“Mi consejo a los chicos es que no tomen, que no se droguen y que jamás peleen, y a las autoridades les pido que no permitan que los jóvenes que simplemente quieren divertirse pasen como nosotros por un infierno con final abierto”.

Horacio Pozo, hijo, uno de los jóvenes correntinos sospechados en la muerte de Ariel Malvino, ocurrida en enero, en la playa brasileña de Ferrugem le contó a El Entre Ríos su verdad en exclusiva y destacó que en un lugar turístico deben ser mayores los controles en materia de seguridad, alcoholismo, estupefacientes y violencia. Solicitó también mas responsabilidad a los comerciantes y prestadores de servicios. “Por una serie de circunstancias por un lado, en una playa falleció Ariel Malvino, a quien no he visto en mi vida, ni siquiera esa desafortunada noche del 19 de enero, y por otro lado hemos quedado expuestos nosotros ante la opinión pública poco menos que como asesinos”, comenzó explicando Horacio Pozo hijo, quien con otros seis amigos oriundos de Corrientes Capital pasó dos semanas de vacaciones en la Playa brasileña de Ferruguem desde el 5 de enero de 2006. “Puede ser que al dejar unas horas mas tarde Ferrugem porque teníamos temor por la violencia que se había vivido en la noche del 19 de enero, donde varios de los integrantes del grupo fuimos golpeados, porque no dimos la cara de inmediato en los medios y algunos otros detalles, hayamos alimentado las sospechas”, admitió Horacio Pozo, estudiante de quinto año de Veterinaria en la UNNE que anoche regresó al hogar tras trabajar en un campo próximo a la capital correntina, como suele hacerlo todos los fines de semana. “Pero la verdad es que muchos medios nacionales hicieron del caso una causa y tomaron inmediata postura, diciendo cualquier cosa, y en particular inventando esa calificación de “hijos del poder”, a los que supuestamente todo le está permitido”. “Nosotros estuvimos en un sector de la pelea porque nos atacaron y tratamos de defendernos, pero llevamos la peor parte, y por eso hoy podemos aconsejar a las autoridades de cualquier ciudad turística que extremen los controles de seguridad, que no permitan la ingesta de alcohol, las drogas, la violencia, aumentando las exigencias a los comerciantes para que no vendan alcohol cuando adviertan que una persona se encuentra descompuesta o muy acelerada”, exhortó Horacio Pozo. CONSEJO DE “SPAGHETTI” “No seas tarado, no pelees, porque mirá lo que nos pasó a nosotros. Somos sospechados de cometer un asesinato, no sabemos en que terminará todo y hemos tenido que sufrir cuarenta micrófonos en las puertas de nuestras casas en una especie de “caza de brujas” con una absurda teoría de que éramos los “hijos del poder es lo que yo le diría a cualquier persona”, reflexionó Horacio Pozo. Spaghetti le dicen a Horacio Antonio Pozo porque es rubio, de piel muy blanca, alto y delgadísimo. Con 23 años cursa quinto año de la carrera de Veterinaria en la facultad homónima de la Universidad Nacional del Nordeste, la UNNE, en Corrientes Capital, la ciudad en la que vive con su padre, el Licenciado Horacio Pozo, hasta hace poco Secretario de Turismo de la Provincia de Corrientes, en la administración del gobierno radical de Colombi. Horacio Pozo cursa quinto año en la UNNE. Es ayudante de trabajos prácticos en dos cátedras de la Casa de Altos Estudios, realiza trabajos ad honorem en campos de varias familias amigas para poner en práctica los conocimientos que va adquiriendo en las aulas. Realiza visitas acompañando a veterinarios, como hizo este fin de semana. También visita establecimientos agropecuarios y trabaja en tareas de Extensión Universitaria. “Me gusta la carrera que sigo y quiero perfeccionarme”. Lleva bien, a término, el cursado y aprobación de las materias, y ahora está realizando trabajos prácticos. Se prepara para las prácticas. En el primer semestre de 2007 debe realizar la pasantía, presentar la tesis y en las mesas de exámenes de julio, septiembre y diciembre piensa rendir las últimas materias para tener su título al finalizar ese año. Este fin de semana operó dos toros y realizó sanidad a otros