Opinión
La defensa moral del capitalismo
ISMAEL SAMBRA (*)
No cabe dudas que lo que funciona es lo que prevalece. Nada en la historia de la humanidad ha perdurado en contra de los principios que rigen la evolución y el desarrollo. La capacidad que tiene la filosofía del capitalismo de adaptarse a las prácticas económico-sociales le ha dado la posibilidad de prevalecer independientemente de los errores y de sus acérrimos enemigos y detractores. Si no ha sido el mejor modelo para el bienestar de la humanidad, al menos, ningún otro modelo lo ha sustituido y mucho menos superado.
El fracasado modelo comunista que intentó llevar su teoría a la práctica, quedó atrás, aunque algunos persistan en regenerarlo con sutiles mascaradas oportunistas. La esencia del Capitalismo, por el contrario, que saca de la práctica sus postulaciones, sigue adelante. ¿Cuál es la razón que lo empuja y lo hace superior a pesar de los atrincherados -muchos de ellos en la izquierda comunista? Es sin dudas, la Libertad. Democracia y Capitalismo marchan juntos como la más armónica combinación de estructura y superestructura en toda civilizada sociedad. Y en esto saca siempre ventajas, frente a los extraños engendros que intentan mezclar ahora Capitalismo con totalitarismo, como China, Corea del Norte, Viet Nam y Cuba. Las prácticas del Capitalismo surgen espontáneamente y se reajustan frente a las exigencias y leyes del mercado. Tienen el don de resanar por sí mismas sus heridas y podar sus ramas secas o improductivas. La iniciativa privada es su mejor tonificante. La competencia contribuye a la calidad de cada saneamiento o cura cronometrada. Es un proceso cualitativo que a corto o mediano plazo redunda en beneficio de la colectividad. ¿Pero qué pasa con los capitalistas que en su afán de riquezas negocian hasta con el enemigo? Los capitalistas entienden mucho de rendimiento, de productividad; pero muy poco de ideologías y de la defensa moral del sistema que los promueve y protege por naturaleza, al promover y proteger la propiedad privada como principal cimiente para la producción. Por ese vacío ideológico es que los capitalistas invierten en China, North Corea, Viet Nam y Cuba, últimos rezagos del comunismo, invierten en países que por su esencia ideológica los desprecian. Parece que contra esto no hay embargo que los haga entender, pues lo burlan para dar oxígeno con sus inversiones a sus juramentados verdugos. Los pueblos olvidan fácilmente sus tragedias y muchos capitalistas parecen olvidar que fueron víctimas de confiscaciones y que perdieron todo cuando estos regímenes tomaron el poder. La “Defensa moral del capitalismo” se impone, como sistema que los promueve, que los genera. Pero más bien muchos actúan en su contra, sin entender que en esto se juegan la propia existencia. Y los trasnochados comunistas al borde del abismo se aprovechan de este vacío ético para sobrevivir y esperar el momento de la revancha. Afortunadamente ahora son menos y el tiempo se les acaba. ¿Y qué decir de los países que les hacen el juego? Las políticas erradas y contrapuestas de muchos gobiernos cargan su parte de culpa. Canadá, por ejemplo. Mientras condena las violaciones de los derechos humanos en Cuba, establece su llamada “Relación constructiva” donde compañías como la Sherry descubren y explotan níquel y pozos petroleros y por unos dólares más se vuelven viles cómplices en la explotación de cubanos indefensos, controlados y mal pagados por su régimen. La Unión Europea hace otro tanto. Después de castigar a Castro durante dos años por el encarcelamiento de los 75 más renombrados líderes disidentes, vuelve al supuesto diálogo con un sordo que no quiere oír, y se muestra más desesperada que el propio Castro en el restablecimiento de las relaciones, después que logró la liberación simbólica de algunos prisioneros políticos en lugar de todos como había condicionado inicialmente para la ayuda económica. Estados Unidos, abanderado luchador contra el comunismo, también ha contribuido directa o indirectamente al sostenimiento de sus enemigos. La política de comercio favorecido con China se contrapone a la política de embargo usada con Cuba. Y nos preguntamos, ¿por qué la diferencia frente a regímenes que se definen con la misma esencia ideológica? Ambas políticas en sus extremos han dado funestos resultados, precisamente por eso, por ser políticas extremas. Ahora USA está afrontando las consecuencias frente a los capitalistas que presionan para invertir en Cuba y frente al peligroso crecimiento de China impulsado por los capitalistas. China, declarada por USA como nación preferencial para el desarrollo, se le convierte poco a poco en un bumerán. Con el aliento capitalista recibido, el gobierno chino declaró recientemente que está listo para volver a ser el imperio que antaño fue, antes de ser literalmente arruinado por la centralización comunista. Sin dudas, China es “Un Franquestein made in USA”, y el final de esta historia ya lo sabemos, ya sabemos lo que hace el monstruo con su creador. De esas contradictorias “presiones” estos regímenes se burlan. Cuba, después de hacer ciertas obligadas concesiones a la inversión capitalista, ahora vuelve a la inoperante centralización de su economía, con sólo recibir unas gotas de oxígeno, para luego seguir echándole la culpa al embargo americano de su inevitable desastre. Parece un estilo de estos déspotas autodeclararse enemigos de los Estados Unidos. Es un truco manido culpar y atacar al “imperialismo yanqui” para que los envidiosos de la riqueza ajena, esos que quieren arrebatarlas en lugar de producirlas, se sumen. La Venezuela de Chávez es el más claro ejemplo y quizás la Argentina de Kirchner siga esos pasos. Es como declararse enemigo de la vaca y alimentarse de su leche. ¡Tamaña ingratitud! Es como tomar el fruto y la sombra del árbol mientras trituramos sus raíces. ¿Qué se puede hacer frente a esta gran hipocresía? La lucha es dura, más dura cuando se lucha contra enemigos y traidores, sobre todo cuando son más los traidores que los enemigos. Y mientras tanto los últimos déspotas comunistas o no comunistas sobreviven burlándose de todos, recibiendo de algunos “enemigos” lo que le quitan otros. Sabemos que los intereses económicos marchan por encima de los intereses políticos y que el fracaso del comunismo radicó además por haber hecho lo contrario. Confiemos entonces en que de todos modos el triunfo seguirá siendo nuestro por el amor que se desprende y suma voluntades y corazones, por la inclinación natural que tiene el hombre hacia la libertad, frente a cualquier variante o formas modernas de esclavitud. (*) Recibido por Corrientes al Día de Nueva Prensa Libre, periódico trilingüe de Canadá, por Ismael Sambra- Periodista
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.