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Habla de su relación de dos años con Nicolas Cabré

FLORENCIA TORRENTE

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Cada uno de sus gestos, esos giros de actitud, el asombro y la opinión, parecen ser señales de un mundo interno en convulsión constante. Deliciosas consecuencias de la batalla desatada en las arenas de su cuerpo, en la cual una mujer intenta plantar bandera de conquista definitiva y una niña se resiste al destierro.


Florencia Torrente (18) parece crecer sin ninguna prisa y ciento por ciento convencida de saber sacar provecho de ser hija de Araceli González (39): la ventaja de aprender a traducir la experiencia en valores de por vida. “Soy una persona tranquila, amante de la familia”, se define. “De perfil tan bajo que detesto la vida nocturna y la exposición innecesaria.” Vive en un reconocido country de la Zona Norte del Gran Buenos Aires, pero todos los días viaja más de una hora en colectivo, porque prefiere entrenar en un gimnasio de Haedo donde toma clases de box training. “Nacer en ese barrio fue lo mejor que me pasó —confiesa porque ahí existe gente que no vive superficialmente. Cada cual tendrá sus problemas, pero no se olvidan de ser auténticos y eso me ayuda a mantener la cabeza abierta.” —¿Cuándo se dio cuenta de que ya no era una nena? —Nunca me sentí una nena, porque desde siempre fui distinta a las chicas de mi edad y ejercí con mis amigas un rol casi maternal. Me gustaba jugar con las Barbies, pero llegaba un momento en el que me agotaba y elegía participar de las conversaciones de los más grandes. —Y esa madurez podría atribuirse a… —A la crianza. Tenía dos años cuando mis viejos se separaron. Mamá era apenas un año más grande que yo ahora y aprendimos juntas a enfrentar la vida. Por eso creo que crecimos juntas, y más que madre e hija, fuimos un equipo de lucha. Cuando quedamos solas, nos mudamos a un departamento con nuestras únicas pertenencias: un colchón y una pecera con un pez naranja. Y jamás faltó el valor humano del respeto y la gratitud. La vida me hizo madurar antes. —Lo mejor que supo enseñar mamá. —La humildad. La capacidad de controlar el mareo que puede producir tener más o menos plata y popularidad. Cuando era chica y lloraba por cualquier capricho, ella me hacía entender que no hay que renegar de lo que no se tiene, sino valorar lo que hay. Siempre me decía que ella, a mi edad, sólo contaba con un jean y una remera, y así me hacía reflexionar. —Entonces mamá se convirtió en estrella. ¿Un proceso difícil de acompañar? —Cuando nací mamá ya era modelo y siempre fue común para mí verla en publicidades y tapas de revistas. Y así también comencé a odiar a los fotógrafos. No toleraba que nos interrumpan los flashes, y cada persecución era una gran angustia. Todavía recordamos con Adrián —Suar (38)—el día en que bajamos a uno que estaba trepado en el árbol de una casa de verano y le quitamos la lente de la cámara, que luego devolvimos en Buenos Aires. A raíz de la separación matrimonial de ellos, tenía guardias de prensa en la puerta de mi colegio y las motos perseguían mis huídas en remis. Por eso pongo tantos frenos y no confío en nadie hasta no conocerlo. Sé que puedo resultar antipática en un primer contacto, pero es sólo mientras mido a la gente y me aseguro de no correr peligro. —¿La popularidad de su madre la hizo padecer de soledad? —Tuve dos padres muy presentes. Mamá me llevaba con ella adonde iba y papá, después de la separación, peleó por más de dos visitas semanales del régimen que dio el juez. Cuando los matrimonios se separan, también suelen separarse de sus hijos, en mi caso fue todo lo contrario. —Pero sí ha sufrido la angustia del éxito… —Sobre todo la que me producían los inventos y especulaciones de la prensa. Jamás olvidaré la sensación de los tiempos en que mamá y Adrián se separaron. El nivel de mentira en los medios era tan grande que me hacía dudar a mí, que lo vivía de adentro. Por eso, mi abuela no me dejaba ver los programas de chimentos. Lo pasé muy mal. —¿Alguna vez negó ser hija de Araceli? —Sí, varias veces. Pero no por vergüenza del trabajo de mamá, porque siento orgullo de ser su hija, sino para evitar que el foco de atención caiga en mí. Cuando me