Opinión
Ideas para refundar el sistema industrial del cultivo algodonero
LUCIANO FABRIS (*)
Uno de los temas prioritarios de mi tarea legislativa, desde el inicio de la gestión, ha sido lo referente a la producción algodonera y es por ello que recientemente plasmamos nuestra idea con el Proyecto de Ley (5839-D-09), para fomentar la radicación de la agroindustria textil derivada del algodón se realice exclusivamente en las zonas de origen de la producción.
Los gobiernos de los más grandes estadistas de la historia Argentina, como Hipólito Irigoyen quien promocionó la producción petrolera o Juan Domingo Perón, quien estableció que la producción debía estar en manos sociales o el mismo Raúl Alfonsín, quien dio el germen democrático, es decir cada uno en su tiempo, desarrolló un férreo impulso a los procesos productivos del país y que dejaron una marca indeleble en tal sentido. Creemos necesario que en la actualidad es preciso resolver la dramática realidad del sector algodonero mediante la instrumentación de mecanismos idóneos que permitan subsanar los fuertes desequilibrios de precios que padecen los productos derivados de la actividad. El asentamiento de la industria particularmente de la producción algodonera resulta vital y esencial para las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Santiago del Estero, Santa Fe y Salta, y para ello es fundamental transformarla y revolucionarla para crear una opción que sea sustentable. En el convencimiento de que resulta imprescindible reformular el modelo de federalismo, especialmente el productivo en todas las regiones de nuestro país. En éste sentido es necesario reestructurar la zonificación existente en el marco de lo establecido por los art. 124 y art. 125 de la Constitución Nacional que dan cuenta de la posibilidad que las provincias puedan crear regiones para su desarrollo económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines. Actualmente existen deformaciones manifiestas, como por ejemplo que el 30% de la producción total de hilados y telas se realizan en la Capital Federal o en otras provincias que ni siquiera son productoras de algodón, en tanto que la Provincia del Chaco, produce más del 70% de la fibra textil del país pero toda la industria textil, la tejeduría, el estampado, la tintorería y la fase de confecciona se desarrollan fuera de las zonas producción. Esta situación nos ha movido al interés de poder impulsar una normativa que en términos generales recupere la cultura algodonera que se fue abandonando como muchas otras actividades por razones de precio, de rentabilidad, ausencia y calificación de la mano de obra como asimismo las fallas en el control de las malezas, plagas y enfermedades que requiere el cultivo y está claro que en tanto y en cuanto, la producción algodonera se consolide crecerá en toda la región el empleo y se fortalecerá la actividad económica en general. Tenemos la necesidad de comunicar con urgencia a los productores algodoneros una nueva perspectiva, en consonancia con este proyecto de ley, esa gente del norte argentino, tantas veces castigados, tienen que saber que hay una iniciativa que contempla sus preocupaciones, que hay una voluntad política y una genuina decisión de actuar; que esta vez vamos a hacer un país entre todos y para todos, porque tenemos la certeza y seguridad que nuestra iniciativa es perfectamente realizable. La política algodonera que aspiramos a ir construyendo a través de instrumentos como éste, responde al modelo de economía regional de inclusión y desarrollo que pretendemos, ya que permitirá concretar acciones comunes entre las provincias productoras del algodón a fin de aceitar las relaciones con los centros de poder, incrementando las posibilidades de atracción de inversiones, encarar soluciones conjuntas e intercambiar experiencias, evitando el aislamiento que caracteriza a las zonas periféricas, todo ello está contemplado acabadamente en dicha iniciativa respecto a la creación del Consejo Regional del Algodón. Como lo expresamos en reiteradas ocasiones: están dadas las condiciones para recuperar el sector algodonero de nuestro país; el Poder Ejecutivo Nacional y el Legislativo tienen hoy en sus manos la decisión y las herramientas para concretarlo; de ellos depende. Quiero agregar también que con este proyecto estamos reparando años de decadencia en materia algodonera porque hay que enfrentar una realidad, como es la sistemática caída que se ha producido en el área sembrada de este cultivo. Es imperioso en este sentido reparar, como lo señalé anteriormente, años de malas políticas que produjeron altos niveles de endeudamiento, que por supuesto conspiraron y conspiran contra la capitalización, la inversión y la mejora de la productividad en este sector. Asimismo, juega un papel clave la incorporación de nuevas tecnologías, que algunas ya han logrado mejorar la productividad impulsando un sistema de calidad de la fibra algodonera destinada a mejorar la competitividad del sector y para ello las Universidades son el ámbito adecuado para dicho desarrollo. La desaparición de las escuelas técnicas en épocas menemistas han contribuido a la ausencia de una formación específica, y ni que hablar que en ninguna de las Facultades