Opinión
Identificaron la tumba de Carlitos Mosto en Darwin
POR VERÓNICA TOLLER
Darwin. Sector B. Fila 5. Tumba 4. D.B.5.4. Carlos Gustavo Mosto, clase 59. Una cruz blanca y placa negra de “soldado argentino sólo conocido por Dios”, hasta ayer. Hoy, el lugar donde Carlitos descansa. Y vigila.
En el fondo del fondo de la conciencia, los que esperábamos sabíamos que hoy el informe diría “sí”. Sí, fue identificado. Sí, allí está la tumba de Carlitos. Sí.
Dos antropólogos, dos integrantes de la Cruz Roja Internacional, un escribano, dos funcionarios de Gobierno… Afuera, seis compañeros de la Brigada Mecanizada X de La Plata, el regimiento donde Carlitos hizo el Servicio Militar. Y dos miembros de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
La cita vino del Comité Internacional de la Cruz Roja, encargada junto a un grupo de científicos especializados en antropología forense de distintos países de identificar los restos de 123 soldados argentinos que permanecían en el Cementerio de Darwin, Islas Malvinas. En principio, debían viajar el viernes 15, pero los sucesos del día jueves más el paro de actividades hicieron reprogramar la reunión para el lunes 18 de diciembre a las 12.
El lugar: la Secretaría de Derechos Humanos que funciona en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). No sabían si la novedad a comunicarles era que los restos habían sido identificados o que no, ya que algunos cuerpos aún permanecen como ignotos.
Pero fue “sí”.
Hoy, Elsa, Oscar y Hugo Mosto, hermanos de Carlitos, recibieron una carpeta detallada, varias fotos, las pertenencias (media chapa identificatoria con un número, atada a un cordel). Les entregaron solamente esa media chapa. Pero por dentro, recibieron mucho más. Un destino. Una confirmación. Una seguridad. Un manotón caliente revolviendo todo a la vez en ese punto justo que va del corazón a la boca del estómago. Pero con paz. A pesar de todo, paz. “Estoy llorando, pero estoy feliz”, me acaba de decir Elsa. La sensación de, por fin, saber.
El equipo de la Cruz Roja y de antropología forense explicó que, al excavar, hallaron en la tumba 4 de la fila 5, sector B, un cuerpo envuelto en una manta verde dentro de doble bolsa plástica blanca; dos paquetes de cigarrillos (Camel y Chesterfield), un peine, chiclets, 3 balas. Una carta en un bolsillo. Por fuera del envoltorio se leía “Stanley” (Carlos Mosto fue enterrado primero en Puerto Argentino o Port Stanley, y trasladado luego a Darwin).
Dicen que tomaron su cuerpo con todo cuidado, lo desenvolvieron, extrajeron muestras de un fémur y de dentadura y las compararon con el ADN de las muestras que en 2013 les dieran Elsa, Hugo y la mamá de Carlitos, Blanca Mosto. El resultado fue contundente.
Y dicen que volvieron a envolver el cuerpo, dejaron con él la carta, las balas, los cigarrillos, el peine, los cicklets, y lo colocaron en un cajón nuevo antes de devolverlo a la tierra.
“Mi hermano no era un soldado. Lo disfrazaron de soldado. Él era un estudiante de Medicina”, dijo Hugo al comité dela Cruz Roja. “Él fue por todos nosotros allá y por nosotros se quedó –agregó Elsa-. Le pusieron un fusil en la mano pero él lleva una Biblia bajo el brazo”.
Malvinas fue, para ellos, para mí, durante tanto tiempo, un desgarrón, una pena larga acurrucada al rescoldo. Por tanto. Por él. Que tenía 23 años. Que era alto y rubio y tenía la mirada clara color verde. Y que ese 11 de junio de 1982 estaba en Puerto Argentino, con un fusil en las manos y un rosario anudado al pecho. Voluntario, porque pidió ir en lugar de un compañero que se descompuso luego de conocerse la nómina de los que irían a Malvinas (hay dos versiones: unos hablan de que enfermó, otros de que tuvo un ataque de pánico. Lo real es que Carlitos se ofreció a ir en su lugar). Así me lo contaba en una carta del 28 de abril de ese año:
“Ahora estamos en el cuartel de Royal Marines. Aquí lo que se hace es esperar el ataque, se cree que estas 24 o 48 hs son decisivas. Acá se duerme en pozos. Cada dos o tres soldados, un pozo. (…) Te paso a contar, o mejor dicho a confesar, que yo no tenía que estar aquí. Yo no tenía que estar aquí, porque cuando me presenté ya estaban cubiertos todos los lugares (115 nada más). Pero se tuvo que quedar un soldado y yo pedí suplantarlo. Dirás que estoy loco, pero estoy tranquilo. Estoy aquí, junto a mis camaradas que me estiman mucho gracias a Dios, luchando junto a ellos. Y por algo que significa mucho para el país. No te imaginás qué orgullo siento al ver flamear la bandera argentina. (…) Lo que más me llega es que han sido varios los que me han pedido charlar y transmitirles esa alegría para darles tranquilidad. Es hermoso servir a un hermano. Uno se siente con ganas de hacer cada vez más y mejor por ellos. En momentos jodidos, todos tienen un Rosario, una virgencita, un crucifijo entre las manos”.
