Opinión
“Un delito ambiental y social”
REPRESA YACYRETÁ (*)
“La economía y los modos de vida de los afectados fueron paulatinamente eliminados por la represa: ‘pescadores comerciales y de subsistencia, fabricantes artesanales de ladrillos y tejas, recolectores de juncos para techar quinchos, lavanderas, dueños de pequeños astilleros, agricultores, tanto de la margen paraguaya como de la argentina, en las provincias de Misiones y Corrientes’. Debajo de las 100 mil hectáreas inundadas han quedado historias, culturas y un impacto ambiental aun no sospechado”
Cerca de 200 Afectados por la represa Yacyretá se encuentran en Buenos Aires reclamando a la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina que resuelva la demanda entablada contra la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). El tribunal ya decretó un embargo preventivo sobre las oficinas que el EBY posee en Puerto Madero, Buenos Aires. Son 1200 las personas que iniciaron este expediente y que reclaman indemnizaciones por haber perdido sus hogares y medios de vida bajo las aguas contenidas del Paraná. Exigen que la resolución judicial los alcances no sólo a ellos, sino a lo que estiman son “80 mil desaparecidos económicos”, consecuencia de una historia que arranca en 1973 con la firma del tratado binacional. Unos galpones en desuso de la estación terminal de Federico Lacroze ofrecen un magro techo a las familias argentinas y paraguayas que viajaron desde el alto Paraná gastando la última reserva de esperanza, en lo que hoy por hoy es para ellos un “todo o nada”. Brígido Olivera, alias Coco, es el vocero de la Asamblea Binacional de Afectados por la Represa Yacyretá en Defensa del Medio Ambiente y los Derechos Humanos, conformada por pobladores de ambas márgenes del río Paraná, por argentinos y paraguayos. En la Asamblea participan varias asociaciones civiles, principalmente de Ituzaingó -Corrientes-, de Posadas -Misiones- y de varias localidades de Paraguay. Todos los martes desde las 10 de la mañana, desde febrero de este año, van a manifestarse a la plaza Lavalle frente al Palacio de Justicia. Coco era olero, se dedicaba a la fabricación artesanal de ladrillos y ya no puede seguir sustentando su vida del modo en que lo hacía en las cercanías de Posadas. Tampoco sus hijos pudieron seguir con el oficio y están todos desocupados. Él junto a su familia y como tantos otros fue “relocalizado” con motivo de las inundaciones que generó la represa Yacyretá. “El desplazamiento empieza como un quitarte del río, que es tu fuente de trabajo. La mayoría éramos trabajadores autónomos. Todos trabajábamos en la forma propia de destajo, principalmente con la pesca y los ladrillos. De acuerdo a sus necesidades cada uno producía, vivía bien y no tenía necesidades. Al ser sacados de forma intempestiva, al ser cargados en camiones en forma involuntaria, y llevados a ghettos de casas de muy poca calidad, sobre terrenos movedizos de bañados, te obligan a vivir ahí donde no hay sombra y no hay agua. En la costa había agua gratis. En estos lugares está la obligación de pagar agua, luz, en una vivienda que no es nuestra, que hay que pagar y que por aceptarla se renuncia a todo reclamo a los gobiernos y a los bancos que financiaron la obra”. La economía y los modos de vida de los afectados fueron paulatinamente eliminados por la represa: “pescadores comerciales y de subsistencia, fabricantes artesanales de ladrillos y tejas, recolectores de juncos para techar quinchos, lavanderas, dueños de pequeños astilleros, agricultores, tanto de la margen paraguaya como de la argentina, en las provincias de Misiones y Corrientes”[1]. Debajo de las 100 mil hectáreas inundadas han quedado historias, culturas y un impacto ambiental aun no sospechado. En el lado paraguayo está San Cosme y Damián, donde las obras de canalización del río generan contaminación en el agua que toma la población, entre otras cosas, por su mezcla con las napas freáticas. Según contaron los propios habitantes de la zona a este cronista, “esa es el agua que utilizamos para sobrevivir. Antes teníamos todo, el agua, nuestras casas, la pesca del río”. A ello se suma que el río Paraná en esa parte está contaminado por tres papeleras de capitales chilenos. “Los paraguayos reclaman por el mal uso que se le da al río, por no haber estudios de impacto de esas papeleras. En el Paraguay la población entera que fue trasladada a esos guethos no tiene trabajo y no tiene de qué vivir. ¿Dónde se fueron?, al basural a competir con los chanchos, los perros y las ratas. Lo cuento y a mí me hace llorar, porque recuerdo lo que vi en San Cosme, en Encarnación, en tantos lugares”, agrega Coco. Los casi 200 afectados que resisten desde febrero en los galpones de Federico Lacroze sufren el rigor del clima, las escasas comodidades y la pobre alimentación. “Yo vine a fines de febrero y sigo estando acá. Hay un grupo de doce personas que estamos desde esa