Nacionales
Una orden secreta de la dictadura
ALGO PARA RECORDAR (*)
En 2012 se cumplieron 36 años del golpe militar de Videla, Massera y Agosti y para aquellos que se “sienten sin memoria” vale la pena recordar algunas cosas de aquel entonces, como por ejemplo mostrar una reseña de la publicidad oficial durante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional” (1976-1983), con los mismos actores publicitarios que ahora, el kirchnerismo mandó hacer el polémico spot publicitario en Malvinas.
Desde el “Somos derechos y humanos”, hasta ponerse en contra de que en el Mundial de Fútbol se tiraran “papelitos” como pidió el ahora inmortal “Clemente” tras el fallecimiento de su “padre” Caloi, hasta una canción navideña, dedicada “a un soldado argentino” perteneciente a la banda sonora de un spot muy difundido por la TV en diciembre de 1975. Se veían escenas de guerra en un paisaje selvático intercaladas con margaritas florecidas y enternecedoras secuencias de un nacimiento (La Opinión, 4/1/76) (1).
Esta noche tan nuestra, pequeña,
hija mía que allá en la ciudad
sos la luz de bengala y un beso
para abuela y abuelo y mamá.
Quiero estar yo también a tu lado
mientras llega Jesús Navidad
y contarte en mis brazos la historia
del soldado que nombras ¡papá!
Hoy la Patria me llama, pequeña,
voy al monte de mi Tucumán;
canto y lucho alegrías muy tiernas,
aunque estalle de rabia el fusil.
Faltaban aún tres meses para que fuera depuesta la presidenta María Estela Martínez de Perón (conocida como “Isabelita”), aunque ya el ejército había sido autorizado para “aniquilar a la subversión” según un controvertido decreto que firmó el justicialista Italo Luder en ocasión de ser presidente interino, tema que muchos parecen “olvidar”.
Fue la selva tucumana el escenario de los más sangrientos choques entre tropas oficiales y los grupos armados de izquierda que se habían atrincherado en esa zona luego de haber sido declarados ilegales por el gobierno peronista.
Un jingle del gobierno peronista anterior al spot navideño, de estilo más cándido, tono conciliador y música pegadiza tenía por letra:
Yo me pregunto, compañero,
yo me pregunto ¿a dónde van?.
Con tanta bronca ¿a dónde van?.
¿A dónde van?, ¿a dónde van?.
Si hay un hermano en cada hermano,
sin distinción, que sí lo hay;
la Patria es nuestra y la queremos
tierra de amor y libertad!
El 24 de marzo de 1976 las fuerzas armadas tomaron el poder, la presidenta fue hecha prisionera y llevada en helicóptero desde la propia Casa Rosada. Un hecho curioso es que, por deterioros en el centenario edificio, a partir de entonces se clausuró preventivamente el helipuerto.
Pero estábamos en el 24 de marzo de 1976. Se difunde por cadena nacional una Proclama, firmada por los tres comandantes en jefe, cuya detenida lectura evidencia un texto libre de improvisaciones, sin duda elaborado por consultores profesionales en diversas áreas.
¿Quienes serían los comunicadores que participaron en su redacción? He aquí unos párrafos de la proclama: “Esta decisión persigue el propósito de terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo y sólo está dirigida contra quienes han delinquido o cometido abuso de poder.
Es una decisión por la Patria y no supone, por lo tanto, discriminaciones contra ninguna militancia cívica ni sector social alguno.
Rechaza, por consiguiente, la acción disociadora de todos los extremismos y el efecto corruptor de cualquier demagogia.
La Fuerzas Armadas desarrollarán durante la etapa que hoy se inicia una acción regida por pautas perfectamente determinadas, por medio del orden y del trabajo, de la observación plena de los principios éticos y morales, de la justicia, de la organización integral del hombre, del respeto a sus derechos y dignidad; así la República llegará a la unidad de los argentinos y a la total recuperación del ser nacional”.