El 9 y 10 de mayo había sido destacado por acciones heroicas al rescatar bajo fuego a compañeros heridos. Alguien empezó a llamarlo “el ángel de las trincheras”. Se hizo conocido entre sus compañeros por su valor; no valor de matar enemigos sino valor de salvar a soldados caídos y curarlos a cielo abierto bajo intenso bombardeo inglés. Valor de haber tomado voluntariamente el lugar de otro e ir a la guerra. Valor de sacar comida de los almacenes del Ejército para repartirla en los pozos de zorro (lo habían asignado al Alto Mando en Puerto Argentino, así que tenía mayor acceso que otros). Valor de entregar su abrigo a otro en el casi invierno del Atlántico Sur. Valor de mantener la esperanza al reunir a varios en su hueco de trinchera y leerles un pedazo de la Biblia, abrirles desde el infierno una mirilla al cielo. Valor de llamar “hermano” al enemigo; “hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas”, escribió Borges en 1985.
Había hecho su servicio militar en la Brigada Mecanizada X de esa ciudad, con prórroga por sus estudios de Medicina (cursaba 4to año). Ex-alumno de la ENOVA, hoy un aula de la misma lleva su nombre, como también una escuela y una calle de nuestra ciudad. Sus padres, Blanca y Héctor, tuvieron siete hijos: Atilio, Hugo, Cristina, Oscar, Carlos, Elsa y María Ester. El 9 de abril de 1982 era Viernes Santo; lo despedimos en la vieja terminal de ómnibus de Gualeguaychú, justo a las 3 de la tarde.
Cayó durante los enfrentamientos del 11 de junio.
El Ejército no notificó su baja. Supimos de su muerte el 21 de junio, cuando un grupo fue a buscarlo a La Plata pensando que llegaría junto con el resto de los soldados “repatriados” por Inglaterra (mala palabra: nunca habían salido de la Patria). Uno a uno, vieron bajar del ómnibus (lavados, bien vestidos y acicalados por el Ejército Argentino) a los muchachos que volvían de las islas. Hasta que uno se acercó: “Carlitos murió. Esta campera era suya: me la había dado porque yo sentía frío”.
Comenzó luego el peregrinaje. Cuándo, dónde, cómo. ¿No estaría acaso herido, amnésico en algún hospital? ¿Prisionero de guerra? Al final, los testimonios de sus compañeros y del padre Dante Vega, venido desde el sur para contarles a Blanca y Héctor cómo había dado la extremaunción a Carlitos, les trajo la respuesta. El cura, capellán durante la guerra, había tenido la inteligencia de anotar en una libretita nombre y día de cada sacramento final que daba, para poder informar luego a los padres de los soldados muertos.
“Muchos tendrían que ver lo que es esto para darse cuenta de la realidad, de lo que significa una guerra, las tensiones, las angustias, la soledad, la amistad, el compañerismo, que gracias a Dios es bastante grande en el grupo que me tocó”. (Carta del 15 de abril)
“Espero que se acabe pronto, porque la verdad es que los ánimos de todos son cada vez menos. Y ya se están empezando a ver cosas realmente tristes. Y yo me pregunto por qué, por qué. Sé la respuesta, pero igual. Y sigo rezando para que mis fuerzas no se agoten y para que siga soportando todo con la alegría de un cristiano. Es importante saber que Dios está siempre contigo, dándote tranquilidad, felicidad, y que con Él nunca te sentirás solo”. (Carta del 22 de mayo)
“Te digo que esto llega al final. Los tipos están a 10, 12 km de nosotros, y se preparan para el final. Nosotros también. Quizás es la hora en que llegue a conocer la cara de mi hermano enemigo. Nunca sentí ni voy a sentir odio hacia el inglés. Quiero que sepas también que rezo por ese inglés que quizás algún día se encuentre frente a mí.” (Carta del 1 de junio de 1982)
No habrá repatriación para sus restos porque sería una contradicción intrínseca: ya está en territorio patrio.
D.B.5.4.
Darwin. Sector B. Fila 5. Tumba 4.
Carlos Gustavo Mosto, clase 59, está allí.
Y vigila.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.