Signos Literarios
Mi final feliz
VIVENCIAS(*)
Y vivieron felices para siempre. Ese es el recuerdo que tengo como moraleja de todos los cuentos de mi niñez.
Que si era una buena niña durante el año, “Papá Noel” me recompensaría y me traería un merecido regalo.
Que de grande podía ser lo que yo quisiera, que uno tiene que hacer lo que le gusta.
Pero un día crecí y me di un fuerte golpe contra la pared de mis prejuicios y creencias. Me sentí mal, me sentí sola. No tenía las herramientas para revocar nada. Tenía que ponerme a estudiar de cero.
Alguna vez me enamoré, me empeciné en creer que ése era mi final feliz y soporté cosas que no debería haber soportado. Hice cosas que no debí haber hecho tampoco. Agonizante y moribundo, llegó mi final feliz: la soledad de encontrarme conmigo misma y rehacer los pedacitos de mi ser otra vez.
Tomó su tiempo. Tomó lágrimas, mucho dolor, muchos nuevos errores. Pero volví a ser yo, con conocimientos nuevos y ganas de volver a intentar, esa sensación de supervivencia y superación innata que (casi) todos llevamos dentro.
Me volví a enamorar, esta vez de una manera tan distinta. Sin caprichos ni cuestionamientos. Sin celos infundados y sin requerimientos despóticos sobre las actividades del otro. Eramos dos personas que nos elegíamos para compartir la vida de una manera sensacional. Todo parecía encastrar; una vez más caí en el facilismo de creer que había encontrado mi “final feliz”.
Pero ese final recién comenzaba…y sería eterno, o no, según qué quisiera yo, según qué quisiera él. Estaba ante un final continuado, que no dependía solamente de mí. Y eso me asustaba un poco. Pero acá estoy, viviendo mi final feliz todos los días; a veces con lágrimas, a veces con enojo, a veces en silencio. Porque la felicidad, como todo, había sido que también tiene sus altibajos. Y pasan. Como la vida misma.
Así también, de niña trataba sobremanera de ser buena. Desarrollé un “súper yo” bastante hermético y totalitario. Nada de colores, todo era blanco o negro. Cada error era una frustración imposible de reparar. Nadie parecía notar mi esfuerzo por ser mejor. “Papá Noel” nunca me traía lo que le pedía. Tampoco nunca lo cuestionaba. Algo seguramente había hecho mal. La culpa era un traje demasiado bordado, pesado para llevarlo todos los días.
Me quedaba la idea de ser lo que yo quisiera. El tema es que no sabía qué quería y tampoco tenía un abanico de posibilidades lo suficientemente amplio como para poder decir, a ciencia cierta, que estaba realmente “eligiendo” lo que más me gustaba. Estaba más bien direccionada a carreras ligadas al arte, al derecho, a lo social. Y quisieron convencerme de que era realmente buena para eso, no por el esfuerzo que pudiera dedicarle. Simplemente era buena, yo era buena, muy buena. Y me lo creí…
Nada de lo que hice internalizó en mí mérito alguno, porque era lógico que lo iba a obtener…yo era buena, punto. Los logros que llegaron era sólo una consecuencia lógica de mi persona. No requería esfuerzo, porque yo era buena. El dolor del golpe contra la pared de la realidad, esta vez, fue un dolor que no se me quitó ya más de los huesos. Quedé resentida, y en días de humedad, el dolor me agobia bastante.
Aún así, vivo feliz para siempre. Vivo como puedo, aprendo lo que puedo y trato de explotar al máximo mis cualidades.
La vida no es justa, soy lo que hago de mí y vivo mi final feliz porque acepto las diferencias de mi compañero, no porque él o yo no las tenga. Somos un engranaje perfecto que rueda hacia adelante, siempre. Pero ello depende de ambos, ya no sólo de mí. Y mientras podamos coexistir de esta manera, el final feliz seguirá presente. El día que no, será el momento de redescubrir el final feliz.
(*) http://mariadennadie.blogspot.com.ar/
En honor a los 120 años del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado entre Argentina y Japón el 3 de Febrero de 1898, se lanzará el jueves próximo desde el Jardín Japonés (Buenos Aires) el primer concurso internacional de Poesía Japonesa “Tierra de Haikus”. La iniciativa es impulsada por la Fundación E Jendú Arte y Cultura, Imagen Diplomática, la Fundación “Andresito de las Misiones” y el Observatorio Social por la Paz y cuenta con el auspicio de la Embajada Japonesa en Argentina.
Las organizaciones que impulsan el certamen desarrollan sus actividades con miras a la reafirmación y expansión en todo el mundo de la Cultura de paz, con especial atención a la filosofía y los objetivos de Naciones Unidas, representados en sus distintos estamentos y agencias, como así también en sus diversos Programas, Fondos y Organismos, que tienen por principal causa el derecho de todos los pueblos del universo a la paz duradera y definitiva.
