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La Guerra Cultural

NUESTRA HISTORIA (*)

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En el Boletín Nro 82 de fecha 4 de diciembre de 2006, nos hemos referido a Antonio Gramsci (1891-1937) y Herbert Marcuse (1898-1979), dos pensadores marxistas que han plasmado la esencia de la estrategia comunista actualmente en vigencia.


Hoy el mundo, por el colapso de la URSS , los cambios del comunismo chino y el fracaso del estatismo como complemento de esas políticas y economías, ha dejado sin argumentos al marxismo en sus planteos Leninistas y Trotskistas, y ha desarrollado la versión gramsciana llamada “la guerra cultural”(1) (Kulturkampf) que actualmente se muestra fuerte y en pleno desarrollo, tratando de imponer su hegemonía no solo en las sociedades occidentales y sino también en sectores del mundo oriental. El “nuevo orden” de típico corte gramsciano ataca directamente a la “Trinidad inseparable” de la que habló Sorokin (2): “el sistema social – el sistema cultural -el sistema de la personalidad”; por lo que a medida que se destruyen los valores tradicionales se debe construir una nueva forma de pensar y actuar, de ver la vida y sus valores. Por ello podemos deducir que la Guerra Cultural tiene como finalidad: “la destrucción de los valores y las bases sociales de una nación”. Esta cosmovisión invierte el orden Leninista entre “la estructura “- relación de producción – y “la superestructura – “religión, derecho moral, arte, ciencia, etc”. Para Lenin el marxismo debía llegar por medio de la conquista violenta del Estado y luego destruir la superestructura. Para Gramsci era necesario ganar el “pueblo” destruyendo sus tradiciones o valores, sustituir su cultura, y crear el “sentido común de la gente”.(3) Luego de ello, la sociedad civil asimilaría a la sociedad política, por no haber contradicciones entre ambas. Desde esta perspectiva vemos que la “Guerra Cultural” ha sabido identificar correctamente los obstáculos más importantes que deberá sortear y las estrategias para superarlas, que consisten en: Desprestigiar a las religiones, en especial a la católica. Destruir la familia tradicional. Infiltrar y corromper el sistema educativo. Desprestigiar y minimizar el rol de las FFAA Con esta introducción, creemos que será más fácil comprender lo que aconteció y acontece en nuestro país desde los albores del siglo pasado. SITUACIÓN EN LA ARGENTINA. La “revolución cultural”, fiel a sus principios, no se inició para tomar de inmediato el poder político, sino para adueñarse del poder creativo de una generación que a través de “la Reforma Universitaria” (1918) permitiría introducir sus ideas en una de las más importante instituciones del país, donde se cultivaban y se cultivan los valores y parámetros culturales que van a ir incidiendo en toda la sociedad. El proceso comenzado en nuestro país, por su influencia cultural en la época, se fue expandiendo a todo hispanoamérica. Con posterioridad a la reforma universitaria, los sucesivos gobiernos (de jure y de facto) no interpretaron los reales peligros del proceso gramsciano y a partir de 1930 la “mutación del sentido común” se fue consumando con la exaltación de todo lo que implicó “horizontalismo”(como cuestionamiento a la autoridad y jerarquía: masificación) y la destrucción del sano pensamiento filosófico y teológico; secularizando, desacralizando y negando la trascendencia de la vida del hombre. La segunda mitad del siglo, muestra la irrupción en el escenario nacional de los deliberadamente mal llamados “jóvenes idealistas” (apoyados y estimulados por la revolución castro comunista”) que con diferente argumentación generacional asumieron los principios del terrorismo, organizaron ejércitos irregulares, apretaron el gatillo y detonaron bombas con desafiante petulancia. Derrotados militarmente por las FFAA, los sobrevivientes montaron su estrategia en una campaña nacional e internacional de “derechos humanos” (sólo para sus partidarios) y junto con los dirigentes políticos, que debían encubrir sus fracasos y responsabilidades, interpretaron que el camino que quedaba era oponerse mediante una acción que trascendiera su reivindicación revolucionaria. A PARTIR DEL GOBIERNO DE ALFONSÍN Esa campaña y la torpeza de los otros políticos, permitieron la asunción al primer plano nacional de un radical, – en realidad un socialista no definido públicamente – que embanderado en el “progresismo” (4), un término que oculta su raíz marxista, utilizó la tergiversación de los hechos y el ocultamiento del pasado histórico inmediato para exonerar a la clase política de aquellos fracasos e irresponsabilidades como dirigentes. Como lo propulsara Gramsci, la herramienta principal de su gobierno fue la dominación de los medios de comunicación de masas por parte del Estado (los canales de TV estuvieron todos intervenidos durante la presidencia de Alfonsín), para poder desarrollar a “bajo costo” una tarea sistemática de propaganda y acción