y a un par de vaquillas. En Corrientes Capital garuó apenas ayer a la mañana, pero en el interior no. VACACIONES Y TURISMO “Conozco del turismo porque mi padre ha sido el responsable provincial del área y de Entre Ríos y Colón en particular tengo referencias porque varios amigos míos suelen ir a pasar algunos días en vacaciones”, señaló Pozo. “En mi caso mantengo una tradición de ir con un grupo numeroso de amigos de vacaciones en enero a Mar del Plata, a Pinamar, lo que hicimos tres años, y en los últimos dos a Brasil, a Ferrugem, en el 2005 y en el 2006. Siempre vamos entre seis y 12 amigos. Incluso en otros años, algunos de los integrantes del grupo ya habían ido. Nunca tuvimos problemas, ni antecedentes y ahora mismo, la prueba de que no nos escondíamos, ni éramos prófugos, está dada por el hecho de que al día siguiente de los hechos pasamos varias veces por el frente del destacamento policial del paraje para llevar a algunos de nuestros amigos que retornaron en ómnibus. Que mas se puede afirmar”, contó Pozo. Ferrugem es un pueblo muy pequeño, que ha ido creciendo en torno a un morro y a una de las tantas playadas atlánticas de grandes olas que se encuentran en el Litoral brasileño. “Se levantan varias posadas y algunas casitas, algunas pocas viviendas con habitantes estables. Es un pequeño paraje de vacaciones, un caserío en el que en el invierno no debe quedar casi nadie”, señaló Horacio Pozo. Allí todo el mundo se conoce. “Es una de las playas de una ciudad mas grande que se llama Garopaba”, que es donde se encuentra el Juzgado en el que se tramita la causa por la muerte de Malvino. “Allí llegan cientos de chicos del norte de Argentina, y también de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. El clima es agradable y el paisaje muy hermoso. Todo el mundo anda de ojota y bermudas todo el día. Es muy informal, es Brasil y el clima y el ambiente vacacional lleva a que uno vea a muchos chicos y chicas tomando mas de lo habitual”. El grupo correntino en el que se encontraba Horacio Pozo llegó a Ferruguem en la mañana del 6 de enero. Partieron en la víspera, de Corrientes en vehículos algunos de los integrantes del grupo y pasaron por Paso de los Libres. Horacio y otro de los veraneantes lo hicieron en colectivo. Habían alquilado la casa hasta el 20 de enero. Durante el día se duerme hasta el mediodía, alguno de los chicos que se levantaba mas temprano cocinaba para los otros, y de inmediato a la playa hasta las 21 o 22 horas. Un baño y a la calle céntrica donde funcionan algunas pizzerías, varios bares y un boliche que abre sus puertas todos los días, con tres pistas. De vez en vez se ve a un policía, y hay cientos de jóvenes tomando en mesas desperdigadas en el pequeño poblado. “Quiero aclarar que no es que todos los días se arman peleas de la magnitud de la del 19 de enero. Cuando llegamos nos contaron que se había producido otra gresca grande. Y el 19 vivimos una donde todos se pegaban. Fue horrible. Nos habían contado, pero como no estábamos no nos hacíamos una idea. Es tremendo porque como se está de vacaciones, y con el calor, parece normal tomar, que todos tomen. Pero eso sucede también en cualquier otro lado. Es un problema social extendido. Pero claro, allí hay “movida” de continuado, y quizás un poco mas de droga, que uno ve. Esos últimos días había llovido, así que los chicos y chicas compartían juegos de carta y de mesa y tomaban mate en las casas y sobre todo en las posadas, donde muchos se alojan. Como son pequeñas habitaciones, muchos se conocen y se hacen amigos”. LA PELEA DEL 19 Y LOS HECHOS POSTERIORES “Todavía no salgo del asombro como se pudieron afirmar tantas inexactitudes sobre nuestra participación en la pelea. Vi por televisión a alguien que decía que le había pegado a Malvino desde atrás, y no sé como pude darle en el maxilar y como lo pude haber hecho caer. Todo es incorrecto y los medios no han dado posibilidad de contar la verdad de lo ocurrido en Ferrugem el 19 de enero”, comenzó recordando Horacio Pozo en diálogo exclusivo con Esta Hoja. Por primera vez Pozo reconstruyó en la entrevista