Opinión
Su importancia estratégica en el marco del cambio climático por venir
ACUÍFERO GUARANÍ (*)
Un fantasma recorre el mundo: la creciente convicción de que se está atravesando una crisis sin precedentes. Por todas partes se verifican signos de estos tiempos por demás elocuentes:
(a) el grado más grande de inequidad de la historia humana, con sectores poblacionales viviendo en la Edad de Piedra a pocos kilómetros de élites beneficiarias de la Era Espacial; (b) el intenso desgaste de los estados nación y otras categorías colectivas, en beneficio de la globalización de la producción, comercialización y consumo de mercancías; (c) un grado de concentración del poder financiero nunca antes visto, el que impone su visión de mundo a partir de sus propios instrumentos de educación: los medios de (des)información y de (in)comunicación; (d) la degradación y creciente extinción de la diversidad cultural y biológica a favor de la unidimensionalidad del hombre y su entorno (la globalización de la economía mundial opera con efectos análogos a los del monocultivo sobre la diversidad ecológica); (e) la consolidación, en un mundo unipolar, de una potencia hegemónica e imperial, los Estados Unidos de América; (f) finalmente, el agotamiento a corto plazo de las reservas mundiales de petróleo, fundamento y motor del poderío económico de Occidente a lo largo del Siglo XX. Por si no fuera suficiente, un aspecto agrega un dramatismo inédito a la aurora del nuevo siglo: miles de reportes científicos dan cuenta de un cambio climático de características globales y consecuencias por el momento impredecibles en toda su magnitud. El signo más manifiesto del cambio climático es el aumento de la temperatura media del planeta, un aumento de consecuencias desiguales para la geografía terrestre. Algunas de los efectos ya verificables por el cambio climático incluyen la alteración en los patrones de circulación atmosférica y de las corrientes marinas, alteración de los ciclos biogeoquímicos, derretimientos de glaciares, aumento en el nivel del mar, fenómenos de extremización climática, inundaciones y sequías inéditas en numerosos sitios previamente “estables”, corrimiento de las fajas agrícolas, expansiones y retracciones de numerosas especies de plantas y animales, expansión de epidemias a las altas latitudes del globo, anegamientos urbanos, incendios forestales en masa, y una larga serie de fenómenos adicionales menos verificables que los anteriores a partir de la evidencia disponible. Como se verá más adelante, un informe muy particular alerta sobre los efectos de dicho cambio durante los próximos 20 años. Se trata, en efecto de un informe muy particular, ya que el mismo fue producido por el Pentágono norteamericano. Consecuente con su espíritu paranoico y belicoso, pronostica catástrofes, millones de muertes producidas como consecuencia de escaladas bélicas y desastres naturales. Mega-sequías, inundaciones, hambrunas, violencia social generalizada, guerras nucleares, etc., conforman la serie de predicciones apocalípticas del Pentágono. En ese marco, el Sistema Acuífero Guaraní -uno de los reservorios de agua dulce más grandes del mundo- le otorga al Mercosur una relevancia estratégica no imaginada hasta hace pocos tiempo atrás. En efecto, el cambio climático por venir (y en particular algunas predicciones sobre los impactos ambientales y socio-económicos del mismo) potencia de manera inusitada la importancia del Acuífero Guaraní, no sólo desde el punto de vista económico y ecológico sino también geopolítico. En función de ello, fueron presentados en el Senado provincial, bajo mi autoría, dos proyectos legislativos relacionados con la temática del presente artículo, los que más adelante se comentan en detalle. Uno de ley, declarando patrimonio inalienable de la Provincia al Acuífero Guaraní, no obstante que el mismo sólo comprende una pequeña franja del noreste del territorio bonaerense (E-192/03-04); el otro de declaración, solicitando a la Provincia que gestione y coordine con la Nación y demás provincias de la Cuenca del Plata la organización de un Comité de Respuestas ante los impactos socio-económicos del