fecha. También hay grupos que rotan a través de TBA, que nos lleva y nos trae en forma gratuita colaborando con nosotros. En forma recíproca nosotros también les ayudamos porque defendemos este tren que es un bien comunicacional”. Uno de los principales lugares afectados es la Isla Yacyretá que “estaba habitada por pescadores, pequeños ganaderos y agricultores que combinaban sus actividades, y era además parte del territorio ancestral de la comunidad Mbya Guaraní. A algunas familias les fueron entregadas casas, donde ubicaron grupos de a quince personas en dos ambientes, edificadas una al lado de otra en tierras improductivas. Los llaman campos de concentración. Muchos no pudieron soportarlo y volvieron al borde del río. Otros están viviendo en basurales”[2]. De este modo el reclamo a la Entidad Binacional de Yacyretá es, según los pobladores, por “el robo de sus casas, sus tierras, su salud y su futuro”. Otro foco de conflictos está en la provincia de Corrientes. Se trata de la ciudad de Ituzaingó. Según Coco, “en el patio de esta ciudad se hizo la represa. Ahí está la salida de la energía a través de cuatro canales que producen un campo magnético que genera cáncer a la población”. Yacyretá también fue bautizada como “monumento a la corrupción”. En ese sentido Coco dice que “en el expediente judicial nosotros pedimos el allanamiento de las oficinas de Yacyretá para que busquen documentación que nunca presentaron. Hay gente que figura como que recibió 8 mil dólares, gente a la que nunca le dieron nada”. Coco, ¿hasta dónde nos tenemos que remontar para entender lo que sucede con Yacyretá? Podemos ir muy atrás, pero pongamos como inicio la firma del acuerdo que hacen los presidentes [Juan Domingo] Perón y [Alfredo] Stroessner, en la década del 70 [3] y eso da comienzo a los primeros contratos. Con la venida de los militares hay como un parate. En el 83-84 empiezan las primeras entregas de vivienda, pero eran para las fotos, para conseguir los préstamos de los organismos internacionales. Luego de esta etapa llega [Carlos] Menem que desfinancia la obra con el fin de privatizarla, con un comprador elegido, el viejo [George] Bush. Cuenta la gente que el gobierno peronista de Ramón Puerta [Misiones] trajo al viejo para que se interesara por la represa en un precio módico, mil quinientos millones de dólares, y que para entusiasmarlo le enganchan un gran dorado en el anzuelo. Hubo diputados y gente que se opusieron y finalmente no se vendió. En la etapa actual nada cambió. Han discutido mucho entre Argentina, Paraguay y Brasil el problema de la “cota del río” para poder darle un manejo apropiado a la subida y bajante del agua. Los isleños que perdieron todas sus tierras, más de 200 islas inundadas, creen que desde Itaipú [represa gestionada por Brasil-Paraguay] se manejó la creciente del ’83, donde la mayoría de los isleños se fue porque no pudieron soportar tanta agua, bajantes y subidas de forma imprevista. Así, con la gente que se va por su cuenta, hay menos indemnizaciones que pagar. Pero hay más. En Posadas, para esa época [inicios de los 80], hacen un censo y decían que el censo era para cobrar un impuesto. Y con esta mentira también mucha gente se fue, ¿pero dónde?, si Misiones se caracteriza por tener cantidad de latifundios. Entonces muchos hermanos indígenas fueron a parar a tierras de donde luego los correrían. La justicia nos reconoce afectación desde agosto del 94 para acá. Pero las pérdidas que sufren los trabajadores son cuantiosas. En principio hay una ley de los 80 que aplica el principio de “no innovar” que imponen al costero. Esto significaba que no podías cambiar una teja o un ladrillo en tu casa. De este modo frenaron a una generación. Por eso es difícil calcular la cantidad de afectados. Las familia iba creciendo y se iba colocando al lado de sus padres. Por treinta años frenan la posibilidad de que esa población costera se desenvuelva. Como el censo fue hecho en los 80, los bebés de esa época ahora tienen todos sus respectivas familias. Yacyretá hoy nos obliga a subir a un camión, nos lleva a una pequeña casa y no reconoce “la familia derivada”, y eso es todo culpa de ellos, por no haber entregado las viviendas a tiempo. Incluso el tratado Perón-Stroessner dice que “deberían ser previamente indemnizados los relocalizados”. Sumado a lo que implica abandonar la vera de un río como el Paraná que te podía brindar todo tipo de recurso para vivir. En ese sentido, ¿qué impactos viste en el río a partir de la puesta en marcha de la represa? El río era un lugar demasiado rico. Las especies de peces como el surubí que llegaba a los 70 kg. o el dorado hasta los 40 kg., y muchas otras de menor tamaño. Se hace la represa e implementan un sistema de “ascensor de peces” que mató a muchísimos ejemplares. Si los peces lograban subir desde la parte turbulenta eran presa fácil de los adaptados a la parte quieta. Esto pasaba en los primeros tiempos