Opinión
Jose Vs. Jose
RUBÉN RODÓ (*)
El choque entre ellos es posible y puede darse. La política como ejercicio de prospectiva también admite profecías, no como un don sobrenatural, sino simplemente como una reflexión sobre lo que pudiera devenir en una actividad tan mutante e inasible como el viento.
El gobernador, enceguecido por su egolatría, acaso todavía no se haya percatado bien de la revelación de las urnas y de su proyección hacia la sociedad. Sin que nadie lo esperara -tampoco lo sabía el mismo electo-, de la consulta del domingo 28 emergió, súbitamente, consagrado por el respaldo de la gente, el hombre con quien él puede enfrentarse, cuando intente, en 2011, ir por el inconstitucional tercer mandato consecutivo. Resta que la Corte de Justicia, entonces, le habilite el nuevo período; si lo hiciera violaría los dos ciclos que determina la Constitución de 2006 (art.90). De José Ignacio Coché García Hamilton se habla. Hay todavía un largo, empinado y sinuoso camino por recorrer. La faena no es fácil. La posibilidad de vertebrar una sólida estructura política plural diferente, donde quepa la oposición (con el límite del bussismo), detrás de la cual se encolumne la diáspora actual, es un reto para todos los partidos por igual. Es la única vía para acabar con el minifundio político existente hoy. Y, de paso, y con el cesarismo vernáculo. El sistema de acople -tan bien explotado por Alperovich- puede también usarlo a futuro García Hamilton, con la fórmula a la gobernación que él pudiera encabezar. El sarmiento está implantado. La responsabilidad de su germinación y crecimiento es del diputado electo (si se adentra en la patriada), junto con las organizaciones políticas y sociales que les interese armar una alternativa posible de gobierno. Hoy, este escarbador de la historia se levanta como el nuevo referente de la política tucumana. Perdieron el tren otros hombres que prefirieron la placidez burguesa del hogar, sin arriesgar nada, especulando que era inútil presentarse, porque la derrota se la veía en el horizonte como una certeza. Depende de García Hamilton, si acepta el desafío del destino. Una ancha franja de la ciudadanía, en sus distintos estratos, refractaria al unicato conyugal reinante, pareciera haber encontrado la personalidad que sintetiza sus anhelos: serio, creíble, de manos limpias, con buena prensa en el país, incontaminado y distante de la vieja política. De otro modo no se explica que haya arañado los 100.000 votos en apenas 30 días, sin hacer campaña y poca plata en las alforjas. Gastó 160.00 pesos, es decir $ 1.60 por cada sufragio. Insólito. Un sólo dato revela cuánto penetró en la gente: apareció un sufragio por Raúl Castells y él. Fue una hazaña oceánica, sin par, en una pelea desigual con Alperovich que derrochó dinero como si fuera el sultán de Brunei. La lista encabezada por Dato, en la otra orilla, cosechó 40.000 votos menos que Cristina, en tanto Alperovich perdió 160.000 unidades, en 60 días, en comparación con su reelección. Se explica: esta vez no hubo bolsones, ni compra de voluntades. La noticia le turbó el entendimiento. Los casi 100.000 votos de su rival provienen de territorio alperovichista, con aporte de la UCR & asociados, de la cantera del PJ y de tránsfugas radicales, más los sufragios de los sin partidos. Si algo no debe hacer el opositor electo es repetir la frustración de Esteban Jerez. Por su bisoñería política y otros errores rifó por nada el capital que había ganado de la noche a la mañana siendo fiscal anticorrupción. Ahora no se puede desechar esta ocasión histórica que se presenta. El fenómeno político del diputado electo trasciende largamente las fronteras de la UCR. Curiosa historia y suerte dispar de los hermanos García Hamilton metidos en la política: Bernardo y José Ignacio. Aquel viene de una meandrosa trayectoria, que arrancó con la Ucedé de Alsogaray, abrazándose después a Menem y a Ortega, con quien terminó muy mal, para, finalmente, recalar en los brazos de Alperovich. Apoyado por éste, en la reciente elección provincial rondó los 5.000 votos. Su hermano, como opositor, siempre fiel a la UCR, obtuvo 20 veces más sufragios. Si Alperovich se sorprendió por el escrutinio, no menos le ocurrió al historiador, abogado y periodista. Hasta un mes atrás de la consulta no se imaginaba sentado en el Congreso Nacional. El jefe del PE, la primera dama y la totalidad de su cohorte -y también la gente- estaban seguros que arrasarían con las cinco diputaciones en juego. El oficialismo no sólo perdió una, sino que García Hamilton ocupó el cuarto lugar de la grilla, tirando al fondo del tarro a Germán Alfaro. La banca perdida alborotó la Casa de Gobierno. El triunfo, con cuatro diputados nacionales en el bolsillo, fue