Quiere agrandar su familia, crecer como conductora de tevé y llevar su empresa La Dolfina al exterior. Dice que aprendió a querer al campo aunque también disfruta de sus rutinas urbanas; que su marido Adolfito le enseñó una nueva forma de vínculo y que ponerse colágeno fue un impulso inconsciente. Habla de sus cuidados de belleza y se reconoce como una mujer atrevida.

Es hija de padre diplomático, vivió un tiempo en los Estados Unidos donde recibió su primera propuesta de trabajo como modelo que no llegó a concretar porque sus padres consideraron que era chica. A los 17 años regresó a la Argentina para estudiar Ciencias Políticas pero el destino la volvió a tentar y llevó a cabo su sueño: incursionó en el mundo de la moda local. Entre publicidades de pantalones ultra ajustados, su imagen de chica sexy crecía y su desenfado y noviazgo con Carlitos Menem y posterior romance con Nicolás Repetto eran motivo de tapas de revista. Más tarde a María le llegó el tiempo del polo y la televisión, conoció a Adolfito Cambiaso, con quien tiene a su hija Mía, y debutó en la pantalla chica, reemplazando a Dolores Barreiro en El Rayo. Curriculum que la consagró como star local. En la charla con LUZ la modelo y conductora habló de sus proyectos en un año que empezó con el pie derecho ya que “inicié el 2005 en Punta de Este con amigos, mi marido y mi hija –contó-. Lo cual fue bueno porque hacía mucho que no planificábamos unas vacaciones en familia ya que siempre coincidía con que alguno de los dos trabajaba en esa fecha. Cuando volví hice un par de campañas, como modelo hago cosas puntuales, hay un par de propuestas con Muchmusic, el canal en el que hice Sio2 estos últimos meses cuando decidí retomar la carrera, y hay algunos proyectos dando vuelta con otras productoras”. -¿Tenés ganas de volver a la tevé? -Sí tengo ganas. En realidad tengo ganas de todo: de laburar en televisión, de seguir agrandando la familia; tengo ganas de seguir con La Dolfina, la empresa de ropa que empezamos a armar y con la que estamos muy felices. -¿Te lanzarás a la ficción? -Me ofrecieron hacer cosas, pero no es mi vocación. Podría hacer un papel, una participación, en la que haga de mi misma, como una excusa para divertirme, pero por ahora no. -Contanos sobre La Dolfina… -Hace un año empezó el tema del proyecto y la planificación. Mi hermano está a cargo de montar la empresa. Estamos contentos, por ahora hacemos ropa para hombres, pero la idea es ampliarla, hacer ropa de niños y femenina; y la meta final es poder venderla afuera. Más que ropa en sí, La Dolfina es un concepto de la vida del polo. La idea es plasmar la experiencia que hemos recogido en los campos de polo en la ropa, que no es netamente deportiva. -¿Cómo te ves como madre? -Es difícil definirse porque aunque una haga todos los intentos por ser la mejor madre del mundo, siempre te reclaman algo o una misma se reclama. Por ejemplo trabajar muchas horas afuera de casa. Lo que si te puedo decir es que a mi me cambió la vida. -¿En qué sentido? -En todo sentido, en mi pareja, como persona, me siento muchísmo más plena y más madura. Evolucioné un montón, básicamente en esto de hacerse adulto, ser responsable de otra persona. Tener un amor para toda la vida, está buenísimo. Si bien siempre tuve la fantasía de ser mamá, cuando llegó no fue en el momento que nosotros la buscábamos. -¿Cuál es el secreto para llevar adelante una pareja durante tantos años? -En el caso nuestro con Adolfito llevamos once años juntos… un montón. Los dos somos muy especiales. Adolfito es un tipo muy independiente, tiene un trabajo que le demanda mucho y yo también. Los dos somos felices viendo que el otro se siente realizado en el plano personal. Tuvimos que estar dos o tres meses separados, y eso implica también tener que adaptarse porque cuando volvés a la convivencia es una persona nueva, con sus pro y sus contras. A nosotros nos funciona, somos felices viendo que el otro está feliz haciendo lo que le gusta. Adolfito no es un tipo que me exija cosas, o que me diga no hagas esto o aquello porque quiero estar con vos, y esto me parece importante. Estar separados también es una buena manera de reavivar la pasión, de extrañarse, de querer estar con el otro, de vivir un eterno noviazgo. -¿Esta forma de relacionarse era nueva para vos? -Si, yo no había tenido eso en otras parejas, ni en mi casa: mamá siempre acompañó a mi papá que es diplomático. Ella es historiadora pero se dedicó