Dice que cuando supo que iba a ser madre, un huracán de emociones la elevó a un mundo de sensaciones nuevas, todas menos la duda, porque aunque tiene apenas 20 años, una carrera profesional que acaba de alcanzar la cima de la popularidad y una relación de pareja con el músico Emmanuel Horvilleur (29) que recién está por cumplir ocho meses, Celeste Cid jamás dudó en seguir adelante con su embarazo.

Ella dice que la idea ni siquiera cruzó por su cabeza y que, desde el momento en que vio confirmadas sus intuiciones, su mente su cuerpo y su corazón se pusieron al servicio del disfrute de este nuevo estado que en cinco meses la convertirá en madre primeriza. “Jamás pensé en interrumpir este embarazo. ¿Por qué tendría que haberlo pensado? Este hijo es vida que llega y no hay nada más milagroso ni luminoso que eso”. ¿Cómo se enteró de que estaba embarazada? Como toda mujer. Tuve un atraso. Pero para entonces, ya lo sabía. Era una cuestión intuitiva. Sentía un cambio que no entendía bien de dónde provenía y que podía tratarse de un bebé. La posibilidad existía. ¿Estaba en sus planes ser mamá ahora? Eso de pensar si un hijo es planeado o no es bastante relativo. Uno puede buscar un hijo intencionalmente o no pero cuando viene, viene. No creo en las casualidades. La diferencia es que cuando una mujer no quiere quedar embarazada recurre a algún método anticonceptivo. Sí, pero esos métodos también pueden fallar. Y si eso pasa es porque uno inconscientemente lo estaba buscando. Había un deseo. ¿Qué dijeron sus padres al enterarse? Fue raro. Como todas las mujeres quería dejar pasar un tiempito para asegurarme de que mi embarazo marchaba bien. Lo sabíamos mi novio y yo, nada más. Pero no sé cómo se filtró la información y la prensa hizo correr el rumor. Entonces se lo tuve que decir a mis padres por teléfono. Me hubiera resultado horrible que se enteraran por televisión. Para ellos es el primer nieto y la noticia los llenó de alegría. ¿Ni siquiera en un primer momento cuestionaron su decisión? Podrían haberle dicho que usted era demasiado joven, que es conveniente que un hijo llegue en el contexto de una pareja estable… Pero la pareja estable existe, ¿eh? —interrumpe Celeste—. Mi pareja es estable. Hay gente que está en pareja desde hace mucho tiempo y aún así no tienen una relación fuerte. El tiempo que lleve la relación no tiene nada que ver. ¿No pensó que este embarazo podía poner en riesgo su carrera al llegar en un momento en que está en ascenso? No, ni loca. Pienso que tengo tiempo para hacer un montón de cosas. Quiero estudiar piano, tomar clases de teatro que nunca tomé, cosas que nunca hice por falta de tiempo y que ahora sí voy a poder hacer. Ya estoy tomando clases de guión, por ejemplo. No creo que el nacimiento de mi hijo me restrinja las posibilidades de hacer cosas. Todo lo contrario. En la vida las cosas pasan y es uno quien decide si salir o no a su encuentro. Igual este año ya tenía pensado parar. Lo último que hice fue la campaña gráfica de Jazmín Chebar en enero. Quería tomarme tiempo para pensar cómo seguir. La vida en piloto automático me agota. ¿Cómo supo su novio que iba a ser papá? Corrí a contárselo. Pero igual, ya lo sabíamos. Cuando estás conectada con tu pareja de verdad el silencio es más fuerte que cualquier palabra y entre nosotros había algo súper silencioso, invisible, mágico que estaba ahí. Por suerte, pude decírselo personalmente. ¿Inició la convivencia con Emmanuel? No es que la hayamos iniciado ahora, siempre fue así. Desde que nos conocimos estamos juntos. Nos enamoramos en el primer segundo e inmediatamente nos unimos. Más que convivir logramos fusionarnos. Fue maravilloso. Siempre es maravilloso cuando elegís la persona correcta. Igual, no creas que estamos como siameses. Cuando alguno de nosotros tiene ganas de estar solo, tiene su espacio. ¿Aumentó de peso? No sé. Ni me preocupé por saberlo. La estética no me importa. Pero también tiene que ver con su salud y la de su bebé. Sí, pero para saber sobre la salud del bebé están las ecografías. ¿Tuvo antojos? Sí y no. Me agarró una época en la que quería comer puré de papas todo el tiempo. Pero no soy como esas mujeres que comen tierra. ¿Tierra? Sí. Hay embarazadas que comen tierra o carbón. Tienen deseos de ingerir elementos primarios, que tienen que ver con el origen. Pero en mi caso no hubo nada exótico. Desde el momento en que supo que estaba