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Malvinas: Reafirmar nuestros derechos

ORLANDO GUSTAVO PASCUA (*)

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Es imprescindible en esta fecha – 10 de junio – declarada por la ley 20.561 en noviembre de 1973 como Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre la Islas Malvinas y Sector Antártico reflexionar sobre el significado de Malvinas, como una Causa de Unidad en un contexto Nacional y Latinoamericano.


Plantear la Causa Malvinas en un sentido amplio, repotenciarla, porque ella encierra la concepción integral de Soberanía,  lo político, lo social, lo cultural, lo económico, lo educativo, lo territorial.

 

El 10 de junio de 1829, Vernet fue nombrado con el cargo de Primer Comandante Político y Militar de las islas. En el texto del decreto se exponen claramente los presupuestos del gobierno del Río de la Plata que justifican la posesión del archipiélago.

 

La Argentina fundamentaba sus derechos en cuatro puntos: que España poseía las islas previamente, que esta posesión había quedado justificada por el derecho de ocupación, que las principales potencias marítimas así lo habían reconocido, y que las islas en cuestión se hallaban próximas al territorio del antiguo virreinato.

 

Por este acto, Vernet se había convertido en funcionario de un Estado encargado de hacer cumplir las leyes del país.

 

EL ORIGINARIO GUARANI QUE FUE COMANDANTE MILITAR EN LAS ISLAS MALVINAS: PABLO AREGUATI

Su historia fue olvidada y hoy es prácticamente desconocida. Se llamó Pablo Areguatí, guaraní nacido en la aldea San Miguel Arcángel, fundada en tiempos del Virreinato del Río de la Plata por misioneros jesuitas en territorio que ahora pertenece a Río Grande do Sul, en Brasil.

 

En 1824 fue el comandante militar de las Islas Malvinas durante seis meses (desde febrero hasta agosto).

 

Educado primero por jesuitas en la provincia de Misiones y a partir de 1783 en Buenos Aires, estudió en el Real Colegio de San Carlos. Esta institución –por cuyas aulas pasaron Manuel Belgrano, Juan José Paso, Juan José Castelli, Mariano Moreno, Manuel Dorrego, Cornelio Saavedra, Juan Martín de Pueyrredón y Martín Güemes, entre muchos otros nombres de los primeros años de vida argentina– con el correr del tiempo se convertirá en el Colegio Nacional de Buenos Aires.

 

En 1811, Areguatí fue nombrado por Manuel Belgrano como primer alcalde de la población entrerriana de Mandisoví, de 650 habitantes, fundada en 1777 por Juan de San Martín, padre del general José de San Martín. En 1814, Gervasio Posadas, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, lo asciende a capitán de milicias.

 

Pablo Areguatí provenía de una familia tradicional en San Miguel Arcángel. Este poblado formaba parte del departamento de San Miguel, también conocido como las Misiones Orientales. Era hijo de Pascual Areguatí y hermano de Pedro Antonio, que en 1825 formaría parte de la expedición de los 33 orientales al mando de Juan Antonio Lavalleja para liberar la Provincia Oriental.

 

Merced a su posición familiar, es que habría logrado ingresar en el Colegio de San Carlos de Buenos Aires, quizás la más importante de las escuelas del virreinato. Ya de regreso en su región de origen, lo sorprendió la invasión lusitana sobre las Misiones Orientales de 1801, que forzó el exilio de numerosos guaraníes hacia los pueblos de la costa occidental del río Uruguay. Areguatí, junto a su familia se asentó en Mandisoví.

 

Allí lo encontró la revolución y el paso de Manuel Belgrano, quien lo nombró alcalde y comandante de milicias del pueblo, lugar desde el que colaboró con información sobre los movimientos de los portugueses.

 

Areguatí ganará protagonismo a medida en que el ideario federal comienza a expandirse por el litoral y es adoptado por sus hermanos guaraníes. Quizás debido a su posición de cierto privilegio por su trayectoria, es que Areguatí se puso del lado del poder central de Buenos Aires, por lo que “había estado muy activo procurando contener a los rebeldes, disolviendo sus reuniones y ejerciendo toda su influencia contra la causa artiguista, ganándose la animosidad de Manduré y sus lugartenientes” (Poenitz y Poenitz, Misiones provincia guaranítica).