exclusiva lo que dice haber vivido: “habíamos salido del boliche. Al otro día terminaban nuestras vacaciones. Eran como las 4 y 30 horas. Junto al cordón había un charco grande porque había llovido los días anteriores. Dos graciosos saltaron y salpicaron a tres o cuatro personas que estaban en las proximidades. Claro, se enojaron e increparon mal a los graciosos. Comenzó una pelea, y Eduardo (Braun Billinghurst) como comedido fue a separarlos. Pero lo empujaron, y le pegaron, no sé si los que salpicaron o los enojados, pero cuando Eduardo tomó para la casa, algunos de los que estaban empujándose y peleando lo siguieron y le pegaron nuevamente. Por eso yo intervine; no podía dejar que le pegaran a mi amigo. Y mirá como estamos todos ahora por ayudar a un amigo. Eran varias personas, y se había generalizado la pelea. Me empujaron, caí y me dieron muchos puntapiés. Zafé porque apareció Andrés (Gallino) y los separó. Pegué unas piñas para defenderme. Atiné a salir corriendo y ante algunos golpes tiré algunas trompadas. Todo esto transcurría como en una cuadra y media donde muchas personas corrían, otros se golpeaban. Era un lío. Así logré llegar a la casa. Pero di unas piñas mientras trataba de alejarme de esos inadaptados que nos habían golpeado. No le pegué a nadie con las características de Malvino, ni mucho menos todo lo que se dijo de una piedra. Jamás vi una piedra en las inmediaciones.” “Vi a otros chicos peleando, pero no vi a nadie tirado. Escucho a algunos testigos, y no me parece lógico lo que dicen porque todo se desarrolló en una extensión grande, y para ver todo, tendrían que haber ido haciendo zigzags y avanzando y retrocediendo, algo improbable. Por mi parte cuando me defendí, estoy seguro que no le pegué a nadie de atrás, y menos que haya tirado incluso una piedrita”. “Llegué a la casa dolorido, me vi como estaba. Me desvestí y duché con agua fría. Cuando era chico jugué al rugby y nunca me había dolido tanto el cuerpo como aquella noche. Tomé un antinflamatorio, y una pomada para raspaduras que llevaba otro de los chicos. Estudio Veterinaria, así que siempre me curo por cosas que no exigen intervención médica. Siempre me hago curas fáciles. Por eso no fui al médico. Tomé todo el día 20 antinflamatorios y me puse hielo”. “Y acá comienzan los hechos que alguna gente puede cuestionar, porque pueden dar pie a suspicacias, pero fueron de lo mas normales para nosotros”. “Porque esa noche ordenamos todo, limpiamos, entregamos las llaves. No tuvimos reclamo alguno al irnos de parte de los propietarios. Por qué nos fuimos un día antes? Porque es un lugar chico. No me hacía a la idea de encontrarnos con los chicos con los que habíamos peleado. Hice el bolso, acepté dejar Ferrugem, me acuerdo de todo, tomo moderado, me controlo siempre. Fuimos a una playa cercana a pasar el día, porque algunos de los chicos que iban conmigo se habían echo amigos de unas chicas que se alojaban ahí. Esta noche alquilamos en una posada de Praia Da Rosa. Es común que de regreso se pase por ahí. Es un lugar muy lindo”. Al otro día, pasamos dos veces por Ferrugem, por la Comisaría, porque fuimos a la Terminal de Garopaba a acompañar a los dos compañeros que se volvían en colectivo, y como yo estaba golpeado, viajé en el vehículo de mis amigos”. “Así que nosotros participamos en la pelea Eduardo (Braun), Andrés ( Gallino) y yo y unos 15 o 20 mas. Yo recibí muchos golpes, sobre todo cuando caí al piso” “Nosotros realizamos declaraciones en el Juzgado Federal de Corrientes. Hay varios testigos, que pelearon y que estaban allí cuando falleció Malvino. Y como estaban allí declararon en ese mismo lugar, unas horas después.” “Retornamos por Bernardo de Irigoyen, en el norte de Misiones. Esto también se malinterpretó como que quisimos eludir la aduana, Migraciones y no es así porque completamos los formularios, sellaron el pasaporte”. “El año pasado fuimos por Paso de los Libres y retornamos por Santo Tomé San Borja. Este año se fue por el mismo lugar y se volvió por Bernardo de Irigoyen que es un lugar mas directo, sobre todo porque no de los chicos