cambio climático (F-564/04-05). EL SISTEMA ACUÍFERO GUARANÍ El Sistema Acuífero Guaraní constituye uno de los más grandes reservorios de agua subterránea del mundo: se extiende desde el Pantanal Matogrossense en Brasil hasta la región Pampeana en la Argentina, pasando por las repúblicas del Paraguay y Uruguay. Esto dio lugar a que en un momento se lo denominara el “Acuífero Gigante del Mercosur”. Abarca una superficie de 1.190.000 kilómetros cuadrados, de los cuales aproximadamente 850.000 se encuentran en Brasil (9,9 % de su territorio), 225.000 en la Argentina (7,8 %), 70.000 en Paraguay (17,2 %) y 45.000 en Uruguay (25,5 %). Salvo en la Argentina -donde se encuentra por debajo de los 900 metros- en los demás países alcanza profundidades que varían entre 50 y 1.500 metros. En general posee una presión de surgencia que permite que el agua se eleve naturalmente a la superficie, una vez alcanzada la profundidad del acuífero con una perforación. En muchos casos, además, el acuífero emerge sobre el suelo. El volumen total de agua potable almacenada en este acuífero alcanza los 37.000 kilómetros cúbicos; esto es, 37.000 billones de litros, un volumen capaz de abastecer la demanda de todo el planeta durante 200 años, si se toma como patrón que cada ser humano necesita 50 litros por día para satisfacer las necesidades de consumo, cultivo, preparación de alimentos, higiene y saneamiento. Se estima que el volumen explotable del acuífero es de 40 a 80 kilómetros cúbicos por año. Esto equivale a cuatro veces la demanda anual de agua en la Argentina para todos los usos. Brasil, el país que más explota el acuífero, abastece total o parcialmente a cientos de ciudades (entre 300 y 500). Uruguay cuenta con 135 pozos públicos de abastecimiento, algunos de los cuales son destinados a al explotación termal. En Paraguay hay unos 200 pozos destinados al uso humano. Finalmente en la Argentina, sólo hay en explotación menos de una decena de perforaciones termales, todas en la Provincia de Entre Ríos. Vale decir, el acuífero no ha sido explotado conforme a sus potencialidades. Ni siquiera mínimamente. Es por ello que aún no se registran presiones groseras de las potencias internacionales sobre el uso del mismo. En el caso particular de la Argentina, mientras se utilice para el desarrollo termal no habrá ningún tipo de conflictos. Pero cuando se use para abastecer de agua potable a todos los habitantes de la región, para el desarrollo industrial y de la agricultura, entonces se desarrollarán estrategias (entre las que no se deben descartar las proteccionistas) para impedir su utilización. No se trata de enarbolar teorías conspirativas sino de ser realistas. AGUA DULCE: DÉFICIT – PRIVATIZACIÓN-CONTROL El déficit de servicios de agua potable y saneamiento, constituyen ejemplos palpables de la insustentabilidad del desarrollo en el mundo. Según los datos registrados en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sustentable (Johannesburgo, Sudáfrica, 2002), 1.100 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 2.400 millones a saneamiento adecuado. Los líderes mundiales presentes en la Cumbre acordaron reducir esas cifras a la mitad para el año 2015. De acuerdo a los pronósticos de la ONU, sin embargo, para el año 2025 la demanda de agua potable superará en un 56% la capacidad de suministro en la actualidad. Esto quiere decir que unos 3.500 millones de personas padecerán escasez. Además de un recurso escaso, el agua es un bien irregularmente distribuido en el planeta. En efecto, la falta de agua afecta no sólo a los sectores más postergados de cada región: las sequías castigan tanto a los pobres de la India, Jordania, Etiopía o México como a los países más poderosos de Europa (la Unión Europea admitió que en el año 2003 ha perdido 5.700 millones de dólares por cosechas malogradas y porque la sequía no permite transportar sus productos por los ríos Rin, Danubio y Elba). En ese contexto de escasez, debe entenderse que la posesión del recurso constituye una cuestión de carácter estratégico, y un aspecto clave como elemento de mercado en un futuro no muy lejano. Las guerras por el petróleo en medio