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Kirchner recibió el grado de Comandante

SE LO DIO CHÁVEZ (*)

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El gran jefazo venezolano Hugo Chávez acaba de asignarle el título de comandante a Néstor Kirchner. Fue, claro, otro de los habituales desmadres retóricos del bolivariano, que gasta con criterio parejo petrodólares y saliva. En este caso, con todo, el argentino se había conquistado la posición escalafonaria con un discurso digno del anfitrión, en el cual se quejó en voz alta de la pretensión de Washington de que él (junto con su colega brasilero Lula Da Silva) “contengan” a Chávez.


No sólo eso: Kirchner invitó de apuro a Chávez para que visite en unos días la Argentina y la Casa Rosada ya prepara el escenario para que el venezolano presente su reiterado show antiimperialista en un estadio de Buenos Aires y ante la clientela cautiva que el oficialismo está en condiciones de mover, en el preciso momento en que George W. Bush se encuentre en Montevideo, en visita oficial al país hermano, en el curso de una gira que también incluye Santiago de Chile y Brasilia. A Chávez le encanta que lo consideren el máximo challenger regional de la Casa Blanca, legado que está procurando adquirir de Fidel Castro a fuerza de subsidios, discursos y buenos servicios a La Habana. Justo cuando el venezolano le prende las jinetas de comandante, Kirchner tiene que soportar movimientos de rebeldía en aquello que él considera sus fuerzas (y que incluso muchos de sus adversarios juzgan aún como tales). Las decisiones y gestos adoptados en el último período por el Jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, constituyen una muestra significativa de los deslizamientos y desagregaciones que el Presidente está padeciendo en su campo. Tiene algo de irónico que, para procurarse fuerza en la provincia de Buenos Aires, Kirchner haya debido apelar al vicepresidente Daniel Scioli, una figura que él mantenía en penitencia y que viene del menemismo y de trabajos en común con Domingo Cavallo y Eduardo Duhalde (es decir de las antípodas del universo ideológico que Kirchner y su círculo íntimo invocan), mientras simultáneamente, en la Capital Federal, pierde con cierta fruición el respaldo de una figura como Telerman, que hizo grandes esfuerzos por conciliar con el kirchnerismo y que, en rigor, proviene del gobierno local que más cerca estuvo de la construcción transversal que Kirchner pretende: fue secretario de cultura y vicejefe de Aníbal Ibarra. Lo cierto es que Telerman plantó con firmeza una bandera de autonomía cuando impuso una temprana fecha para la elección porteña (junio), respondiendo así a la política de la Casa Rosada de inventarse un candidato propio sin negociar con el jefe de gobierno. Al lanzamiento del profesor Filmus (un ministro de Educación de bajo reconocimiento público) como candidato porteño de Kirchner, Telerman le contestó con la convocatoria electoral. Una decisión cuya magnitud se evidencia porque tuvo efectos sobre todo el paisaje político, no sólo sobre la situación capitalina. En efecto, al imponer junio como fecha para el comicio porteño, Telerman impulsó a Mauricio Macri a apresurar su propia decisión. Tironeado por distintos sectores de su propio movimiento (y hasta por alguno de sus aliados), Macri venía deshojando morosamente la margarita con la que simulaba que tomaría la decisión entre la candidatura presidencial y la postulación a Jefe de Gobierno. Esa demora en aclarar su juego ha incidido asimismo sobre las posibles convergencias opositoras y sobre el traído y llevado acuerdo con Roberto Lavagna. Si bien se mira, es la realidad, más que el capricho de una flor, la que empuja al presidente de Boca hacia la Capital. Su movimiento no tiene aún otra figura capaz de traccionar votos para mantener e incrementar la fuerza acumulada e intentar seriamente el acceso a la Jefatura de Gobierno. No optar por el escenario porteño equivaldría para Macri a dinamitar el distrito político donde ha asentado originalmente su organización, es decir, a debilitar cualquier armado nacional presente o futuro. Por el contrario, mantener la competitividad en Capital (inclusive si no alcanzara la Jefatura) es una condición sine qua non para la proyección nacional. La decisión de Telerman, al inclinar a Macri rápidamente hacia su primer destino porteño, abre la oportunidad de una convergencia con Roberto Lavagna en el orden nacional, si bien difícilmente puedan esperarse claridades públicas en ese aspecto hasta que los comicios porteños hayan quedado atrás (y siempre condicionadas por una cantidad de factores que no se limita a la voluntad de las primeras figuras). Puede preguntarse si para Telerman no sería más negocio que Macri siguiera tentado por la candidatura nacional y ungiera a un segundo para la postulación a Jefe de Gobierno de la ciudad. La respuesta debe tomar en cuenta al tercero excluido, es decir, al profesor Filmus. La anémica candidatura de Filmus es la que podría haberse fortalecido con la ausencia de Macri y la presencia de un suplente en la Capital: justamente eso es lo que quiso impedir Telerman, quien siente que Filmus se llevará votos que podría recolectar él. Telerman quiere convencer a los votantes potenciales de Filmus de que a éste le falta fuerza para ganarle a Macri, tarea para la que Telerman se cree convocado. Sucede que al defender sus propios porotos porteños, Telerman