quería pasar por su campo cerca de Posadas, así que íbamos a hacer noche allí. En Bernardo de Irigoyen pasamos como cualquier otro, está en la documentación. No eludimos nada. Además es una ruta con menos sierras y radares en la ruta, y más corta para llegar a Corrientes pasando por Posadas. Tan sencillo como eso”, puntualizó Pozo. “Como llovía, retornamos directamente a Corrientes, sin parar en Posadas porque la tierra colorada muy mojada no nos permitiría ingresar al campo. Llegamos como a las 3 de la mañana a nuestras casas. Al otro día el padre de uno de los chicos comentó que había salido que había muerto un chico en Ferrugem. Se interesó simplemente porque habíamos estado en esa playa. No pasó de eso, y habló de una pelea. Como yo estaba golpeado mi padre me hizo revisar para ver si no tenía algo, y me sacaron un foto, que fue increíble porque no sé como llegó a los medios y se publicó, aumentando las sospechas sobre mi responsabilidad en lo de Malvino”. “Con el correr de las horas y de los días, los medios fueron tomando mas carta en la cuestión y comenzó a afirmarse que había sido muerto por una patota, primero que eran cordobeses, después cuatro correntinos y finalmente comenzaron lisa y llanamente a hablar de nosotros. Así que me enteré del hecho por los diarios y de la peor manera porque unas horas mas tarde tenía cuarenta micrófonos en la puerta de mi casa”. Tras unas semanas, “y a pesar de que el abogado insistía que si no había suficientes garantías no debía declarar, resolví hacerlo y contar estoy relatando ahora, para que dejen de golpearme en muchos medios de todo el país, en particular los de Buenos Aires” “Ahora ratifico que no ví nunca a Malvino, que no arrojé ninguna piedra y que apenas me defendí, sin golpear a nadie de atrás, tan simple como eso”. “Aguardamos que se resuelve en Garopaba, si deberemos declarar otra vez en Corrientes, si debemos ir hasta allá, si lo hacemos en calidad de testigos, como hasta ahora. El Fiscal de la causa está leyendo todo. Lo analizará.” “Puedo adelantar que se estaría caratulando nuestros casos así: Horacio Pozo por homicidio en riña, que tendría cinco o seis años de prisión; Eduardo Braum y Andrés Gallino, Lesiones seguida de muerte, con una pena de 1 a 3 años de acuerdo con la justicia del Brasil”. “De allí que uno sobrelleva esto con entereza, pero con preocupación y agradece las oportunidades de contar lo que sobrellevó y esta pasando”, sostuvo Pozo. LAS REACCIONES Más allá de las imágenes que vimos en los medios nacionales durante varias semanas, y que seguirán apareciendo cuando avancen las instancias judiciales en el Juzgado de Garopaba, Brasil, donde se instruye la causa, y han sido giradas vía diplomática las declaraciones de los hermanos Lautaro y Eduardo Braun Billinghurst, Andrés Gallino y Horacio Pozo (h), Braillard Poccard, Francisco Méndez y Gonzalo Marasco tomadas en el Juzgado Federal de Corrientes para que avancen en las instrucciones los investigadores brasileños de la muerte de Ariel Malvino, en Corrientes Horacio Pozo goza de particular estima. “Llegué caminando al Juzgado Federal de Corrientes porque tengo bastante aplomo, algunos de mis amigos no. Creo que soy una persona con carácter bastante fuerte. Es que estoy seguro que soy inocente. Pero de todas formas no es lindo para un chico de 23 años que lo acosen decenas de medios nacionales en la puerta de la casa o donde vaya. Más cuando uno lee esas barbaridades de “los hijos del poder” que incluso han tomado a pie juntillas algunos medios nacionales que considero serios. Dá una sensación de que tenemos impunidad. Es una de las afirmaciones mas infundadas y que mas daño nos ha hecho porque nos coloca inmediatamente en el inconciente colectivo en una postura de que estamos protegidos, y que “será por algo”. Creo que el hecho de que nuestros padres, tíos, parientes estén vinculados con la política quiere decir algo malo, ni que manejemos todo. Somos chicos normales”. “Pienso que por ese tipo de distorsiones en la información el país no crece, vive inmerso en “cortinas de humo” y en estos meses nosotros