Opinión
“Se lo que hicieron desde enero del ´83”
CRÓNICAS MILITANTES (*)
Cualquier viejo radical, afiliado en la época de Balbín, o los nuevos radicales llegados al partido durante la época del “sultanato de Carlos Saúl” y hasta incluso los más recientes, aquellos que llegaron a abrazar “la causa” cuando Ricardo Colombi llegó al gobierno en el 2001, creerán que el título de esta nota es una digresión temporal. Sin embargo algunos personajes comenzaron por aquel verano.
(Por Miguel Matusevich) Si, corría el verano del ´83, cuando ya Don Raúl Alfonsín se había impuesto en internas nacionales a un De la Rúa que resignó su precandidatura y se encaminaba a ser el futuro presidente de los argentinos de esta nueva democracia, derrotando a los siempre y eternos “sucesores de gobiernos militares”, para cambiar la historia argentina. Pero no es intención hablar de Don Raúl, ya que quien más quien menos, si no lo conoció, sabe de sus pasiones, de sus sueños, de sus logros y sus fracasos, de sus ilusiones y desvelos, de sus victorias y sus derrotas. Más bien la intención es tratar de recordar, para la posterioridad a aquellos que vivieron a la sombra de Don Raúl, se encaramaron a la cima colgados de su saco, para luego “traicionar ilusiones, vender verdades absolutas que ellos no respetaban, o desconocer a los verdaderos hacedores” de la política del “todos los días”. Claro que hubo radicales de café en todo el país, algunos con más presencia mediática, por estar en los grandes centros del poder nacional, otros menos por estar en la Argentina periférica, que siempre existió. Y fueron los Moreau, los Storani, los “Coti” Nosiglia, los “Changui” Cáceres, los “Jesús” Rodríguez, solo por citar algunos, quienes se subieron al carro triunfal del alfonsinismo y fueron paulatinamente desgastando el poder del propio Alfonsín y de la UCR en su conjunto. Por aquella época los Breard en Corrientes, los “Bicho” León en el Chaco, los Baglini en Mendoza, (creador y casi artífice del “Cleto” que llega hasta nuestros días), los Jaroslasky en Entre Ríos o la “Dinastía Losada” en Misiones, fueron el correlato “cafeinístico”, de aquellos porteños y bonaerenses. Algunos llegaron de la derecha radical, otros del progresismo que significó “Renovación y Cambio”, pero todos y a pesar de Don Raúl, abrazaron la causa del “pragmatismo”. Claro, antes de que fuera mala palabra durante el “menemato. UN PANTALLAZO DE 20 AÑOS Es indudable que muchos de ellos, centrales y periféricos, convencieron a Don Raúl que era más fácil ganar con el “lápiz rojo” de Angeloz a las “patillas” de Menem que a la dialéctica de Cafiero. Y se equivocaron. Fueron los mismos que creyeron y embarcaron a Alfonsín a recorrer el “Pacto de Olivos”, mostrándole las conveniencias de que, “el costo beneficio” de aquella maniobra política, daba un saldo a favor de la UCR. Y se volvieron a equivocar. Claro que mientras eso ocurría, el caudal electoral y político del radicalismo se caía a pedazos y los únicos que siempre salían airosos, eran los “bicéfalos mitológicos” que encontraban la manera de encabezar las listas sábana de sus distritos. Y los nombres vuelven a ser los mismos, más algún agregado coyuntural o algún “kamikaze” prestanombre, pero los que siempre llegaban “eran ellos”. Y llegó la Alianza y el frentismo radical, mil veces odiado por los “obsecuentes” de frases hechas que tenían sentido en los albores del siglo y no en los finales con una Argentina decadente, un justicialismo desenfrenado y mutante y una sociedad que empezó a cansarse. Y llegó la derecha radical al gobierno, pero extrañamente los “progresistas de los ´80” fueron los funcionarios y funcionales de ese gobierno que terminó con un helicóptero, varias cacerolas y la salvación de “ellos”, ya casi tan incorregibles como los “denominados por Borges”. Por supuesto, luego de la debacle del principio del siglo XXI, y la llegada “casi miserable con el 22 por ciento del kircherismo”, se pusieron en alerta los “cafeinómanos radicales”, quienes pretendieron repintar sus blasones y tratar de posicionarse nuevamente. Pero esta vez, había desde el interior profundo del país, una lista de radicales nuevos que no