oriente llevadas a cabo por la administración de Bush y la agresividad frente a Venezuela, las maniobras para controlar el gas boliviano, entre otras, dan cuenta del significado estratégico de las reservas de recursos naturales. El tema del agua debe ser analizado dentro de ese contexto: los esfuerzos recientes de los Estados Unidos por instalar marines en la denominada “Triple Frontera” -un punto donde confluyen Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina- so-pretexto de las tensiones generadas por el contrabando, el narcotráfico y el terrorismo, no hace más que revelar la pretensión de ese país por ejercer el control de la región, particularmente en lo que respecta al Acuífero Guaraní. Pero más allá de la factibilidad de esta variante extrema, que no se descarta, existe un segundo escenario en plena ejecución: el de la “privatización del agua”. Para ello existen tres modalidades: (a) la primera consiste en la venta total de los sistemas de distribución, tratamiento y/o almacenamiento, este último mediante la compra de territorios; (b) la segunda se trata de una concesión para que las empresas se hagan cargo del servicio y del cobro por operación y mantenimiento del sistema (la concesionaria tiene acceso a las ganancias), y (c) la tercera, es un contrato para la administración del servicio a cambio de un pago por costos administrativos (en este caso la empresa puede hacerse cargo o no del cobro del servicio, pero no tiene participación en las ganancias generadas). En ese contexto, se calcula que para el año 2020 unas pocas corporaciones tendrán el control monopólico de las tres cuartas partes del recurso disponible en el planeta (en la actualidad se concentra en la multinacional Monsanto Wells y Bechtel Co., las francesas Suez / División ONDEO -antes Lyonnaise des Eaux- y Vivendi, la española Aguas de Valencia y la inglesa Thames Water, entre otras), con lo cual se estima que no sólo no se solucionará el déficit de agua potable sino que se agravará el problema e impedirá la adopción de soluciones reales para la mayoría de la población que hoy no tiene acceso al recurso. EL PAPEL DEL BANCO MUNDIAL El 22 de Mayo de 2003 se reunieron en Montevideo el Banco Mundial y los países que integran el Mercosur. Allí se firmó el proyecto de cuatro años de duración denominado “Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní”, el cual fue estructurado sobre la base de siete componentes, entre los cuales cabe destacar dos de ellos: (a) la expansión y consolidación del conocimiento científico acerca del Acuífero en base al desarrollo e integración del Sistema de Información del Sistema Acuífero Guaraní (SISAG), y (b) el desarrollo e implementación conjunta de un marco regulatorio de manejo del Acuífero (los subrayados son propios). Ambos constituyen aspectos claves en el modo de operación del Banco Mundial en este tipo de proyectos cuando el objeto de estudio le interesa en forma particular. Cabe resaltar que “marco regulatorio de manejo” generalmente significa, para el Banco Mundial, el diseño de los lineamientos legales y operativos para acceder al recurso. De los aproximadamente 27 millones de dólares que demanda el proyecto, 13,4 millones son financiados por Global Environmet Fond (GEF). El resto es cofinanciado por el Bank Netherlands Water Pertnership (gobierno de Holanda), la German Geological Survey (Alemania), la Agencia Internacional de Energía Atómica y la OEA. El acuerdo fue firmado por la Cancillería argentina, y el organismo coordinador del país es el Instituto Nacional del Agua. Según el canciller Rafael Bielsa, con el financiamiento por parte del GEF, se culminó con un proceso implementado por el Banco Mundial para desarrollar un proyecto de cooperación con los cuatro países sobre el Acuífero Guaraní, hecho que deberá culminar con la suscripción de un tratado internacional. Sin embargo, según se establece en el documento del Banco Mundial, “la segunda fase implicará inversiones en la protección de áreas de recarga, en la prevención y mitigación de contaminantes, y en medidas para reducir la sobreexplotación del acuífero en localidades específicas (.) El