una victoria vivida como una derrota, a pesar de la contundente cosecha electoral en favor de la nueva presidente de los argentinos. El oficialismo acusó el golpe. No se desató la parafernalia de otras veces, ni hubo bombos, ni sonrisas, tampoco brindis con champán. Una mezcla de tristeza e indignación flotaba en el aire en la medianoche del domingo en el Salón Blanco del palacio. El mandamás y su consorte lucían rostros adustos con un rictus congelado y un malhumor evidente. Adictos al triunfalismo, se resistían a creer que esa poltrona se había evaporado. Estaba reservada para Silvia Rojkés, hermana de la primera dama, quien la impuso en la lista en un acto de nepotismo. Y de ahí su furia. La cuñada de Yo, José soñaba con las luces de Buenos Aires. Con fiesta y todo se despidió del Instituto de Cooperativas, que ella dirige, anunciando que dejaba el cargo para ocupar una banca nacional. Deprimida y con la frente marchita -como rezonga el tango- volvió a la oficina donde trabaja. Antes de la elección, Alperovich presionó a Susana Díaz para que renunciara a su postulación de diputada nacional, incorporándose al Parlamento tucumano, para el cual resultó electa. Se negó y fue reelegida al Congreso Nacional. Su desobediencia la convirtió en una apóstata y quedó en la lista negra oficial. Si hubiera aflojado, Silvia Rojkés sería diputada y no ella. Por eso el revés fue mucho más duro para el matrimonio monárquico. El apriete no concluyó y se hace sentir en La Cocha, donde habita la rebelde parlamentaria. En 14 días más, la Justicia debe fallar sobre el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento. La Constitución de Tucumán es una acabada obra diabólica, hecha con la prolijidad de un orfebre florentino del Renacimiento. No es casual que se haya aprobado el 6 del 6 del 06 (el triple 6 representa al demonio). Se ajusta en su articulado central a la conveniencia política de Alperovich, mentor y autor, públicamente reconocido por él, de su texto ajurídico. A tal punto que con todo acierto se la denominó la anticonstitución. Nada igual hay en todo el mapa constitucional de la Argentina y, acaso, en ningún país democrático del plantea Tierra. Con total certeza, para vergüenza de los tucumanos, su estructura ajena al rigor de la juridicidad se analizará, seguramente, en la cátedra de Derecho Constitucional de todas las universidades, sin excepción, y en cuanto foro haya sobre el tema como algo para no imitar jamás. Es, de veras, una pieza de contenido feudal y fascista que depositó en manos del gobernador la suma del poder público con riesgo para las libertades cívicas. La independencia de los poderes, sobre el que se asienta el sistema republicano de gobierno, se redujo a una ficción. Antes de comenzar la tarea de la Constituyente, el oficialismo consultó a especialistas de autoridad incuestionada en la materia como Daniel Sabsay, entre otros. Como estaba en desacuerdo con la reelección al estilo subtropical y otros mamarrachos jurídicos, su asesoramiento concluyó antes de comenzar. La conformación del Consejo Asesor de la Magistratura (CAM), que por su ínsita naturaleza debe ajustarse a normas constitucionales prístinas, se encajó dentro de las facultades del poder político. La integración de ese órgano fundamental para la buena salud de la democracia, quedó sujeta al capricho de Alperovich, mediante el dictado de un simple decreto. Contrariamente a lo estatuido en 14 provincias argentinas, el CAM tucumano se trata, más bien, de un club de súbditos, integrado por funcionarios bajo el mando del gobernador, (ministro de Gobierno, fiscal de Estado y secretario general de la Gobernación), un legislador (oficialista, claro), un miembro del Poder Judicial (se excluyó al presidente de la Corte Suprema) y un abogado con no menos de 25 años de ejercicio de la profesión, electo por sorteo. El Colegio de Abogados, auxiliar natural de la Justicia por ley, fue eliminado por Alperovich por cuestionar ante la Justicia la Constitución fascista. El decreto constituyendo el CAM (28 de junio de 2006) nunca entró en vigencia por una medida cautelar la sala II (Rodolfo Novillo y Carlos Giovaniello) de la Cámara Contencioso Administrativa hasta que ésta resuelva la cuestión de fondo planteada por el Colegio de Abogados. Pasó un año largo y el fallo sigue sin aparecer. ¿Se teme las represalias del Príncipe hoy que tiene el control total del Parlamento y puede activar un juicio político a un juez cuando se le dé la gana? BOCADO Con los 100.000 votos García Hamilton se convirtió en el nuevo referente de la política tucumana y se perfila como el rival de Alperovich en 2011 (*) Recibido por Corrientes al Día desde Atlas 1853.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.