estaban dispuestos a negociar “dignidad por trenza”, ni “obsecuencia por cargos”. Aparecieron con mucha fuerza los Rozas, los “Lalaca” Colombi, los Morales, los Sanz y no digo que no estuvieran antes, ocultos entre los pliegues de la Argentina periférica o del radicalismo de provincia; sino que empezaron a tomar cuerpo de gigantes defensores de la verdadera democracia, “dogmática en sus contenidos, pero pragmática en sus acciones”. Y fue justamente Ángel Rozas el que llevó al extremo el frentismo radical, encontrando una herramienta fenomenal para arrebatarle al justicialismo, años de “miserables gobiernos provinciales en el Chaco”. Y fueron Ricardo Colombi y Sergio Flinta quienes con ese ejemplo tan cercano, lograron en Corrientes, arrebatarle el poder real y sustancial al conservadurismo enquistado en la médula de la sociedad. Y fueron esos ejemplos, los que llevaron a Iglesias en Mendoza a ganar la gobernación, a los radicales catamarqueños a sacarle el poder a los Saadi y posiblemente en otras provincias, lograron acercarse a milésimas de vencer las estructuras anquilosadas de partidos provinciales, o de justicialismo corrupto de tantos años de gobernar. Pero claro, aquellos que abandonaron el radicalismo a su suerte, pretenden ahora volver y sentirse la “resistencia” al modelo hegemónico que plantea el “kirchnerismo”, después de haber corrido tras las luces del poder “K”, llenas de reservas en dólares producto más de la situación internacional que de los propios aciertos argentinos. Y son ellos, quienes ahora se rasgan las vestiduras, acusando de excesivo pragmatismo de algunos, cuando en realidad y tomo una frase prestada, “no administraron nunca, ni la tierra de una maceta”. BILLETERA NO MATA GALÁN Los últimos acontecimientos del radicalismo nacional, devenidos en mediáticos por una atracción casi “circense” del festival propagandístico nacional, permitieron mostrar la más cruda realidad de ciertas falsedades dormidas. Los “radicales de paladar negro” creyeron en los espejitos de colores de la gran capital y de la gran maquinaria nacional “albisturiana” y una vez más, se permitieron dudar de las palabras del “chacarerito del interior profundo”. Y allí, convocaron al coliseo nacional, a ver como corría la sangre de ese casi impío, plebeyo, e irreverente gobernador de provincia, sin darse cuenta de que “el gran César” miraba con regocijo la pelea de “ratones”, que pretendían derrotar al león. Hoy, aquellos arrastrados políticos de circunstancia, aquellos vanos funcionarios de pacotilla o aquellos “traidores, genuflexos, mentirosos y casi cómplices” de poderes de turno, se ven derrotados una vez más por la “potencia, la coherencia y la estampa” de quien “tiene que gobernar para todos”. De quien con una visión de estadista, se muestra casi “impertérrito a las críticas de aquellos que por televisión, vieron pasar los éxitos de los otros, sin que fueran los suyos propios. UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN El radicalismo federal en su concepción de política, el del interior profundo, el “unitario en su concepción de unidad”, no puede ni debe estampar su firma en una sentencia que pondría al partido de rodillas y que solo lograría, que los “verdaderos vencedores” sean, quienes hoy manejan el poder en la Argentina. Ese radicalismo debe castigar la traición de los miserables, de los inútiles, de los saltimbanqui de la política, de los “quinta columna” enquistados desde siempre en los lugares expectantes y que nunca hicieron absolutamente nada por la nación, por los ciudadanos, ni por el partido. En ese orden estrictamente. (*) Miguel Matusevich fue Secretario gremial de la Regional Nordeste de la Franja Morada, Presidente del Centro de Estudiantes de las carreras de Comunicación Social, Relaciones Industriales y Turismo, Presidente de la Juventud Radical de la ciudad capital de Corrientes, Asesor del Bloque Radical de la Convención Constituyente Municipal, Asesor de prensa del Bloque de Diputados provinciales, Miembro de la Mesa Nacional de la MeNECS (Mesa Nacional de Estudiantes de Comunicación Social), candidato a diputado nacional.
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.