Opinión
Por que quiero ser Constituyente en Empedrado
EDWIN AGUIAR (*)
En un comunicado de la subsecretaria de Prensa de la Gobernación de Corrientes, me enteré de que en el departamento de Empedrado se efectuarán elecciones para Constituyentes, con la meta de crear una nueva Carta Orgánica de la Municipalidad.
Apenas lo supe sentí la necesidad de participar, de ser Constituyente, ser parte de la cosa pública una vez más. Si, otra vez… Porque si hay algo que nunca escarmiento es mi esencial convicción que los ciudadanos comunes debemos ser parte y no espectadores pasivos del gobierno de nuestro país. Demasiadas décadas se ha especulado con eso de que “la política es algo sucio”. Sin duda lo es tanto como cualquier actividad humana que se degrada; pero si no se cambian los paradigmas siempre seguirá así y quejarse solo crea frustración y resentimiento además de ser el caldo de cultivo para el retroceso de un sistema que nunca se estabiliza más allá de lo formal Como en el 2001 por ejemplo, cuando se proclamó “Que ve vayan todos“, y quedaron todos. Hay que entender que la democracia no es solo ir a votar, es comprometerse y hacer valer el derecho que nos permite que la política no sea un manejo de castas o elites; la verdadera democracia significa que todos nos preocupemos por lo publico y su administración. CREDENCIALES Con ese fin fundé un partido vecinal y fui electo concejal en las elecciones previas al estallido del 2001. Presenté un único folleto de campaña en que prometí una serie de 100 cosas y las cumplí ampliamente a todas. Firmé cada uno de ellos con mi nombre y autorice a los ciudadanos que me reclamasen al cumplir mi mandato si no lo hacía. Nadie me detuvo jamás en la calle para ello. Entré caminando a la concejalía y salí igual, no adquirí vehículo, casa ni nada. Solo trabajé por una dieta que incluso en el primer y caótico año 2002 rebajamos en un 20% para solidarizarnos con los demás empleados. Ganábamos un importe que no superaba en dos veces en total al del ingreso mas bajo de la escala salarial de un municipal y nunca nos esforzamos por ampliar nuestras dietas. ¿Era (soy) acaso un ser virtuoso y excepcional? No, antepuse siempre el convencimiento de mi estatus de ciudadano ejerciendo la carga pública y no la prebenda de un “elegido” que usufructúa el estado para sus fines. Al cabo del mandato no opte por la reelección porque en la plataforma que se esbozó en el 2001 había prometido que no lo haría. Pensé en la renovación de las caras y que mas ciudadanos se preocuparían por seguir adelante. En parte me equivoque, porque los mismos se siguen alternando en el lejano General Belgrano, un distrito (departamento) rural similar a Empedrado en varios aspectos. Me quedó sin embargo la íntima alegría de demostrar que se puede. Presenté en mis cuatro años de mandato una cantidad equivalente de proyectos superior al de los demás integrantes; caminé el pueblo a pie y fui la voz de los vecinos. Mis proyectos y ordenanzas serán olvidados o posiblemente incumplidos pero los dejé y curiosamente casi tres años después veo que salen nuevamente a la luz… con otras firmas. En Corrientes, fui generosamente invitado a ser asesor de un Constituyente que reformó la Constitución de esta Provincia. Nos esforzamos mucho y se trabajó muy prolíficamente pues la banca del Dr Osiris Jantus será recordada por su defensa encendida de los derechos de los más humildes, los ancianos, los niños, la educación, el medioambiente, la tierra como bien de todos, el estado municipal. Aunque en algún momento tuvo 38 votos en contra (de un total de 39) la huella quedó. Ahora hay la posibilidad de luchar por un mejor Estado municipal en el departamento en que vive mi familia, mi hija. Pienso contra toda la adversidad e imposibilidad ser Constituyente y construir algo no para nosotros sino para los que vengan detrás. El Estado municipal es la parte más expuesta y el verdadero punto de contacto de la gente con esa entelequia llamada gobierno. Es la representación más genuina y real. Los órganos provinciales y los nacionales son algo mas virtual para el ciudadano medio que seguramente encuentra por la calle a su intendente o a sus concejales. Si bien es cierto que una ordenanza o una carta orgánica no cambian a la sociedad, promueven esos cambios y dan pie para que mejores cosas ocurran. Una mejor carta orgánica significa ajustar el mecanismo parea que los políticos electos por el pueblo sepan como y que funciona en un estado municipal, cuales son los mecanismos y los ajustes de rumbo en la administración de lo que pertenece a todos. Significa que la calidad institucional se puede mejorar y dejar paulatinamente de lado esa discrecionalidad que transforma a los electos en capangas. Es el momento de crear este marco y mas adelante como ciudadanos exigir el cumplimento. Sin embargo todas las credenciales que he expuesto en párrafos anteriores no son la causa ni la validez de mi postulación. POR QUÉ INSISTO EN LA POLÍTICA Porque sería una mentira contra nuestra propia naturaleza humana negar la herramienta que permite la dinámica social. Que a la política la estimamos desdichada, desintegrada y anoréxica sin lugar a dudas; pero con el firme convencimiento que hay que hacer el esfuerzo de no seguir permitiéndolo. No como salvadores o estudiosos de las legislaciones o filosofías de las que derivan las disquisiciones políticas sino como humildes ciudadanos cuya mayor ambición es una sola: aproximarnos al equilibrio de una sociedad mediante el bien común. Porque en definitiva la política no pertenece a un escaso circulo de líderes iluminados por el Señor o el Dedo Milagroso. No debería ser así. Es de todos y entre todos debemos afrontar el reto de terminar con este estado de comodidad argentino. Creo que mi caso no es excepcional. Estoy seguro que muchos de los que lean estas líneas pensaran y actuaran igual o mejor que quien escribe. Así el panorama es claro: “Argentinos (Correntinos) a sus cosas” Yo me postulo para Constituyente en Empedrado ¿Y ud.? (*) Recibido por Corrientes al Día de Edwin Aguiar. elobservadordelsur@gmail.com- CORRIENTES- ARGENTINA
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.