Corrientes al Día recibió una carta abierta, firmada por el Arquitecto Daniel Edgardo VEDOYA, D.N.I. N° 5.657.857, quien se desempeña como Profesor Titular y Director del I.T.D.A.Hu. (F.A.U.-U.N.N.E.), además de ser Director del INTECNE (U.N.N.E.). A continuación reproducimos el texto completo, a fin de no desvirtuar el espíritu de lo manifestado por el reconocido docente universitario:

Soy docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U.N.N.E. En ella, desde estudiante, me he involucrado permanentemente en las acciones políticas, tanto desde el llano, como desde cargos directivos y jerárquicos, razón por la cual mis palabras de hoy serán sin ninguna duda bien recibidas por muchos, y vilipendiadas por otros. La mal entendida rivalidad política, donde el disenso, la discrepancia de ideas convierte a algunos en la mentalidad de otros, en un “enemigo”, y no en un contrincante político, hace que la convivencia universitaria se convierta para unos pocos, en una lucha hegemónica en la que hay que destruir al adversario para que prevalezcan las propias convicciones. Y en esto se acude a menudo a los más ignominiosos recursos, la calumnia, la injuria, la mentira falaz. Se acepta convivir en un sistema democrático, hasta que nos molesta lo que resuelve la mayoría. Entonces sobreviene el descontrol, la prepotencia, el vandalismo. Sin ánimo de que se tome como un alarde, sino al sólo efecto de avalar mis argumentos con una trayectoria, no sólo política, sino principalmente académica, menciono algunos aspectos de mi vida universitaria. Siendo aún estudiante, en el entonces Instituto de Vivienda y Planeamiento (1957), integré el Consejo Consultivo en representación de los estudiantes. Más tarde, en la denominada Facultad de Ingeniería, Vivienda y Planeamiento, fui Presidente del Centro de Estudiantes de Arquitectura por dos períodos consecutivos (1962 y 1963) y ya recibido de Arquitecto, me desempeñé como Secretario Académico (1970 a 1973). Luego, en la actual Facultad de Arquitectura y Urbanismo, he sido Consejero Directivo por el claustro de Profesores Titulares (1991 a 1993), y Decano en dos oportunidades (1986-1990 y 1996-2000). Actualmente soy Profesor Titular por Concurso Nacional de Títulos, Antecedentes, Clase de Oposición y Entrevista Personal de dos Asignaturas de la Carrera de Arquitectura: CONSTRUCCIONES II y ESTRUCTURAS III, dirijo dos Institutos de Investigación, el I.T.D.A.Hu., en la F.A.U., y el INTECNE, en la U.N.N.E. Fui Consejero Superior de la U.N.N.E., en representación del Claustro de Profesores Titulares de la F.A.U. (1992 a 1994). Menciono todo esto para que sepa que, no sólo me asiste el compromiso asumido por mí hacia la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, sino también, y principalmente, respaldan mis actos la experiencia y conocimientos adquiridos en todos estos años de ininterrumpida vida universitaria. Hoy, asistimos perplejos a un acto de violencia de los estudiantes, que han tomado por asalto a la Institución Universitaria porque no están conformes con lo que institucionalmente se resolvió en relación al Plan de Estudios. Y para llevar adelante este desplante se apela a la “democracia”. Se habla de anticonstitucionalidad de la Ley de Educación Superior N° 24.521. ¿En qué sección de nuestra Constitución Nacional se insinúa acaso que, cuando se resuelve una cuestión en un gobierno colegiado, como lo es el Consejo Directivo de la F.A.U., quienes no estén de acuerdo con la opinión de la mayoría podrán hacer valer sus razones por la fuerza? Y lo que es aún más asombroso, es que a esta cuestión se suman personas de distinta procedencia, diputados, dirigentes políticos, ciudadanos comunes, apoyando la medida estudiantil. ¿Es simpatía hacia estos jóvenes intrépidos que se han lanzado a esta quijotesca aventura? ¿Es desconocimiento total de los pormenores de la situación? ¿O quizá se trata de algo aún más tenebroso, teniendo en cuenta que el viernes 15 de abril se debían haber elegido nuevos Consejeros Directivos para reemplazar a quiénes vencían sus mandatos (3 Profesores Titulares, 1 Profesor Adjunto, 1 Auxiliar Docente y 1 Graduado)? No me atrevo a sospechar siquiera que en todo esto haya habido una solapada intención de entorpecer la gesta electoral de nuestra Facultad. Y por si fuera poco, el argumento más sólido que se escucha acompañando a los reclamos, es el que pone en tela de juicio el Título que se les dará a quiénes se reciban al término de su carrera con este nuevo Plan de Estudios. Creo que es necesario explicar, para quienes no están enterados fehacientemente de la situación, cuáles son las razones que llevó a la F.A.U. a enunciar este nuevo currículo para la carrera de Arquitectura. La Resolución Nº 133/85 del Ministerio de Educación de la Nación fija para el Título de ARQUITECTO 19 incumbencias que deben ser contempladas en los respectivos Planes de Estudio. Por otra parte, el Título de ARQUITECTO está involucrado en el artículo 43º de la ley 25.241 de Educación Superior, que expresa: Artículo 43.