Nacionales de la región se dictan carreras universitarias especificas en la temática. Voy a describir específicamente el caso de la provincia que representó, Chaco, en donde la naturaleza ha sido eternamente desfavorable, ya que si no hay sequía, hay inundación. Los serios problemas climáticos arrastraron a los productores a una situación estructural agravada y con un alto impacto negativo. Las consecuencias sociales han sido desastrosas: muchos productores se fueron de sus tierras y pasaron engrosar la fila de los desocupados y hacinados en las grandes urbes. Con el algodón y su relanzamiento las familias tendrán estímulos fuertes para dejar de migrar, permanecer en su tierra y vivir con dignidad de su trabajo. No son pensamientos idílicos: podemos y debemos recuperar políticas de estado que agrandaron el país; y una de ellas sin duda nos debe guiar: gobernar es poblar. Así lo entiende la primera potencia mundial que protege a sus productores de algodón. Si queremos realmente terminar con la miseria de los planes sociales y reemplazarlos por trabajo genuino este es el camino que hay que empezar a recorrer; si queremos terminar con el drama de la pobreza en las grandes urbes por aquí hay que empezar. El Chaco y las provincias de la llanura chaqueña serían hoy un desierto sin el algodón. Con el algodón el Chaco dejo atrás la cultura productiva de la deforestación sistemática de los obrajes, de las tala del quebracho y de la falta de asentamiento de la población. Con las chacras algodoneras, y con el ferrocarril se consolidaron los poblados y los ciudadanos argentinos comenzaron a poblar para siempre esa parte del territorio. Con proyectos de estas características tenemos la oportunidad de comenzar a avanzar en una estrategia que afiance a los pequeños y medianos productores algodoneros que han resistido a las adversidades descriptas y especialmente empezar a construir la infraestructura y expandir la base industrial a fin de que, esta vez en serio, el algodón y su producción desarrolle todo su potencial en el lugar y zona donde nace. Pero insistimos en que para ello se deben celebrar tratados parciales entre las provincias, para realmente lograr el tan ansiado progreso económico, el desarrollo humano y la generación de empleo, como sucede en distintas regiones del país. Para finalizar y a modo de conclusión quiero resaltar las dificultades que comprometieron el desarrollo de las diferentes economías regionales, comprobamos fehacientemente que guardan estricta correlación con las políticas o la falta de ellas en relación a espacios cuya configuración inicial y fundacional, como el caso señalado del Chaco, definió las etapas posteriores. Las diferentes capacidades de apropiación del producto por parte de los actores locales, como consecuencia de factores geopolíticos, centralidad en las decisiones, rigidez de las estructuras productivas, debilidad del capital financiero local, incapacidad de retener el valor agregado en la región y dificultades que derivan de altas tasas de Necesidades Básicas Insatisfechas, implican que, para estas regiones la presencia del Estado Nacional, y volvemos a citar nuestra carta magna fundamental que en su artículo 75, inciso 19 indica que el Estado debe “promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo”. PROYECTO DE LEY Art.1.-Establécese que la agroindustria textil, derivada de la cadena de valor del algodón, deberá realizarse exclusivamente en las zonas de origen de la producción algodonera. Art. 2.-Se considera zona de origen aquella donde se produce el algodón y que incluye las provincias de: Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Santa Fe, Salta y Corrientes. Art. 3.-Son objetivos de la presente Ley: a. Coordinar entre los Gobiernos de la provincias productoras de algodón y el Gobierno Nacional, el establecimiento y la permanente adecuación de una política algodonera integral que compatibilice el desarrollo de la agricultura y la industria, afiance y preserve los legítimos intereses de la región que integra el sistema algodonero nacional y procure alcanzar una presencia efectiva y permanente en los mercados internacionales. b. Promocionar la radicación de industrias que utilicen el algodón como materia prima o productos derivados del algodón. c. Promover planes y estrategia de forma conjunta para que la industrialización de algodón demanden mano de obra local. d. Incorporar, desarrollar y divulgar tecnología que tome al algodón en sus diferentes etapas de producción. e. Diseñar estrategias de asociación, social y económica que permita la radicación y desarrollo de la industria del algodón. f. Determinar un mecanismo compensador y en origen para el algodón en bruto con el propósito de asegurar una adecuada rentabilidad al productor y al abastecimiento, en calidad y cantidad de las demandas de la industria nacional. g. Fortalecer la educación y formación profesional para mejorar las condiciones laborales de la región en los proyectos promocionados. h. Articular con el INTA y las Universidades de la Región la implementación de un programa que promueva el uso de los sistemas de gestión y aseguramiento de la calidad, bajo el seguimiento de un protocolo de calidad, siguiendo un manual de Buenas Prácticas