Luego de su exitosa incursión en la televisión mexicana, decidió volver al ruedo en nuestro país con La ley del amor, la nueva novela del mediodía de Telefé (de lunes a viernes a las 14). Casado desde hace más de dos años con la modelo Ivana Saccani, el galán que en la ficción besará a Sabrina Garciarena y Gabriela Sari, adelanta que en 2007, hasta Soledad Silveyra caerá presa de su amor.

(Revista Luz) Comenzó el año, una vez más, como protagonista de una novela, género que a esta altura de su vida y su carrera, el morocho conoce de sobra. En esta oportunidad encarna a Lucas Pinedo, el hijo de un poderoso empresario (Raúl Taibo), que intenta correrse de la sombra de su progenitor y comenzar su propio camino. En ese trayecto el apuesto joven se cruza con la mujer que le robará el corazón: Carolina (Sabrina Garciarena), quien competirá con su propia madre, la prestigiosa jueza Renata Guerrico (Soledad Silveyra), por los besos de Lucas. Ficciones aparte, el hijo del productor Enrique Estevanez confiesa que le encantaría protagonizar una novela con Natalia Oreiro, trabajar con Ricardo Darín y producir su propio proyecto. Felizmente casado con la bella Ivana Saccani, Sebastián asegura que el sueño de convertirse en padres está cada vez más cerca. -¿En qué momento te diste cuenta que querías ser actor? -Cuando me ofrecieron hacer una escena. Yo trabajaba de utilero en Gino, con Arnaldo André, y todos me insistieron para que la hiciera. Yo no quería, pero cuando la hice, me sentí cómodo. Después, como el personaje les gustó a todos, siguió. Además, tenía que acomodar las frutas y las verduras y eso era algo que yo ya había hecho en mi vida porque mi abuela fue cajera de una verdulería que teníamos en Almagro, y a veces, la ayudaba. -Si no era actuar, ¿qué pensabas hacer? -Y… no sabía. Sólo tenía en claro que quería trabajar, tener mi autito, divertirme, salir con chicas, estar con mis amigos. -Bueno, esas son cosas que seguramente la fama te dio con creces: el auto, las chicas… -No tanto. Antes de ser actor jorobé mucho más. Después tuve dos parejas, así que mucho no hice. De chico era un descontrolado y me gusta haber disfrutado de esa etapa sin ser conocido porque así no pasé por el típico dilema: ‘¿me da bolilla por mí o porque soy famoso?’ Ese es un rollo que sé que tienen muchos. -En La ley del amor estás rodeado de mujeres muy bellas: Sabrina Garciarena, Gabriela Sari y Soledad Silveyra ¿Qué dice Ivana? -Son todas muy buenas personas y muy buenas actrices, así que me siento contenido. Ivana me apoya a muerte. Ella está acostumbrada y confía en mí plenamente. -¿Cuál es la ley del amor en tu vida? -Mi ley del amor es estar con la persona que amo, que quiero y que me gusta, que obviamente es Ivana. -Tanto Ivana como vos manifestaron sus ganas de ser padres ¿Entra en 2007 el proyecto de los niños? -Puede ser. Estamos cada vez más cerca. -¿Qué quisieras que heredaran de vos y qué de ella? -De Ivana quisiera que heredaran todo: es buena persona, trabajadora… Bueno, es mi mujer y la amo. Y físicamente que sean iguales a ella (risas). Naaah, obvio que quisiera que saquen cosas mías también porque supongo que a uno como padre le debe gustar que su hijo se le parezca. -¿Sos afectuoso? -Soy muy afectuoso. De hecho, estuve trabajando en México y tuve que volver porque me costaba mucho estar sin mi familia y sin amigos. -¿Y cómo te imaginas como padre? -Re baboso. Me encantan los chicos. Sería uno de los momentos más lindos de mi vida y supongo que de Ivana también. -Volvamos al trabajo. ¿Hay alguna actriz con la que te gustaría actuar que todavía no lo hayas hecho? -Sí, me gustaría hacer una novela con Natalia Oreiro. Me encanta cómo trabaja, es fresca, me parece una buena actriz… Creo que traspasa la pantalla. Además, me siento de su mismo color. Tenemos la misma onda. -¿Y hay algún actor al que admires? -A Ricardo Darín lo admiro mucho. Nunca trabajé con él y quisiera que hiciéramos algo juntos. Me parece un genio. -Cuando seas más grande, ¿qué tipo de personajes te gustaría hacer? -En realidad, me gustaría producir. Tengo pensado hacerlo en un tiempo no muy lejano. No tengo nada armado, pero me encantaría producir una novela, lo tengo en la sangre. Es una asignatura pendiente.