financiamiento de la segunda fase considerará recursos de agencias de cooperación, GEF, Banco Mundial, el sector privado y/o otros organismos de financiamiento multi o bilateral”. Según algunos analistas, lo que se está tramando, en el fondo, es moldear las legislaciones en los países poseedores del acuífero, de modo de facilitar programas de inversiones para transferir la gestión y el usufructo del agua a futuro. CAMBIO CLIMÁTICO En los últimos años han proliferado los llamamientos internacionales en torno a la necesidad de contar con mecanismos efectivos de monitoreo de los denominados “cambios globales”, como así también la planificación de estrategias de desarrollo que permitan hacer frente con éxito al impacto de dichos cambios sobre la sociedad. Se entiende por cambios globales a una serie de fenómenos de naturaleza primariamente ambiental, que pueden (o no) ser originados por la acción humana, cuya manifestación es de escala regional o global, y que son susceptibles de alterar el desarrollo económico, urbano, demográfico y/o social de las naciones. Ejemplos elocuentes de dichos cambios son la alteración de los ciclos biogeoquímicos, el calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono atmosférico, el aumento en el nivel del mar, etc. En algunos casos se trata de fenómenos concomitantes y de efectos sinérgicos o, dicho de otro modo, de distintas manifestaciones de un mismo y único proceso. Miles de reportes científicos dan cuenta de un cambio climático de características globales y consecuencias por el momento impredecibles en toda su magnitud. El volumen de información es gigantesco, ciertamente dispar y a menudo contradictorio. Lo que debe quedar en claro, no obstante, es que ya no se discute la eventualidad de los cambios climáticos globales sino su magnitud, su qué, su cuándo, su dónde y su cómo. Una publicación reciente, sin embargo, merece ser comentada con detenimiento. Ello obedece a que el organismo productor de la misma no es una institución científica ni una organización no gubernamental, sino el Pentágono norteamericano. Bajo el título Now the Pentagon tells Bush: climate change will destroy us (“El Pentágono le dice a Bush: el cambio climático nos destruirá”), la versión online del diario británico The Guardian publicó el domingo 22 de Febrero de 2004 un notable artículo a cargo de Mark Townsend y Paul Harris. Los autores de la nota hicieron públicos extractos de un informe secreto producido por el Pentágono en el que se señala que los efectos del cambio climático durante los próximos 20 años podrían devenir en una catástrofe global, con millones de muertes producidas como consecuencia de escaladas bélicas y desastres naturales. El mismo predice que el planeta entero bordeará la anarquía a medida que aumenten los gastos militares y el club nuclear, como consecuencia de la necesidad de los estados de asegurar sus fuentes de provisión alimentaria, hídrica y energética. Este hecho potencia la importancia geopolítica de los países con importantes reservorios de agua, como la Argentina, para un futuro de corto plazo. A primera vista aparece como un clásico producto interno de un organismo profundamente reaccionario como lo ha sido tradicionalmente el Pentágono. El cambio climático, desde esa perspectiva, podría ser interpretado como una nueva “reencarnación del mal” que desplazaría al “terrorismo internacional” como eje del mismo, o un cuestionamiento a la política de Bush sobre seguridad nacional en los Estados Unidos. No obstante, cualquiera sea la interpretación correcta ante la realidad de este informe, del mismo se desprenden dos conclusiones importantes: (1) dramáticamente, el cambio climático global pasa a tener una presencia geoestratégica nunca antes explicitada oficialmente en las naciones desarrolladas, y (2) el “descubrimiento” de que recursos naturales básicos como el territorio, el agua dulce, las fuentes energéticas y la producción de alimentos constituyen objetivos primarios de la geopolítica del Siglo XXI. DE LOS PROYECTOS En relación a los temas abordados anteriormente, fueron elaborados dos proyectos legislativos, ambos presentados con mi firma