Opinión
Mitos acerca de las armas de fuego
ALBERTO MEDINA MÉNDEZ(*)
Se inició en nuestro país la aplicación de un plan gubernamental tendiente a la destrucción de armas de fuego, que consiste en la entrega voluntaria y anónima de armas de fuego y municiones, legales e ilegales a cambio de incentivos (vaya eufemismo) dinerarios.
Los ideólogos y mentores de esta norma sostienen que la sociedad civil debe descartar la idea de que armándose resolverá los problemas vinculados al delito y la conflictividad. Mas allá de la improvisación e inmoralidad del planteo oficial que esconde múltiples aristas, es tiempo de plantear cuestiones de fondo que rodean al tema y que no se discuten siquiera, asumiendo como reales ciertas creencias instaladas en la sociedad, sin posibilidad de revisar premisa alguna. Vivimos en sociedades (buena parte del planeta lo piensa) en las que se cree en el principio que dice que ” a mayor cantidad de armas, mayor criminalidad”. Por eso prosperan todas los sistemas de ideas que sostienen que “a mayor control menor violencia”. Así las cosas se apela a que el Estado monte una maraña de regulaciones tendientes a regular el uso, portación, registro, compra y venta de armas de fuego. El primer aspecto conceptual pasa por no advertir en la discusión que los que producimos violencia, la ejercemos o no, somos los seres humanos y no las cosas. Por eso, a estas alturas resulta importante aclarar que no hablamos del objeto “armas” sino de la conducta de los seres humanos respecto de ellas. NO se trata ya de armas si, armas no, sino de la libertad para disponer de ellas si o no. Algunas estadísticas ayudan a visualizar las cosas de manera diferente. La nación mas segura y menos violenta del globo es Noruega. Paradójicamente es uno de los que mas armas por persona dispone, siendo por otra parte el que menor tasa de homicidios posee en el continente europeo por solo citar un ejemplo. Algún defensor del control de armas tal vez pueda intentar explicarlo seriamente con argumentos fiables. Cabe consignar que alguna vez comulgue con esa visión. Sin embargo me he permitido revisar aquellas ideas, llegando a la conclusión de que no había forma de sostenerlo correctamente, sin caer en prejuicios generalizados o simplificaciones infantiles, carentes de demostración evidente. La cuestión ideológica siempre es mas profunda que la visión resultadista. No deberían existir dudas acerca de que la libertad está por sobre todas las cuestiones, pero es posible que algo de esta línea argumental desdibuje ciertas creencias arraigadas que no tienen demasiado asidero. Mas allá de las cuestiones utilitaristas de ciertos argumentos estadísticos aportados, ( siempre discutibles y opinables por cierto ), lo que no cabe dudas es que el derecho a la vida y a la propiedad se ven permanentemente vulnerados cuando tenemos restringidos los derechos a defenderla en cuanto alguien intenta quitárnosla. Las normas que pretenden proteger nuestros derechos, finalmente no hacen otra cosa que dejarnos indefensos. Existe un típico discurso latino que es básicamente antinorteamericano. El mismo sostiene, en su habitual superficialidad, haciendo alarde de cierto conocimiento de la política de ese país respecto de esta cuestión de las armas. Con idéntica liviandad se dejan de lado las evidentes diferencias entre estados dentro de esa nación, dado su federalismo realmente ejercitado. Es cierto que se conocen de naciones como esas masacres ya famosas mundialmente. De hecho también han ocurrido en otros países también desarrollados. Todos ellos han quedado entrampados en recorrer el camino que nosotros pretendemos tomar hoy. Para aquellos que caen en el juego de simplificar la cuestión planteando la problemática de EEUU como si ese país fuera el espejo en el cual uno debe mirarse, cabe recordar dos anécdotas que ilustran la situación en sociedades como aquellas, en las que la cuestión TAMPOCO esta resuelta aún. El tristemente famoso estudiante extranjero armado Cho Seung-hui, en abril de 2007, que inició un tiroteo desenfrenado en un campus universitario y disparó contra mas de 50 personas, todas ellas DESARMADAS, asesinó a 32 de ellas antes de cometer suicidio. En enero de 2002, coincidentemente en Virginia, otro estudiante extranjero armado, esta vez Meter Odighizuwa inicia un tiroteo también desenfrenado en un ámbito académico, dispara y mata a 3 personas DESARMADAS, hasta que un estudiante ARMADO ( legalmente ) logra detenerlo. No amerita mas comentarios. Vale mucho mas sacar conclusiones propias. El delincuente, el violento, el transgresor de las normas, el simple desquiciado, no dudará un instante en sobrepasar los limites legales para avanzar en su costado mas agresivo. No existe norma, ni ente planificador suficientemente eficaz para evitar que un ser humano acceda a herramientas para consumar sus actos violentos. No es así como frenaremos el delito. Muy por el contrario, el que esta dispuesto a transgredir reglas, siempre tiene el acceso habilitado, no importan las barreras o restricciones que pretendamos imponerle. El indefenso, por el contrario, es justamente el que ajustándose a derecho, no esta dispuesto a vulnerar normas, quedando así en desigualdad de condiciones para defender su vida, su libertad y su propiedad, debiendo optar finalmente entre cumplir las normas y ser blanco fácil de los malhechores, o bien es invitado a infringir la norma, sobrepasando limites morales que lo llevan a caer en delito para defenderse a si mismo y a los suyos. En sociedades como las nuestras las armas blancas son tan letales como las de fuego, sin embargo a nadie se le ocurre controlar estas últimas. La violencia no disminuye porque tengamos ocurrentes ideas acerca de las cosas. La violencia tiene que ver con una actitud propia de los seres vivos y no de sus herramientas. Intentar corregir estas conductas indeseadas con voluntaristas leyes, con mas intervención del Estado, solo nos aleja del diagnostico. Es desconocer la esencia humana. Este tipo de visiones nos hace mas vulnerables a los no violentos, quedando siempre como rehenes de quienes nunca dudarán en aplicar la fuerza por cualquier medio, valiéndose del arsenal disponible para dañar a los otros. El tema es complejo. Asumamos que es polémico. Discutirlo con superficialidad no nos acerca a la verdad. Muy por el contrario alimenta las condiciones para que los violentos triunfen, y para que no abordemos la problemática desde el lugar adecuado, es decir desde su origen y no desde sus consecuencias. Por ahora, esta norma solo cumplió el rol de NO solucionar el problema, distraer la atención del tema central y ocupar otro espacio alrededor de los mitos acerca de las armas de fuego. (*)Recibido por Corrientes al Dia por ALBERTO MEDINA MÉNDEZ
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.