embarazada, Celeste descubrió un mundo nuevo. Para tratar de comprenderlo compró un libro sobre la maternidad y se suscribió a una página de Internet que semanalmente le manda información sobre todo lo que en esos días le está pasando a ella y a su bebé. Además, mira el canal Discovery: Hay programas que te cuentan la historia de un bebé o que te muestran partos y me gustan mucho. Antes también estaban ahí, pero yo no los veía”, dice mientras repone energías junto a su representante, Jorge Galli, para seguir adelante con la producción fotográfica. Dice que aunque las náuseas de los primeros tiempos ya pasaron y ahora se siente bien, tiene mucho más sueño que antes. Que hace sonar cajitas musicales y el CD de “La Novicia Rebelde” cerca de su panza, que dejó de fumar y que sólo de vez en cuando disfruta de algún cigarrillo. Que no sabe el sexo de su bebé pero que intuye que será varón. Que todavía no eligió ningún nombre y que ya compró algunas cosas para su hijo: Por lo pronto ya tiene su bañera y unas ropitas que le compramos con Emma. Yo elegí cosas blancas; el papá le compró ropa con dibujitos, tipo vintage. ¿La asusta estar iniciando una relación tan incondicional y definitiva como la maternidad? Es que creo que cuando se ama a alguien, aún en las parejas, ese amor es para siempre, aunque esa persona haya estado un minuto en tu vida, tal vez no sean para siempre las presencias físicas. Aunque alguna vez no estés conmigo hoy ya te amo para siempre, pienso. Y me gusta sentir eso. ¿Tiene miedos? No estoy atemorizada pero tengo muchas incertidumbres porque esto es algo desconocido. La gente me explica muchas cosas pero yo hasta que no las experimento no termino de creerlas. Todos me dan consejos, quieren anticiparme lo que va a venir, Y los escucho pero prefiero darle a mi hijo la posibilidad de enseñarme a ser mamá, quiero aprender a escucharlo. Si no, todo se vuelve un manual. No quiero ser soberbia, no creo que me las sepa todas, pero quiero estar lo más vacía posible para llenarme con todo lo que venga. ¿Cree que está preparada para ser madre? Sí, claro, este embarazo no llega por casualidad. Nada es tan loco. Si llegó es porque estoy preparada. ¿Se siente acompañada por su novio? Es que de eso se trata: de que él me acompañe y yo lo acompañe a él, porque al bebé lo porto yo, pero él es una persona tan sensible que va viviendo conmigo todo lo que me pasa, Como todos los hombres lo ve más desde afuera y por eso trato de estar atenta a él y de no olvidarme de acompañarlo, como mujer es más fácil recibir mimos y atención de todo el mundo. Pero para él también debe ser un cambio importante. ¿Sería capaz de complacerlo si tuviera antojos? ¿Por qué no? Si los tuviera, lo complacería. Estaría muy bien. ¿Se imagina a su hijo? Pienso qué cosas tendrá parecidas a mí y qué cosas no. También pienso que voy a darle mucha libertad. Libertad de expresión, de ser. ¿Cree que la relación con su pareja va a cambiar? Sí, pero está bien que pase eso. Es lindo encontrarte con la persona que te acompaña en una situación distinta. Obviamente que si el bebé no hubiera llegado, esta relación habría transitado por otro camino. Un camino más lineal, de seguir conociéndonos. Pero eso sigue pasando, sólo que con otra mirada. ¿Qué siente frente al espejo? ¡Guauu!… Me encanta. Más allá de la estética hay algo que me provoca emoción. Es maravilloso saber que eso que tenés ahí es una persona. Y cuando me veo, veo eso. Todo es como una fantasía que tiene melodía. Las mujeres nos ponemos divinas cuando estamos embarazadas. Pero no en el sentido de lindas sino de divinidad. A mí este hijo me llena de vitalidad. Al principio, cuando no había cambios en mi cuerpo, me costaba tomar conciencia de lo que me pasaba. Lo que me hizo caer realmente fue la última ecografía en la que vi a mi hijo con sus mandíbulas, sus ojitos, su naricita. ¡My God! Es increíble. ¿La registraron en video? Sí. Y apenas llegamos a casa nos lo pusimos a mirar como si fuéramos dos fans. Lo que me flasheó fue que en un momento de la ecografía yo estaba acostada y no veía la pantalla del monitor. Sólo tenía delante la cara de Emma. Y todo lo que pasaba lo iba viendo en su cara. Fue emocionante ver que la persona que estaba ahí era precisamente la que tenía que estar. ¿Está muerta de amor por Emmanuel? Muerta no. Estoy viva. Viva de amor por él. Muerta, jamás. Por: Viviana Andón | Fotos: MALALA FONTAN.