Se cuida más para estar sana que para verse linda. Ya tiene en marcha su cuarto disco y encabezará una miniserie en Rusia. Está felizmente casada con Mollo (líder de Divididos) y planea algún día ser mamá. Una mujer multifacética que sabe lo que quiere y, por sobre todo, disfruta el presente.

Primer encuentro: a las 9 am en el estudio de fotografía de Claudio Divella. Allí se destaca la entrega de Natalia -llega con buen humor y con ánimo hasta para sacarse el esmalte de uñas si la productora así lo pide- y la increíble plasticidad a la hora de las fotos. Encuentro dos: unos días después, a las nueve de la noche, en los estudios de Telefé en Martínez, donde se graba la tira El Deseo, en la que Natalia da vida a la heroína protagonista. Esta vez la breve espera fue para que la actriz, que llegó a los dieciseis años de Uruguay motivada por sus sueños artísticos, se quite a Carmen de su piel y vuelva a ser Natalia. “Es el papel más fuerte de todos los que hice. Los otros eran más naif” destaca la ex paquita del Show de Xuxa; quien luego participó en Inconquistable corazón, 90-60-90, Ricos y famosos y en películas como Un argentino en Nueva York y Cleopatra, entre otros éxitos. Ya a cara lavada y con el rostro impecable, que no evidencia la jornada de doce horas de grabación, Natalia nos invita, con amabilidad, a su camarín: una prolongación de su colorido mundo. El espacio se diferencia del resto de los cuartos del elenco porque tiene en la puerta de entrada un espejo cóncavo que según el Feng Shui (el arte chino de armonizar el ambiente) “tira buena energía y rechaza la mala”, explica la actriz. Por el ojo de la cerradura asoma la cola de un sahumerio que tiene encendido. Al entrar al universo de Naty, tal vez influenciada por el espíritu circense de su personaje, el brillo es abrazador. Las paredes son verdes, hay una cama de una plaza, un espejo grande para que la estrella se vea de cuerpo entero y, el vestuario de la heroína de la tira que el canal emite a las 22.30, mezclado con la ropa que usa habitualmente. Sobre una mesa hay piedras, portarretratos y objetos que la identifican. Ella dice “si este lugar es una parte de mi vida, que sea con felicidad”. Se la ve plena. -¿Cómo definís este momento que estás viviendo…la vida de casada, la novela? -La vida de casada (con Mollo, el líder de la banda Divididos) es como algo que uno va disfrutando y que está más asimilado. Y El Deseo está como en un momento de ebullición, estamos trabajando mucho porque pasan un montón de cosas en esta tira. Y eso es interesante a la hora de actuar. No son personajes sedentarios, por el contrario mueven mucho. En mi caso en particular con lo del circo (Carmen es una experta en trapecio); grabamos a 90 km de Capital, todos los días, donde están los exteriores, incluída una carpa de circo. -¿En qué te basaste para armar a esta Carmen, apasionada, sufrida? -Carmen tiene de todo, en realidad cuando comenzamos a hablar con (Gustavo) Bellatti y (Mario) Segade (los autores), del nucleo de la historia, ellos hablaban de realismo mágico y de esta cosa que sucedía en un pueblo a doscientos kilómetros de Buenos Aires, surgió la idea de poder hacer algo físico para acompañarlo, para que fuera muy enérgico. -¿La propuesta de hacer algo físico fue tuya? -Yo les pedía hacer algo con el cuerpo, poder expresarme en mi totalidad. Componer el personaje desde la psicología, pero también desde lo físico. Así surgió la idea que sea artista de circo. -¿Cómo fue esta experiencia? -Al principio fue deslumbrante por todo el mundo nuevo que se abría, lo desconocido. En un momento empezó a ser un poco frustrante por esta ansiedad natural de decir: no puedo. Me sirvió mucho para ganar en paciencia. Fui muy tenaz. En cinco o seis meses aprendí trapecio fijo, cuerda, indiana, tela… -¿Te resultó fácil sacar tu parte más sexy? -Estuvo buenísimo. Al comienzo hubo una etapa en la que Carmen era más infartante, aunque yo soy relajada. Una se siente bien haciendo algo diferente y al tener la posibilidad de estar bien sexy. -¿Tu marido ve la novela? -Sí, la mira conmigo. Se divierte (risas), opina, sabe todos los personajes. Por ahí dice “¿esto tendría que pasar…?” , le encanta. -¿Mollo es celoso? -Lo normal. -¿Se banca bien las escenas subidas de tono…? -Es lo suficientemente celoso como para saber que le importo y lo adecuado para recontra bancársela. -¿Tenés un proyecto discográfico? -Sí, hace bastante estamos preparando el cuarto disco. A partir de Light my fire, la canción de la novela, que salió de casualidad porque no la iba a cantar y que tiene una vuelta musical interesante, me dan ganas de hacer cosas que me gustan mucho en la intimidad. -¿Van a hacer con Mollo algún disco juntos? -Y… él hizo conmigo el tema de Light my fire, algo que se dio espontáneamente. No sé, no sé, uno nunca sabe. -¿Cómo definís el concepto de deseo? -Antes de hacer El deseo yo le tenía como mucho respeto al término; si bien no te voy a mentir yo deseo todo el tiempo porque el sentimiento tiene que ver con los sueños. El deseo, por el deseo mismo, es muy peligroso porque tiene