psicológica que llegara a todos los ámbitos y niveles sociales. Revalorizada “la guerra cultural” como única alternativa válida, ésta se constituyó en el punto de convergencia de todos aquellos que en adelante se declamaron utópicamente como “ciudadanos de una democracia sin verdugos ni victimas”. A partir de este gobierno, los MCS comenzaron a desarrollar una inocultable “hegemonía secularista” que saturó la mente de grandes segmentos de la sociedad, lo que posibilitó que lo que antes fuera considerado como inaceptable, negativo o aberrante; se percibiera y aceptara como normal, positivo y encomiable. Se comenzaron a trastocar así, todos los valores. Se predica que la única realidad que se puede y debe entender es la de “aquí abajo, en la tierra” (posición materialista total), consecuentemente, utilizan los medios masivos de comunicación para acabar con el prestigio de todos aquellos que se mantengan fieles a los valores tradicionales (y por ende opuestos a los designios “secularistas y laicistas) imponiendo modas y costumbres que exhaltan los antivalores y banalizan la cultura popular, resaltando el hedonismo, la “viveza criolla” y la vida fácil.(la respuesta de los jóvenes y preadolescentes a ¿que desean ser cuando sean adultos? es en un alto porcentaje: ¡famosos!). Como consecuencia de ese proceso larvado y sistemático, no resulta extraño que ante este decidido embate de la “ideología gramsciana”, los sectores atacados no se hayan esmerado en responder en el mismo terreno y con las mismas armas, ( en los planos de la comunicación oral, escrita y visual). Es que llegaron “ellos” y proclamaron: “Todo da igual, todo esta permitido” ; “a mi no me complica ni me molesta”; “el género es una opción”; “cada uno puede tener su propia moral”; “la legalización de la unión entre homosexuales es un derecho”; “todo limite es represión”; “la tenencia y uso de drogas es un derecho privado”, etc. Persistentemente actúan y legislan para que en la educación no tenga cabida la excelencia, la disciplina y el sentido espiritual y religioso, para ello se subalterniza al maestro y se enaltecen a los alumnos y no docentes, en sus derechos: horizontalizan. Nada en este campo resulta puramente técnico educativo o pedagógico, todo tiene connotación fuertemente política partidaria e ideológica. A partir de 1983, Juan Carlos Portantiero, (sociólogo e inspirador desde la década del 60 del “Tercer Movimiento Histórico” que no pudo concretar Alfonsín, militante del Partido Comunista durante 12 años, y exiliado en México durante el gobierno militar, fue el primero en introducir el nombre y el pensamiento del intelectual y fundador del Partido Comunista Italiano Antonio Gramsci en el ámbito académico argentino.) gramsciano fue asesor del presidente Alfonsin. llevando sus ideas y las del grupo que integraba, junto a Beatriz Sarlo, Oscar Teran, Gregorio Klimosky, Ernesto Laclau, José Nun, Carlos Altamirano, Oscar Landi, Emilio de Ipola, Pablo Giussani y otros intelectuales y periodistas de izquierda, (muchos ex exiliados) a copar el ámbito universitario, dominar la “transición democrática” y luego, también la etapa progresista. Toda la prensa oral y escrita y la televisión, salvo rara excepción, quedaron en sus manos y pertenecen hasta el día de hoy a esta tendencia ideológica. La “cultura estatal”, desde Portantiero con Alfonsin, hasta Nun en nuestros días, esta influida por el gramscismo. Hegemonía ciertamente “silenciosa” ya que prácticamente nadie habla de “ellos” y menos aún de Gramsci. De ocurrir lo contrario habría más gente sorprendida y prevenida. Su diario predicar ha convertido a la sociedad argentina en hedonista, que vive para y por su placer individual, materialista y consumista, incapaz de cualquier sacrificio y donde no cuenta el bien común en la Nación.- (1) GUERRA CULTURAL: Es el enfrentamiento en el ámbito de una Nación para imponer una concepción contraria a los principios trascendentes de la vida a través de la mutación del “sentido común”. CULTURA: Conjunto de rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que ordenados a los valores que se aceptan como comunes y devienen de su propia historia, caracterizan a una nación, sociedad o grupo social. (2) SOROKIN P. sociólogo norteamericano de origen ruso (1889-1968) (3) Entienden “POR SENTIDO COMÚN” no la noción clásica que consiste en el sentido que se deriva del conocimiento innato de los primeros principios, sino el modo común de pensar, el común sentir de la gente ante determinados hechos que históricamente deben prevalecer en los miembros de la sociedad. (4) En la actualidad el término progresismo agrupa las doctrinas filosóficas, éticas y económicas de las tendencias políticas de izquierda. El término surge como contraposición al de conservador. (*) Recibido por Corrientes al Día

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Cuando el mérito no importa

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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