El “ser nacional” era una entelequia muy repetida en el discurso castrense de la época. En 1977, un spot publicitario presentaba un mapa de la Argentina con aspecto de “bife angosto”, al cual se le iban sacando partes, a modo de mordeduras, aludiendo a que la guerrilla trató de devorarnos. Remataba con el slogan “unámonos, y no seremos bocado de la subversión” que también se utilizó en avisos gráficos.
El 5 de octubre del mismo año aparece en La Prensa un primer aviso titulado tímidamente “Solo pedimos la verdad” con la firma de “Madres y esposas de desaparecidos”, que luego iban a organizarse como “Madres de Plaza de Mayo”, “Abuelas de Plaza de Mayo” y otras entidades afines. El diario La Prensa era el único medio que se permitía publicar críticas al gobierno militar, ya que era insospechable de ser considerado izquierdista.
En diciembre de ese año, tal vez como remake del anterior anuncio “Esta noche tan nuestra, pequeña” se publicó el aviso “Para que usted y su familia puedan celebrar en paz, en el ejercito hay argentinos que estan haciendo guardia. proteger es querer. felices fiestas.” Y dan ganas de agregar: SALUDO UNO, SALUDO DOSSS!.
Pero sin duda los slogans de indudable factura publicitaria que más circulación tuvieron en este período fueron “Achicar el Estado es agrandar la Nación” y sobre todo- “Los argentinos somos derechos y humanos”, ambos multiplicados en numerosos avisos y stickers. El primero propiciaba la política económica de privatizar empresas estatales, en tanto el segundo respondía a las quejas internacionales sobre violaciones a los derechos humanos.
Según Sebastián Hacher (2) el slogan “los argentinos somos derechos y humanos” fue realizado en 1978 por la consultora internacional Burson Marsteller (BM), una de las corporaciones de Relaciones Públicas más grandes del mundo. Tal vez ignoraba ese dato el Coronel Rafael De Piano, titular de la agencia de noticias oficial Télam desde 1978 hasta el restablecimiento de la democracia, al asegurar simplemente que “somos derechos y humanos” no fue una consigna producida desde Télam (3).
Hacher informa que uno de los objetivos de BM “era revertir las denuncias de los sobrevivientes, de los exiliados, de los familiares y las víctimas que se extendían en el exterior del país. Para ello, la consultora también colaboró con la creación del Centro Piloto en la Embajada Argentina en Paris, encargado de combatir lo que llamaban la campaña anti-argentina”
Otra fuente informa que Burson Marsteller fue contratada en 1976 a sugerencia del ministro de economía José Alfredo Martínez de Hoz para cuidar la imagen argentina en el exterior. “Economía siguió después contando con sus servicios, aprobados por la Secretaría de Información Pública…” (3)
Los partidos políticos estaban proscriptos, pero los diarios bien podían publicar una larga solicitada de la “Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora” que incluso osaba darle consejos al gobierno de facto, por ejemplo sancionar “definitivamente al régimen peronista como responsable de los peores males vividos en el país” y “que paralelamente con la lucha contra la guerrilla se intensifiquen las acciones contra la subversión representada por la subsistencia de pseudos dirigentes, ideólogos marxistas y peronistas”.
Parecería que para el Alte. Isaac F. Rojas y sus veteranos seguidores, el Gral. Videla si algún defecto tenía era ser demasiado blando… En ese texto también aparece una muletilla muy acudida por entonces, la “defensa de la civilización occidental y cristiana”, casi un calco del clásico slogan “por la defensa de la civilización cristiana” creado por Joseph Goebbels durante la Alemania nazi (4).
El control absoluto de los medios de prensa propiciaba la utilización de lo que se denomina “publinota” o “infoaviso”, es decir mensajes publicitarios disfrazados de información periodística. Un claro ejemplo es el texto “El país de nuestros hijos lo hacemos nosotras” que buscaba sensibilizar a las lectoras de “Para Ti” ensalzando al exiliado soviético Alexander Solyenitsin “un hombre que ha vivido del otro lado de la cortina de hierro, que ha sufrido en carne propia condenas y castigos en campos de concentración.