cambié de colegio, costó hacerme un grupo de amigas. Todas preguntaban quién era la hija de Araceli González y tuve que aprender a distinguir el afecto del interés o conveniencia. —Pero no va a decir que jamás usó esa “chapa” a su favor… —No; a pesar de la insistencia de amigas, que en realidad no lo eran tanto… De repente, para entrar al sector VIP de un boliche, o zafar de una cola en la entrada, querían obligarme a decirle a los guardias quién era. Un delirio que no haría nunca. Ahora, mi hermano Toto lo pasa bomba. A todo el mundo le recuerda quiénes son sus padres, y más si se trata de conseguir fichas gratis para los videojuegos. Y ni hablar de los autógrafos que firma. Por más corto que sea el trayecto, no deja de ser efectivo. Y en ese vuelo constante sobre el pasado, Florencia desviste escenas íntimas de un vínculo indestructible. “Cuando era chica, mamá quería que aprenda a dormir sola. Recuerdo las noches que pasaba con mi colchón en el pasillo, llorando para entrar a su cuarto. Ahora es ella la que me llama por las noches para que le haga compañía en la cama. Y cuando salimos de vacaciones, solemos ir a bailar juntas, pero soy yo la que insiste después para salir del boliche.” —¿Nunca sintió celos de una madre semejante? —Jamás. No admito la competencia entre madre e hija, me suena ilógico. Mamá y yo somos amigas, cómplices, con un crecimiento paralelo y diálogos profundos. —Imagino que de esos diálogos no escapa la temática “hombres”… —Pasamos largos ratos charlando sobre nuestras vidas afectivas. Yo le cuento mis cosas, ella me cuenta las suyas y hasta lloramos juntas cuando algo en ese plano no anda bien. Hablamos mucho de hombres, bueno, en realidad de los suyos, porque yo hace casi dos años que estoy de novia. “Siempre me gustó, desde que era muy chica. El tenía 17 años y hacía de hermano de mamá en Carola Casini”, dice Floppy acerca del actor Nicolás Cabré (26), como preámbulo a la reseña del romance. “Me gustaba jugar con él, pero al crecer mi mirada fue cambiando de ángulo”. Y lo hizo tanto, que hace poco tiempo intercambiaron anillos. Ella luce una inequívoca alianza en su anular izquierdo. —¿Qué la enamoró? —El espejo que encontré en él, la identificación en los valores personales, la gracia que me provoca su humor y la calidad humana. A Nico le gusta la calma, pasar tiempo en familia. Por eso disfrutamos tanto visitando a sus padres, aunque prácticamente vive en casa. Mi familia lo adora. Hasta Toto lo quiere, juegan fútbol, miran videos y pasan horas hipnotizados con la PlayStation. —¿Cuál es su noción de pareja? —Creo en la pareja, y pretendo una de tiempo completo, de verse todos los días. Porque si dos personas quieren estar juntas, el tiempo no se dosifica. No me gustan las relaciones que llevan mis amigas con sus novios: si lo ven hoy, entonces mañana no y pasado quizás arreglen algo. En mi noviazgo hay compromiso. —¿Le gustaría ser una mamá joven como fue la suya? —Claro que sí, pero jamás a los 18 años. Me refiero a que quisiera repetir el modelo de relación que tuvimos con mi vieja. —¿Cuándo se hace evidente la diferencia de edad entre usted y Cabré? —No nos damos cuenta. Nunca nos importó. Estoy acostumbrada a relacionarme con gente más grande. Tal vez, mucha gente podría pensar que un hombre de su edad puede aburrirse con una chica de 18. Pero lo importante en nuestra relación es compartir el mismo modo. Nos gusta ir al cine, a eventos cortos donde no haya que estar demasiado tiempo expuestos, mirar DVDs en mi casa o en la suya y hasta vamos al bingo con mi tío Puchi, que lo adora. —La modelo. ¿Dispara celos? —Nicolás es terriblemente celoso, mil veces más de lo que puedo ser yo por su carrera. Pero charlamos mucho y podemos controlar el asunto. —Resulta ambiguo que renegando de las consecuencias de la exposición, haya elegido este camino de figura pública… —Sí, puede ser que suene así. Pero decidí tomar una actitud menos combativa al respecto y buscar un equilibrio. Selecciono con cuidado cada propuesta y hablo hasta donde creo prudente de una forma respetuosa en mis encuentros con la prensa. Pero algo sigue siendo claro y contundente: no quiero que la gente sepa todo de mí. —¿Hacia dónde va? —En ningún momento se me cruza la idea de ser top model, pero