- “Cuando se trate de títulos correspondientes a profesiones reguladas por el Estado, cuyo ejercicio pudiera comprometer el interés publico poniendo en riesgo de modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formación de los habitantes, se requerirá que se respeten, además de la carga horaria a la que hace referencia el artículo anterior, los siguientes requisitos: a) Los planes de estudio deberán tener en cuenta los contenidos curriculares básicos y los criterios sobre intensidad de la formación práctica que establezca el Ministerio de Cultura y Educación, en acuerdo con el Consejo de Universidades: b) Las carreras respectivas deberán ser acreditadas periódicamente por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria o por entidades privadas constituidas con ese fin debidamente reconocidas. El Ministerio de Cultura y Educación determinara con criterio restrictivo, en acuerdo con el Consejo de Universidades, la nomina de tales títulos, así como las actividades profesionales reservadas exclusivamente para ellos.” De esta manera nuestra profesión se incorpora como carrera regulada por el Estado, y está considerada dentro de las que pueden comprometer el interés público, poniendo en riesgo de modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formación de los habitantes. Ello implica la jerarquización de nuestra disciplina y el reconocimiento de la prevención del riesgo como una incumbencia del Título de Grado, cuestión que obliga cada vez más a una estrecha relación entre Formación y Ejercicio Profesional. Consecuentemente, el Ministerio de Educación convocó en el año 1996 al CIN (Consejo Interuniversitario Nacional), al CRUP (Consejo de Rectores de Universidades Privadas), a las Facultades de Arquitectura de Universidades Públicas y Privadas, y a la FADEA (Federación Argentina de Entidades de Arquitectura, que nuclea a todas las Asociaciones y Colegios de Arquitectos del País), para que elaboraran un documento común que resolviera la cuestión planteada por el Art. 43ª de la Ley de Educación Superior Nº 24.521 y su Decreto Reglamentario Nº 499/95 que, en relación al Art. 43 °, establece lo siguiente en el artículo 6: “Las carreras de grado a que se refiere el artículo 43 de la Ley N. 24.521 deberán ser acreditadas cada SEIS (6) años.” y en el artículo 7: “Es condición necesaria para el reconocimiento oficial y la consecuente validez nacional de los títulos correspondientes a carreras de grado comprendidas en el artículo 43 de la Ley N. 24.521 o de posgrado, la previa acreditación de la COMISION NACIONAL DE EVALUACION Y ACREDITACION UNIVERSITARIA (CONEAU), o por una entidad legalmente reconocida a esos fines.” Las Facultades de Arquitectura de Universidades Nacionales están representadas en el CODFAUN (Consejo de Decanos de Facultades de Arquitectura de Universidades Nacionales), y a través de este organismo, se realizaron reuniones con la FADEA, a fin de establecer criterios que permitieran avanzar en la redacción del documento solicitado por el Ministerio. Así, se llegó a la elaboración de un documento de trabajo que resumía la situación imperante en las nueve Facultades de Arquitectura (Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Litoral, Mar del Plata, Nordeste, Rosario, San Juan y Tucumán): “FORMACIÓN PROFESIONAL EN LAS FACULTADES DE ARQUITECTURA EN RELACION A LAS INCUMBENCIAS DEL TITULO DE ARQUITECTO”. Este documento fue analizado, evaluado y aprobado por la FADEA y el CIN, y posteriormente fue presentado a consideración del Ministerio de Educación de la Nación. A partir de este documento, las Facultades de Arquitectura de Universidades Nacionales comenzaron a elaborar una propuesta para la adecuación de sus respectivos Planes de Estudio a la nueva norma legal, atendiendo al cumplimiento estricto de las INCUMBENCIAS PROFESIONALES del Título de ARQUITECTO (resolución Nº 133/85 del Ministerio de Educación), y la carga horaria mínima establecida en el Decreto Nº 499/95 (Reglamentario de la Ley de Educación Superior Nº 24.521). Por otra parte, en el año 1994 se comenzó en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U.N.N.E. un