La decisión de la Jueza de Instrucción Nº Graciela Ferreyra de procesar a tres funcionarios municipales, siete empresarios y profesionales y un capataz de la construcción por sus responsabilidades en el derrumbe que hace ya más de un año, le costó la vida a ocho personas, trabajadores y en su mayoría padres de familia y dejó con graves secuelas a otros dos, provocó que algunos sectores de la política “oportunista”, pusieran en escena una vez más, imágenes de un triste pasado que se creía olvidado.

Rápidamente una vez conocida la decisión judicial de procesar al intendente de la Capital “Camau” Espínola y a otros dos funcionarios municipales, entre ellos al multifuncional Martín Barrionuevo, desde las barricadas “piqueteras” del Frente para la Victoria partieron burdas críticas con “ligeras” acusaciones hacia el Poder Judicial correntino.

El diputado nacional Fabián Ríos, los senadores provinciales Rubén Bassi y Rubén Pruyas, y el diputado provincial Carlos Rubín, fueron parte de la movida mediática del “relato” al que se está acostumbrado desde las filas del oficialismo nacional, donde se convirtieron en los abanderados de esa arremetida contra la justicia, aún en contra de los familiares de las ocho víctimas y sus familiares.

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Sin embargo, ninguno de estos cuatro legisladores, trasformados en “los jinetes del apocalipsis”, criticó en su momento la absurda decisión, poco política y carente de humanidad y sensibilidad del intendente capitalino que ahora defiende, de no atender a los familiares de las víctimas de la tragedia que su gestión permitió que sucediera.

El intendente Espínola fue claro en su  mensaje de “desidia” al darles la espalda a todo tipo de pedido de audiencia y hasta rehuyó responder a la prensa cada vez que fue consultado por la cuestión, “pero no dejó nunca de enviar emisarios informales con ofertas económicas y de todo tipo para que cesaran las marchas y denuncias que podían afectar su imagen”, según informaron los propios familiares en reiteradas ocaciones.

Pero además, las principales espadas del kirchnerismo vernáculo dio muestras de que ninguno leyó una sola de las 104 páginas de la ahora famosa resolución Nº 805 del Juzgado de Instrucción Nº 6, pero rápidamente la calificaron “de política, persecutoria y hasta con el único objetivo de desprestigiar a su candidato a gobernador, al que con sus verborrágicas apariciones se encargaron, tal vez no tan inocentemente, de dejar muy mal parado ante la sociedad”.

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DETESTABLE ACTITUD

Certificada por muchos familiares de las víctimas, nunca fue rechazada o reprobada por los cuatro legisladores que hablaron, en buen romance de la paja en el ojo ajeno, pero no de la viga en el propio, de lo que significa el intento de apoderamiento de la justicia por parte de ese sector político que integran, ahora con el solo objetivo de frenar todo tipo de investigación judicial que pueda manchar a funcionarios públicos o empresarios afines al kirchnerismo.

No conformes con sus palabras, rechazadas no sólo desde la misma Justicia sino también desde el núcleo de los familiares de las ocho víctimas fatales con las que “Camau” y los otros nueve procesados cargan sobre sus espaldas, estos cuatro legisladores, en una suerte de mal deja vú, reeditaron aquel “acampe” en un remedo de la Plaza de la Dignidad; de los militantes del Partido Nuevo cuando el ex intendente Raúl “Tato” Romero Feris terminó en una cárcel por los innumerables casos de corrupción que lo tuvieron como protagonista y que le costaron cuatro condenas firmes y una inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos.

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DE LEGISLADORES A PIQUETEROS

Así, frente a dependencias policiales, primero en Delitos Complejos, luego en la Comisaria Cuarta, donde ahora quedó detenido el funcionario municipal Daniel Bedrán, los dirigentes del FpV quemaron gomas, aplaudieron, protestaron, hicieron repiquetear redoblantes, “acamparon”, al mejor estilo “barrabravas” o “piqueteros”.

Claro, es necesario recordar que muchos de ellos, son dignos alumnos de aquel dirigente, al que defendieron entonces para después acompañar como candidatos, como es el caso de Fabián Ríos quien fuera Diputado provincial y de Carlos Rubín quien fuera candidato a gobernador.