tomo en serio lo que elijo y quiero ser buena en lo que haga. Siento que la vida va a llevarme por otros caminos. Me apasiona cantar, pintar y hasta cocinar. Planeo estudiar canto y comenzar la carrera de Bellas Artes y curso Gastronomía en el colegio del Gato Dumas, junto a mamá. —El arte. —Lo elegí como orientación en el colegio, una profesora me abrió la cabeza y descubrí que tengo una capacidad extra que nunca había registrado. Paso mucho tiempo trazando caras, posiciones, miradas, expresiones del rostro. Como pasa cada vez que lo intento, no sabía qué regalarle a mamá para el día de la madre y entonces le pinté en un cuadro, la imagen de una mamá negra que cargaba un bebé en sus espaldas. Parece que le gustó, porque lo tiene colgado en su cuarto. A ella también le fascina la pintura; en la entrada de casa hay un cuadro enorme que pintamos juntas, la mitad es en la gama del azul y la otra en la del rojo. Quisimos significar algo así como el equilibrio entre lo frío y lo cálido. —La cocina. —La comida siempre fue tradición importante en la unidad familiar. Todos los domingos nos juntamos a cocinar ravioles de espinaca, hacemos desde la masa hasta el relleno. Es el plan más divertido porque todos ponemos mano, mi prima, mi tío y hasta Toto. Otro gran momento es cuando mamá prepara asado, una de las costumbres que estoy adquiriendo de ella. —Comienza una carrera prominente, tiene ingresos, auto y pareja. ¿No es hora de dejar el nido? —No, porque no tengo la plata para comprarme un departamento y si la tuviera lo haría como inversión. En casa estoy muy cómoda, pero sí quisiera irme del country. Me preocupa el desarrollo de Toto. Vivir ahí es como estar en una burbuja, donde pierde la posibilidad de conocer la calle, de vivir las cosas más sencillas de su edad. Ni siquiera sabe andar en bicicleta. —¿Tan mamá es de su hermano? —Al llevarnos diez años, siempre tuve una actitud maternal. De hecho, la que le pone los límites soy yo, porque mamá a todo le dice que sí. Soy yo quien lo obliga a estudiar y a no salir de su cuarto hasta que termine. Ahí es cuando me odia. Entonces, corre a los brazos de mamá, con lágrimas, porque es un muy buen actor, y le dice: “por favor, no puedo más… No puedo ser perfecto”. Y lo terrible es que mamá le dice: “Está bien, no estudies más”. Y corre a comprarle sushi, su comida favorita. —Adrián Suar. ¿Se extraña en casa? —No, porque pasa mucho tiempo con nosotros. Mi relación con él es inmejorable, tengo más códigos que con mi viejo. Son catorce años de afecto y aún seguimos manteniendo ricos diálogos. Enseguida advierte olor a “rumores de romance reincidente entre Araceli y Suar” y aclara que no entrará en ese terreno, premisa de una postura que parece mantener inquebrantable. —¿Teme que la modelo le robe la inocencia? —No, porque en ese ambiente no me engancho. Mis amigas y mis planes están fuera del circuito. No estoy de acuerdo con muchas cosas que veo, y descarto la idea de desfilar sobre pasarela en este país donde los protagonistas son los traseros de las modelo y no la colección que se presenta. Y yo no quiero vender el mío. —Su miedo más acérrimo. —A pesar de la convicción y la base tan sólida que tengo, no niego que existe el miedo a perder la cabeza. Tan grabado llevo lo que quiero y lo que no, que a veces siento que el cuerpo no me permite hacer otra cosa. Me asusta que el mecanismo de la exposición me obligue a dar la noticia de que mi perro se murió o que operarán a mi tía abuela. La frase “vida privada” lo dice todo. De lo contrario, la personalidad perdería la gracia, porque ¿qué quedaría para uno? La hija de Araceli González heredó algo más que la belleza y sensualidad de la acriz y modelo. También comparte con ella el sentido común, la sensibilidad y un fuerte vínculo con lo familiar. Se considera amiga y cómplice de su mamá. De novia con Nicolás Cabré, Florencia cuenta que cada uno se integró en la vida familiar del otro. En su mano luce la alianza de oro que intercambió con él antes de finalizar 2006. Florencia no deja de elogiar las agallas y el tesón de su madre. Adjudica su madurez a la crianza que tuvo y a una realidad que dejó poco espacio para que ella se sienta una nena. Suele ir a bailar con Araceli cuando están juntas de vacaciones.

