Opinión
Nota de Opinión de *Iride Isabel María Grillo
LA JUSTICIA GARANTISTA Y AMPARISTA
Es tiempo de que tomemos conciencia de que el imperio de la ley debe ser parte de la cultura diaria en una sociedad democrática, priorizando la fuerza normativa de la Constitución, la que debe ser acatada por todos. Hay una tendencia preocupante de descalificación de la justicia garantista y amparista, valgan estas reflexiones como un aporte al quehacer de los operadores judiciales en pos de abrir una instancia de debate y reflexión tan necesaria acerca del Estado de la justicia.
Es un compromiso social ineludible, la recuperación del prestigio y la dignidad de la justicia, de la legitimidad tan cuestionada, mediante la necesaria reformulación de la confianza, y que permitirá colocarla en el nivel que se le exige y espera de ella como herramienta idónea para la ansiada seguridad jurídica.- En tal cometido bueno es destacar que así como el derecho no se agota en la norma jurídica el juez tampoco puede ser concebido hoy como un mero aplicador impersonal de la norma, sino como un agente de control social y a veces hasta político, componedor de conflictos, y garante de la paz y el bienestar social, en razón de que sus decisiones muchas veces trascienden el caso que se juzga.- Cuando los argentinos comprendamos, la influencia que el bienestar del país tiene sobre el bienestar de cada uno de nosotros y que el respeto a la ley y a los pactos preestablecidos, es lo que permite contribuir a producir ese bienestar, nos interesaremos por la prosperidad del país, como obra nuestra.- El compromiso social del juez y sus necesarias responsabilidades en la república democrática, lo colocan frente a la necesidad de dar respuestas oportunas y convincentes a reclamos cada vez más complejos y urgentes.- La gran expectativa social que se concita a veces en torno al resultado y derivaciones de un pronunciamiento judicial provoca situaciones de angustia para el juez, protagonista involuntario a veces, en el escenario del conflicto o drama humano que se juzga, y desde el cual cumple su rol controlador de las conductas sociales.- En esta instancia histórica, el requerimiento impostergable de justicia, que como grito vigoroso se levanta en el mundo entero, debe hoy orientarnos y fortalecer a los jueces.- LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES No puede hablarse seriamente de la existencia de jueces garantistas o no garantistas, ya que en nuestro sistema constitucional esto no es posible, y habría que cambiar el sistema si en esto consiste la voluntad de los argentinos, pero a condición de que previamente instalemos el debate, estemos debidamente informados y sepamos cabalmente todos de qué estamos hablando.- En una democracia constitucional fundada en la descentralización del poder político a cargo de distintos detentadores, formales e informales, los límites de su ejercicio resultan de la regulación de las libertades y de la distribución de competencias que se fijan en la Constitución del Estado.- El constitucionalismo aparece así como un proceso histórico-político, tendiente a poner límites racionales al poder y regular el ejercicio de las libertades mediante el dictado de una Constitución, entendida como el estatuto organizativo de una sociedad contenedor de un pacto social básico de convivencia que le otorga legitimidad.- El garantismo, como tendencia y expresión de la voluntad del constituyente y del constitucionalismo, de ningún modo puede ser coartado ni estar sujeto al voluntarismo de los poderes constituidos, ya se trate del órgano legislativo, ejecutivo o judicial, sino que debe hallar en ellos sus fieles guardianes, resultando inconstitucional y por ende descalificable jurídicamente toda interpretación que tienda a la limitación irrazonable de dicho marco protectorio.- El vocablo garantía en sentido amplio designa a la propia Constitución, que es una garantía, a la declaración de derechos y a la organización del poder que ella diseña, al sistema democrático y republicano, y en sentido más estricto a las instituciones procesales que configuran el proceso justo y a los procesos constitucionales especiales como el amparo, el habeas corpus y el habeas data.- De allí la importancia que revisten para asegurar, de esto se trata, la efectividad de los derechos, pero también la organización del poder a través de una serie de potestades que se atribuyen a las magistraturas públicas, las que constituyen garantías políticas de control de las libertades.- LA GARANTIA CONSTITUCIONAL DEL AMPARO El amparo regulado en el art.19 de la Constitución de la Provincia del Chaco y en el art. 43 de la Constitución Nacional es una garantía constitucional que se reconoce a todas las personas para tutelar sus derechos constitucionales, a excepción de la libertad física o ambulatoria, frente a afectaciones que pueden derivar de actos u omisiones de las autoridades públicas o de los particulares.- Sus presupuestos constitucionales de procedencia son: a) La existencia de ilegalidad o arbitrariedad manifiesta derivada de una acción positiva u omisiva de las autoridades o de los particulares. b) La vinculación entre tal accionar y la lesión o amenaza a un derecho de rango constitucional, reconocido por el orden constitucional supremo (Constitución-Tratado-Ley). c) La ausencia de una vía más pronta y eficaz para su tutela. La singularidad del amparo, valiosa y eficaz garantía de protección de los derechos constitucionales frente al paso del tiempo, debe examinarse con prudencia por el abogado cuando decide articularlo, como por el juez al juzgarlo, y está orientada a constatar en cada supuesto, mas allá de los presupuestos genéricos establecidos por la normativa constitucional, la idoneidad de la vía atento a las características de cada caso.- Si bien no es posible acordar al amparo un carácter residual a tenor de que se trata de una garantía prevista expresamente por el constituyente para asegurar el imperio del orden constitucional supremo, ello sin embargo no significa otorgarle el carácter de una acción que sirva para sustituir a los mecanismos legales habilitados para la defensa de los derechos siempre que éstos resulten eficaces.- Se aduce la sobredimensión del instituto, lo que constituye un dato sociológico relevante. Sin embargo este fenómeno que produce a veces efectos disfuncionales en el Poder Judicial debe ser analizado con responsabilidad, interrogándonos también respecto de sus causas.- Por ejemplo, cabe preguntarse, si la estructura judicial y el régimen legal no requieren de reformas a fin de que las otras vías procesales den adecuada y oportuna respuesta frente a cuestiones que así lo demandan.- Reflexionar sobre uno de los temas claves que debemos plantearnos los argentinos, vinculado a la falta de respeto a las leyes y a la no voluntad de Constitución, así como a la inoperancia de los mecanismos de control del poder, que aunque legalmente están no operan eficazmente.- Interrogarnos respecto a si el aumento cuantitativo de amparos no estará vinculado al dictado de normas y actos ilegítimos que obligan a los ciudadanos como recurso idóneo a acudir a él para cuestionarlos; instando a las autoridades públicas al ejercicio de sus poderes de revisión, siempre con respeto a la seguridad jurídica, que es el límite, para superar situaciones disvaliosas.- Cuando se reestablezca la seguridad jurídica, la confianza en los pactos y el sentimiento de relativa certeza respecto a que las relaciones sociales en el ámbito público y privado, patrimonial y extrapatrimonial no serán intempestivamente cambiadas, sin duda se reducirá el índice de litigiosidad y de amparos, no olvidemos que las libertades públicas y las privadas se resienten y desaparecen cuando nace la desconfianza.- *Juez en lo Civil y Comercial de la Sexta Nominación, Primera Circunscripción, de la Provincia del Chaco-Profesora Adjunta de la Cátedra “A” de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas de la U.N.N.E.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.