Agrícolas, implementar mecanismos de certificación de la calidad (determinación de los estándares y funcionamiento de sistemas de medición) y los vinculados a la comercialización del algodón. i. Conformar un sistema de calidad de fibra algodonero de la provincias productoras, destinado a mejorar la competitividad de sector, definiendo los atributos que norman la calidad del algodón argentino, establecer protocolos para el cultivo, la cosecha y el desmote del algodón, definir un sistema certificador de la calidad de la fibra por grados comerciales y por parámetros tecnológicos, y contar con un sistema de monitoreo de la calidad de fibra utilizada por la industria. j. Recuperar la cultura algodonera que se fue deteriorando por razones de precio, rentabilidad y falta de mano de obra, incorporando nuevas tecnologías para aplicar un manejo que proporcione mayores rendimientos y garantice una comercialización y rentabilidad certera. k. Firmar convenios internacionales, en especial con los países limítrofes y del MERCOSUR para la radicación y/o comercialización del algodón en sus diferentes etapas de industrialización. Art. 4.- La zonificación para la radicación de la industria algodonera será fijada por el Ministerio de la Producción de la Nación u organismo que corresponda, en coordinación con las provincias productoras de algodón, que constituirán el Consejo Regional del Algodón para lo cual se tendrá en cuenta la dimensión de la producción en cada una de ellas. Art. 5.- Créase el Consejo Regional del Algodón, como órgano de aplicación de la presente que estará integrado por los Ministros de Economía, Producción, Industria o cargo similar de los gobiernos provinciales que componen la región y un representante del gobierno nacional designado por el Poder Ejecutivo Nacional. Art. 6.- El Consejo Regional se dictará su propio reglamento que ordenará la estructura básica, misiones y funciones correspondientes. Se reunirá bimestralmente y tendrá su asiento alternativo en cada una de las provincias que componen la región determinada en el artículo 2. Art. 7.- Son atribuciones del Consejo Regional: a. Determinar las zonas de origen para la radicación de las industrias. b. Administrar los Fondos de Fomento para la radicación de la industria textil en las zonas de origen, creado por el artículo 8 de la presente Ley. c. Asignar los créditos fiscales dentro de los límites que fijen las leyes de presupuesto respectivas. d. Establecer las condiciones para el acceso a los subsidios que serán otorgados con los Fondos de Fomento. e. Conceder préstamos y/o subsidios para los proyectos de industrialización que sean promovidos. f. Formalizar Convenios con Universidades e Instituciones Científicas y técnicas para el logro de los objetivos establecidos. g. Subscribir convenios internacionales para la promoción de la producción y comercialización en las diferentes etapas de la cadena de valor del algodón. h. Promocionar la radicación de la agroindustria textil en la región. Art. 8.- El Fondo de Fomento, cuya administración estará a cargo del Consejo Regional se integrará con: a. El aporte que por la Ley de Presupuesto le asigne el Tesoro Nacional. b. El aporte de las provincias que componen la región. c. Los créditos fiscales nacionales y provinciales que se otorguen respectivamente. d. Los legados y donaciones. e. Los intereses y rentas del Fondo. f. Los recursos provenientes de reembolsos de créditos otorgados. g. Los créditos que tome el Consejo Regional para promoción de la actividad con entidades financieras Art. 9.- Para que se produzca el traslado definitivo de las industrias a las zonas de producción la Nación se compromete a que dentro de un plazo de 2 años a partir de los 90 días de la vigencia de la presente Ley se realicen las acciones necesarias para tal fin. Art. 10.- El Gobierno Nacional, a través de los organismos que correspondan, se compromete a pagar los costos del traslado de las industrias y a comprar y/o ceder los terrenos, debiendo conveniar o firmar acuerdos con las provincias productoras a fin de implementar las medidas necesarias para el traslado definitivo de las industrias a las zonas de origen de la producción algodonera. Art. 11.- Asimismo el Poder Ejecutivo Nacional, a través del organismo competente, deberá subsidiar a los empleados que no puedan trasladarse de una zona a otra. Art. 12.- Exímese del impuesto establecido por la ley de impuesto a las ganancias (texto ordenado 1997) y sus modificaciones y del impuesto a las ganancias mínima presunta, establecida por la ley 25063 y sus modificaciones por el término de 10 años a los nuevos emprendimientos productivos que agreguen valor al algodón. El límite del crédito fiscal será establecido por las leyes de presupuesto respectivas. Art. 13- Las erogaciones y el financiamiento que demande el cumplimiento de lo establecido en los artículos precedentes serán solventadas a través del Fondo Regional credo por el artículo 8. Art. 14.- a partir de la vigencia de la presente Ley se prohíbe la importación de todas las telas que se produzcan en las regiones algodoneras. Art. 15.