Opinión
La lucha del kirchnerismo contra el kirchnerismo
POR CARLOS PAGNI (*)
Con la reelección de la Presidenta, el kirchnerismo alcanzó la suma del poder. Pero no perdió el espíritu de lucha. Sólo que ahora en la mayoría de las embestidas va contra sí mismo. La defensa frente al escándalo Ciccone, la inesperada cruzada contra el juego, la pretensión de corregir la crisis fiscal y energética con una intervención sobre YPF y el reemplazo de Hugo Moyano al frente de la CGT son ejemplos de guerras en las que la víctima es el propio oficialismo
Amado Boudou fue el expositor más reciente de esta autofagia. Salvo los medios de comunicación, todos sus acusados están en sus propias filas. El caso más visible es el de Esteban Righi. Y hasta Daniel Rafecas, un juez independiente, despierta mucha simpatías en figuras notorias del kirchnerismo.
Con su gravísimo ataque a Righi, el vicepresidente le puso voz a un sector del Gobierno que reprocha al procurador no disciplinar a los fiscales que investigan a los funcionarios. En el caso Ciccone, el pecado de Righi sería doble: no sólo permite que el acusador, Carlos Rívolo, se muestre hiperactivo; tampoco detiene a Rafecas, su ahijado judicial.
El antiguo malestar con Righi se reactivó por un factor poderosísimo: la Casa Rosada atribuye a filtraciones del juzgado la caudalosa información que la prensa viene publicando sobre el escándalo Boudou. Righi, Rafecas y Rívolo ingresaron en el cuadrante más irascible de la subjetividad presidencial: se les imputa ser parte del eterno complot que LA NACION y Clarín llevan adelante al ejercer su tarea periodística.
Para alimentar la teoría, los insidiosos le recuerdan a la Presidenta el histórico vínculo del procurador y el juez con el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, que fue condenado por la presunción de cercanía con el multimedios que dirige Héctor Magnetto. Por si faltaba algo, una de las pruebas que más acercan a Boudou con el director de la nueva Ciccone, Alejandro Vandenbroele, es una factura de Cablevisión, del Grupo Clarín. Es evidente: todo cierra.
LA DEFENSA
Sagaces columnistas que simpatizan con el Gobierno, con Righi y con Rafecas se esforzaron en hacer notar los servicios prestados por esos magistrados en la cruzada contra Clarín. El ala izquierda del kirchnerismo, desde Nilda Garré hasta la Comisión Provincial por la Memoria, salió en defensa de ambos, recordando a la Presidenta sus méritos en la lucha por los derechos humanos. Esta semana se sabrá si esos pedidos de clemencia alcanzaron a disipar los presentimientos de la implacable señora de Kirchner.
Tal vez fueron vanos. Hace casi dos años, la Presidenta expulsaba de su gabinete a otro prócer, también militante de los derechos humanos y ejemplar de un linaje valiosísimo para el peronismo progre: Jorge Taiana dejó la Cancillería por la inverosímil acusación de traficar a Clarín los detalles de las coimas bolivarianas, que había denunciado en público el embajador Eduardo Sadous. Una curiosidad: el abogado de Claudio Uberti, acusado en aquel escándalo, es Diego Pirota, que hoy patrocina a José María Núñez Carmona, el amigo y socio de Boudou.
Para muchos admiradores sinceros de la actual experiencia política ha de ser doloroso admitirlo. Pero entre Uberti y Taiana Cristina Kirchner eligió a Uberti. ¿Por quién se inclinará si se enfrenta a una opción entre el ex camporista Righi y el ex ucedeísta Boudou?
El monólogo fratricida del vicepresidente se cobró otras víctimas. La más inesperada fue Juan de Jesús, presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria de la Legislatura bonaerense, un íntimo amigo del acusador. En su demonización de la empresa Boldt, Boudou alcanzó niveles de improvisación que se le desconocían.
Vinculó a Boldt con la escandalosa “ley del humo”, con la que los diputados oficialistas de la provincia llamaron a una negociación a los dueños de los bingos bonaerenses con la amenaza de prohibir el cigarrillo en sus salas. De Jesús debería haberle explicado a Boudou que Boldt no administra bingos. Estaba en óptimas condiciones para hacerlo: como presidente de la Comisión de Salud de la Cámara baja provincial, fue el promotor de la prohibición.