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Estudiante y divertida. Azu quiere ser la chica del verano

MULTIFACÉTICA

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Estudia Enfermería en la UNNE porque le interesa ayudar a los demás. Le gusta la playa y divertirse con amigos. Se suma al suplemento VeranoHD de www.archivo.mediostresbarbas.com.ar para contagiar las ganas de vivir y disfrutar.


Sus amigas la conocen como Azu, le gusta la fotografía y quiere ser enfermera diplomada para ayudar a las personas, cuando están pasando un mal momento de salud.

 

Le gusta tomar mate y reunirse con amigos, así como aprovechar los días de sol para ir a la playa.  Quiere estar presente en las redes sociales y comprometerse políticamente con su sociedad cotidiana.

 

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Se preocupa por sus padres y es familiera. Adora a sus sobrinos y los malcria.

 

Azu es así, como se muestra. Simple, sencilla y multifacética

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Diseñan en el país un novedoso estuche para iPAD con pantalla de tinta electrónica

INNOVACIÓN

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El nuevo dispositivo denominado “Bombshell” fue desarrollado para lecturas prolongadas porque tiene mayor nitidez que una tablet, pero también sirve como anotador, teclado multilingüe, para decoración, entre otros usos. El trabajo estuvo a cargo de especialistas del INTI y de la empresa Enyetech.

 


Las primeras pantallas de tinta electrónica ingresaron al mercado a comienzos del siglo y desde entonces su uso se ha extendido en el mundo, no sólo por su fácil lectura sino también porque requieren bajo consumo de batería. Libros electrónicos, relojes, marcadores de precios en supermercados y vestidos que cambian su estampado, son sólo algunos ejemplos de esta innovación que llegó para quedarse.

 

Con el objetivo de promover el desarrollo nacional de la tecnología, especialistas del INTI trabajaron junto a la firma Enyetech en un cobertor para tablet con un lector electrónico. “Decidimos desarrollar este producto, porque detectamos que los usuarios de iPAD suelen adquirir libros electrónicos independientes para lecturas prolongadas porque son más agradables y cómodos que el dispositivo de Apple”, destacó Horacio Acerbo, cofundador de EnyeTech, quien ya obtuvo el aval de la empresa de la manzana para este trabajo.

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El nuevo producto tiene una pantalla táctil de 7,8 pulgadas, con un espesor de 5,5 milímetros, batería recargable de larga duración (que puede estar encendida hasta una semana) y permite una experiencia de lectura similar a la de un papel porque los textos e imágenes se ven nítidos desde cualquier ángulo de visión. Está diseñado para comunicarse a través de bluetooth con un iPAD o utilizarse de manera autónoma como e-book.