a nosotros. Ese era mi mandato familiar, lo que yo mamé. Y con Adolfito armamos esto, donde a él lo hace feliz que yo me sienta plena desarrollando mi proyecto, sin que descuide a mi pareja, mi matrimonio, mi casa, mi hija. Ahí es donde una tiene que hacer malabares (risas) para compensar la casa, el trabajo y la familia. -¿Quién es el más celoso de los dos? -Yo era mucho más celosa al principio, hoy ya no… -También con ese bombón… -(Risas) Era muy celosa, pero básicamente de mi intimidad. Tuve de repente mucha exposición. Ahora él es más celoso de lo que era, en realidad más demostrativo. -¿Cómo preparás un reencuentro o una reconciliación? -Casi no nos peleamos, pero si necesito una reconciliación trato de ponerme linda, hacer cosas no rutinarias, algo que las mujeres sabemos hacer muy bien cuando nos conviene. Pero no soy de ponerme orejitas ni nada por el estilo. -¿Cómo ves tu carrera desde que surgiste, como un boom, cuando las páginas de las revistas se llenaban con tus amores con Carlitos Menem o con Nicolás Repetto? -Hubo cosas que no me gustaron como las fotos de mi vida privada, pero también es justo decir que me sirvió cuando hablaron bien de mi. Empecé un poco confundida porque siempre me gustó y quería laburar en esto, pero el mandato en casa era otro: tenía que ver con una cosa intelectual, había que estudiar y ser más “normal” como casarme, tener hijos y bueno a mi me gustaba este mundo de los medios, busqué mi propio camino y estoy contenta. -¿Cómo cuidás tu figura? -Me cuido, pero trato de no estar exigida. Siempre hice alguna actividad, de chica bailaba, hacía danzas. Hoy por hoy hago gimnasia tres veces por semana, tengo mi entrenador porque vivo en el campo. Hacemos una rutina con gimnasia localizada. -¿Cómo es tu dieta? -Como muy sano, siempre fue así. De repente si hay algo que me gusta lo como. Consumo más verduras que frutas, prefiero lo salado. Tomo mucho agua y uso los productos adecuados para el cuerpo y la cara. Soy muy metódica con eso porque me gusta, y porque me parece que si estoy en esto tengo que cuidarme. -¿Confesás algún paso por el quirófano? -Me puse colágeno en la boca cuando era muy chica, tenía 18 años. La gente creía que tenía operada las lolas y después de tener a Mía se dieron cuenta que no porque me quedé sin nada… (risas). A veces dicen que te hiciste una cirugía porque una va cambiando para bien y para mal, sobre todo cuando empezás tan chica. El cuerpo cambia, el pelo… yo me estilicé mucho, me volví más lánguida. -¿Estás a favor o en contra de las cirugías? -Estoy en contra y a mi me da terror. De hecho cuando empecé a trabajar me sugirieron que me haga las lolas. -¿En serio, pero si tenías? -Si, siempre me aconsejaron operarme, no por tamaño sino por forma. Pero me daba terror por el tema de la cirugía, pienso que por ahí por algo sencillo una puedo tener consecuencias graves. Y el colágeno me lo hice cuando era muy chica, de inconsciente fui a acompañar a mi “booker” y bueno ya que estába me puse yo también. Cómo quien va a hacerse un tatuaje. -¿Te arrepentiste? -No es que esté arrepentida del cambio sino que fue medio inconsciente. -¿Cuáles son tus técnicas para seducir? -El sentido del humor y lo que no se ve, que sorprendo para bien. Los que no me conocen tienen una imagen predeterminada, de una mina inalcanzable o antipática y al tratarme se sorprenden para bien. Esto me pasó con mi marido y con la gente en general. -¿En qué pensás cuando no podés dormir? -Depende, tengo días. Me acuerdo de gente que quiero mucho como mi familia y su futuro; sobre mi vida misma, que voy a hacer. Soy noctámbula, la noche es el momento del día que más me gusta y leo, pienso bastante. Tengo la tele prendida aunque no la mire. -¿Qué libro tenés en tu mesa de luz? -Ahora tengo ADN, de (Jorge) Lanata esperándome. El último que leí y me enctantó es Conversaciones con Dios, de Neale Donald Walsch. -¿Quién influyó mucho en tu vida? -Mi tía abuela por parte de mamá, me quedaba con ella cuando mis padres no estaban, tengo los mejores recuerdos; mi madrina y mi madre. Todas mujeres. -Una fantasía… -La fantasía. -¿Sos atrevida? -Sí. -¿Cuál fue tu mayor atrevimiento? -Mmm… no se puede contar (sonríe), tiene que ver con la intimidad, con la pareja. -Tenés como invitada a María Vázquez ¿Qué le preguntarías? -(Risas, carcajadas, se agarra la cabeza). Ehhh…no sé, me quedé sin palabras. Diría “Estás divinaaa” (risas). No, de verdad no se. – J. R. L.