El proyecto auspiciado por De Jesús fue modificado después de largas transacciones con los empresarios. A la hora de votar, el Frente para la Victoria, aliado con la mitad de Pro, suprimió la prohibición. El binguero y presidente de Boca, Daniel Angelici, debe recordar aquellas jornadas; igual que el diputado Guido Lorenzino, cercano al corazón de Daniel Scioli y Alberto Pérez. Walter Martello, de la Coalición Cívica, adoptó la iniciativa de De Jesús. Pero De Jesús no estaba en el recinto para defenderla. Esa noche se hizo humo.
El fuego amigo de Boudou no se detuvo en ese aliado. Al recordar que Scioli renovó a Boldt el negocio de las apuestas online sin licitación -como informó este diario el 24 de enero de 2010-, el vicepresidente tal vez no reparó en la identidad de los que firmaron el contrato original: Antonio Tabanelli, por la empresa, y Franco Laporta y Florencio Randazzo, por la gobernación. Boudou mató a dos compañeros de un tiro. Scioli, el gobernador de su propia lista, y Randazzo, su ministro del Interior.
La sana pretensión de que el negocio del juego se rija por procedimientos transparentes también cobija un virus autodestructivo. Es verdad que la contratación directa de Boldt salpica a Scioli, otro habitante de las fantasías persecutorias de la Presidenta.
Pero, a poco que se tire de esa cuerda, aparecen las generosísimas concesiones de Néstor Kirchner a Cristóbal López. Sobre todo aquel decreto firmado por el ex presidente, su hermana Alicia y su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, cinco días antes de abandonar el poder y publicado durante el feriado del 31 de diciembre de 2007, en el que se extendió la licencia del casino de Palermo del año 2017 al 2032.
Eso sí, como contraprestación López debía agregar 1500 tragamonedas a las 3000 que ya tenía instaladas. ¿Suscribirá La Cámpora en el Congreso nacional un pedido de informes sobre esa norma, como el que promovió en la provincia? ¿Juan Cabandié interrogará a Mauricio Macri sobre la defensa de los derechos porteños frente a las maquinitas de López? Alguien debería hacer notar a esos jóvenes que para no hacerse daño es mejor levantar una bandera distinta a la de la lucha contra el juego.
Boudou y La Cámpora no son los únicos instrumentos de la autoflagelación kirchnerista. En su intento de modificar la política energética que lleva adelante desde 2003, el Gobierno puso en la mira a los Eskenazi. Es difícil encontrar a un grupo empresario más ligado al matrimonio Kirchner y a algunos de sus colaboradores más cercanos. Comparado con él, Adelmo Gabbi, el otro amigo castigado por Boudou, es un desconocido.
Los Eskenazi son ahora acusados de no haber invertido lo suficiente en YPF. Es otra verdad a la que la Presidenta llegó tarde. Lo llamativo es que el motivo principal de la reticencia es que el propio Kirchner convocó a esos “expertos en mercados regulados” para que compraran el 25% de la empresa con ganancias de la misma empresa. La “argentinización” de YPF fue durante cuatro años una página dorada de la historia oficial. Tal vez haya sido la iniciativa más relevante del ex presidente en el campo empresarial. Pero su viuda se cree obligada a demolerla.
IRONÍA
Hay una ironía adicional en el escarmiento a los Eskenazi. Uno de sus verdugos es el estatizador kirchnerista José Roberto Dromi, quien en sus tiempos de privatizador menemista era tratado por esa familia casi como un socio. Una paradoja menor frente a esta otra: los entusiastas reformadores de La Cámpora se lanzan sobre un amigo de los Kirchner con la asesoría oculta e indirecta de quien fue intendente de Mendoza en la dictadura militar.
Hugo Moyano es el Eskenazi del sindicalismo. Después de alimentarlo durante ocho años, con la expectativa de tenerlo como aliado cuando llegara el momento de un ajuste salarial, el kirchnerismo decidió excomulgarlo. Justo cuando más lo necesita. La Presidenta prefiere una CGT carapálida, conducida por Antonio Caló. Es una estrategia envenenada: su resultado más probable es la división de la central entre dialoguistas y díscolos. Fue el método que los sindicatos le aplicaron al último Alfonsín. Se hicieron una fiesta.
La raíz del masoquismo oficial está en que la política argentina es el juego de uno solo. Un único actor ocupa la totalidad de la escena. Y está allí desde hace nueve años. Un verdadero monopolio, que habla de una parálisis de la sociedad, más que de una perversidad del Gobierno. En esa física, es comprensible que el oficialismo termine autoincriminándose con cada una de sus revisiones.
Es la consecuencia no querida de la falta de alternativa y de alternancia. El unicato de poder implica el unicato de la responsabilidad. Se advierte en estos días. En su espléndida soledad, Cristina Kirchner pelea contra su propia figura en el espejo.
(*) LA NACION
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.