En la quinta jornada del juicio Hugo Midón indicó, en plena audiencia, a De Marchi como su captor y director de las extensas sesiones de torturas que sufrió. El ex soldado Leonel Arce describió el “centro Clandestino” en el ex RI9 con capturados y sesiones de torturas. Relató las actividades y la estructura del departamento inteligencia formada por De Marchi, Barreiro, Losito y Píriz. Este viernes será el turno de testimoniar a Ramón Félix Villalba.

Hugo Bernardo Midón, ahora un abogado de 53, contó al Tribunal Oral Federal el calvario y las sesiones cíclicas de torturas que sufrió durante su detención en la Jefatura de Policía de Corrientes, La Unidad Penitenciaria Federal Nº 7 (Chaco) y La Unidad Penitenciaria Federal Nº 9 (La Plata) entre diciembre de 1975 a el 19 de mayo de1980. Midón reconoció y señaló en plena audiencia, y a través de su recuerdo, al capitán (R) Juan Carlos De Marchi como su captor y principal director de las extensas sesiones de torturas que sufrió. Contó, además, que su compañero de cautiverio en la Jefatura de Policía de Corrientes y en la U.P.F nº7 (chaco) fue el “negro” Carlos Alberto Duarte, quien fuera asesinado en la “masacre de Margarita Belén”, el 13 de diciembre de 1977. -“El 5 de diciembre de 1975 a las 3,30 de la madrugada rompieron la puerta y entraron a mi casa alrededor de 20 personas con uniformes del Ejército, la Policía Federal, La Gendarmería y de la Policía de la Provincia . Preguntaron por “el negro”. Yo tenía entonces 20 años, era delegado estudiantil de mi curso y participaba del centro de estudiante de mi escuela, que era nocturna. Ese 5 de septiembre era mi recepción”, de este modo Midón inició su testimonio que duró alrededor de dos horas. “Revolvieron toda mi casa, rompieron todo el cielorraso y la allanaron hasta las 6 de la mañana. Sacaron a mi hermano y a mí. Nos pusieron contra la pared de la casa del frente. Se me acercó una persona, que estaba de civil que dirigía el operativo, y me dijo: -“¿Qué haces negrito, cómo estás? ¿Perdiste la guerra, ya perdiste la guerra negrito? ¿En qué andás negrito? ¿Te acordás de fulanito?” – “En nada señor”, respondió Hugo, contando cómo aquella noche comenzó a transitar el infierno terrenal que atravesó durante 4 años y medio de cautiverio. Hugo Midón contó que conoció en la Jefatura de Policía de la Provincia a Carlos Alberto Duarte, fueron careados vendados durante un interrogatorio y compañeros de colchó en “el depósito”, lugar donde eran amontonados luego de las sesiones de torturas. Relata, crónicamente, cómo el domingo 8 de diciembre lo llevaron, junto a otras tres personas, a la dependencia “Santa Catalina” del Ejército. En aquel lugar sufrió la furia militar. -“Negrito, hoy si que vas a decir todo. Vamos a tener que pararte para que te calles”, le dice un hombre. Midón cuanta que en ese lugar lo desnudan y lo estaquean en una cama metálica en donde le aplican electricidad durante cinco o seis hora. -“Ya no soportaba más el dolor, no aguantaba tanto dolor. Entonces le pedí que me maten. Después comencé a sentir calor en la pierna, pero no tanto dolor. Era mi carne que se quemaba. Me estaba yendo. Parece que se dan cuenta y gritan ¡“tordo, llamen al tordo”!. Sentía que me pegaban trompadas en el pecho y escuché que un tipo dice: “Esperen media hora y continúen”, desgrana su historia. El relato siguió por una hora más. Luego, en la etapa de interrogatorio, el fiscal Germán Wiens le preguntó si después de 30 años puede reconocer al hombre que dirigió el operativo de su captura, que lo interrogó en la oficina de la jefatura, si lo vio en la sala. Midón dice que sí, que lo vio en la sala y que lo puede indicar. El presidente del tribunal Víctor Alonso autoriza la acción. El abogado defensor Jorge Bompadre se opone, indicando que no corresponde. El Tribunal pasa a un cuarto intermedio de cinco minutos para resolver. A la vuelta indica que es procedente la indicación que puede hacer el testimoniante. Midón se para, mira hacia los costados de la sala, dirige su mirada hacia los imputados e indica con su índice al segundo hombre que está sentado izquierda a derecha. Se trata del capitán Juan Carlos De Marchi. A su turno ingresó a la sala Julián Leonel Arce, ahora un abogado de 53, que en el periodo de abril al 11 de noviembre 1976 prestó el servicio militar en el ex Regimiente de Infantería