La salida de Menotti marca el final de un ciclo que puede ser no sólo el de Independiente… Al irse habló del no éxito y otra vez le faltó autocrítica.

“Miren que me voy, muchachos”, anunció Menotti al reducido grupo de periodistas que llegó temprano al predio de Villa Domínico oliendo que no sería un día más. Eran las 10.35 y el “me voy” transmitía mucho más que un hasta mañana. Marcaba el fin del tercer ciclo de César Luis como técnico de Independiente. Y, a los 66 años, vaya a saber uno si no fue también su último saludo con el buzo de DT en 35 abriles (arrancó en Newell’s en el Nacional 70). Bah, ayer ni se cambió. Directamente se encerró en el vestuario con los jugadores que aguardaban con la ropa de fajina por sus órdenes en la primera práctica de la semana. Y les comunicó su renuncia. “Me voy para descomprimir el clima político previo a las elecciones y porque no quiero perturbar al socio en su libertad para elegir”, se abrió el Flaco de cara a los comicios que ayer fueron confirmados por la Justicia para el 24 de abril. “Soñé que si acompañaban los éxitos tal vez… Pero a veces ni desde el éxito se puede modificar la historia miserable de nuestro fútbol. Lamento mucho que en tres meses no pude cambiar 20 años da cagadas dentro de un club”, tiró, no entendiendo las reglas de un laburo que se lo comió con una magra cosecha de nueve puntos en nueve encuentros: “Esa fue mi responsabilidad y la asumo”. Dentro de su media hora de discurso, a veces eufórico, por momentos distendido, y con apenas un Parisienne a la vista, esa fue su única autocrítica a la verdadera razón de su alejamiento: un modelo agotado en lo futbolístico. El campéon mundial 78 demostró en estos tres meses y 15 días de trabajo en el club que su apuesta fue la de siempre: pensar en términos de ataque con jugadores de buen pie. Quiso lirismo y juntó a los zurdos Insúa y Cangele, con el pibe Agüero, con el goleador Frutos, con… Sumar hombres en la ofensiva no fue su fuerte en este Clausura. Porque descompensó a una defensa que se mueve en línea (¿qué otro equipo del Primera lo hace?) y, una vez que el rival le tomó la mano a un modo de jugar previsible, la expuso. Resultados, a la vista. Tres derrotas 3-1 consecutivas e importantes (Boca, Racing y Vélez) desgastaron un proceso de un equipo que, por más mano que se le metiera, parecía que nunca iba a encontrar el rumbo. “Un penal que no te cobran, faltas para el rival, un offside mal marcado, son fallos arbitrales que desconcentraron a los jugadores”, intentó justificar la mala un integrante del (ex) cuerpo técnico. “Tal vez ahora que me voy, a Independiente le cobren algún penal. Siete no nos dieron…”, se quejó, aquí con razón, Menotti. A ver: Diego Torres (Quilmes) a Carlos Matheu, Silvio Duarte (Almagro) a Insúa, Bossio (Lanús) a Cangele, Ledesma (Boca) a Sosa, Bobadilla (Gimnasia) a Cangele, Pellegrino (Vélez) a Agüero y Sessa (Vélez) a Frutos. Hombres de negro al margen, su equipo (casi) nunca entendió la idea. Apenas el 4-2 ante San Lorenzo permitió un atisbo de ilusión, inclusive por parte de los hinchas. Lo que lo llevó a mantener una base que sólo se animó a cambiar en la visita a Liniers. Afuera Cangele, “Independiente le quedó grande”, ubicó al Pocho en su lugar (¿te suena eso del inodoro en el baño y la heladera en la cocina?), borró a los laterales… No bastó. “Mi intención fue aceptar para cambiar la historia. Y evidentemente desde el no éxito no hay proyecto válido en este país”, se resignó ayer, después de cuatro derrotas, tres empates y apenas dos victorias (Ciclón y Gimnasia). —¿Baja los brazos o tiene ganas de seguir dirigiendo? —No, qué voy a bajar los brazos… Después de ver las caras de los jugadores no puedo dejar de tener ganas de estar entrenando. Los comentarios hablan de un vestuario desbordado en lágrimas (ver El vestuario…). Con la presencia lacónica de un grupo de dirigentes que corrieron a buscar a Pepé Santoro, entrenador de arqueros de las Inferiores, para que asumiera como interino. Con la melancolía como clima reinante. “Como socio, le pido al hincha que no grite más ‘huevos, huevos’ porque ése no es el canto de Independiente. No hay un solo jugador de este equipo que no ponga en la cancha todo lo que tiene”, bancó a sus ex dirigidos el Flaco, quien contra Vélez fue insultado. “Sí, pero no se pudo sostener”, opinó sobre el canto que nació del seno de la barra y no tuvo eco. “Esto está muy politizado y mi figura es irritativa para un sector de la prensa y de dirigentes que quiere hacer del club una subsidaria de alguien, de algún poder feudal, y ojalá que no ocurra. Porque si esto sigue así, Independiente desaparece”. ¿Y dónde estará Menotti? “Parado en la verda de enfrente, como socio vigilante de quien haga las cosas mal. Como siempre lo dije…” (Fuente: Diario Deportivo Olé)