de la represa. Pero ahí no terminó porque vinieron gentes de todas partes a pescar sin control, de contrabando, y se llevaron inmensas cantidades de ejemplares, favorecidos por el enorme lago creado. Pero además, al dejar de subir algunas especies, especialmente el sábalo, que contribuye al alimento de especies mayores, el río comienza a perder su vida. En la revista Aventura salió un artículo titulado “El gran río agoniza”, donde dice que el río Pilcomayo y el Paraguay se ven afectados en sus cuencas por no haber sábalos, y en consecuencia no hay dorado ni surubí. Represa arriba el río murió. Yacyretá empieza a producir energía eléctrica en 1994, en agosto. Pero el daño empieza antes. Hay un funcionario, presidente de la Cámara de Comercio de Corrientes, que en el año 91 ya decía que se había perdido un alto porcentaje de la variedad ictícola del río. También cambió el sistema climático de la región. Para nosotros se terminó el invierno. También se terminaron las grandes lluvias de 15 o 20 días que hoy ya no están. Hay lluvias más cortas, muy fuertes, de gran cantidad de milímetros en poco tiempo. Una consecuencia inmediata de estos cambios y que tenemos ahora mismo es el dengue. ¿Cómo es que ustedes deciden venir a Buenos Aires? Después de hacer un corte del puente internacional Posadas-Encarnación aparece esta idea de venir a Buenos Aires. Hubo muchos cortes, pero hubo uno que duró del 5 de septiembre al 13 de septiembre del año pasado, donde fuimos reprimidos por un impresionante operativo conjunto de Gendarmería, Prefectura, la Policía Federal y Provincial. Frente a esto y antes que morir en Posadas preferimos venir a luchar aquí, a Buenos Aires, donde se resuelven las cosas en última instancia. Somos un grupo de gente dispuestos a morir acá en la búsqueda de justicia. Decidimos venir a Buenos Aires a manifestarnos en febrero de este año. El día que llegamos fuimos recibidos por Rafael Llorens, el asesor jurídico de [Julio] De Vido [ministro de Planificación Federal]. Cuando empiezo a explicarle por qué estábamos en Buenos Aires, con burla nos dice que nuestro reclamo no es serio, que es “una joda”. Me terminan ofertando una entrevista con [Eugenio] Zaffaroni. Pero ya habíamos tenido una entrevista con él, de tres minutos. Y qué le puedo explicar al juez en tres minutos. De nuestras comunicaciones con la Corte surge que era posible que se resolviera algo para el 10 de abril, pero ya pasamos de largo esa fecha. Luego la expectativa fue para el 10 de mayo. Y cada vez que vamos a la plaza Lavalle volvemos con lo mismo, sin nada. Como Yacyretá siempre fue maliciosa, dilatoria, desleal, tenemos que recurrir a la Corte Suprema de la Nación para destrabar el embargo y que nos permita a nosotros cobrar. Un dinero que necesitamos para poder vivir, curarnos las enfermedades. Pero la Corte tiene además que generar una jurisprudencia para un arreglo global de los 80 mil desaparecidos económicos que estimamos. ¿De dónde sale ese número? Con fecha 26 de octubre del año pasado, Oscar Thomas, director ejecutivo de Yacyretá, dijo para el diario Misiones que había 17 mil familias afectadas de ambas márgenes. Y en nuestra región cada familia tiene bastantes hijos. Los hermanos mbya-guaraní y los mocovíes del Chaco y Santa Fe han ingresado al caso la jurisprudencia de la comunidad [Mikisew] Cree de Canadá, que consiguieron gestionar una represa que da luz a Nueva York. Lo mismo queremos nosotros para esta represa ante la gran cantidad de “desaparecidos económicos” que tenemos, y si para 1200 personas el peritaje dice que son 300 millones de dólares, cuánto es para los 80 mil que calculamos. Veremos qué hace la Corte con esto. El 17 de mayo se cumplieron dos años desde que presentamos este “recurso extraordinario” en la Corte que nos permite discutir algunos puntos. Y también hay un “recurso ordinario” que permite volver atrás y discutir todo. Por ejemplo, la justicia de Misiones indemniza a una lavandera “de por vida” con la irrisoria suma de 7200 pesos. Yo creo que la doctora Carmen Argibay debe sentir vergüenza de que haya mujeres que sean tratadas de esta manera. Argibay ganará unos 20 mil pesos por mes. Entonces la jueza por un mes de trabajo gana tres veces la indemnización de por vida de otras mujeres de este país. Al ser un problema alimentario, ya que perdimos nuestra fuente de trabajo, le deben dar máxima prioridad. No hay una causa tan vieja y tan grande (en cuanto a cantidad de gente y en cuanto a monto) como la nuestra. NOTAS [1] Página 12 [2] Redeco [3] “El 3 de diciembre de 1973 se suscribió en Asunción el Tratado de Yacyretá”, La Vaca FUENTES DE INTERÉS – http://picasaweb.google.es/afectadosyacyreta – http://www.guardaelguachazo.com.ar/yacyreta/ – Video-Documental Desarraigo, de Pavel Wiechetek. (*) Recibido por Corrientes al Día de Marcelo Maggio (Agencia de Noticias Biodiversidadla)
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.