 

Esta postura de Areguatí le valió el reconocimiento de las autoridades centrales. El Director Supremo Gervasio Posadas lo ascendió, en julio de 1814, a capitán de milicia. Lo cierto es que esta actitud exacerbó los ánimos y sirvió para profundizar las diferencias políticas existentes entre los guaraníes federales y los no federales. Manduré con su tropa, sitió y atacó Mandisoví en agosto de 1814.

 

Luego de la derrota de los directoriales en Mandisoví, Areguatí logró escapar y pasó un tiempo en Santa Fe, hasta que recaló en Buenos Aires. Allí se habría vinculado a sectores comerciales, de la mano de los cuales emprenderá su increíble periplo malvinense.

 

Cuando en la década de 1820 el gobierno de la provincia de Buenos Aires comenzó a mostrar cierto interés por las posibilidades económicas del mar argentino, el tema de las Malvinas (que administrativamente dependían de Buenos Aires) se instaló como un problema a resolver.

 

La mejor forma de ocuparla, era a través de alguna explotación comercial que pusiera en movimiento a las islas y que garantizara la presencia humana indispensable para demostrar derechos soberanos sobre ellas.

 

En 1823 el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, le otorgó derechos de explotación sobre 30 leguas de las Malvinas a Jorge Pacheco. Este podría criar ganado y cazar lobos marinos, pero a cambio debía reparar las instalaciones de Puerto Soledad.

 

Pacheco se asoció para la empresa con Luís María Vernet. Ambos encararán la tarea de administrar las islas. En diciembre de aquel año, Pacheco y Vernet se dirigen al gobernador para recomendar la designación de Areguatí como comandante militar de las Malvinas.

 

Malvinas es la Causa del Pueblo y no de un sector determinado. No solo quedarnos en la cuestión del conflicto bélico, si analizar y reflexionar sobre el mismo, como experiencia y autocrítica; que claramente fue bastardeada en 1982 por la dictadura cívico-militar genocida cuyo único objetivo era mantenerse en el poder y no por un sentimiento patriótico. Sentimiento y compromiso que si lo hubo en los conscriptos y parte de los suboficiales y oficiales que combatieron en las Islas.

 

DEBEMOS MALVINIZAR MALVINAS Y MALVINIZAR LA ARGENTINA.

Si hablamos de Recursos Naturales, hablamos de Malvinas (hidrocarburos, pesca etc.).

 

Si hablamos de Desmilitarización, hablamos de Malvinas (base militar británica de Mount Pleasant).

 

Si hablamos de Pueblos Originarios, hablamos de Malvinas (aproximadamente un 20% de los que participaron y cayeron en Malvinas en el conflicto bélico de 1982 fueron hermanos Qom, Wichis, Pilagas, Guaraníes, Tehuelches y otros).

Si hablamos de Integración Regional Latinoamericana, hablamos de Malvinas (el 82 demostró claramente esa Unidad, y hoy tenemos al Mercosur, la Unasur, etc.).

 

Si hablamos de Geopolítica, está Malvinas como un lugar estratégico política y militarmente.

 

Si hablamos de Derechos Humanos, Crímenes de Guerra y Delitos de Lesa Humanidad, hablamos de Malvinas, (así lo demuestran las denuncias presentadas ante la Justicia Federal, en el marco de la Memoria, la Verdad, la Justicia y la Soberanía).

 

Y si hablamos de Democracia, Malvinas está presente (ella también posibilitó la recuperación de la Constitución y la Leyes).

 

Malvinizar Malvinas es hablar de integridad territorial, de soberanía social y política, de destino nacional autónomo, de alianzas estratégicas, es hablar sobre las cosas que nos faltan o de las que estamos en proceso de recuperar.

 

(*) Recibido por Corrientes al día de Orlando Gustavo Pascua

Combatiente de Malvinas – Trabajador de Prensa. Coordinador Nacional Red Compromiso Social por Malvinas. Secretario de Comunicación Asamblea Ciudadana de Corrientes

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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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