 

Los especialistas del INTI le presentaron a Enyetech tres prototipos, en los que desarrollaron tanto el circuito impreso para manejar la pantalla como la comunicación con bluetooth del dispositivo. Durante el proceso de trabajo, también formaron a un  profesional de la empresa en la temática. “Para comercializar el nuevo estuche, avanzaremos en un acuerdo con la tienda de libros de Apple y con un fabricante habilitado por la empresa”, anticipa Acerbo.

 

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“El desarrollo fue innovador, porque la tecnología y el mercado de tinta electrónica son muy cerrados no sólo en Argentina sino también en el mundo. A partir de esta experiencia, quedó en evidencia que a nivel nacional contamos con la capacidad para trabajar en esta temática que integra tecnología de circuitos impresos, conectividad y software”, destacan los ingenieros Noelia Scotti y Diego Brengi, del sector de Micro y Nanotecnologías del INTI, que llevaron adelante el desarrollo

 

Para conocer iniciativas innovadoras a nivel nacional como “Bombshell”, el próximo 13 y 14 de noviembre se llevará adelante el “Forum EXCELENCIA, Innovación con impacto” en el Palacio de las Aguas Corrientes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El encuentro permitirá discutir los temas clave en el desarrollo argentino para un mundo globalizado y cambiante: la disrupción tecnológica, el desafío de innovar y cómo mejorar las condiciones de competitividad de las empresas.

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4° Ciclo de Charlas abiertas sobre “Igualdad de género, participación política y empoderamiento de las mujeres”

FUNDACIÓN PENSAR

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Esta semana Fundación Pensar llevó adelante un nuevo Ciclo de Charlas abiertas cuyo tema giro en torno a “Ciudadanía y Participación Política Femenina en la Argentina” realizadas en el marco del Día Internacional de la Mujer. La disertación fue brindada por la Dra. María Elena Martin del Instituto Nacional de Capacitación Política.


En la localidad de Goya el día jueves 07 de marzo, y en la ciudad de Corrientes Capital este viernes 08 se realizó una nueva edición del Ciclo de Charlas abiertas organizadas por Fundación Pensar cuyo tema giro en torno a “Ciudadanía y Participación Política Femenina en la Argentina”. La disertación fue brindada por la Dra. María Elena Martin del Instituto Nacional de Capacitación Política, quien junto la Lic. Ingrid Jetter, presidente de Pensar abordaron y reflexionaron sobre diversas temáticas de políticas públicas con perspectiva de género, el recorrido por la historia en la construcción de ciudadanía como así también sobre los avances y desafíos que se presentan para alcanzar una democracia plena con igualdad real de oportunidades.

 

La apertura del Ciclo estuvo a cargo de la presidente de Pensar Corrientes Lic. Ingrid Jetter, quien expresó: “Debatimos por más y mejores políticas públicas para las mujeres. El objetivo de estos encuentros es que este 08 de marzo no quede inadvertido debemos seguir avanzando en la conquista de una ciudadanía más plena. Nuevamente nos encontramos para reflexionar, charlar e intercambiar experiencias juntos y seguir achicando las brechas de género con mejores políticas públicas contra la violencia de género y la desigualdad en diferentes ámbitos. Como así también  acompañar a  nuestro gobernador Dr. Gustavo Valdés quien envió el proyecto de  paridad en la Legislatura para abrir el debate y permitir una mayor equidad política”

 

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El tema principal de las dos jornadas fue “Ciudadanía y Género” y fue brindada por la Dra. María Elena Martin del INCaP. Martin es Doctora en Ciencia Política (USAL, Argentina) y Experta en Género e Igualdad de Oportunidades (Universidad de Málaga, España). Fundación Pensar, sede Corrientes, conjuntamente con el presidente de PRO Goya Mario Sellares invitaron a este encuentro realizado en Goya con la destacada presencia de la concejal Andrea Manassero, Prof.  Ana  Muniagurria y en capital el evento contó con la participación de la reconocida comunicadora Myriam Fleitas y Arq. Inés Presman.  El objetivo principal de estos encuentros es participar de un espacio de diálogo, intercambio y transformación, son dirigidos al público en general con entrada libre y gratuita.

 

 

 

 

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