Nº 9. Del relato de este ex soldado se desprende la estructura jerárquica del ex R I nº 9, quiénes eran los integrantes, cuál eran las función y cómo se realizaban los operativos desde el Departamento de Inteligencia. Arce asegura que ninguno de los oficiales, suboficiales ni soldados que haya pasado por el ex RI9 en aquellos años puede negar que allí existían detenidos. Estos estaban alojados en unos boxes, formado por caños estructurales y frazadas, en el casino de soldados y eran custodiados por soldados santiagueños, formoseños y chaqueños exclusivamente. “El capitán De Marchi era el jefe de inteligencia, lo acompañaban en los operativos nocturnos el subteniente Barreiro, Losito y el sargento Píriz…. Tenían una oficina, en un salón de la escuela con un cartel que decía “CETAC o CETUC, no recuerdo bien…. El capitán De Marchi nunca formaba con el toque de diana, siempre estaba de civil, es como que tenían los cuatro, una actividad paralela al funcionamiento de todo el regimiento…”, se desprende de las declaraciones de Arce. “El comentario corría siempre entre los camaradas. El santiagueño Hugo Américo Mores me contaba que los detenidos eran traídos después de los operativos que hacían en la noche, que los pateaban y los golpeaban… Se decía que eran personas que tenían actividad o vinculación política o sindical penada por el régimen de aquel momento…”, comenta sobre los detenidos Leonel. “Un día, llego a las 5,40 de la mañana aproximadamente, todavía era oscuro. Entro al regimiento y voy hacia el casino de oficiales. Estaba en una altura, frente a una escalera, entonces veo al capitán De marchi descender de una camioneta Ford y arrastra de los pelos a una mujer y la lleva hacia la zona donde metían a los detenidos. Lo seguían Losito, Barreiro y Píriz. Píriz era el malo, le decían el “boxeador” entre los soldados. Era castigador, y el comentario era que hacía cualquier cosa con las personas, incluso con los soldados”, finaliza la descripción de la tétrica escena el ex soldado. “Una vez corría el comentario que en el hospital militar había un baleado en un enfrentamiento durante un operativo. Yo era una persona muy curiosa y tenía acceso a muchos lugares porque era un soldado privilegiado, me acomodé bien con mis superiores y tenía mucha confianza con mis camaradas. Entonces voy para el hospital a ver quién era. Estaba desnudo, vendado y sólo en una habitación, custodiada por dos soldados. Estaba esposado a la cama de la muñeca derecha y la pierna izquierda. Pregunté su nombre y los soldados me dijeron que se trataba de un muchacho llamado Tomassella, que pertenecí a las ligas agrarias tabacaleras de Goya”, detalla prolíficamente Julián Leonel Arce. Relató también que en los viajes de “acción cívica” que realizaban al interior de Corrientes o Chaco, donde hacían relevamientos y búsqueda de personas con vinculaciones políticas o sindicales. De esta manera cuenta dos operativos muy particulares: “Una vez fuimos a Bella Vista. Entre las cosas que íbamos a hacer la intención era detener al señor y la señora Repetto”. Arce habla de la pareja formada por Marta Angélica Álvarez y Julio Repetto, luego detenidos y torturados en el ex RI9. “Otra vez fuimos a Colonia Gualtieri, en el interior del Chaco. El único objetivo era encontrar a los hermanos Lovey. Estos pertenecían a las ligas agrarias algodoneras del Chaco”, recuerda. La escena más tenebrosa recordada por Julián Leonel Arce en su testimonio, fue cuando escuchó los gritos más desgarradores de su vida. “Estaba en mi oficina, en el Casino de Oficiales en donde llevaba un libro histórico del regimiento. Entonces comencé a escuchar en la oficina de al lado unos gritos desgarradores de un hombre. No se quién era. Ponían música de Julio Iglesias para filtrar los gritos terroríficos que no paraban. Salí aterrado, sentía mucho miedo por que se dieran cuenta que yo estaba escuchando. Sabía que estaban torturando a alguien, porque ese oficina estaba desocupada y sin llaves; y ahí había una cama de hierro sin colchón con unos cables”, finaliza su extenso testimonio el ex soldado. Este viernes por la mañana será el turno de testimoniar a Ramón Félix Villalba. Se entiende que el tribunal Oral Federal en lo Criminal impondrá un cuarto intermedio hasta el martes 19, cuando cite a declarar cinco nuevos testigo, esta vez convocados por la defensa.