Opinión
Las dudas de AMIA y DAIA. Los interrogantes que siguen pendientes en el memorándum
NO, SEÑORA, ES UN ERROR (*)
El memorando de entendimiento con Irán sigue en el centro de la discusión política. Luego de algunos cambios de posición, tanto DAIA como AMIA expresaron su oposición al texto acordado, pidiendo que se ampliaran y aclararan algunas de sus partes. Una reciente encuesta hecha entre los miembros de la comunidad judía –la séptima más importante del mundo– muestra un fuerte rechazo a la creación de la comisión de la verdad con Irán.
(www.perfil.com) Curiosamente, los representantes de los partidos políticos estuvieron, casi todos, durante esta semana, en el silencio. Con la excepción de algunas personalidades de la oposición como la diputada del GEN Margarita Stolbizer o la señora Elisa Carrió, entre otros pocos, el resto no pareció enterarse del tema. Quizá la triste táctica de hacer silencio para no pagar costos electorales fue la que se impuso a la obligación de opinar. También pudo haber sido por desconocimiento o por las múltiples tareas que exige la preparación de la campaña electoral. Este no fue el caso de la Presidenta, quien presentó extensamente sus argumentos y anunció el envío al Congreso del texto firmado en Etiopía para su aprobación.
De esta forma, se transformará en ley el acuerdo con Irán. Como mencioné el domingo pasado, así se cambiará la naturaleza del compromiso asumido por el Gobierno: dejará de ser una obligación del actual Poder Ejecutivo para pasar a ser una obligación de la nación argentina. Volver atrás será difícil e internacionalmente costoso. En cambio, Irán, hasta hace poco el malo de la película, podrá mostrar su acatamiento a la palabra dada y a sus obligaciones internacionales. Sería un lamentable final para una dolorosa historia.
Ninguna de las sugerencias o pedidos que se trasmitieron al ministro Timerman fueron recogidos. Tal como sucede con los tratados, no se tocó ni una coma. Creo que hay pocas posibilidades de que el proyecto de ley sea rechazado. Por un lado, el oficialismo cuenta con el número de legisladores necesario para la aprobación, y, por otro, el silencio de la oposición no parece complicar el objetivo del Gobierno. Esta evolución dibuja un panorama preocupante sobre el estado del sistema institucional de la Argentina. El Gobierno ignora el reclamo de los principales interesados y la oposición no los representa.
Habría sido natural, en una democracia sana, que un asunto controvertido como éste fuera materia de discusión y esclarecimiento. Tenemos los mecanismos para hacerlo como la interpelación a los ministros. Habría sido un excelente síntoma de la salud republicana que el señor Timerman compareciera en el recinto de la Cámara de Diputados y del Senado para aclarar, responder, en fin, debatir, ante la audiencia de todos los argentinos. Más aún, habría sido mucho mejor que su presentación se debiera a su propia iniciativa y no a una citación del legislativo. Si Héctor Timerman está convencido que su política es la adecuada, ¿qué razón hay para no defenderla? Incluso si la defendiera con éxito, no debería menospreciar el rédito político que le daría su decisión de explicar y debatir públicamente.
Debo decirle, lector, que imaginé que podríamos ver en estos días dos hechos políticos. Una oposición reunida en torno a una cuestión que no negaría ninguna de las naturales diferencias de los grupos que la componen, explicando a la sociedad de qué se trata. Esa oposición se habría expresado diciendo “vamos paso a paso; primero conozcamos bien qué implica este acuerdo, discutámoslo. Nos negamos a aprobar un acuerdo que no precisa ser ley”. Esa misma oposición, sin prejuzgar sobre el fondo de la cuestión, habría sido útil para sus representados si hubiese promovido la interpelación del ministro.
No se está discutiendo un tema marginal. Nuestro debate es sobre la agresión de un país extranjero al nuestro, ¿qué otra cosa es, si no, lo que sucedió con Irán, Hezbollah y la AMIA?; sobre la necesidad de asegurar que se haga justicia por el asesinato de 85 personas; sobre la sospecha de que el acuerdo con Irán responda a intereses comerciales; es, en fin, sobre el acto arbitrario de un Poder Ejecutivo que no explica a sus ciudadanos qué hace y por qué lo hace. Además, a medida que pasan los días, hay razón para que nuestras inquietudes aumenten.
En casos como éste es necesario prestar una especial atención a las distintas versiones del texto. El documento en inglés, que es el que se usaría en caso de controversia, puede aclarar algunos temas centrales que en la versión en castellano generan dudas. Por lo tanto, es conveniente que los miembros del Congreso estén seguros de que cuentan con todas las versiones. Votar sin la versión inglesa es una irresponsabilidad.
Otra práctica útil es leer los diarios de Teherán. Allí, quien se interese se podrá enterar de detalles que en la Argentina no se mencionan o, en todo caso, apenas se sugieren. Fíjese en este párrafo de la edición del 4 de febrero del Tehran Times: “El memorando también da la posibilidad de hacer preguntas a la persona acusada en la reunión que tendrá lugar en Teherán […] Algunos comentadores expresaron su preocupación en el sentido de que el Poder Ejecutivo ha excedido sus límites e interferido en cuestiones judiciales […] y pudo haber violado los derechos individuales”.
“Como la reunión tendrá lugar en territorio iraní, la ley de Irán prevalecerá y un juez iraní presidirá la reunión. Pero desde el momento en que las personas no han sido acusadas por un juez iraní, (el presidente) no tendrá permiso para hacerles preguntas. Finalmente, resulta claro que nuestra diplomacia ha sido cuidadosa en la preservación de los derechos individuales durante las negociaciones del memorando de entendimiento”.
“Esta es la razón por la cual el texto dice ‘nada en este acuerdo afectará los derechos de los individuos otorgados por ley’. De acuerdo con la ley iraní y a la constitución iraní, los ciudadanos iraníes sólo pueden ser llamados a comparecer y a ser interrogados por una corte competente iraní sobre la base de una evidencia firme”.
Además de la fina discusión sobre la preservación y respeto por los derechos individuales, que en Irán se asemeja a un relato fantasioso, los argumentos jurídicos y las citas del artículo parecen ciertos. En todo caso, merecerían ser considerados con cuidado antes de que la guillotina caiga sobre la Justicia.
¿Cómo se torna compatible la afirmación de la Presidenta diciendo que ahora se destraba el funcionamiento de la causa con la frase citada: “los ciudadanos iraníes sólo pueden ser llamados a comparecer y a ser interrogados por una corte competente iraní”?
Ayer se conoció la decisión de un grupo de legisladores de realizar un encuentro para expresar su oposición al acuerdo. También se supo que el ministro visitaría la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para informar, no para ser interpelado en el recinto. Sin duda, ésta no es una movilización ni la apertura de un debate, pero son señales que pueden anticipar un cambio de rumbo. Suficiente para volver a soñar un poco.
Mientras tanto, sigue inhallable la versión inglesa del memorándum. Ni en Buenos Aires ni en Washington se puede encontrar. Este es el texto que vale y que dará mayor precisión a una redacción equívoca y ambigua, que da la posibilidad que las partes “aclaren” en el sentido que les conviene.
(*) Por Dante Caputo, Ex ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.