Un hombre que conoce el mundo comunista y por eso nos mira preocupado”. En los semanarios proliferaban cartas apócrifas de guerrilleras arrepentidas, madres de soldados caídos en combate, y otras apelaciones a la emotividad popular para generar adhesión al régimen.
Después de 1978 la publicidad oficial dejó de saturar con el embate antiguerrillero y orientó sus esfuerzos a capitalizar políticamente el triunfalismo del mundial de fútbol. La aspiración máxima en ciertos estamentos militares era crear un partido propio con aprobación ciudadana, para luego convocar a unas elecciones factibles de ganar y así obtener una legitimidad democrática que permitiera continuar gobernando, pero fortalecidos por el reconocimiento interno y externo.
La idea hoy parece descabellada, pero no lo era porque el “partido militar” podía utilizar los medios de comunicación que quisiera mientras el resto de los políticos estaban amordazados por la censura. Estas estrategias a futuro generaron avisos como el que propone “un cambio de mentalidad” en 1980. Dos años después, la derrota de Malvinas eclipsaría las aspiraciones castrenses de perpetuarse en el poder por las urnas, aunque el Alte. Emilio Eduardo Massera tuvo la tenacidad de insistir, en 1983, con su Partido para la Democracia Social (PDS) proponiendo “una Patria Grande, Justa y Solidaria”, consigna con resabios de banderas justicialistas.
La pregunta obligada se repite: ¿Quienes fueron los autores de estos mensajes?, ¿quienes los profesionales publicitarios que trabajaron tan arduamente para los militares?.
“Ahora no quieren aparecer pegados” al Proceso, reflexionaba el almirante retirado Horacio Zariátegui, “uno de los responsables de la acción psicológica” (3) desde antes del golpe de 1976, orgulloso de haber realizado un cortometraje al que califica de clandestino, porque afirmó- “se realizó por izquierda, antes del asalto al poder”. La campaña decía “El pueblo quiere saber de qué se trata y lo sabrá”, teniendo como fondo los cañonazos de la Obertura 1812 de Tchaicovsky, como si anunciara más estruendos.
Pero el almirante había tenido una idea bastante más original cuando se estaba preparando el golpe: Propuso no usar marchas ni símbolos militares para anunciar el nuevo gobierno por radio y televisión, una manera de presentar el producto en otro envase a la gente, es lo que hoy se llama “diseñar una estrategia de imagen”. Pero, según sus palabras, “no me dieron cinco de bola” (3), y las estridentes marchas de desfile sonaron largamente desde los televisores ni bien asumió la junta de Videla, Massera y Agosti.
Beatriz Moya de Lavares, presidenta de la Asociación Argentina de la Propaganda (llamada luego Asociación de Profesionales de la Publicidad) adhirió al régimen de facto y, según recordaba Zariátegui, fue la AAP quien elaboró un afiche con la imagen de un conscripto aguerrido y la leyenda “No está solo”. La Liga Pro Comportamiento Humano contribuyó con el slogan “Cuando el barco se hunde, las ratas huyen”, en alusión a la inolvidable frase “yo me borro” pronunciada por el dirigente sindical Casildo Herreras al abandonar presurosamente el país (3).
“La publicidad que me parió” (5) es un libro autobiográfico, rico en anécdotas personales, escrito en lenguaje coloquial por Gabriel Dreyfus, quien en 1976 era Director Creativo de la agencia De Luca. El autor se sincera y admite haber sido, desde De Luca Publicidad, uno de los publicitarios del General Videla y como tal- brinda un testimonio de primera mano, por lo cual vale citar diversos párrafos de su obra:
“A principios de la Dictadura, cinco importantes agencias se asocian para colaborar ad honorem con el flamante gobierno de Videla. Algún día recordarás sus nombres pero sólo mencionarás a De Luca, en donde estás directamente involucrado y también a Casares, porque Hugo nunca se disfrazó de adalid de la democracia como casi todos los demás hipócritas.”