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Hasta incluso llegaron en las últimas horas hasta a la amenaza de volver a impulsar la intervención al Poder Judicial, ya transformado en un sueño, como los que “tiene Camau”, acariciado por el más recalcitrante conservadurismo correntino que tiene a algunas de sus más conspicuas figuras en la lista de procesados por los abusos largamente cometidos con dineros públicos mientras tuvieron alguna cuota de poder.

Eso sí, de las ocho víctimas fatales producto de la conducta irresponsable, inescrupulosa y criminal de los empresarios y de la falta de control, abundancia de corrupción e ineptitud para ejercer un cargo público no hablaron, ni en estas últimas 48 horas ni antes.

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COHERENTES POR CONDUCTA KIRCHNERISTA

A pesar de ello, nobleza obliga, hay que admitir una total coherencia, no solo con la conducta del jefe comunal al que hoy defienden, sino también con la conducta de sus líderes nacionales.

¿O acaso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, alguna de las principales figuras del kirchnerismo recibieron o hablaron con los familiares de las 51 víctimas fatales de Once pese a las claras responsabilidades políticas que tienen?.

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Tampoco lo hicieron y allí son coherentes los kirchneristas correntinos. La deshumanización de su forma de hacer política, de enfrentar sus errores por graves que sean, “forme parte de una lógica K inentendible para el común de los mortales”.

O fue un chiste de humor negro la frase del familiar de un montonero Juan Manuel Abal Medina cuando “sin pecado concebido” dijo, “las vidas que se perdieron, se perdieron” ó “si esto hubiera ocurrido un día feriado no estaríamos hablando de 51 muertos” dicho por el ahora procesado Juan Pablo Schiavi.

Quien no conforme con ello aseguró que, “es un accidente como cualquiera que vemos todos los días en los diarios”. O la frase de una de las impresentables panelistas militantes del programa 678 cuando lanzó al aire un “ese tren se llenó de trabajadores por este proyecto”.

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Pero de cualquier manera, ante estas barbaridades dialécticas de funcionarios nacionales, deberíamos preguntarnos porque, los dirigentes locales K deberían pensar o actuar distinto ante una tragedia por algunos de ellos provocada, “si la matriz política es la misma”.

Ríos, Rubín, Pruyas, Bassi y quienes los siguieron en esta insólita y casi irresponsable cruzada poniéndose del lado de los victimarios y dando las espaldas a las víctimas, no hicieron más que poner sobre la mesa una vieja foto del pasado, ese pasado que queremos olvidar, ese pasado del que el común de la sociedad espera se aprendan los errores para no volver a cometerlos.

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Y cuando la Justicia correntina, con esta resolución de la jueza Ferreyra, otorga una cuota “firme y convincente” de la Justicia que se espera ante la muerte de ocho personas, obreros de la construcción, saltan “impunes” los defensores del relato.

Ferreyra dio un aire de esperanza a la sociedad correntina, esperanza de que por poderosos que sean, “si las hacen, las pagan”. Y que para que “los sueños se cumplan, no dejemos que un grupo de creídos impunes lo arruine”.

LA TRAGEDIA DE REPÚBLICA CROMAGNON

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Ese boliche del barrio de Balvanera en Buenos Aires, que se incendió a causa de una bengala costando a la vida a 194 personas y heridas a unas 1400, llevó a la cárcel a empresarios y músicos, significó condenas a funcionarios y costó el puesto al entonces jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra por su responsabilidad política en el caso.

Curiosamente, Ibarra siempre se negó a atender a los familiares de las víctimas, igual que “Camau”; curiosamente también, Ibarra se convirtió después en un furioso kirchnerista, igual que “Camau”.

Los funcionarios, deberán entender que no deben buscar llegar a un cargo sólo para acumular poder, gozar de privilegios muchas veces inmerecidos e ir a cocteles, sino básicamente para trabajar en beneficio de la sociedad que los puso en su puesto.

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Pero también para hacerse cargo de sus responsabilidades cuando incumplan con sus obligaciones, como en el caso de Once, República Cromañon, las inundaciones en La Plata, las muertes Qom, la obra de San Martín 652 y tantas otras situaciones que costaron vidas. Si no sería todo muy fácil y cualquiera ocuparía un cargo público.