ante el Senado de la Provincia de Buenos Aires. Uno declarando patrimonio inalienable de la Provincia al Acuífero Guaraní (E-192/03-04); otro solicitando a la Provincia que gestione y coordine con la Nación y demás provincias de la Cuenca del Plata la organización de un Comité de Respuestas ante los impactos socio-económicos del cambio climático (F-564/04-05). El primero fue presentado el 23 de Octubre de 2003 y fue al archivo (por falta de tratamiento) el 14 de Abril de 2005. El segundo fue aprobado en sesión del 16 de Diciembre de 2004. A continuación se describen brevemente. (1) En relación al proyecto de ley sobre protección del Acuífero Guaraní, debe señalarse que si bien el acuífero pertenece, de acuerdo a lo establecido por la Constitución Nacional, al patrimonio Provincial como cualquier otro Recurso Natural, el artículo 1 del proyecto establece el carácter “inalienable” de tal patrimonio. Y esto no es un detalle semántico o de forma. Por el contrario, significa que el acuífero no puede ser enajenado o, en otras palabras, el estatus jurídico de la propiedad no puede ser modificado, aun invocando supuestos beneficios económicos o de otra naturaleza para la sociedad. Cabe hacer mención por defecto al caso de los yacimientos de hidrocarburos, federalizados por la Ley Nacional 24.145, sancionada el 24 de Septiembre de 1992. En efecto, por la citada norma se transfirió el dominio público de los yacimientos de hidrocarburos líquidos y gaseosos del Estado Nacional a las Provincias (lo cual, como en el caso que nos ocupa, también fue ratificado por la última reforma de la Constitución Nacional). Sin embargo, nada de ello fue un obstáculo para enajenar los hidrocarburos, tal como aconteció en la década de los “90 con la privatización de YPF, y cuyos efectos se ven claramente reflejados en la actual crisis energética que afecta a la Argentina. Por otra parte, en el artículo 3° del proyecto se autoriza al Poder Ejecutivo “a celebrar convenios y acuerdos con organismos de la Nación, de otras provincias y/o de otros países, e instituciones científico-tecnológicas del ámbito nacional y/o internacional, a fin de promover el desarrollo y gerenciamiento de proyectos hidrogeológicos, de conservación y de planificación estratégica del Sistema Acuífero Guaraní”. Se subraya gerenciamiento debido a que el mismo permitirá una mayor independencia en términos de soberanía nacional y regional a los científicos que participen en el desarrollo de los mismos, habida cuenta que la mayoría de los análisis académicos de la actualidad son subsidiados y gerenciados por entidades y/o organismos internacionales cuyos intereses -a la luz del informe antes citado del Pentágono- permiten avizorar la necesidad de contar con información y capacidad de gestión propias en la región, y a partir de recursos también propios. En Noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU se expidió a favor de considerar el recurso agua como “un bien social y cultural”. En el mismo sentido, el proyecto tiene por objeto fortalecer el papel del estado en la administración, gestión y resguardo del Sistema Acuífero Guaraní, promoviendo acciones para responder a las necesidades de la población, diseñar una planificación estratégica e incrementar el conocimiento en materia de conservación de este recurso a lo largo del tiempo. (2) Con respecto al proyecto sobre la organización de un Comité de Respuestas ante los Impactos Socio-económicos del Cambio Climático, cabe señalar que, más allá del informe del Pentágono, el fenómeno parece ser un hecho irreversible, y que la República Argentina se verá afectada por los efectos e impactos del calentamiento global en el corriente siglo. Ya no se trata de preguntarse si el mismo nos afectará o no, sino cuándo, cómo, dónde y en qué orden de magnitud. Cómo se desplazarán las fronteras agrícolas del país, cuál será la magnitud de posibles anegamientos en los sectores urbanos de las áreas costeras, cómo afectarán estos cambios las disponibilidades hídricas y energéticas del país, qué modificaciones en la distribución de la biota afectarán a qué áreas, qué tipo y grado de conflictos sociales traerán