Opinión
El valor de los principios
IRIDE ISABEL MARÍA GRILLO (*)
Todo ser tiene su naturaleza y sus principios, tanto la persona humana como las personas de existencia ideal, es decir las instituciones, ambos configuran su constitución o manera de ser, que lo singulariza y diferencia de otros seres. La naturaleza es su estructura, lo que lo hace ser tal, a partir de ciertos elementos esenciales; los principios son las fuerzas morales que lo rigen y lo ponen en movimiento.
Hace algún tiempo escuché de un magistrado justificar su proceder, de manera a mi entender injustificable, sosteniendo que al ingresar a un órgano de naturaleza política tuvo que dejar de lado sus principios, en aras de obtener resultados positivos. Esta es una cuestión fundamental, que debe revertirse, y uno de los grandes males que han ido desnaturalizando el verdadero valor y rol de la Política, como actividad esencial del ser humano, cuyo bien supremo es la felicidad de los pueblos. A medida que en estas últimas décadas avanzábamos hacia todo tipo de reformas tendientes a la “incorporación al primer mundo”, nos fuimos alejando cada vez más del conocimiento de nuestra propia esencia, de nuestra propia naturaleza y principios, los que deben necesariamente recuperarse tanto desde el punto de vista individual como colectivo. Hay que recuperar la legitimidad de las instituciones, volver a creer, reorganizarlas a partir de la Verdad y la Justicia, reformulando el consenso y la eficacia. En este proceso deben revisarse y corregirse los cuatro elementos que integran las instituciones: las personas que las conforman, la administración de los bienes, su organización y los roles y funciones que cumplen. LOS TIEMPOS SOCIALES Es tiempo ya de tomar conciencia de que lo excepcional o patológico en una sociedad, la violación de la Constitución y de la ley, las declaraciones de emergencia de todo tipo, la corrupción, la mentira, la impunidad, la soberbia e insensibilidad, la prevalencia del interés o los intereses particulares por sobre el interés general, no deben ser conductas normales y frecuentes. La conciencia colectiva debe imponerse sobre las conciencias individuales en el sentido de que lo hoy normal se vaya transformando gradualmente y a través de un proceso continuo, siempre dentro de las vías institucionales y legales, en hechos excepcionales. Ya no es tiempo de interpretar coyunturalmente o con sentido oportunista las instituciones o de manipular garantías constitucionales, con criterios de conveniencia por el gobierno de turno, sea cual fuere. Ni de defender desde el llano los derechos y garantías, para luego imponer desde el poder conductas disvaliosas, desconociendo el orden constitucional supremo. Idear procedimientos cada vez más garantistas, por ejemplo, en el régimen de concursos para el acceso a los cargos públicos, hablar de derecho a la carrera, de independencia de poderes, de racionalización de gastos, de grandes reformas, y tantas y tantas cosas y discursos, que en definitiva no son m s que un ropaje o mejor dicho un disfraz que no sirve sino para legitimar autoritarismos y arbitrariedades. UNA CONSTITUCION EN SERIO Debemos luchar por una Constitución en serio, de tipo normativo, creíble, que se cumpla. Es necesario instalar la voluntad de Constitución en todos los ámbitos, y para eso estamos los jueces, sus fieles guardianes, siempre en estado de alerta, en ejercicio del control de constitucionalidad. Pero antes que nada están los abogados, quienes desde la legítima pasión de la defensa de sus causas, deben honestamente, realizar planteos honestos, en el verdadero sentido gramatical de este término, es decir de manera decente, recatada y razonable. El rol de los operadores judiciales en estos tiempos frente a una sociedad ya no solo expectante sino que exige respuestas urgentes, y que ya no espera, es dar pronta seguridad jurídica, amparo frente al desamparo, tutela frente a la indefensión, abriendo las compuertas de la jurisdicción y garantizando las libertades fundamentales de todos los habitantes.- EL TIEMPO SOCIAL DE LA JUSTICIA Ya no es tiempo de declamaciones ni de promesas m s o menos solemnes, es tiempo de los hechos, de respuestas. Es tiempo de emergencia, y las situaciones de emergencia requieren más Constitución, más protección, más amparo. Es tiempo de compromiso, de servicio, de comportamientos heroicos. De fidelidad profunda del corazón y la inteligencia. Es el tiempo social de la Justicia, de jueces con responsabilidad social, independientes pero comprometidos, no circunstancialmente con ningún gobierno ni con los grupos de poder, sino frente a las necesidades de la gente y declarando día a día en cada causa, la vigencia de la Constitución. El Estado de Derecho se construye y consolida a partir de la existencia de un Poder Judicial independiente cuyos fallos deben necesariamente acatarse por todos y de un sistema de garantías que tutelen los derechos de sus habitantes, de manera, que toda vez que éstos experimenten una afectación en el ámbito de sus libertades puedan recurrir ante el órgano jurisdiccional en ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva. En este proceso el poder ciudadano cumple un rol fundamental, consistente en ejercer su control exigiendo a través de los distintos mecanismos o vías previstos en la ley, ya sea de manera individual o colectiva, que los órganos de control eficazmente controlen. LAS FUERZAS MORALES Las fuerzas morales ya no deben ser entendidas como virtudes de catálogo, sino moralidad viva, así lo señalaba José‚ Ingenieros, en “Las fuerzas morales”. El perfeccionamiento de la ética no consiste en reglosar categorías tradicionales. Nacen, viven y mueren en función de las sociedades. Las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Templanza, Coraje y Justicia, eran ya para los socráticos formas diversas de una misma virtud: LA SABIDURIA. No puede seria ni creíblemente hablarse de democracia como sistema político ni como estado social a partir de la inexistencia de la igualdad de condiciones, y de un elevado porcentaje de ignorancia y pobreza, con necesidades elementales insatisfechas vinculadas a la vida, la salud, la educación y la seguridad de los habitantes. Es imperioso fomentar vínculos solidarios que permitan afianzar el consenso. No ver al otro como el enemigo, sino solidarizarnos en las pequeñas y grandes cosas, participando. Ser el consenso, la unidad coherente de nuestra sociedad, lo que en estas instancias tan difíciles y conflictivas nos permitir subsistir, individual y colectivamente. Ya no es posible, mirar al costado, es necesario el compromiso y fundamentalmente el compromiso con la gente, todos somos ciudadanos, y este sentido de ciudadanía, como hombres comprometidos con el manejo de la cosa pública, es lo que debe movilizarnos. Debemos recuperar los valores morales y políticos de la república, la virtud política entendida como el amor a la patria y a la igualdad, la consagración del individuo a la comunidad, éste es el verdadero principio que debe orientar a la república. Los presentes tiempos sociales, requieren respuestas urgentes, recuperar el sentido de patria como comunidad de intereses, no unirse para que nada cambie, ni ser cómplices, por acción u omisión. Vencer el miedo, la apatía, la par lisis, la anomia boba, de la que nos hablaba Carlos Nino, y avanzar, no retroceder, ganar día a día espacios sobre la inmoralidad que fu‚ ganando espacios, en este duro aprendizaje de la libertad, en suma, recuperar nuestra naturaleza y principios, nuestras fuerzas morales. (*) Para Corrientes al Día de Iride Isabel María Grillo – Juez en lo Civil y Comercial de la Sexta Nominación, Primera Circunscripción, de la Provincia del Chaco-Profesora Adjunta de la Cátedra “A” de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas de la U.N.N.E.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.