De manera casi coincidente, el antes citado coronel De Piano recordaba cuatro agencias (no cinco) de las cuales citó los nombres de dos, De Luca y Casares Grey, igual que Dreyfus, aclarando que fue “una colaboración espontánea para reivindicar la imagen del Proceso”. De esa procedencia recordó una campaña de cinco meses armada con testimonios aprobatorios de distintos ciudadanos a la tarea de los militares (3).
Dreyfus hace mención a que fue invitado a trabajar para el gobierno por Julio Picco, un publicitario que había intervenido en la fallida campaña de Nueva Fuerza en 1973. En aquella oportunidad ya había convocado a Dreyfus para la candidatura de María Julia Alsogaray a diputada, “es un placer trabajar con ella” dirá después Dreyfus (op. cit. P. 75).
Pero volvamos a su relato sobre 1976: “Julio Picco te pregunta si querés trabajar de manera voluntaria. Podés decir que no, pero decís que sí.
Es la primera y última vez que trabajarás con Hugo Casares y la campaña que hacen no merece que nadie discuta el menos que dudoso honorem de su autoría: Los argentinos vivimos en uno de los mejores países del mundo, pero tenemos problemas.”
“(…) Salvo tu poco apreciada participación durante la Guerra de Malvinas, ésta será tu única colaboración con los gobiernos de la Dictadura. No podrías decir lo mismo de otros, pero tampoco vas a contar nada de lo cual no hayas participado directamente: eso no sería derecho ni humano.”
Más adelante Dreyfus relata que una vez finalizado el Congreso Mundial de la IAA (International Advertising Asociation) la publicidad argentina creó “la idea más aberrante de su historia”: el Comité de Autorregulación Publicitaria, un organismo de autocensura formado por medios, agencias y anunciantes, liderado por Arturo Carou (presidente de licores Seagram’s) y las agencias con más peso en el Comité eran “las mismas que ad honorem ayudaron al gobierno de Videla” (op. cit. P. 85). Por algún motivo, el autor cada vez que usa la locución latina ad honorem, utiliza tipografía cursiva.
Del Comité participaban los mismos sectores reunidos en el Consejo Publicitario Argentino fundado en 1960 (op. cit. P. 97).
“(…) por supuesto la Autorregulación no puede prohibir directamente: sólo recomienda el levantamiento de la pieza cuestionada la que, luego, los medios adheridos no admiten publicar o emitir. O sea que censura. Paralelamente, se eleva la resolución al COMFER de la Dictadura. Oscar Pastor Magdalena, gran amigo de Carou e integrante del Comité de Autorregulación que debía proteger a la actividad publicitaria de los excesos gubernamentales, será Secretario de Información Pública en los últimos tiempos del Proceso.” (op. cit. P. 86). Oscar Magdalena era también el Presidente de la Cámara Argentina de Anunciantes al producirse el golpe del 76 (3). Este Comité autorregulador de inspiración medieval continuó funcionando ¡hasta en tiempos del gobierno de Menem!.
Por su parte, el Consejo Publicitario Argentino en 1976/77 utilizó en campañas de bien público el tema Vivamos la Argentina en positivo, “en obvio apoyo al Golpe Militar” (G. Dreyfus, op. cit. P. 97).
En fin, el publicitario piensa para sí: “de haber conocido los detalles de la represión, seguramente no hubieses permitido que tu hijo se educara en una institución de la Armada y, paradójicamente, no habría recibido la excelente formación que allí tuvo.” (op. cit. P. 191) (6).
Llegados a este punto, sería injusto caer en generalizaciones absurdas, todos los publicistas no fueron leales en bloque al régimen militar del 76, y como en las demás profesiones- hubo publicitarios detenidos desaparecidos, hubo exiliados, presos, y también hubo otros muchos anónimos que continuaron trabajando silenciosamente en campañas comerciales sin poder expresar su disconformidad con lo que sucedía, en un país donde cualquier disidencia pública podía ser rápidamente interpretada como “idea subversiva” de un “extremista apátrida” contrario “al ser nacional” que ofende “nuestra civilización occidental y cristiana”.
