Para descubrir a Dalí con nuevos ojos, llega a Corrientes la muestra itinerante del genial artista catalán: “Dalí y el libro”, que invita a un recorrido a través de sus facetas como lector, como escritor y como ilustrador, a través de más de medio centenar de obras que se exhibirán como uno de los tantos atractivos de la Segunda Feria Provincial y Séptima del Mercosur “Libros sin fronteras”, que ofrece el Gobierno de la Provincia de Corrientes, bajo la organización del Instituto de Cultura, del 15 al 20 de agosto próximo en el Instituto Pío XI.

Relojes que se derriten en la perfección de sus curvas bajo un sol intenso, retazos de visiones oníricas que hacen fascinante el universo de este creador español, considerado uno de los máximos representantes del surrealismo.

A través de sus obras, como así también de anotaciones y comentarios, como en “Los decires de Dalí”: “Picasso es español, yo también. /Picasso es pintor, yo también. /Picasso es un genio, yo también. /Picasso es comunista, yo tampoco”, el artista catalán nacido en Figueras marca su acercamiento hacia el libro como objeto cultural; además de plasmar su posición estética y su postura ante la vida, que lo llevaron a codearse con otros grandes exponentes de las artes de su época.

“Se trata de la obra plástica de Dalí sobre libros, que incluye litografías, grabados, de un Dalí lector que se pone a producir a partir de lo que lee y a hacer su propia escritura de aquello de lo que se nutre literariamente”, explicó la directora de Industrias y Producciones Culturales, Maia Eirin, a modo de adelanto de lo que será esta muestra inédita para Corrientes y la región.

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“Hay obras bellísimas que tienen referencia directa a los libros y otras que tangencialmente parecen pensadas desde la literatura, por ejemplo, los famosos relojes de Dalí, que tienen que ver con su concepto del tiempo”, destacó la Eirin a modo de adelanto de lo que será esta muestra inédita para Corrientes y la región.

“Dalí es un lector casi obsesivo, hay muchas de sus obras que reflejan su gusto por la mitología con personajes míticos, que se repiten y repiten, en obras que a veces son pinturas, otras esculturas y con técnicas distintas. Esto es lo que hace la literatura con uno, internalizar, movilizar y ponerte a andar”, puso de relieve la coordinadora de “Libros sin fronteras”.

Simbolismo

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Dalí describió un extenso y personal universo simbólico a lo largo de su obra Los «relojes blandos», que habían aparecido en 1931. Los mismos fueron interpretados como una referencia a la teoría de la relatividad de Albert Einstein, siendo supuestamente creados por su autor tras la observación de unos pedazos de camembert (un tipo de queso francés) expuestos al sol un caluroso día de agosto.

Otro de sus símbolos recurrentes en la obra daliliana es el elefante, que apareció por vez primera en el sueño causado por el vuelo de una avispa sobre una granada un segundo antes de despertar (1944).

Los elefantes dalinianos, inspirados por el obelisco de Roma de Gian Lorenzo Bernini, suelen aparecer con «patas largas, casi invisibles de deseo», y portando obeliscos en sus lomos creando un sentido de fantasmal irrealidad. «El elefante es una distorsión en el espacio, con sus aguzadas patas contrastando la idea de ingravidez, definida sin la menor preocupación estética, estoy creando algo que me inspira una profunda emoción y con la que intento pintar honestamente », explicó el propio Dalí en una ocasión.

Otro de sus símbolos recurrentes es el huevo, que enlaza con los conceptos de vida prenatal intrauterina y a veces se refiere a un símbolo de la esperanza y el amor, tal como se interpreta, por ejemplo, en su Metamorfosis de Narciso.

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También recurrió a imágenes de fauna a lo largo de toda su obra: hormigas como símbolo de muerte, corrupción, y un intenso deseo sexual; el caracol como cabeza humana (había visto un caracol sobre una bicicleta en el jardín de Sigmund Freud cuando fue a visitarle; y las langostas como un símbolo de decadencia y terror.

El surrealismo y las obras de Dalí

“El estado surreal perfecto se logra en la vigilia previa al dormirse, en donde se entremezclan en la mente las imágenes conscientes y las inconscientes oníricas del sueño”, es una de las premisas del surrealismo, un movimiento tuvo su génesis en 1917 con el poeta Guillaume Apollinaire.

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Apollinaire fue quien le dio el nombre de Surrèalisme- y con el manifiesto que el poeta rumano Tristán Tzara publicó en 1918, en el que afirmaba el principio de la irracionalidad, la rebeldía y la negación, se consolida como movimiento en Francia en el año 1924 con la edición del “Manifiesto Surrealista” del poeta André Bretón, quien lo define como “Automatismo psíquico puro con ausencia de todo control ejercido por la razón y de toda preocupación estética y moral”.

El hermético grupo y la élite del surrealismo lo conformaban entre otros, Tristán Tzara, Paul Eluard, Hans Arp, Yves Tanguy, René Crevel, René Magritte, Joan Miró, y su pope mayor, André Bretón. Fue aceptado tardíamente Salvador Dalí, quien acuñó la frase “El Surrealismo soy Yo” al ser expulsado del mismo, convirtiéndose en un paradigma de todo el arte contemporáneo y de este movimiento particular, su mayor exponente.

Dalí desarrolló su Método Paranoico-Crítico que es llevar la mente en forma consciente al borde de la locura, provocarla, pero sin traspasarlo y crear dentro de ese límite crítico.

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La muestra “Dalí y el libro” está integrada por obras del genial artista catalán comprendiendo diferentes técnicas y materiales; esculturas, platas, grabados, serigrafías y litografías originales que fueron provistas por Enrique Sabater, quien fuera Secretario y Administrador del Sr. Dalí desde el año 1968 a 1980 y amigo del matrimonio Gala-Dalí, a coleccionistas argentinos para ser exhibida en forma itinerante en América Latina como forma de divulgación de la obra daliniana y aporte cultural a las artes plásticas.

El arte como estilo de vida

Salvador Dalí nació el 11 de mayo de 1904 en la ciudad catalana de Figueras, España. Se dedicó al dibujo y a la pintura desde muy joven. En 1922 comenzó sus estudios de Bellas Artes en Madrid.

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Durante su estada en la residencia de estudiantes mantuvo una gran amistad con Federico García Lorca y con Luis Buñuel, con quien llevó a cabo numerosos proyectos artísticos, entre ellos la célebre película “Un perro andaluz”.

En noviembre de 1925 realizó su primera exposición en Barcelona, y tiempo después se trasladó a París, donde se integró al grupo de pintores y escritores surrealistas, que encabezaba André Breton. En 1934 fue expulsado del movimiento surrealista.

En 1929 conoció a la joven rusa Elena Diaconova (Gala), que se convertiría en su esposa y modelo.

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“Los jinetes del Apocalipsis” (realizada sobre papel de cáscara de arroz y en sanguínea), “El Reloj Blando”, “La persistencia de la memoria”, “Galatea de las esferas”, “Un rostro de la guerra”, “La Ascensión de Gala” y “Cristo de San Juan de la Cruz”, son algunas de sus obras más célebres.

Murió el 23 de enero de 1989 y fue enterrado en el Teatro Museo Dalí, en Figueras, su ciudad natal.