aparejados estos cambios como consecuencia de su impacto sobre la producción y la economía nacional, etc. En función de dichos cambios, y de los distintos escenarios alternativos a evaluar, habrá que preguntarse también qué políticas de desarrollo, emplazamiento de infraestructura estratégica y adecuación del aparato productivo permitirán adaptarse progresivamente a los mismos. Las provincias incluidas dentro de la zona de influencia de la Cuenca del Plata, y entre ellas la de Buenos Aires, no escaparán a tales efectos. Según una información periodística, un estudio elaborado por científicos argentinos y uruguayos sostiene que el efecto invernadero “ha provocado un incremento en el nivel del mar (…), el cual a su vez ha hecho subir el nivel del Río de la Plata en 17 centímetros durante el siglo pasado. Unos dos tercios de ese aumento se produjeron en los últimos 40 años, y la tendencia es positiva, a razón de 2 a 3 milímetros por año” (Diario Clarín, 13/07/04). Según la misma fuente, “los científicos determinaron que si el nivel del mar aumenta en la zona donde desagua el Río de la Plata, el frente de salinidad avanzaría unos 50 kilómetros”, lo cual podría causar falta de agua potable en el largo plazo (Clarín, antes citado). En forma sostenida, miles de investigadores e instituciones científicas comienzan a dar cuenta de estos interrogantes y a plantear propuestas para una estrategia nacional acorde con estos cambios. Sin embargo, los análisis estrictamente académicos generalmente soslayan un aspecto de fundamental importancia a la hora de implementar políticas de desarrollo: ¿qué hacer frente a los cambios que se avecinan? o, en otros casos, ¿cómo articular las propuestas con políticas públicas concretas en el corto, mediano y largo plazo? En función de ello, se propone la organización de un Comité de Respuestas como instrumento para la evaluación y elaboración de propuestas ante los cambios de escala global y sus eventuales efectos sobre el desarrollo de la región. Dicho instrumento deberá actuar como órgano de articulación entre el ámbito académico y los distintos poderes del estado (provincial o nacional) en la definición de objetivos y metas y en el diseño de futuras estrategias de desarrollo. CONCLUSIONES (A) El agua constituye un factor clave para la vida y la salud humana, y en consecuencia deben ser cubiertas las demandas insatisfechas de la población. A su vez, es también un factor clave para el desarrollo socio-económico del país, dado que más del 90% de la demanda total corresponde a la industria y la agricultura. (B) A la luz de lo comentado a lo largo de estas páginas, el Sistema Acuífero Guaraní adquiere una importancia estratégica y geopolítica para la región como ningún otro recurso. Esto se debe tanto por el tema de la escasez del recurso como por los probables efectos del calentamiento global que potenciarán tal importancia. (C) En función de ello, y ante las “advertencias” del Pentágono, el Acuífero debe ser considerado un bien social (por sobre cualquier razón de mercado) de carácter inalienable y administrado por el estado (o los estados provinciales) con criterios de sustentabilidad, de modo tal de asegurar su disponibilidad (tanto en cantidad como calidad) para las futuras generaciones. (D) Por último, como ha ocurrido con otros recursos, los organismos internacionales han hecho lobby para declarar al Sistema Acuífero Guaraní “patrimonio de la humanidad”, eufemismo que se utiliza como paso previo para que las multinacionales se apropien de los recursos (o los exploten). Parafraseando a Mausi Martínez, directora del documental Sed, invasión gota a gota, recientemente estrenado en la Argentina, “el agua no es un recurso de la humanidad, sino un bien social, un derecho humano y soberano. Patrimonio común de la humanidad son la luna el mar, el espacio. El agua pertenece al país que la contiene (.) Lo importante es enterarse, tomar conciencia y hacerse cargo”.- (*) Recibido por Corrientes al Día de Agencia NOVA,por Carlos “Tommy” Díaz senador peronista por La Plata / Dirigente del Partido Proyecto Popular
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.