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“Necesitamos una ley que les diga no a los monopolios”

SERGIO FERNÁNDEZ NOVOA

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Mientras intenta abrir el juego con radios del interior que buscan darles voz a las minorías, el funcionario admite que el Estado tiene responsabilidad en los contenidos de la TV. Pero apunta a un trabajo compartido.


“La revolución tecnológica es, sin duda, una revolución, porque modifica las prácticas sociales y cambia de raíz todo lo que tiene que ver con los medios de comunicación. Pero ninguna revolución es neutra, y si el conjunto de la sociedad y el Estado representante de esa sociedad no están imbuidos de todos los conocimientos y no tienen suficientemente claro la profundidad de estos cambios, corremos el riesgo de que esa revolución que seguramente no va a ser neutra no sea para beneficio de la mayoría de nuestra población.” El llamado de atención lo pronuncia el coordinador general del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), Sergio Fernández Novoa, que entiende que hay que aprovechar esta oportunidad que ofrece el cambio tecnológico “para construir esa enorme deuda que tiene la democracia, que es una ley de radiodifusión plural y democrática y, a partir de un nuevo plexo normativo y de un nuevo plan de radiodifusión que incluya la televisión, las radios de amplitud y de frecuencia modulada, comenzar a construir una comunicación social mucho más comprometida con los intereses de nuestra sociedad”. Fernández Novoa entiende que el avance tecnológico debe ser puesto “al servicio del desarrollo humano y social”. Para que la idea se corrobore con la práctica, el organismo está desarrollando una serie de programas que promueven la inserción social de sectores postergados en la sociedad y que no son tenidos en cuenta dentro de la marea de la concentración monopólica. Uno de ellos es el convenio firmado en 2004 con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) que permitió la creación de seis emisoras para las comunidades mapuches (Neuquén y Buenos Aires), la comunidad kolla Finca Santiago y la diaguita calchaquí (Salta) y para la Asociación Civil de Jóvenes Munaysapas (Jujuy). A través de autorizaciones del Comfer, estas radios ya están funcionando. Hace unos días, funcionarios del organismo se reunieron con las comunidades indígenas de la Puna en Humahuaca, para definir la puesta en marcha de un canal de televisión de los pueblos originarios. Y a la hora de hablar de la construcción de estos medios, Fernández Novoa se pregunta: “¿Qué comunicación tenemos que construir en la Argentina que hoy no está suficientemente desarrollada? Hemos desarrollado la comercial, pero no la que construye ciudadanía. Y la que construye ciudadanía construye memorias, verdades plurales, relatos de identidad que tienen que ver con estas cosas y, fundamentalmente, proyectos pluriculturales, porque nosotros somos una sociedad pluricultural. Debemos crecer y desenvolvernos con esa riqueza y no con el predominio de un cultura sobre la otra”. En 2004 se renovó un convenio con el Ministerio de Educación de la Nación que facilitó que en la actualidad estén funcionando 42 radios en escuelas de frontera en Oratorio (Jujuy), Monteagudo (Misiones), Puerto Bermejo (Chaco), Apipé (frente a Yacyretá) y Lago Puelo (Chubut), entre otras. La más reciente comenzará a funcionar próximamente en Yavi Chico (Jujuy). En este caso, el objetivo tiene múltiples aristas, pero Fernández Novoa destaca la más importante: “Un aspecto de soberanía. Nos pasaba en muchos lugares de la frontera, por ejemplo en la frontera con Brasil, que los chicos, viviendo en pueblos argentinos, hablaban el portuñol o más el portugués que el español. Eran hinchas del Inter o del Gremio de Porto Alegre y no de los equipos argentinos. Con la implantación de la Radio del Soberbio en la Selva Misionera, comenzaron a tener un uso del lenguaje distinto”, afirma. En la búsqueda de una comunicación más democrática, el Comité estableció hace poco dos convenios con los Servicios Penitenciarios de Coronda (Santa Fe) y Salta capital, para la autorización de la puesta en marcha de dos radios en cárceles que ya están funcionando a modo de prueba. Y se está conversando con el Ministerio de Justicia de la Nación para desarrollar el programa a nivel nacional. En todos los casos, el objetivo principal es el mismo: ser una herramienta más para la reinserción social de quienes hoy están detenidos. –¿Cómo se pueden articular estos medios con los nacionales? –Una sociedad va resolviendo sus acciones a partir de cómo resuelve esa disputa de los sentidos que hoy promueven casi hegemónicamente los grandes medios de comunicación. En la medida en que todos estos medios comunitarios, populares, alternativos, públicos como Radio Nacional, los medios provinciales, Canal 7 o las radios universitarias busquen espacios de articulación, vamos a ir construyendo una comunicación alternativa a la que tenemos, que va a enriquecer el debate de ideas y la producción de los contenidos audiovisuales en nuestro país. No se trata en absoluto de disminuir lo que ya existe, sino de dar lugar a lo que no existe para que muchas cosas, hoy invisibles, pasen a ser visibles. –¿En qué medida la concentración mediática afecta la comunicación de los sectores más vulnerables o los más olvidados? –Esto lo he planteado siempre. Cuando hablamos de una ley de Radiodifusión nueva, decimos que hay cuatro o cinco conceptos que esa ley debe tener. Para ser plural y democrática tiene que plantearse una comunicación en la que no existan monopolios. Decía un escritor peruano muy conocido: “Monopolio es igual a censura”. Fíjese que la mayoría de las legislaciones de los países centrales son mucho más progresistas que la nuestra. En Estados Unidos no se puede llegar desde una cadena televisiva a más del 35% de los hogares, ni se puede tener propiedad cruzada de medios. Uno no podría tener en una misma localidad un diario, una radio, un canal de televisión. Entonces, nosotros necesitamos una ley de Radiodifusión que les diga no a los monopolios, que les ponga límites al uso de las cadenas permanentes. Además, acompañado de otra cuestión que es fundamental y que debe decir una próxima ley: hay que obligar, aunque