REFERENCIAS
1) Blaustein, Eduardo y Zubieta, Martín. Decíamos ayer, la prensa argentina bajo el Proceso, Ed. Colihue, Bs. As., 1998. Muchas de las imágenes publicadas aquí fueron tomadas de este excelente libro, que trasunta una tarea de recopilación encomiable y constituye un documento fundamental para comprender el período que analizamos.
2) Hacher, Sebastián. Benetton: un minero derecho y humano, en http://benetton.linefeed.org/archives/000122.html
3) Abel Gilbert, sobre los publicitarios del Proceso, suplemento Radar de Página 12, 25 de agosto de 1996, citado en Blaustein, Eduardo y Zubieta, Martín. Decíamos ayer pág. 550.
4) Domenach, Jean M., La propagande politique, Ed. Que sais je? N° 448, París, 1959.
5) Dreyfus, Gabriel. La publicidad que me parió, Ed. Planeta, Bs. As., marzo de 2001.
6) Más recientemente, Dreyfus escribe sobre el 24 de marzo de 1976 “me equivoqué en aplaudir desde mi casa. Hoy reconozco mi error”. En ese tiempo acababa de separarse y “Yo estaba más preocupado por mi propia vida que por la del país. Por eso respeto a todos los que se jugaron la vida por él. A los de uno y de otro bando.” Dice también que “Videla no fue un dictador: no tenía poder sobre las ambiciones personales de Massera.” El publicista se limita a hablar sobre su visión personal del tema, de modo que no repite ni amplía los datos antes publicados en su libro sobre otros colegas involucrados en la campaña del gobierno militar (diario Clarín, p. 31, Bs. As., 14 de marzo de 2006).
NOTA DEL AUTOR: Deliberadamente, en este trabajo hemos dejado fuera de análisis la publicidad en el mundial de fútbol 1978 y durante la guerra de Malvinas (1982), dos acontecimientos históricos que por su importancia merecerían estudiarse in extenso y por separado.
En 1979, en vísperas de la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, el ministro del Interior, general Albano Harguindeguy, ordenó comprar 250.000 calcomanías autoadhesivas, en dos tamaños, con el lema “Los argentinos somos derechos y humanos”. El slogan había sido ideado a pedido de la dictadura por la empresa Burson Marsteller, ya contratada en 1978 para mejorar la imagen de Videla.
El objetivo era neutralizar o revertir las denuncias realizadas por sobrevivientes de los centros clandestinos de concentración, los exiliados y familiares de las víctimas en el exterior, que la dictadura llamó “campaña antiargentina”. También para ocultar los delitos cometidos por el terrorismo de Estado e intentar perpetuar y profundizar la ilusoria sensación de legalidad y normalidad.
Además de condicionar las denuncias que las Madres de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos planeaban realizar ante la CIDH. Los gobiernos de los EE.UU., bajo la administración de James Carter, y europeos presionaban a la dictadura para que pusiera fin a la violación a los derechos humanos.
Es curioso analizar el expediente secreto 330/79 del Ministerio del Interior. Porque se prueba irrefutablemente que esta campaña fue digitada y planificada por el gobierno militar, y que no surgió espontáneamente de la clase media a la que se culpabilizó de la movida. Y que fue pagada con fondos públicos. El decreto secreto 1695/79 firmado por Harguindeguy aprueba la campaña y autoriza el uso de los fondos del Estado.
La campaña se basó en la impresión de calcomanías de diferentes tamaños (las cuales se encuentran en el expediente) con el famoso lema “Los argentinos somos derechos y humanos” escrito sobre un fondo con la Bandera argentina. Las calcomanías estaban destinadas a ser pegadas en los autos para ser “paseadas” por la ciudad por la gente. Ya funcionaban por entonces las campañas radiales con el mismo objetivo.
A diferencia de la compra de los Falcon, esta operación fue realizada por licitación. Les costó a los argentinos 23.000.000 de pesos (unos 16.117 dólares de la época). La empresa Libson S.A. obtuvo la licitación para la producción de las 250.000 calcomanías. Debían realizarlas en dos medidas de 15×9 cm y 20×20 cm. En la licitación, Libson presentó un presupuesto de 65 pesos y de 200 pesos para cada una de las medidas respectivamente, incluyendo el IVA.