que ver más con la mente que con el corazón. La mente desea algo y cuando uno lo concreta ya deja de tener sentido, entonces se vuelve a desear otra cosa y se pierde de disfrutarlo. Aunque, desde el corazón, también me parece que cuando uno tiene muchas ganas de algo, esperanza, es cuando se concreta. En el mundo en el que vivimos, super consumista, el deseo es algo establecido hasta por marketing: desear algo nuevo, algo nuevo, algo nuevo… todo el tiempo, es como querer cosas para llenar los baches del corazón. Ahí es donde me parece peligroso. Esto sentía antes de hacer la novela. Ahora sólo tiene que ver con que El Deseo es un pueblo en el que hay deseos ocultos, deseos pasados no concretados que vienen a tomar venganza; o que quedan reprimidos y salen a través de la ira o la violencia. -¿Qué cosas de tu persona le prestaste a Carmen? -Yo le entregué el cuerpo. No siempre es bueno porque quizás me excedo en intensidad y me canso mucho. -¿Serías capáz de engordar veinte kilos por tu personaje? -Sí, si es el personaje de mi vida. -¿Hablando de los deseos, cuál es tu gran sueño? -Hayyyy (suspira). Creo poder disfrutar de lo que me toca y darle, en lo personal y en lo profesional, más importancia al corazón que a la cabeza, porque creo que es el único que no se equivoca. BELLA MAMUSHKA -¿Te irías a trabajar al exterior, tenés ganas y propuestas? -Voy a hacer una miniserie de doce capítulos en Rusia. En ruso, con actores de allá. Es un desafío. Habrá que ver si logro hacerlo. -Te aman en Rusia…¿van a hacer una Mamushka con tu cara?. -Ya hay (carcajadas). Venden billetes y monedas con mi cara, hay un merchandising trucho, de la mafia rusa…como acá. -¿El rating es un factor importante en televisión, te quita el sueño? -No, el sueño no me lo quita. El Deseo es un programa diferente y son los riesgos que uno corre cuando se hace algo distinto, pero cuando uno está seguro de que está buenísimo y que es una elección lo que estás haciendo, ya está. Todos preferiríamos estar súper bien, que lo mire todo el mundo. Pero creo que tiene que ver con las elecciones. Me da mucho placer hacer esta tira. -¿Qué es lo que más disfrutás de esta carrera artística? -Todo, porque me da la posibilidad de concretar sueños. Es muy divertido hacerle creer al otro que uno es otra persona; es súper mentiroso y además te pagan. Lo más feo, que es fuerte, pero por suerte menor a todo el placer, es la exposición. La exposición es difícil requiere aprender a no engancharse, exige mucha concentración, estar en el eje. Si estás un poco desequilibrada, a veces, te molesta demasiado. -Vos te preservas bastante… -Sí, así y todo tengo el sótano lleno de bebés, porque me han embarazado tantas veces. -Hablando de hijos ¿tenés proyectos de sumar un niño a tu familia? -Me encantaría, es algo que no sé realmente cuando pero está dentro de mis sueños. Estaría bueno…alguien con quien siempre vas a tener esa conexión única. -Hablemos de cuidados personales. ¿Le dedicás mucho a esta tarea? -No te creas, me cuido más para no enfermarme que para estar estéticamente bien. Me gusta tomar jalea real y comer sano, no hago dieta; también soy fanática del chocolate, de los helados, me puedo bajar kilos. Entrené mucho para el personaje, esto hizo que mi cuerpo se mantuviera en un estado atlético interesante. -Vos sos bien camaleónica con el pelo, ¿si no fueras actriz cuál es el look que elegirías para tu vida? -El mío natural, el pelo castaño, por debajo de los hombros, entero. Siempre soñé con poder tenerlo entero con mis ondas, sin flequillo, re hippie (risas) y sano.. -¿No tomás sol por alguna razón? -En el verano tomo sol, pero no soy de ir a la playa y achicharrarme, voy muy poco y no me gusta tirarme a tomar sol. Además soy muy blanca y no es natural, me muero de calor, me molesta la arena. -¿Hacés terapias? -Me gusta crear mi espacio y mi lugar, tener mis piedras. E hice, ahora no porque hace dos o tres meses que se complicaron los horarios, terapia Bioenergética. Ayuda a poder canalizar. A que el cuerpo vibre y que saque todo. -¿Cocinás? -No… me gusta hacer tortas, por ahí si cumple años una amiga o un familiar me gusta hacerla y decorarla. Sé hacer algunos platos, pero no cocino a diario. -¿Sos amiguera, de reunirte seguido? -Si, pero no tengo muchos amigos. Me gusta cumplir años y hacer reuniones grandes y festejar con todos. Si estoy haciendo una novela, también con la gente del elenco y con los ex compañeros. -¿Qué hacés en tu tiempo de ocio? -Generalmente me gusta viajar al mar o a la montaña y sentarme a leer, escuchar música, comer, caminar, andar en bicicleta. También me gusta mucho la jardinería. Tengo los bulbos de mis tulipanes, horquídeas por toda la casa, porque me regalan siempre. Tengo muchas rosas, por sectores. Desconozco las variedades, pero me agrada la diversidad y, como les brindo mucho cariño me devuelven muchísimo amor. En casa están con flores hasta en pleno invierno. Jaquelina Ríos Lufrano. Fotos: Claudio Divella – Produccíón: Teresa Del Valle – Peinó: Sergio Lamenza – Maquilló: Clarita Stornini – Agradecimiento: Sedería José