Opinión
Redes sociales y libertad de expresión
SANDRA CRUCIANELLI (*)
A partir del auge de las nuevas tecnologías y el nacimiento de la Web 2.0, el Periodismo Ciudadano se ha constituido en una forma de transmisión de información donde el propio ciudadano es emisor de los hechos y de las opiniones que considere necesario emitir, en el espacio y en el momento que mejor lo crea conveniente. En este proceso, las redes sociales juegan un importante papel en la distribución de los contenidos, pero también lo son la apertura de diferentes canales de comunicación en la sociedad y en los medios tradicionales.
Para los periodistas es un desafío enorme: gestionar contenidos generados por ciudadanos requiere desarrollar habilidades, básicamente para establecer mejores niveles de interacción con las audiencias.
El modelo de colaboración y convergencia es una realidad. Ya no hay medios de comunicación que ofrecen un “paquete cerrado de información”. Los potenciales emisores están en todas partes. Cualquier ciudadano, gracias a la irrupción de la telefonía celular, puede compartir un video en YouTube o una fotografía en Flickr.
Pero lo que se conoce como “democratización de la Web” ha impactado en varios ámbitos, en especial desde plataformas como Facebook, donde los usuarios deciden quiénes serán sus contactos, qué páginas son las que seguirán y de qué grupos formarán parte. Todo esto, de acuerdo a la libre elección de cada individuo.
En los últimos dos años se viene observando un creciente nivel de participación popular en asuntos de interés público y prácticas saludables como el control social o la denuncia de problemas que aquejan a los ciudadanos; estas, se multiplican a ritmo acelerado, en un ambiente propicio para libertad de expresión.
Mientras Twitter es sinónimo de inmediatez, donde la información nos llega de parte de los usuarios a quienes seguimos, la interacción se circunscribe a lo que ocurre en tiempo real, acotada por la limitación de 140 caracteres. Aunque se pueden decir muchas cosas en mensajes tan cortos, Twitter es interacción a ritmo acelerado, mientras Facebook es un espacio que favorece el diálogo más profundo. Se comparte, pero también las personas se comunican entre sí, exponiendo sus puntos de vista con relación a sucesos cotidianos.
De este modo, apareció el activismo virtual. Organizaciones de la sociedad civil han nacido al amparo de la Web 2.0, por ejemplo, uniendo voluntades de ciudadanos con intereses comunes que deciden agruparse, a partir de proclamas u objetivos concretos que no tienen cabida en otros medios de comunicación.
Considerando que Facebook es una red de fácil acceso y amigable en cuanto a su uso, los ciudadanos comparten links, hablan de su vida privada con sus amigos, cuentan dónde han estado, qué han hecho, informan sobre eventos de su comunidad, crean foros de debate, reaccionan con rapidez ante la emergencia (caso Terremoto en Chile), utilizan chat y videoconferencia para contactar a fuentes de su interés, redactan notas y las comparten con otros usuarios, las publican en páginas o grupos, pero también desarrollan su espíritu crítico para expresar sus posiciones sobre temas sociales, políticos, religiosos o sobre cualquier asunto que amerite un comentario personal.
Sin embargo, así como la libertad de expresión está garantizada, cada red en particular tiene políticas de contenidos que no siempre los usuarios cumplen. Las normas de seguridad en Facebook, que pueden leerse mediante este link: https://www.facebook.com/communitystandards/ establecen claramente que están prohibidas las amenazas, así como la planificación, promoción y celebración de acciones que hayan provocado o puedan provocar pérdidas financieras a terceros, incluidos los robos y los actos de vandalismo. Lo otro que no se permite es el acoso, una práctica ciertamente corriente: cuando la red recibe aviso de conductas acosadoras dirigidas a particulares, se toman las medidas del caso, que pueden llegar hasta la inhabilitación de una cuenta.
Lo más frecuente, en el marco de estos abusos a la libertad de expresión, son los insultos, la forma más vulgar de descalificación. Hay personas que creen que porque rige un estado de derecho donde todos podemos expresarnos libremente, -dado que la Constitución Nacional nos asegura ese derecho-, les asiste la facultad para decir cualquier cosa acerca de personas con diferentes ideologías, razas, religión u orientación sexual. El problema con el abuso es que nada de lo que se escribe para la Web desaparece totalmente; siempre quedará un rastro que podría dañar la reputación de cualquier persona.
La violencia que se ejerce por medio de las redes sociales deja a las personas expuestas negativamente ante conocidos y desconocidos. Esto tiene efectos en el entorno familiar y laboral
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA PREVENIR VIOLENCIA EN REDES SOCIALES
1) No responder anónimos que nos difaman en las redes sociales y reportar las agresiones, siempre y cuando violen las normas establecidas por las redes sociales y que cada usuario aceptó cumplir cuando se unió a la misma. En Facebook una opción es la denuncia por acoso o por perfiles falsos. Muy en especial si son anónimos y si no es un caso aislado, es decir, si se trata de un usuario que sistemáticamente insulta, se burla o acosa a otro usuario de la red.
2) No incorporar a personas que no conocemos al perfil en Facebook (reservar este espacio solo para familia y amigos reales, lo cual difiere del concepto de “conocidos” o “contactos”).
3) Configurar adecuadamente la privacidad de los contenidos que se comparten en el muro.
4) Para interacción con la audiencia es mejor abrir una página y configurar la misma de modo seguro.
5) Utilizar herramientas de monitoreo social tales como:
LIBERTAD DE EXPRESIÓN VS LIBERTAD DE AGRESIÓN
La deformación del concepto de libertad de expresión que se observa en las redes sociales, como los casos de “bullying”, tiene propósitos específicos: crear un desequilibrio social o físico en un individuo o grupo, valiéndose del descrédito como herramienta. De allí la regulación que los responsables de las redes como Facebook imponen a sus usuarios. Pero este “contrato” es entre el usuario y el propietario de la red. Cada usuario debe tener la libertad para decidir de qué forma se defiende ante un caso de acoso o si decide ignorar esa forma de violencia.
No obstante ello, la visualización de estos casos se extiende a los ámbitos laborales, lo cual sí resulta preocupante. Hay casos de reporteros que han sido sancionados y hasta despedidos por sus expresiones en Facebook o en Twitter, aún cuando no se ha violado ninguna política de contenidos. De este modo se traslada a ámbitos legítimamente públicos de debate, políticas que históricamente se aplican en espacios privados, como las empresas privadas.
En síntesis, las redes sociales garantizan la libertad de expresión del individuo. Lo que no pueden garantizar es un lugar para la difamación, el insulto, la grosería, la falta de decoro y la descalificación.
(*) FOPEA. Escrito en diciembre de 2011. Sandra Crucianelli es periodista especializada en Periodismo de Investigación y Periodismo de Precisión, con énfasis en fuentes digitales y Data Journalism. Sandra Crucianelli es socia de FOPEA.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.