Esto representaba la mitad de la oferta más baja presentada por las demás empresas, las cuales presupuestaron: Bicolor SRL, 129 y 399 pesos c/IVA; Argencalco SRL, 260 y 670 pesos s/IVA; Cal-Pla, 150 y 390 pesos c/IVA, Continental 350 y 980 pesos c/IVA; Impresos Rotativos, 131 y 399 pesos s/IVA. Libson además fue la única que presentó otra oferta alternativa, que era similar a los precios de sus competidoras (145 y 450 pesos). La licitación se llevó a cabo el 28 de agosto de 1979 y la adjudicación estuvo a cargo del subsecretario general, el capitán de navío (re) Ernesto Orbea, el mismo oficial que había comprado los Falcon. La adjudicación de la obra fue casi inmediata: al día siguiente. Nunca se sabrá si había habido filtraciones, producto del juego comercial, de las ofertas de los licitantes.
Libson S.A. fue creada en 1971 con el objetivo de comercializar y fabricar calcomanías y publicidad, y actualmente se dedica a la comercialización y producción de merchandising y publicidad de importantes marcas. En 1978 ganó la licitación para producir y comercializar el merchandising del Mundial de Futbol. En esa fecha, según el expediente Nø A 41267 de la Inspección General de Justicia (IGJ), pasa de ser una pequeña empresa a incrementar de forma considerable su capital social, pasando de 4.000 a 30.000.000 de pesos en junio de 1978, como consecuencia lógica de haber ganado comercializar el merchandising del Mundial. A partir de ese momento, no aparecen más registros de la empresa en la IGJ hasta 1983. Sin embargo, el pago por la campaña publicitaria se liquidó en setiembre de 1979, mientras se encontraban en el país los miembros de la CIDH.
Más allá de los aspectos comerciales, el expediente 330/79 secreto prueba la utilización de fondos públicos para ocultar lo que ya era inocultable: los delitos de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado. Sin embargo, el lema “los argentinos somos derechos y humanos” quedó como una marca indeleble en la cabeza de los argentinos. Un lema que muchos años después comenzó a avergonzarlos.
(*) Publicado por el Diario Clarín a raíz de la constatación de que el spot de las olimpíadas fuera realizado por la misma empresa publicitaria de aquel entonces.
El presidente chino Xi Jinping visitó la Rosada. Se anunció un mecanismo para reforzar las reservas del BCRA. También habrá créditos para represas y el Belgrano Cargas. China quiere ganar peso comercial y financiero en la región. Acuerdos que generan deudas.
(www.clarin.com) Fueron palabras del presidente Xi Jinping: este es el año del Caballo, y la Argentina es conocida -dijo- como el país de los caballos. Por eso, formuló sus deseos de que sea un “caballo galopante” la profundizada relación estratégica con la Argentina.
De estilo muy sobrio, con esta gráfica alusión al calendario chino sorprendió Xi a la hora de los discursos, tras encabezar con Cristina Kirchner el acto de firma de acuerdos bilaterales por más de US$ 7 mil millones, que aportarán los chinos para financiar obras de infraestructura.
Estos aportes eran muy ansiados por el Gobierno, con problemas para financiarse, caída de reservas y el fallo adverso de la Justicia de EE.UU. que obliga a pagarle a los fondos buitre y al menos demoró el plan oficial de “regreso al mundo” para buscar fondos en los mercados internacionales de crédito.
Los acuerdos con China incluyen, tal como se había anticipado, US$ 2.099 millones para revitalizar el Belgrano Cargas (el Estado nacional aportará otros US$ 370 millones); y US$ 4.714 millones para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, obras largamente postergadas y acaso último megaproyecto de la era kirchnerista. El otro acuerdo con números a la vista es el aporte chino para la compra de 11 buques de dragado, por 423 millones de dólares.
