa, cuyo servicio sube considerablemente en 2009, y poder mantener un dólar subsidiado para beneficiar a los exportadores. Este rompecabezas insuperable de contradicciones explica el inmovilismo del gobierno ante la crisis, el desgraciado discurso de la Presidenta y la grotesca cruzada del piquetrucho D”Elía. CRISIS FISCAL, CRISIS DE ESTADO La voluminosa polémica desatada por la crisis “del campo” ha dejado en un plano completamente oculto la verdadera raíz de lo que está ocurriendo. El funcionamiento del Estado y el servicio de su deuda no lo banca ni “el campo”, ni “la industria”, ni tampoco “el comercio”. La estructura fiscal nacional reposa sobre el IVA, ingresos brutos, cuarta categoría y otros impuestos al consumo, que a los trabajadores les lleva entre el 30 y 35 por ciento de los salarios. Mientras los asalariados aportan, de este modo, más del 50% del presupuesto, los capitalistas no aportan estrictamente nada: el 10-11 por ciento del presupuesto, que representarían ganancias e inmobiliario rural, es superado por las concesiones impositivas y los subsidios que les provee el Estado (esto vale también, digamos, para Gran Bretaña, donde, según un estudio de 2005, la clase capitalista es receptora de fondos del presupuesto, no contribuyente). Todas las tentativas de actualizar la valuación fiscal de la tierra agrícola a su precio de venta han terminado en un fracaso. Al Estado capitalista lo mantiene una masa de trabajadores pauperizados, no la clase capitalista. La política devaluatoria y las retenciones son un recurso extremo para enfrentar una crisis fiscal del Estado argentino que afecte de forma mínima a los capitalistas, especialmente, claro, a los grandes. A la luz de esta caracterización podemos hablar perfectamente de que estamos en presencia de una crisis de régimen y de Estado. Los economistas vulgares sustituyen esta caracterización por un torneo de culpas entre “el campo” y el gobierno. La salida a esta “crisis sistémica” pasa rompiendo el “sistema”: derogando todo gravamen al consumo y descargando la totalidad de la financiación del presupuesto sobre la clase capitalista mediante impuestos elevados y progresivos. No hace falta decir que cualquier reversión de la tendencia de la especulación internacional de materias primas, que es inevitable como consecuencia de la crisis capitalista mundial, deberá mandar al traste a toda la “ingeniería” fiscal del oficialismo. Una expresión, relativamente sutil pero no por ello menos significativa de la debacle de la orientación oficial, es que a pesar de la devaluación de la moneda la exportación argentina ha crecido paralelamente al promedio de otras naciones agrícoloexportadoras; las exportaciones de Brasil crecieron más que las de Argentina a pesar de la revalorización extraordinaria de su moneda, el real. ¿Por qué? Simplemente, porque no tuvieron que enfrentar la serie de crisis que se han ido produciendo desde 2003 con “el campo”, ni los consecuentes cierres temporales de ventas al exterior. “EL CAMPO” El precipitado derrumbe de la política oficial ha producido un movimiento agrario popular, pero dirigido por la capa superior del capital terrateniente, agroindustrial y agrofinanciero. Mientras el carácter popular del movimiento se ve en la composición de la mayoría de los cortes de ruta, su carácter oligárquico se manifiesta en su programa: disminución de las retenciones. La directiva de la Federación Agraria ha acusado al gobierno de no tener en cuenta a la economía de los chacareros a la hora de aumentar los impuestos a la exportación, pero ella no tiene en cuenta los gigantescos beneficios económicos para los pulpos a la hora de reducirlos. Cuando las reivindicaciones se presentan en términos sectoriales o de rama, y no en términos de clases sociales, es inevitable que los reclamos de la capa baja de la cadena beneficien, incluso en mucha mayor medida, a la parte más alta. La FAA, por otra parte, ha venido desarrollando una política sistemática de alianza con la Sociedad Rural y con los pulpos exportadores a través de Coninagro. La derogación o reducción de las retenciones perjudicará, por supuesto, a los consumidores, porque la obtención de un precio mayor desde la exportación repercutirá en el mercado interno. A los que dicen que la suba de las retenciones aumenta la vulnerabilidad del chacarero frente a los terratenientes o pulpos financieros, esto porque comprime su ganancia y capital de giro, hay que decirles que una reducción aumenta el precio de la tierra y con ello el arriendo al que recurren numerosos chacareros. No es el precio internacional, sin embargo, o las retenciones las que deciden, en última instancia, claro, el destino del chacarero: ese destino está determinado por la estructura agraria y por la económica en general. Los chacareros se han movilizado siguiendo, en su reivindicación principal, la línea de la menor resistencia, que no es necesariamente, o de ningún modo, la que les asegura su estabilidad o su progreso. Para esto último sería necesario privar a los 4.000 grupos que controlan el 50 por ciento de la tierra de su monopolio económico, y reconvertir a ese espacio en una explotación pública o en área de arrendamiento. Solamente así podría repoblarse el campo, lo cual no es un contrasentido en Argentina, dada la jerarquía de su espacio y de su potencial agrario. En lugar de pretender prosperar con una renta devaluatoria que acentúa la miseria de la mayoría de los consumidores, debería defenderse el principio de la nacionalización del comercio exterior, bajo control popular, para que los recursos internacionales sirvan a la industrialización de conjunto del campo. UNA CRISIS POLÍTICA EN REGLA El gobierno no ha ingresado en una inesperada crisis política por ineptitud, aunque es propio de un impasse convertir en inepto hasta al más sabio. El discurso de la Presidenta e incluso las exhalaciones de D”Elía son una prueba: el oficialismo se adjudica la enorme rentabilidad “del campo” que ahora le reprocha como una afrenta. Es clara la situación sin salida del actual esquema económico; su reformulación no podrá evitar crisis aún mayores. Desde ya una parte del personal político del PJ se ha manifestado a favor del paro agropecuario (intendentes, gobernadores), cuando aún no se secó la tinta de la convocatoria electoral que debería consagrar presidente, por unanimidad, al cónyuge masculino de la pareja. El gobernador tucumano del 75 por ciento de los votos ha sido abandonado en masa por la oligarquía tradicional de la provincia y por muchos productores, afectados