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La otra Argentina

ALBERTO MEDINA MENDEZ (*)

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Venimos presenciando una engañadora forma de presentar la realidad. Muchos pseudos dirigentes se han empeñado en convencernos de que la ciudadanía debe participar, lo cual suena no solo simpático, sino fuertemente convocante. Pero ese consejo tiene un sentido restrictivo en esos interlocutores. Cuando hablan de formar parte de las decisiones, se refieren a ingresar a los cuadros de la política partidaria, para cambiar desde ahí la realidad.


Y es absolutamente cierto, que esa es UNA manera de hacerlo. No podemos estar seguros de que es la más eficiente. Se nos mezclan sensaciones entre lo que DEBE SER y lo que ES. Queda claro que muchos buenos seres humanos han recorrido ese trayecto con variado éxito. Los menos pasaron el filtro, no sin antes tener que prostituirse de una u otra manera en el intento de alcanzar el ejercicio del poder. Probablemente tuvieron que aceptar en el camino acceder a aquellas cuestiones que cuando no están en la política aborrecían. El discurso dirá que son los costos de estar en la política. Los más, quedaron en el camino. Algunos huyeron espantados por metodologías tan cuestionables como difíciles de explicar. Decidieron no aprobar prácticas que implicaban traicionar su esencia. Quedaron entrampados en el brete de tener que elegir entre el honor y la dignidad o la avaricia y el poder. Otro grupo fue triturado por la maquina de impedir para convertir esa convocatoria abierta y plural en la conocida mesa reducida que decide todo a escondidas. Lo concreto es que mucho de esto que se describe como participación no es más que una verdad a medias que ha calado muy hondo en la sociedad, logrando disuadir a buena parte de aquellos que lo intentaron. Así las cosas, los que ya hicieron el intento, desestiman cualquier otra embestida. Algunos otros que ni lo intentaron, prefieren no hacerlo, amedrentados por la incalculable cantidad de ejemplos que pululan a diario y que testimonian lo que presumen sin conocer con precisión. Es cierto también, que muchos argentinos han optado por la más cómoda. No participan de nada. No forman parte de la vida interior de un club deportivo, ni de una organización no gubernamental, ni siquiera del consorcio del edificio o la comisión vecinal. Esos abúlicos son los que se quejan en los cafés pero hacen poco por cambiar su metro cuadrado. Esa actitud ingenua le ha cedido la iniciativa y el territorio a los que entendieron que pueden manejar a su criterio y arbitrariamente los hilos del poder. Ellos aprovecharon el vacío y se apropiaron de cuanto espacio ha quedado disponible. Pero tal vez sea tiempo de entender que la participación democrática no es SOLO incorporarse a un partido político. Existen miles de otras variantes que resultan no solo más gratificantes sino hasta más procedentes. Todos los ámbitos permiten esta forma de tomar decisiones. El deporte o la cultura, el trabajo o la empresa, la religión y el entretenimiento, la salud o la educación, la seguridad o el arte. Casi cualquier espacio es valido para ejercitar y aprender a tomar decisiones en comunidad. Hace poco tiempo tuve la suerte de tomar contacto con un grupo de entusiastas que defendían con pasión su activa militancia en una organización solidaria. En esta ocasión se trataba de la FUNDACION CONIN (www.conin.org.ar) Cooperadora para la Nutrición Infantil, que decidió librar la más dura de las batallas “quebrar a la desnutrición infantil”. Sobre la base científica de que el cerebro de un niño se forma y desarrolla en los primeros 18 meses de vida, ellos saben que aquello que no se logra en esa etapa de la vida, luego nunca más se recupera ni corrige. Por eso, trabajan a diario en muchas provincias argentinas para resolver el problema de fondo. Se trata de poner empeño en la nutrición y en la estimulación temprana para los niños. Al mismo tiempo se enfocan en facilitar el acceso al agua potable, cloacas y energía eléctrica para los hogares. Ellos tienen la convicción de que ayudando a las madres, ayudarán a los hijos. Están seguros que solo una sociedad compuesta por seres humanos dotados de posibilidades básicas, tiene la oportunidad de hablar de educación y desarrollo. Ellos, la gente de CONIN, encontraron la manera de luchar con dignidad. Ellos sí consiguieron volcar su tiempo, vocación y principios en pro de una causa noble, difícil pero posible. La mancomunada acción conjunta de esfuerzos públicos, privados y del tercer sector, pueden aportar la fórmula para alcanzar metas razonables. Actualmente CONIN contiene a más de 1600 chicos en más de 15 centros a lo largo de la geografía Argentina. Imitando el ejemplo de Chile que logró ubicar los indicadores de mortalidad infantil a niveles de los países mas desarrollados y garantizarle la educación primaria a la totalidad de la población, CONIN nace en Mendoza y día a día extiende sus brazos por el país convocando almas generosas. Esta Fundación es solo un ejemplo de lo mucho que los argentinos podemos dar. Miles de hombres y mujeres a diario, en esta bendita tierra, quieren contribuir con su país, con su sociedad, con su comunidad. Muchos han intentado hacer algo, sin éxito. Tal vez sea tiempo de recrear la mente y entender que existen muchas formas de hacer la política bien entendida. Que trabajar para un partido que solo tiene vocación de poder, y que concentra sus esfuerzos cotidianos en sumar voluntades para la próxima compulsa electoral, no es la única manera de influir positivamente en nuestra comunidad. El ejemplo que podemos brindarle a nuestros hijos está en la tarea cotidiana, en esa que permite distraer parte de nuestro escaso tiempo, para brindarle a nuestros semejantes diferentes formas de participación. Los ámbitos son infinitos. La tarea solidaria es un camino, pero existen otras posibilidades. La difusión de la cultura, la educación, la salud, el arte, el deporte, las ideas, son solo una breve nómina de actividades que merecen ser atendidas por ciudadanos que no han encontrado aún espacios para aportar lo que mas saben. Es tiempo de animarse a estar del lado de los que hacen. No importa mucho DONDE, tampoco importa demasiado haciendo QUE. Si es trascendente estar en aquel lugar en el que podamos sumar nuestro granito de arena. Estaremos en ese momento aportando no solo nuestro conocimiento y pasión por lo que amamos, sino también ejercitándonos activamente en el rol de conducir nuestras propias vidas con un sentido y preparándonos como sociedad para la sana gimnasia de vivir en comunidad, siendo tolerantes y determinados. Una democracia se construye con hombres y mujeres comprometidos. La participación no es solo militar en un partido político, también lo es la digna lucha de todos los días que miles de organizaciones ofrecen a la sociedad para construir una convivencia mejor. Estamos a tiempo de elegir. Podemos ser parte de esa Argentina que criticamos todos los días, que nos deshonra y nos genera desprecio. O podemos ser parte de aquellos que creen en el esfuerzo anónimo, en la lucha por los ideales, en la militancia consecuente y en la difusión de los valores. Todavía estamos a tiempo de ser parte de la OTRA ARGENTINA. (*) Recibido por Corrientes al Día de Alberto Medina Méndez, amedinamendez@gmail.com 03783 – 15602694. Corrientes – Corrientes – Argentina

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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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