- Se acordará con las Universidades Nacionales la implementación de carreras universitarias que se relacionen con toda la cadena de producción textil algodonera. Asimismo se acordará con los Ministerios de Educación de las Provincias la implementación de escuelas técnicas con orientación en la especialidad textil algodonera. Art. 16.- A partir de la promulgación de esta Ley derógase toda otra norma que se oponga a la presente. Art.17.- La presente Ley deberá ser reglamentada dentro de los 60 días de su promulgación, y asimismo deberá establecerse en dicha reglamentación el modelo del convenio-acuerdo que la Nación deba suscribir con las distintas provincias productoras de algodón, a fin de dar cumplimiento a lo establecido en esta normativa. Art. 18.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. FUNDAMENTOS Señor presidente: Es imprescindible reformular el modelo de federalismo particularmente productivo en todas las regiones de nuestro país. En este caso específico estamos tratando el tema de la producción algodonera y en consecuencia es necesario fortalecer enfáticamente que toda la agroindustria textil se radique en las zonas de producción del algodón. En la actualidad existen deformaciones manifiestas, como por ejemplo que el 30% de la producción total de hilados y telas se realizan en la Capital Federal o en otras provincias que ni siquiera son productoras de algodón, en tanto que la Provincia del Chaco, produce más del 70% de la fibra textil del país pero toda la industria textil, la tejeduría, el estampado, la tintorería y la fase de confecciona se desarrollan fuera de las zonas producción. También la desaparición de las escuelas técnicas ha contribuido a la ausencia de una formación específica, y ni que hablar que en ninguna de las Universidades Nacionales de la región se dictan carreras universitarias especificas en la temática. Esta situación nos ha movido al interés de poder impulsar una normativa que en términos generales, asegure la radicación de la agroindustria textil derivada de la cadena de valor del algodón en las zonas de origen de la producción algodonera. La idea también es recuperar la cultura algodonera que se fue abandonando como muchas otras actividades por razones de precio, de rentabilidad, ausencia y calificación de la mano de obra como asimismo las fallas en el control de las malezas, plagas y enfermedades que requiere el cultivo. Desde hace algunos años la producción nacional de algodón se encuentra disminuida lejos de su potencial, por ello es preciso aportar algunas posibles soluciones que reviertan la situación en que se encuentra esta actividad. Y particularmente señalo que en mi Provincia del Chaco la conjunción de naturaleza y lluvias necesarias, más la lucha sin tregua para combatir y desterrar el picudo se anotan entre las “condiciones” necesarias para que el algodón siga consolidándose como una buena alternativa de producción en una provincia que lo tuvo, otrora, como base del desarrollo regional. En consecuencia, es necesario impulsar mecanismos y acciones tendientes a promover las radicaciones de la industria textil en las verdaderas zonas de la producción algodonera. Desde la Cámara Algodonera Argentina estimaron un incremento en el área de siembra para la campaña 2009/10 y trazaron una meta cualitativa ambiciosa: hacer que el textil ingrese definitivamente en las rotaciones con otros cultivos. Asimismo la incorporación de nuevas tecnologías han logrado mejorar la productividad del textil y otro de lo aspectos que pretendemos, a través de nuestro proyecto, es impulsar un sistema de calidad de la fibra algodonera destinada a mejorar la competitividad del sector. La exención de los impuestos nacionales constituye un factor esencial para el fortalecimiento de la región interprovincial productiva algodonera, a los efectos de lograr un desarrollo económico y social sostenido. Permitirá concretar políticas y acciones comunes entre las provincias algodoneras productivas, por la vía de un proyecto de unidad de acción que permita mejorar su posición en las relaciones con los centros de poder, incrementando las posibilidades de atracción de inversiones, encarar soluciones conjuntas e intercambiar experiencias, evitando el aislamiento que caracteriza a las zonas periféricas, todo ello en el marco de lo establecido por los art. 124 y art. 125 de la Constitución Nacional que dan cuenta de la posibilidad que las provincias puedan crear regiones para su desarrollo económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines que es lo que nosotros pretendemos en nuestro proyecto respecto a la creación del Consejo Regional del Algodón. Y asimismo celebrar tratados parciales para fines de interés económico y trabajos de utilidad común como también la promoción de las industrias, el progreso económico, el desarrollo humano la generación de empleo, entre otras en las distintas regiones del país. Y es este marco constitucional más el amplio desarrollo de aplicación de las nuevas tecnologías, y un sistema de gestión de calidad en la actividad algodonera precisamente los que dan sustentabilidad a nuestra iniciativa parlamentaria. Por las razones expuestas, solicito la aprobación del presente proyecto de ley. (*) Recibido por Corrientes al Día del Diputado Nacional por la UCR (Chaco)
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.