se enfrenta con la estrategia nacional de Kirchner. El presidente quería mantener dividida a la oposición, con Macri compitiendo con Lavagna por la candidatura presidencial. La jugada de Telerman ha despejado un obstáculo para la convergencia de ambos. De allí que tanto Kirchner como su condottiero más delicado, el ministro Aníbal Fernández, hayan salido a mojarle la oreja a Macri, a acusarlo -nada menos que al presidente de Boca- de gallina por inclinarse (aun antes de que él hiciera un anuncio público) por la candidatura porteña por miedo a derrota nacional. Salvando ampliamente las distancias, las provocaciones oficiales contra el jefe de Pro recuerdan aquella frase con que el general Alejandro Agustín Lanusse desafió electoralmente a Juan Perón en 1972 (y luego prefirió no haberla pronunciado jamás): ” No le da el cuero”. En realidad, tanto la jugada de Telerman, que lo coloca en el escenario más favorable, como las agresiones que le lanza la Casa Rosada, que subrayan la creciente dimensión nacional de su figura, favorecen a Macri. Kirchner y Aníbal Fernández además de sangrar por la herida que les provoca un incipiente paisaje renovado en la oposición, tal vez quieren perjudicar a Telerman al señalar que el Jefe de Gobierno tendrá cierta fuerza local pero no cuenta con cobertura para chocar con una figura de envergadura nacional. Si el argumento puede tener alguna verosimilitud, lo cierto es que ni Kirchner ni siquiera Fernández el Sutil serán candidatos del oficialismo en la Capital, ese lugar que ellos se lo han reservado al ignoto profesor Filmus (tan ignoto que en su propia publicidad se afirma que mucha gente lo votaría “si lo conociera”), de modo que la polarización porteña que la Casa de Gobierno objetivamente alienta con sus agresiones al candidato opositor sólo pueden beneficiar a éste y a Jorge Telerman. El comandante Kirchner ha perdido, pues, aún más capacidad de decisión sobre la Capital Federal, una sangría que no ha podido cerrarse desde la caída de Aníbal Ibarra. Telerman no sólo desafía al gobierno nacional en un tema de tanta importancia estratégica como la fecha de las elecciones, sino que acusa judicialmente por el reciente incendio (“intencional”) de una villa de emergencia a “militantes kirchneristas”, expresión que pudo haber omitido pero que, no inocentemente, pronunció ante un juez la ministra de Telerman que se ocupa del asunto. Con la ciudad de Buenos Aires, son diez ya los distritos que han independizado sus comicios locales de la elección nacional para la primera magistratura, entre ellos otros distritos grandes como Córdoba y Santa Fe. Los estrategas electorales de campañas presidenciales saben que esa disociación se traduce siempre en una mayor indiferencia de los aparatos locales por la suerte de sus candidatos mayores: el partido lugareño ya se ha jugado y lo que estaba en disputa ya fue repartido. Kirchner no sólo ha perdido algunos instrumentos importantes. También parece habérsele escurrido un cierto disciplinamiento o, si se quiere, buena onda de que se benefició largamente en los escenarios periodístico y judicial. Hoy hay jueces que descubren plafond para iniciar juicios por “presunta corrupción” que rozan el umbral de algún ministro de mucho peso y afectan directamente a sus colaboradores inmediatos. Hoy los diarios ponen la lupa y le otorgan un notable espacio a situaciones como la de la ministra de Economía, Felisa Miceli, que ahora define como “escandalosos” los procedimientos que ella misma (al igual que el propio Presidente) avaló con su firma y que llevaron a que, casi clandestinamente, el Congreso estuviera a punto de aprobar en diciembre la entrega de más de 500 millones de pesos a los ex integrantes del Grupo Greco, de turbia memoria. Es probable que para distraer la atención de ese affaire, la ministra haya decidido cargar las tintas del enfrentamiento oficial con los técnicos del INDEC, que han denunciado la manipulación del índice de inflación (y por consecuencia los de pobreza e indigencia, entre otros). Pero tampoco sale bien parado el gobierno de esa pugna, pues, más allá de la generalidad de la opinión pública, que cree poco en los datos oficiales, los técnicos de INDEC han conseguido un formidable respaldo de centenares de prestigiosos economistas, sociólogos y licenciados en estadística que están convocando vía Internet a que sea respetado el patrimonio estadístico del país y la calidad de sus estudios. Leer la lista de firmantes de esos manifiestos tiene su interés: comparten los conceptos profesionales de distintas (y en muchos casos opuestas) visiones de la realidad y compromiso político o académico, en una demostración de que cuando hay cosas serias en juego (en este caso, la calidad de información sensible y el derecho a la información, además del respeto a los profesionales que se desempeñan en el Instituto) las coincidencias no sólo son necesarias, también son posibles. Y por lo tanto, se concretan. El gobierno del comandante Kirchner no elude las peleas; a menudo las promueve. Ha perdido más de una, pero sólo últimamente sus derrotas empiezan a ser observadas no como episodios ocasionales sino como potenciales, amenazantes signos de una tendencia. (*) Recibido por Corrientes al Día de Jorge Raventos. “Agenda Estratégica”

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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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