Este Primer Concurso Internacional tiene como objetivo principal la exaltación de la poesía en general y de la poesía japonesa en particular; al mismo tiempo que busca reafirmar el espíritu de confraternidad y amistad entre el Japón y la Argentina, en Honor y Homenaje a los 120 años del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado entre ambos países el 3 de Febrero de 1898
Vale señalar que el milenario Haiku, es una composición poética japonesa que consta consecutivamente de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas (diecisiete en total).
Signos Literarios
Otra publicación en revista internacional para teórico correntino
FRANCISCO TOMÁS GONZÁLEZ CABAÑAS
La propuesta de reforma democrática, “El voto anticipado” del autor Francisco Tomás González Cabañas fue publicada por la prestigiosa Revista española de la transparencia, ISSN-e 2444-2607, Nº. 6, del año 2018, en las págs. 102-104. Para el creador del índice democrático, herramienta que mide las prácticas democráticas en los distintos poderes de los distritos auditados, se trata de la publicación número quince por parte de revistas internacionales que imponen estándares de exigencia y de calidad para publicar desarrollos teóricos, que como en otras elaboraciones de González Cabañas (voto compensatorio, gabinete ciudadano, cámara de dipunadores) sostienen novedosos criterios o categorías para remozar la democracia como la experiencia que puede, o debe, seguir siendo mejorada para representar, palmariamente, el gobierno del pueblo o de los ciudadanos.
“Al establecer la posibilidad de un voto anticipado, se conseguirían modificaciones sustanciales, giros copernicanos en la política cotidiana, que al constituirse en concomitantes, complementarias o en paralelo, con el voto o sufragio clásico y tradicional, de ningún modo significara una ruptura conflictiva, una instancia revolucionaria traumática, sino simple y llanamente la consolidación de la democracia misma, resignificando, desde lo electoral su definición histórica como etimológica.
El voto anticipado, permitirá que el ciudadano, en los tiempos actuales en donde considera un valor positivo el compartir sus gustos, preferencias y elecciones, ante sus semejantes, por intermedio de plataformas virtuales o de redes, haga lo propio con su preferencia electoral o política. El voto o sufragio clásico, que en varias aldeas occidentales, sigue amparado por ley, para que se lo respete en su condición secreta, fungió con utilidad hace décadas atrás, cuando las realidades sociales y existenciales no habían sido gravitadas por la explosión del mundo digital y de la cada vez más influyente inteligencia artificial. Sería más que una falta de tino el señalar, como se vio modificada la vida diaria del occidental promedio, de dos décadas a esta parte, más bien, es incomprensible como aún no se haya generado, hasta esta oportunidad, la posibilidad para que el ciudadano moderno, pueda hacer visible, pueda exteriorizar sus elecciones políticas, y en el caso de que lo decida que lo comparte y difunda, tal como lo hace con todos los otros (al menos tiene tal posibilidad) aspectos de su vida que no solo son considerados públicos, sino también áreas o zonas privadas”.
Estos párrafos que hacen mención al desarrollo teórico de Francisco Tomás González Cabañas, publicados por la revista internacional de marras, evidencian el grado de audacia teórica, de arriesgada creatividad, sostenidas en giros arguméntales y en razonamientos acendrados en la historia del pensamiento que lo preceden al correntino, construyendo para sus consideraciones y categorías un sendero en donde seguramente tantos más que vengan con él o detrás suyo, erigirán bajo estos pilares una nueva consideración de lo político como de lo democrático.
El texto “Crónicas de Bosque” de Francisco Tomás González Cabañas, fue publicado en la Revista editada en el Perú “Dúnamis”, en su número 8 del año 9, correspondiente a Septiembre del año en curso.
Con la presente el autor suma 8 publicaciones en revistas internacionales (la mayoría de ellas especializadas en filosofía) en menos de un año, como dos libros de filosofía política publicados, uno de ellos (El Voto Compensatorio) editado en Alemania, y la aceptación a más de una veintena de diferentes congresos internacionales de diversas ponencias oportunamente enviadas y aceptadas.
Crónicas de Bosque, es un relato ficcional, que vislumbra una crítica social que encierran al autor en sinuosos laberintos de persecución e indiferencia por parte de quienes pretenden una sociedad sesgada, en donde las decisiones son tomadas por facciones con poder circunstancial y por tanto el ejercicio ciudadano y la vida democrática, pasan también a ser literatura o filosofía ficcional.
CRÓNICAS DE BOSQUE
Se estima que tiempo antes de la existencia de los guaraníes nuestras tierras fueron habitadas por una civilización que ha dejado muy pocos rastros de su existencia. Alcanzando el grado de mito, como la célebre Atlantis, daremos cuenta, de la información que contamos acerca de la cultura que podríamos dar en llamar como de los “Gentereí”.
En un tiempo no precisado de la historia, en lo que actualmente se conoce como el litoral argentino, una cultura de peculiares características, tuvo su apogeo y extinción, bajo sinuosidades sociales y políticas, que en la actualidad nos pueden parecer, casi familiares y cotidianas, por lo que no es demasiado arriesgado suponer, que pese a los siglos transcurridos y por más que las evidencias materiales no sean contundentes, tenemos una carga genética o arrastramos signos de quiénes serían nuestros antepasados directos; los Gentereí.