por las caídas de la demanda internacional de algunos rubros. Si se mira bien, los principales opositores han salido a ofrecerle al gobierno una salida de cicuta en bandeja de plata: que se ponga de acuerdo con las entidades agrarias, hacer recular en dosis al gobierno para cobrarse la factura en las parlamentarias del año que viene. Es la salida más probable, pero ella se hará a expensas de los chacareros, que podrían obtener en mayor o menor medida el reclamo de suspender el aumento de las retenciones, pero que en nada evitará que carguen con el peso mayor de la caída de precios que ya plantea la crisis mundial. También pagarán la cuenta los amigos nacionalistas del gobierno, porque el pacto entrañará un freno a la devaluación del peso, con el crecimiento correspondiente de las importaciones de productos industriales. Pero incluso cualquier diálogo o acuerdo se perderá en el desaguadero cuando la crisis mundial se haga más manifiesta en Brasil, que ya ha producido un déficit descomunal de cuentas con el exterior, en el breve curso de 2008, debido a la remesa de ganancias y dividendos. Puede llamar la atención que una crisis política en un régimen burgués haya sido desencadenada no por la clase obrera, sino por un conjunto de fracciones de la clase capitalista. La anomalía no es tal si se piensa que el síntoma más contundente del impasse de un régimen es la inconformidad de las clases que medran o se aprovechan de él, en tanto que para los trabajadores las tensiones de la sociedad capitalista son el pan de cada día. La oligarquía contribuyó fuertemente a socavar a la dictadura de Onganía; los acreedores de la deuda externa, Reagan y Thatcher, a los Galtieri; los Bunge y Born a Alfonsín; y los Techint y el Deutsche Bank (que debía pagar los seguros por un incumplimiento de la deuda externa) a De la Rúa. MOYANO, YASKY Y D”ELÍA La clase obrera se encuentra ausente en esta etapa de la crisis, pero esto no quiere decir que esté ajena a ella. Por empezar, está viendo el desguace de la CTA, cuya pata agraria se levanta contra el gobierno, mientras su pata docente hace de lamebotas del oficialismo y su ala piquetrucha de fuerza de choque. Para aquellos sectores sindicales que señalaban a la CTA como la salida frente a la CGT, es una lástima que hayan dejado pasar Semana Santa para darle un merecido responso. Por el lado de la CGT, ungida columna vertebral del Kristinismo, ha oficializado a los ojos de todo el país su condición de fuerza de choque, que quizá pasó inadvertida en el Hospital Francés, en Sauce Viejo (Neuquén), en el Casino, en el Subte, contra la Fuba… y así de seguido. Es la burocracia que entregó las paritarias por el 16 por ciento de promedio anual, cuando la inflación ha ido más lejos e irá más lejos aún al final de esta crisis. Ya se observan en los metalúrgicos, mecánicos y bancarios varios frentes de resistencia a esta entrega en las paritarias que aún no han cerrado. Gran parte de las motivaciones que llevaron a una parte media y superior de la clase media a movilizarse a partir de la noche del martes, tuvo que ver con el rechazo al patoterismo “sindical”, o sea a una mafia que ha recibido la consagración oficial, cuando el asesinato del santafesino Berioz, del sindicato de camioneros, y de otros en otros sindicatos, están mostrando un cuadro de descomposición imparable, vinculado con el manejo de cuantiosas sumas de dinero. La parte derechista de la pequeña burguesía que también caceroleó el martes no tiene capacidad política propia para darle una dirección política a una oposición popular, salvo en la medida en que la permanencia de la burocracia de los sindicatos y sus métodos patoteriles le arriman letra a su demagogia. La descomposición del nacionalismo burgués pone de manifiesto el lugar histórico irremplazable que tiene la construcción de una alternativa obrera y socialista. EMPRENDAMOS UNA CAMPAÑA POLÍTICA ¿Cómo arrancar en esta nueva etapa? En nuestra opinión, con una movilización política que traiga al escenario las grandes reivindicaciones obreras y populares, al mismo tiempo que oponemos al programa de frente único de los terratenientes y chacareros un programa que salde la revolución agraria y nacional que tiene pendiente históricamente Argentina, la expropiación de los grandes capitales latifundistas y financieros. De esta manera estaremos luchando para llevar al campo de la clase obrera combativa a los obreros del campo y a los pequeños chacareros, y contribuiremos a romper el frente con la oligarquía que han promovido las llamadas entidades agrarias.

El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.
(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.
De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.
Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.
Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.
En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.
A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.
Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.
La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.
Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.
La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.
Nacionales
Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal
CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON
La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.
(www.perfil.com) Según reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.
La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.
Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.
Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.
Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.
Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.
(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.
También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.
Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.
“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.
“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.
Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre. Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.
“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.
Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.
Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.
Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.
Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.
El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.
Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.
Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.