Opinión
Emisión descontrolada, recesión anticipada
POR MAXIMILIANO BAUK (*)
Sin duda alguna la emisión monetaria es el recurso por excelencia del gobierno nacional, ya que de otra manera, en un país en plena recesión y con altos índices de desempleo, sería imposible darse con los gustos más impensables como sostener un programa de fútbol y una aerolíneas que en el primer caso deja pérdidas diarias que rondan los $4 millones y en el segundo ya tiene un acumulado que supera los $18.000 millones, como para dar dos pequeños ejemplos. Por supuesto que dichos pomposos servicios son pagados por “todos y todas” ¿pero cómo?
¿Qué ocurre con la emisión monetaria? ¿Cómo ese dinero que sale de una maquinita en cantidades astronómicas llega a las personas y cómo esto nos afecta?
En primer lugar, hay que dejar en claro que el dinero emitido no se distribuye de manera proporcional entre todos los ciudadanos puesto que de ser así no existiría problema alguno. Por ejemplo, si se duplicara la cantidad de dinero de toda la economía pero este fuera distribuido de manera tal que aquel que ganaba $5.000 gane ahora $10.000, el que ganaba $10.000 ahora gane $20.000 y así sucesivamente, lo único que ocurrirá aquí será que ahora todos los precios pasarán a ser de exactamente el doble, pero nuestro poder adquisitivo quedaría inmóvil ya que, como vimos, lo mismo ocurrió con nuestro salario ¿pero cómo funciona entonces?
Evidentemente, luego de una fuerte emisión no veremos a los funcionarios del Banco Central repartiendo montones de dinero de puerta en puerta para que este llegue a la gente, sino que de manera discrecional, el gobierno le entrega dinero a determinados grupos de personas mediante préstamos baratos -que de otra manera no existirían- o de subsidios.
Así supongamos que el gobierno le entrega, mediante un crédito extremadamente barato, dinero al sector productor de patinetas y a la industria del cine. Vemos entonces que el dinero les llega primero a unos pocos, quienes en este momento están siendo totalmente favorecidos ya que de repente se encuentran con más dinero que el resto y los precios aún no han aumentado, aunque no por mucho tiempo. Al haber más dinero en circulación para la misma cantidad de bienes y servicios, este baja su poder adquisitivo de manera paulatina, por lo cual aquellos que aún no recibieron parte de esta primera inyección de dinero se empobrecen a costa de los primeros beneficiarios.
Para comprender cómo es que el dinero pierde poder adquisitivo, imaginemos una partida de Póker con amigos. Son 6 personas en total y cada una de ellas compra 10 pesos en fichas con un valor establecido para cada una de ellas de 1 peso, es decir que hay 60 fichas y un pozo de 60 pesos. Al final del juego queda el ganador con el total de las 60 fichas, al valer cada una 1 peso, se lleva 60 pesos.
Pero ahora supongamos que durante la partida un participante le sumó secretamente a su conjunto de fichas otras 10 que había traído de su casa, es decir que la cantidad de fichas en juego es ahora de 70 pero el pozo sigue siendo el mismo de 60 pesos. ¿Qué va a ocurrir? Llegado el momento en que haya un ganador que posea las 70 fichas que había en la mesa, intentará canjear cada una de ellas por el valor preestablecido de 1 peso por ficha y será allí cuando se dé cuenta que el dinero del pozo no es suficiente para cubrir la cantidad de fichas, es decir que el valor de cada ficha pasa a ser menor.
Esto ocurre con el dinero de un país, si existe una sobreproducción de dinero pero la cantidad de bienes y servicios es la misma, el dinero pasa a valer cada vez menos, y se necesita cada vez más cantidad del mismo para conseguir el mismo bien.
Volvamos al ejemplo de la inyección monetaria recibida por el sector de las patinetas y de la industria cinematográfica.
Estos, comienzan a contratar a más personas para llevar a cabo la inversión de ese nuevo dinero y expandir así sus negocios, por lo cual podemos notar que en el comienzo de la época de expansión monetaria el desempleo caerá, ya que con ese dinero los sectores que lo recibieron contratarán trabajadores cuando antes no tenían capacidad para hacerlo. Ahora estos nuevos empleados cuentan con parte de ese nuevo dinero, siendo favorecidos, aunque en una menor proporción que los primeros, pero también podrán comprar a precios antiguos, aunque no tan bajos como lo eran antes. Se suman ahora más personas al grupo de los aventajados a costa del empobrecimiento de los demás que aún no ingresaron a la “fiesta”.
Los sectores beneficiados atrajeron muchos recursos humanos hacia sus producciones gracias al poder otorgado por el dinero en forma de billetes, pero luego de un tiempo el mando pasa a los consumidores, quienes muy probablemente no demanden los productos brindados por los sectores favorecidos. Al haber el gobierno otorgado el dinero a su antojo y no como hubiera ocurrido en el mercado, por medio de un proceso de oferta y demanda, los recursos seguramente han sido mal asignados, lo cual quedará en manifiesto cuando la gente no esté interesada en andar en patineta ni en ir al cine contantemente, y así los recursos humanos que fueron demandados en un comienzo y que actualmente se encuentran trabajando allí, quedarán obsoletos y serán insostenibles. Es aquí cuando comienza la etapa más dolorosa de este proceso: la recesión.
Para entender cómo mediante la creación irracional de dinero las cosas se vuelven ilógicas y contraproducentes quiero dejar un ejemplo final, dado por Juan Carlos Cachanosky en uno de sus ensayos, para simplificar lo explicado. En un sistema de trueque, si Pedro cavara un hoyo y lo tapara para luego intentar cambiarlo por 1 kg de carne, no tendría mucho éxito ya que en realidad no ofrece nada a cambio. Pero luego aparece un tercero, el gobierno, y decide darle a Pedro por haber cavado y tapado el hoyo $50 que acaba de imprimir, precio que supongamos tiene 1 kg de carne, por lo cual el muchacho ahora sí podrá obtener ese producto a cambio de nada y lo hace, como quedó explícito, a costa del resto de los ciudadanos que verán disminuir el valor real de su patrimonio.
A lo largo de la historia la mayoría de los gobiernos intentaron ir por el mayor poder posible, y en países de débiles instituciones como es el nuestro lamentablemente logran hacer lo impensado, contradecir a la lógica misma, pero siempre la historia termina igual, los que pagan son los ciudadanos.
(*) maximilianobauk@gmail.com
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.