En total se suscribieron una veintena de acuerdos, y una declaración conjunta que elevó el vínculo bilateral a “asociación estratégica integral”, un estatus que China sólo tenía en América latina con Brasil, México y Perú, y supone la decisión de profundizar la cooperación mutua.
A estos acuerdos se sumó más temprano –sin presencia de los presidentes– la firma de un segundo swap (el primero fue en 2009), un intercambio de yuanes y pesos por US$ 11 mil millones que podrán usarse para reforzar las reservas del Banco Central. Cristina celebró este punto en un momento de “ataques especulativos” de los fondos buitre.
Xi Jinping llegó a las 17.20 a la Casa Rosada, donde fue recibido con honores militares por los Granaderos. Caminó por la alfombra roja y en el Salón Blanco lo aguardaba Cristina para el saludo, los himnos nacionales y la presentación de delegaciones. Luego pasaron al despacho presidencial, donde estuvieron reunidos a solas y luego sumaron a sus ministros, durante una hora.
La última visita de un presidente chino fue la de Hu Jintao, en 2004. Allí se estableció una asociación estratégica, se firmaron memorándums de entendimiento y el gobierno kirchnerista había generado un singular clima de furor previo al propalar la versión de que llegarían US$ 20 mil millones, que nunca se concretaron.
Ayer, el presidente Xi tuvo su inmersión en el estilo de los actos K: hubo una videoconferencia con El Calafate, por las represas santacruceñas, con el gobernador Daniel Peralta; y otra con Maciel, Santa Fe, donde el secretario de Transporte Alejandro Ramos y Wang Hong, vicepresidenta de la empresa estatal china que canalizará los créditos, hablaron de las obras del Belgrano Cargas.
La jornada terminó con una cena en el Museo del Bicentenario. A la hora de los regalos volvieron los caballos. Cristina mostró las fotos –“No podíamos traerlos acá”, se excusó– de los que regaló. A la primera dama china, un caballo de silla, y a Xi, uno de polo. “Ambos son reproductores, sementales”, enfatizó. “Ahora sí, brindo por el año del Caballo de Madera, a brindar por la Argentina, por la amistad con China”, cerró la Presidenta antes de chocar copas con Xi.
Nacionales
Municipio de la Costa. Otra denuncia contra Boudou de sus días como funcionario municipal
CASAS QUE NUNCA SE REALIZARON
La denuncia tomó nuevo impulso cuando en las últimas semanas la oposición del Concejo Deliberante de la Municipalidad de la Costa impulsó una denuncia contra Amado Boudou (secretario de Hacienda local en 2005), Juan de Jesús (por entonces intendente y actual diputado provincial) y su hijo Juan Pablo (ahora a cargo de la comuna) por presunta “defraudación al Estado nacional”.
(www.perfil.com) Según reseña la publicación La Tecla, en 2005 se firmó un convenio para la construcción de viviendas con Nación, el cual fue firmado por los funcionarios mencionados, entre ellos vicepresidente procesado en la actualidad por la causa Ciccone.
La licitación la ganó la firma Cantera FC y debía terminar la obra en 2006; pero para agosto de 2007 se había abonado más de dos tercios del monto total y más de la mitad de las casas estaba sin terminar, según consigna la revista.
Proveedores de Cantera FC denunciaron haber recibido cheques sin fondos. Tras esto, la empresa entró en convocatoria de acreedores pese a presuntamente haber cobrado hasta ese momento unos 24 millones de pesos.
Cantera cedió los créditos al Banco Hipotecario, y éste emprendió una causa judicial contra el municipio para cobrar la supuesta deuda de 1.930.000 pesos” por las casas que nunca se terminaron”, dicen desde la oposición. Y éste fue el puntapié para su tratamiento y denuncia la cual fue impulsada por Marcos García, concejal del bloque A toda Costa.
Según García, Boudou “fue quien firmó los cheques, que además no estaban a la orden, cuando los cheques en la administración pública deben estar cruzados” y porque “él firmó eso y firmó los cheques por 24 millones de pesos”, sostuvo García. Los denunciantes buscan investigar hasta qué punto llegaba la relación entre Cantera FC y el vice.
