Aún sin apagar en España los ecos de la muerte del guionista y escritor Rafael Azcona, llegó de Hollywood la noticia de la separación de uno de sus últimos mitos vivos, el gran Richard Widmark, inolvidable interprete de decenas de extraordinarias películas, entre ellas algunos clásicos del cine como El beso de la muerte, Dos cabalgan juntos y El Álamo.

Nacido en Minnesota en diciembre de 1914, Richard Widmark debutó en el teatro en 1943 y su gran oportunidad cinematográfica llegaría años después con su primera película: era el año 1947 y el personaje, un asesino psicópata en El beso de la muerte (Kiss of death) de Henry Hathaway, que de golpe le lanzó a la fama. Enseguida vinieron otros personajes malvados pero de gran envergadura: El cielo amarillo (Yellow sky)(1948) de William A. Wellman, Noche en la ciudad (Night and the city) (1950) de Jules Bassin o la magnífica El jardín del diablo de Hathaway, al lado de Gary Cooper y Susan Hayward (inolvidable la escena final en la que ambos se juegan a las cartas quien se salva y se queda con la chica, y Widmark –ya regenerado– hace trampas para que sea Cooper el que se salve, ya que ha descubierto que Susan Hayward es a quien realmente ama). El western fue uno de sus géneros favoritos. Trabajó con John Ford en Dos cabalgan juntos (Two rode together) (1961) y en El gran combate (Cheyenne Autumn) (1964), y con Edward Dmytrik (Lanza Rota en 1954, El hombre de las pistolas de oro en 1957), John Sturges (Desafío en la ciudad muerta en 1959), Delmer Daves (El sexto fugitivo en 1956), Don Siegel (Death of a gunfighter en 1968), y en la monumental y fabulosa La conquista del Oeste (How the west won) de Henry Hathaway (1963). En 1960 John Wayne le ofreció el papel de Jim Bowie en su obra maestra El Alamo (The Alamo), logrando una de sus mejores interpretaciones en una película traspasada literalmente de momentos legendarios, entre los que destaca de forma absoluta el asalto final al fuerte, tal vez una de las mejores secuencias jamás filmadas de la historia del cine. Don Siegel le proporcionó en 1968 otro de sus mejores personajes, el de Madigan que luego se convertiría en serie de televisión. Y tampoco podemos dejar en el tintero sus colaboraciones con Sam Fuller (Pick up on south street, 1953), Stanley Kramer (Vencedores o vencidos, 1961), Vincent Minnelli (La tela de araña, 1955), Sydney Lumet (Asesinato en el Orient Express, 1972), Elia Kazan (Pánico en la calles, 1950), Joseph Leo Mankiewicz (Un rayo de luz, 1950)… Richard Widmark rodó su ultima película en 1991: True colors, interpretando a un senador de los Estados Unidos. También produjo y co-dirigió (con Phil Karlson) la curiosa The secret ways (1961), en la que describía los horrores de la tiranía soviética. Obtuvo un Globo de Oro y fue nominado en 1948 a un Oscar como Mejor Actor Secundario por su papel de Tommy Udo en El beso de la muerte (Kiss of Death). En 1961 ganó el prestigioso Western Heritage Award por su trabajo en El Álamo. Widmark ha muerto a los 93 años: una larga vida y una brillante carrera cinematográfica en la que demostró que era capaz de robar escenas a los protagonistas cuando formaba parte de algún extenso reparto, pero tambien podía llevar perfectamente sobre sus espaldas todo el peso de la película. Con él desaparece uno de los auténticamente grandes del cine, un hombre que pertenece por derecho propio a la edad de oro del cine de Hollywood. Widmark tuvo un hijo con su primera esposa, la escritora Jean Hazlewood, con quien estuvo casado desde 1942 hasta la muerte de ella en 1997. En 1999 volvió a contraer matrimonio con Susan Blanchard.