proceso de autoevaluación, que condujo a la propuesta de Cambio Curricular (2002), y el Nuevo Plan de Estudios (2003), aprobado por el Consejo Directivo de la Facultad, el H. Consejo Superior de la U.N.N.E., y el Ministerio de Educación de la Nación. Quienes afirman que el Nuevo Plan de Estudios reduce la jerarquía del Título de Arquitecto, se equivocan totalmente. Es probable que el Nuevo Plan de Estudios no asegure la calidad educativa, puesto que, para lograrla, los que debieran cambiar en sus actitudes, quizá sean los propios docentes encargados de ponerlo en práctica, capacitándose y actualizándose. Me asombra leer en los artículos periodísticos algunas aseveraciones como la del Presidente del Consejo Profesional de la Agrimensura, la Arquitectura y la Ingeniería de la Provincia del Chaco, afirmando que “no es necesario el cambio curricular, sino la manera que se enseña cada una de las materias de los contenidos que tiene la Facultad. Con los programas de antes se realizaron muchísimas obras y bien hechas. ¿por qué modernizarlos? A lo sumo, pueden actualizarse, pareciera que quieren facilitar las cosas”. ¿Sabrá el Arq. Alabe la manera exponencial en que se multiplica el conocimiento científico y tecnológico? El conocimiento adquirido por la humanidad a comienzos de la era cristiana necesitó 1.750 años para duplicarse, es decir, en los albores de la primera revolución industrial. Volvió a duplicarse hacia fines del siglo XIX, y lo hizo una vez más hacia 1950, ya iniciada la tercera revolución industrial. Hoy, se duplica cada cinco años, y en pocos años más, en 2010, lo hará cada 73 días. Pensar en la incomodidad de modernizarnos es realmente irracional. ¿Será que en su estudio aún se utiliza el tiralíneas? Total, si con el tiralíneas se dibujaba tan bien como hoy se hace con el AutoCAD. Claro que un poco más lentamente. No se crea que soy defensor del nuevo Plan de Estudios por alguna razón personal. Todo lo contrario. Es más, he sido coautor del Plan de Estudios de 1977, junto a otros colegas docentes de la F.A.U., cuya mención de sus nombres omito aquí por prudencia. Creo que dicho Plan de Estudios ha cumplido su ciclo y su perfeccionamiento y actualización merece toda nuestra atención. Y precisamente, el nuevo Plan de Estudios es eso, una actualización y perfeccionamiento del Plan de Estudios de 1977, en respuesta a las demandas de este siglo XXI. Es sabido que todo cambio trae necesariamente recelos, temores, rechazos. Y también debe tenerse en cuenta que promover un cambio exige compromiso, responsabilidad y decisión. “No lo hagamos porque… así como estamos, estamos bien…, no va a funcionar…, no vale le pena hacerlo…, no es pertinente…”. “Parece una gran idea, pero… no es para nosotros…, la gente no quiere cambios…”. “Siempre lo hicimos de esta forma, y nos ha ido bien…” Estas frases, bien denominadas “asesinas”, son los lugares comunes de todo cambio, y también han sido la causa de innumerables fracasos. Promover un cambio curricular como el que se propone es optimizar la Institución educacional académica, administrativa y funcionalmente, reformulando el Proyecto Educativo Institucional (programas, objetivos, contenidos, estrategias didácticas). El Nuevo Plan de Estudios tiene este propósito. El cambio, además no debe ser estático, sino dinámico. Es decir, debe plantearse la permanente discusión y adecuación de sus términos, para que el cambio sea realmente efectivo. Lamentablemente, hasta hoy no hemos tenido tampoco una respuesta razonable de parte de las autoridades universitarias, de todos los niveles (salvo calificadas y honrosas excepciones), que nos permita entrever qué alcances tiene el conflicto. La Facultad de Arquitectura y Urbanismo tiene cerradas sus puertas desde el pasado 6 de abril, sin que hasta la fecha hayamos recibido alguna mínima señal de que existe encaminado algún principio de solución. El epílogo es aún más lamentable, porque la falta de respuesta de cualquiera de las partes, y la intransigencia de ambas, sólo tiene un infeliz perdedor: el estudiantado, que pierde así sus esperanzas de estudiar una profesión digna, pierde su fe en las instituciones, pierde su tiempo esperando algo que aparentemente, recién empieza. Acude a mi memoria aquí el trágico fin que George Orwell le impuso a su libro “REBELIÓN EN LA GRANJA”: “Los animales, azorados, miraban por la ventana de la casa, y dirigieron sus ojos primero hacia los cerdos, luego hacia los hombres, y nuevamente miraron a los cerdos, pero ya no pudieron distinguir quién era quién”.