hemos sido una de ellas”. “He escuchado de todo: que soy un oso que tira piedras, cundo todos saben que soy muy delgado, de carácter afable, que no tomo mas que algunas copas con amigos, sin extralimitarme nunca, que no salgo a patotear, que no tengo ninguna entrada en la Policía de Corrientes, que no tuve nunca amonestaciones en el Colegio Yapeyú donde siempre fue buen alumno, que soy socio del Club Regatas, Taragui. No tengo malos antecedentes por conducta, ni soy peleador, nadie puede decir que soy mala persona y me llevo bien con todo el mundo en todos los ámbitos en los que actúo. Cuando fui al boliche, a poco mas de un mes de los hechos de Brasil, y mis amigos me aplaudieron (porque he recibido muchas muestras de solidaridad, incluso gente que no conozco y me escribió al mail, me envió cartas y me dieron aliento para estar tranquilo), hubo medios que dijeron que estábamos festejando el aniversario de la muerte de Ferrugem. ¿Cómo puede estar frente a un micrófono gente tan sórdida?”, se preguntó Horacio Pozo. “Por ahí nos equivocamos al no hablar, pero no es fácil para un estudiante de Veterinaria, como cualquier otro chico, con una vida normal, al que sindican como parte de una muerte, hablar ante cuarenta micrófonos”. PARA TENER EN CUENTA EN PARTICULAR EN CUALQUIER DESTINO TURÍSTICO “En los hechos que sobrellevamos no intervino la Policía. Por eso a modo de evaluación y para que se tomen lecciones y previsiones, puedo decir que “debe contar un lugar turístico con adecuada tarea de prevención para que las situaciones no se desmadren, con tolerancia cero. No hay puntos medios”. “En los lugares turísticos, hay que ser realistas, hay mas predisposición entre los jóvenes a tomar mas, mucho, corre droga, se vive “mas acelerado”. Todo esto tiene que ser previsto por las autoridades responsables”. “Porque si bien es verdad que cada uno tiene que ser responsable de sus actos, también es una realidad que alguien que es violento en su ciudad de origen, tendrá mas disposición a descontrolarse y mostrar conductas violentas en un período de vacaciones. Hay que controlar sobre todo mucho el alcohol. Esto también pasa por la seriedad y responsabilidad de los que venden, de los que expenden. No debe darle mas. Esa persona ebria es un peligro para él y para los demás. Mas tarde es un problema para la seguridad. Debería aplicársele una multa a ese comercio. Debe realizarse un control adecuado”. “Una idea que se me ocurre es que a las personas que deambulan por ahí, en estado lamentable, debería practicársele un control de alcoholemia. Así como se le hace a los conductores de vehículos. Así como es un peligro alguien que conduce alcoholizado, también lo es alguien que camina. Después llegamos a esto, en donde algunos exaltados e inadaptados provocan una batahola y algunos debemos estar pasando por una situación que no se la deseamos a nadie”, resaltó Horacio Pozo. CONCLUSIÓN Como corolario este joven que quisiera en este momento estar pensando en el cursado de las últimas materias de la Facultad y en las prácticas que ha comenzado a desarrollar en campos y estancias de amigos y conocidos, expresó “en todo este caso podemos decir que por una sucesión de causas y por falta de control, tanto de muchos jóvenes como de las autoridades responsables de velar por la seguridad, como de comerciantes que continúan vendiendo alcohol sin importarles como se encuentran los chicos, y ni que hablar de los que trafican drogas, así como también por las conductas violentas de algunas personas que ya son evidentemente inadaptados en las ciudades donde viven, se cae en el riesgo de que se tomen como normales algunas situaciones, y después, algunas personas que sólo queremos disfrutar de algunos días de vacaciones con amigos, terminemos en una especie de infierno, sin tener verdaderamente nada que ver”. “De estas situaciones deben tomar nota todos los lugares turísticos, como es el caso de Entre Ríos, para que los chicos que vacacionan allá no pasen por lo que pasamos nosotros”, concluyó Pozo. (*) Recibido por Corrientes al Día desde Entre Ríos, de Alberto Pierotti