Los 500 correntinos que llegaron el mártes 25 de abril hasta Sunchales supieron reconocer el esfuerzo del equipo de Carlos Bualó, que se despidió ovacionado y hasta aplaudido por el público local. Finalmente Libertad ganó el desempate: 104-102 en suplementario y jugará las semifinales. Felicitaciones, de todos modos, a los del parque Mitre.

Punto final del Club de Regatas Corrientes, en la participación de la Liga Nacional de basquetbol 2005/06; Libertad lo derrotó en el desempate por 104-102 en tiempo suplementario y accedió a las semifinales, mientras el equipo del parque Mitre se despidió con el alma herida, pero el corazón intacto; porque más allá del 7º puesto con el que terminó en la competencia, los 500 correntinos que hicieron los 650 kilómetros que separan este lugar de Corrientes supieron reconocer el esfuerzo supremo que, incluso de contar con una cuota de suerte, pudo haber tenido una recompensa gloriosa. Igual Regatas escribió la página más trascendental en su corta historia en la elite (esta fue su segunda temporada). Empezó de menor a mayor, pero siempre ganándose el respeto de sus rivales. Como el martes 25 por la noche, cuando Libertad parecía que lo “cocinaba” con cierta comodidad, hasta que surgió todo el ímpetu y la garra de un grupo de jugadores a los que por un arrebato del exitismo o la ansiedad por ver resultados (urgentes) hizo más que más de una vez se sientan desprotegidos. Eso, más un par de genialidades de Gustavo Oroná y Cleotis Brown, le permitieron empatar el juego en 93 y forzar el tiempo extra. Y por esas cosas del destino, la suerte o vaya uno a saber qué, los del parque Mitre no pudieron seguir progresando. Libertad fue claro dominador del primer tiempo (51-40) por el atrevimiento y la eficacia de Carroll (14 puntos, con 6/7 en tiros de cancha), más la aparición 100% productiva de Benítez (diez, con 2/2 triples, 1/1 dobles y 2/2 libres), mientras que López se hizo ancho para capturar 5 rebotes y Ginóbili repartió cuatro asistencias. Regatas capeó a través de Oroná (11 tantos, 2/3 triples y 2/4 dobles) y un goleo más repartido, aunque estuvo por debajo de los porcentajes de Libertad y eso quizás marcó la diferencia. Pero en el complemento la cosa cambió. No tanto quizás desde el tercer cuarto, cuando Libertad, a partir de sus variantes para atacar, impuso su ritmo. Y de la mano de Ginóbili, la injerencia de Cavaco y el aporte interior del tándem López-Benítez se escapó 70-52 restando 12:20 minutos. Sin embargo, Regatas no ahorró energías y con más ganas y corazón que juego atildado achicó a diez (71-61) para mantener las esperanzas. Llegó el último período y Oroná lo inauguró con un triple motivador. Regatas salió a matar o morir. Una defensa sólida “secó” a Libertad, que apenas metió 3 puntos (de Cavaco) en cinco minutos. Además, el equipo del parque Mitre monopolizó los rebotes y pudo correr un par de contras. El dominio del local ya no era absoluto y la hinchada “remera” deliraba con la posibilidad de dar el zarpazo. Y llegó ese final infartante, con una jugada clave para prolongar el suspenso: Brown se la robó a Ginóbili, penetró Martínez y revirtió para Oroná, que clavó el triple y fue víctima de infracción; con la bonificación, el capitán dejó las cosas 90-88 para Libertad, con 35 segundos por delante. En tanto que la otra jugaba vital para “reanimar” a Regatas vino de la mano de Brown, quien recibió la falta de Aubry antes de depositar la bandeja y luego empató en 93. El suplementario fue inevitable para Ginóbili, que con Martínez apareado a él no pudo ejecutar con puntería la última jugada (quedaban cinco segundos). Entonces Regatas, con la locura que se vivía en las tribunas, tenía una chance más para ir por las semifinales. Además, Libertad se quedó sin referentes en la zona pintada por las salidas por faltas de Benítez, López y Aubry. No obstante, entre Cavaco y Ginóbili aguantaron bien la parada y supieron soportar la presión de todo Regatas y su “sexto hombre”. La definición se precipitó después de que Zago anotara el doble y, con exiguos 3”3, Chuckie tuvo la posibilidad del nuevo empate, pero la pelota “rodeó” el aro y cayó afuera. La suerte no acompañó esta vez, pero Regatas ya había hecho todo lo que estuvo a su alcance. Habrá que pensar en la temporada que viene nomás, pero con el respaldo de una campaña que aún con la rigidez a veces de algunos (la prensa, sobre todo, y quien escribe), fue plena de éxitos. El análisis más frío vendrá más adelante, pero ahora más allá de la eliminación hay que decir que Regatas dijo adiós con el alma herida, pero el corazón intacto. Fuente: Diario Época/ Carlos Zeniquel (h) enviado especial a Sunchales