Se encuentra en un momento clave de su vida. Ha pasado de ser adolescente a mujer. Y no puede ni quiere ocultarlo. A fines del año pasado concluyó el secundario y hace un mes le dijo adiós a los personajes virginales, tras su paso por “Los secretos de papá”.

Ahora interpreta a una joven completamente desinhibida y experimentada en el terreno sexual en “Casado con hijos”, la sitcom de Telefé en la que comparte cartel con Guillermo Francella, Florencia Peña y su propio hermano, Darío Lopilato. Como si el cambio fuera poco, hace 5 meses conoció a Mariano Martínez (26) en la Isla de Caras e inició con él una relación afectiva que aún no se atreve a definir y que la puso en el ojo de la tormenta mediática. El dulce y bienintencionado acoso de los fans dio paso a las persecuciones periodísticas y desde entonces la fama ya no le resulta tan divertida. Por eso dice sentirse feliz y triste a la vez, pero con la prepotencia que le confiere su juventud. A punto de cumplir 18 años, Luisana Lopilato asegura que no bajará los brazos y dará batalla. “No voy a dejar que la presión del medio me traumatice y seguiré apostando al amor”, concluye. Casi sin transición, en menos de un mes pasó de la comedia costumbrista de Canal 13 a la sitcom (comedia de situaciones) de Telefé. ¿En cuál se siente más cómoda? —Me siento más cómoda en la cotidiana, en la comedia costumbrista, porque es más fácil: ya sabés lo que tenés que decir o, si no, de última, si no te acordás la letra, inventás. En la sitcom todo es más complicado, no te podés olvidar de nada, todo debe funcionar como un relojito. Lo que más me cuesta es acostumbrarme a las risas que aparecen en todas las escenas. Digo algo y salta desde atrás una risa. Esto me hace sentir todo el tiempo graciosísima y en realidad no lo soy. Pero está muy bueno experimentar con todos los géneros, incluso con éste, y además tengo muy buena onda con Francella, con Flor y con mi hermano, con el que me llevo espectacularmente bien. ¿Qué tal le resulta la experiencia de trabajar junto a su hermano? —Me encanta trabajar con él porque lo quiero mucho y nos llevamos muy bien. Nunca habíamos trabajado juntos y la verdad es que es una gran experiencia. En casa estudiamos la letra juntos. Bah, en realidad yo no estudio la letra pero él me obliga a hacerlo. Leo los capítulos, los marco, y luego gracias a él pasamos la letra. El es más aplicado que yo. ¿Fue idea suya la inclusión de él en el programa? —No. El hizo un casting y quedó seleccionado antes de que yo me integrara al ciclo. Fue pura coincidencia. Hasta aquí siempre interpretó a adolescentes virginales. Ahora encarna a una joven que ya se ha convertido en mujer, que asume haber tenido relaciones sexuales. ¿Encuentra este personaje más acorde con su realidad? —No, este personaje no tiene nada que ver conmigo. Paola es muy impulsiva, está con muchos hombres a la vez y no le importa nada. Tampoco me visto tan exuberante como ella, salvo para alguna que otra producción fotográfica. Ella es muy perra, por no decir otra cosa. Y en cuanto vaya avanzando el ciclo, ya verás, hará cosas más zafadas. ¿Le da vergüenza interpretar a Paola? —No, me divierte mucho, pero somos diferentes. ¿Cómo se definiría, entonces? ¿Es lo opuesto a Paola? —Sí, yo soy lo contrario a ella. Soy retranquila, refamiliera y me visto muy tranqui. Soy romántica y reservada. No soy una comehombres. A propósito de hombres, en “Dominico”, Mariano Martínez la eligió como la más linda de la Argentina. ¿Cómo tomó el elogio? —No vi el programa, pero me lo contaron. ¿Se lo agradeció? —Lo llamé y le dije gracias. Ese parece ser el agradecimiento para un desconocido… —Antes que nada fui educada. Es cierto. Pero además de educada pudo haber sido algo más afectiva. ¿Le gustó o no que él la nombrara en un programa de televisión? Se lo pregunto porque hasta ese momento parecían cumplir un pacto de silencio… y si era así, él lo rompió. —No me incomodó… digamos que… me agradó. Sí, me gustó, es agradable que te digan que sos linda. ¿Está de novia o no con Mariano? —Prefiero guardarme la respuesta. No quiero decir si estoy de novia o no porque jugaron mucho con el tema y con esto le hicieron mucho daño a mi familia. Así que por respeto a ella prefiero no hablar del tema. Yo ya no puedo hacer la vida que hacía porque tengo instalado en la puerta de mi casa un fotógrafo las veinticuatro horas del día, esperando a ver si salgo y a dónde voy, pero de alguna manera me la banco porque elegí esta profesión y sé que es parte de las reglas del juego. Pero mi familia no tiene la culpa, se siente presa en su propia casa. Creo que esta vez se pasaron del límite. ¿Es de las mujeres que, por precaución, prefieren esperar un tiempo, digamos por ejemplo tres meses, antes de confirmar un romance? —Cuando una es famosa se tiene que cuidar mucho más. ¡Mirá lo que me pasó con Felipe (Colombo, ex compañero en Erreway)! No quisimos decir nada porque era algo muy nuestro, y sin embargo después circuló un video por ahí….¡un horror! ¿Le quedó un buen recuerdo de Felipe? —Sí, lo quiero muchísimo. Ahora es mi amigo y nos llevamos muy bien. Hace poco lo fui a ver en “El graduado”. Volvamos al tema anterior. ¿Necesita más tiempo para confirmar una relación afectiva? —Yo hoy quiero un tiempo para mí, para mis cosas, para ver… para ver qué siento. ¿Tiene ganas de sentirse enamorada? —Tiempo al tiempo. Todo tiene que ir de a poco. Soy muy chica, aún soy menor de edad. Si el amor llega y se instala, no le voy a decir que no, pero no me voy a precipitar… ¿Qué tiene que tener un hombre para atraerla? —Me gusta que conmigo sean dulces. Eso es lo único que me compra, que me traten bien y que sean dulces. No acepto los hombres con carácter fuerte. ¿Mariano es un hombre dulce? —Tampoco te lo voy a contestar. Se la nota muy a la defensiva, Luisana. Esto es sólo un reportaje, no intento hacerla sufrir. ¿Tanto daño le ha causado la prensa? —Es que la invasión a la privacidad conspira para que pueda conocer realmente a alguien. No puedo ir a tomar un café con alguien sin la presión de decir qué va a pasar de aquí a cuatro meses. Y si lo hago, y luego me ven con un amigo del colegio, por ejemplo, alguien saltará y gritará: ¡Ah, lo está haciendo cornudo! Es injusto, todo el mundo se hizo la película de que yo ya estaba de novia y me había casado, pero a lo mejor pasó, o sigue, o no sé qué va a pasar. Todo este mecanismo propio del medio te lleva a frenarte; o a decir: me la juego y al diablo con todo el mundo. ¿Y qué decisión ha tomado? ¿Aceptará la presión o se la jugará? —No lo sé. Me pone triste hablar del tema porque debería ser lindo decir: conocí a alguien y estoy viendo…y no sé qué va a pasar, en fin, poder exponer las dudas típicas de una chica de 17 años sin sentir por eso que debo enfrentarme al mundo. Pero no, no creo que al final me ganen. Siento mucho miedo por lo que el medio me ha demostrado en los últimos tiempos, pero no voy a dejar que esto me traumatice y me anule. De alguna u otra manera voy a seguir apostando al amor. (*) Por Gustavo Lladós – Fotos: C.CASCO/PERFIL