Familiares acusaron al canciller por negociar en secreto con Irán y dijeron que “nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Del piquetero K aseguraron que “debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y criticaron que tenga espacios en TV y radio.
(www.clarin.com) El vicepresidente de la AMIA, Thomas Saiegh, exigió hoy al Gobierno nacional “medidas concretas” para conseguir la captura de los iraníes acusados del atentado contra la mutual judía AMIA y que “sean sometidos a juicio en Argentina”.
También reclamó al Congreso de la Nación “la derogación expresa” de la ley que habilitó el memorándum con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. Fue el primer orador de un acto que incluyó duras críticas al canciller Héctor Timerman y al piquetero oficialista Luis D’Elía.
Luego de Saiegh habló el periodista Alfredo Leuco, quien comenzó diciendo que “los muertos no tienen ni paz ni justicia”. El conductor de Radio Mitre recordó diferentes historias de víctimas del atentado, como la de Sebastián, un niño de 5 años y repasó la evocación de sus compañeros en el colegio.
“La impunidad no es producto de un fenómeno natural sino producto de la ineficacia de ocho presidentes que pasaron y pasaron”, dijo Leuco. Y acusó al ministro Timerman por el memorándum con Irán.
“Será recordado como el canciller responsable del delito de lesa impunidad. Quedará grabado en la historia por esta traición al pueblo hebreo y argentino”. Y también le apuntó a Luis D’Elía, a quien acusó de antisemita.
Finalmente, habló el familiar Luis Czyzewski, quien perdió a su hija en la masacre. Czyzewski dijo que, “En cada una de nuestras casas hay una silla vacía”. Luego, criticó el acuerdo del Gobierno nacional con Irán y calificó de “mal gusto” al denominar ese arreglo como un memorándum de entendimiento.
“Señor ministro Timerman, si el memorándum fuera tan bueno ¿por qué lo negoció en secreto? Usted parece que no tuvo en cuenta que negociaba con un gobierno repudiado por la comunidad internacional”, fustigó el familiar. “Parece que para usted, señor canciller, esto no era trascendente. El gravísimo error diplomático de acordar con Irán no es gratuito”, indicó.
Czyzewski agregó que, “Nuestros muertos piden justicia, no acuerdos”. Y se preguntó: “¿Por qué nunca se denunció a Irán como un país terrorista?”. También criticó al gobierno menemista y dijo que “´¿Cómo la Justicia no pudo encontrar pruebas contra Corach?”, en referencia al ex ministro del Interior de Carlos Menem, bajo cuyo mandato sucedió el atentado.
Y criticó que Luis D’Elía tenga espacios en radio y televisión para difundir su pensamiento antisemita. “D’Elia debería ocupar un banquillo ante la Justicia”. Y también dijo que en el programa “Fútbol para Todos” no mostró un homenaje hecho por las víctimas de la AMIA y agradeció, por el contrario, a los clubes Boca y Estudiantes.
Además, Czyzewski pidió a Julio Schlosser (presidente de la DAIA) que aclare los contactos que tuvo con Timerman antes de la firma del memorándum de entendimiento con Irán. Y también añadió que, “Apoyamos la creación de una CONADEP para la causa AMIA”.
Minutos antes de las 11, se emitió un mensaje en video grabado del Papa Francisco.
El año pasado los cuestionamientos pasaron por el memorándum firmado por el Gobierno con Irán, que prometía poder tomarles declaración a los funcionarios iraníes sospechosos de ser autores intelectuales de la masacre pero a cambio de hacer caer las circulares rojas de Interpol. El pacto fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y el Gobierno apeló a la Corte empantanando la polémica idea de Cristina.
Con el sonar de la sirena, comenzó a las 9.53 el acto central para recordar a las víctimas del atentado que en 1994 destruyó la sede de la AMIA, provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.
Bajo el lema “Ni un día de olvido”, se recordó a las víctimas del ataque perpetrado hace 20 años en la mutual judía ubicada en Pasteur 633, en pleno barrio de Once. Mario Pergolini fue el maestro de ceremonias.