suene feo el término, a todos los medios de comunicación a que tengan importantes cuotas de producción propia, de producción nacional, de producción regional (en el caso de los medios del interior del país), de coproducción y de producción independiente. Todo esto logra que haya que darles más trabajo a nuestros periodistas, a nuestros locutores, a nuestros operadores, a nuestros editores, a todos aquellos que son parte de la industria cultural que incluye a los medios de comunicación. Que tengan más trabajo, con mejores salarios, que se dinamicen las economías de esos lugares y, fundamentalmente, que se luche muy fuerte por la revalorización de la cultura y la identidad de cada una de las regiones de nuestro país. Y después, hacer un planteo de una comunicación mucho más federal. –¿Por qué cree que los grandes medios no les dan espacio a las minorías? –Ahí hay un tema interesante. Fíjese que cuando se discute por los contenidos de la televisión, hemos leído mucho en el último tiempo un reclamo permanente al Estado. Yo creo que hay una responsabilidad del Estado, y que el Estado no debe eludir y debe mejorar su capacidad de control y de incidencia en cuanto a los contenidos de la televisión, sin duda. Y por eso, necesitamos cambiar la ley por una que nos dé otros elementos, distintos a los que existen hoy, para actuar. Pero, ¿y los señores que hacen televisión, señores famosos que ganan mucho dinero, que son reconocidos por la sociedad? Son los autores y ejecutores de estos contenidos que gran parte de nuestra sociedad rechaza. Entonces, me parece que es responsabilidad de los propietarios de los canales de televisión y de los grandes realizadores y productores televisivos, madurar y poder tener contenidos distintos a los que hoy tenemos. Es un ejercicio en el que todos somos responsables, y en esto me incluyo: necesitamos mejorar. Y en ese mejorar los contenidos, en ese hacer contenidos más plurales y más democráticos –sin perder por esto la creatividad necesaria para tener gran cantidad de televidentes–, también tengo que tener lugares para las minorías. Necesitamos revalorizar el lugar que les corresponde a las minorías. Hay distintos tipos de minorías, o no de minorías, sino de sectores que son marginados de los medios de comunicación. Fuente: Pagina /12

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Cuando el mérito no importa

OPINIÓN (*)

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Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.


Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo.  Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico.  Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!

 

Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles.  Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan.  Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.

 

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Pobres Alberdi y Sarmiento.  Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria.  Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.

 

Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.

 

¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar.  El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.

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Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.

 

El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias.  Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.

 

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Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.

 

¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país.  ¿En serio?  ¿Se puede ser tan caradura?  Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?

 

También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio?  “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.

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Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos?  Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.

 

Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.

 

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Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.   

 

El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.

(*)  Rogelio López Guillemain

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Opinión

Reconvertir proyectos e innovar

POR MARIA EUGENIA MANCINI

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La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.


Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.

 

Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.

 

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También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.

Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.

 

Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables  y caminos nuevos para salir adelante.

 

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Pienso que un camino de desarrollo  es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.

 

Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo  foco en nuestros recursos y liderar.

 

Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos  el compromiso de crear un cambio duradero.

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Opinión

La “borocotización” de Alberto

(*) OPINIÓN

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Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner.  Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.


El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".

 

En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.

 

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La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo  a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.

 

Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.

 

Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.

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En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.

 

La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.

 

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(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.

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