Opinión
¡Vamos por todo! y “Tomá todo”
JUAN SALINAS BOHIL (*)
Si alguien en Argentina fuese capaz de recordar una pequeña cuestión del affaire Hebe Pastor-Sergio Schoklender, la psiquiatría podría darse por satisfecha. Lo mismo ocurriría con ciertos personajes titulados Uberti, Jaime o Wilson. La memoria de la mitad de la sociedad está ubicada en un escaparate de objetos perdidos.
Eso sí, se desgañita como la mejor al ritmo de “Qué hemos hecho para merecer esto”. ¡Todo! Podría responderse con tranquilidad. Del otro lado del tablero un 54% curiosamente responde lo mismo: ¡todo!, al tiempo que disfruta de las mieles de su votado socialismo nacional. Es la misma que se gastaba todo con Menem o con Isabelita hasta que llegó el Rodrigazo.
El ¡Vamos por todo, por todo!, que vociferó la Presidente el 27 de febrero desde un palco oficial como si estuviese en un estadio de fútbol para asombro de la intendente de Rosario que en esos momentos hacía uso de la palabra, significa exactamente éso y no otra cosa. Habrá llegado la hora, entonces, de cuidar hasta la más insignificante de las pertenencias porque vendrán por ellas con una violencia inusual, infinitamente mayor a la que nos tienen acostumbrados.
Sin dinero a la vista, es el momento de manotear las reservas del Banco Central a velocidad de tren bala mientras se financia el “Automovilismo y el Fútbol para Todos” o los locales de “La Cámpora”, agrupación estatal a la espera de convertirse en guardia pretoriana presidencial y que tiene como estandarte el nombre de un recordado sacamuelas bobo que Perón puso en la Rosada por unos pocos meses.
Como copropietarios del aplausómetro nacional (y popular) conjuntamente con gobernadores, legisladores, jueces, intendentes y funcionarios de toda ralea, sus integrantes escribieron oficialmente después de la perorata presidencial del 1º de marzo: “En una de las jornadas más épicas que se recuerde en la historia argentina, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio una magistral clase de liderazgo político y demostró una vez más con su discurso la firmeza con la que sigue profundizándose el Modelo Nacional y Popular de crecimiento económico y desarrollo con inclusión social”.
Es que después de la tragedia ferroviaria de Once donde murieron 51 personas y más 700 resultaron con heridas de diversa consideración, al Gobierno los ratones le habían comido la lengua y sin los agravios habituales del anterior jefe de Gabinete, la mudez del actual marcó la diferencia.
Por eso fue que debieron abordar el mismo tren sin pagar pasaje y paleando carbón a toda máquina el secretario de Transporte y la ministro de Seguridad. El remedio fue peor que la enfermedad porque como buenos soldados de infantería, pusieron el pecho a las balas pero sin chalecos protectores y fueron víctimas de su acostumbrada verborragia.
Hasta que la Presidente llegó al Congreso el 1º de marzo para inaugurar el período de sesiones ordinarias y puso las cosas en su lugar en lo más parecido a un “No se os puede dejar solos”, dicho en medio de vítores, sostenidos aplausos, gritos, panfletos lanzados desde la gradas populares e invitados especiales en donde extrañó la ausencia de los periodistas militantes de Télam, del canal oficial, del grupo comunicacional paraestatal Spolzky y de otros medios hegemónicos gubernamentales, empresarios amigos como Cirigliano o Eskenazi, y numerosas figuritas y figurones subsidiados del espectáculo.
Para suerte del comunismo local se encontraba especialmente invitado el ex juez Garzón a quien todos los colonizados que se encontraban dentro del recinto ovacionaron de pie.
Es fabuloso cómo trabajan los marxistas las 24 horas del día y se ayudan entre ellos. Ahora, los contribuyentes argentinos tendrán la posibilidad de mantener a un desocupado más debido a que el Congreso argentino le ha ofrecido trabajo al inhabilitado y como manifiestan de él sus empleadores, viene a “jerarquizar las políticas” de Derechos Humanos.
Garzón podría investigar desde aquí los Derechos Torcidos en Cuba y enseñar cómo se pinchan teléfonos en forma ilegal, pero mucho sospechamos que no es esa la razón por la que ha venido a radicarse en el país.
Es de lamentar que el Congreso se asemeje cada vez más a un “Sí, bwana” porque si no, “Dunga dunga”, cuando en realidad debería ser al revés. Desde 1188 en las Cortes de León y luego en 1215, en Inglaterra, se ha venido poniendo límites a la autoridad del monarca, a tal punto que en este último país, desde 1642, fecha en que Carlos I entró a la Cámara de los Comunes con el propósito de arrestar a cinco miembros del Parlamento, ningún monarca ha entrado a dicha Cámara y las sesiones las abre desde la Cámara de los Lores. Pero en el sur bolivariano, la historia de las instituciones corre por cuerda separada y se oficializa a gusto y piacere del Ejecutivo.
La Presidente salió de su ostracismo y agredió a más no poder a quién diese lugar y ni los gobiernos español y brasileño quedaron exentos de sus bravatas al inmiscuirse de manera pública en cuestiones internas que, de existir, sólo corresponden criticarlas, analizarlas y solucionarlas a gobernantes y ciudadanos de esos países. Y fue tan allá que pudo en duda la honorabilidad de los empresarios olvidando que ella misma pertenece al ramo inmobiliario.
Hasta hoy se analiza el discurso rosado. Que si fue largo o si dijo mucho, poco o nada de algunos temas. Mientras, la improvisación reina. Como en la cuestiones que rodean la tarjeta SUBE. Fue un discurso repleto de inexactitudes y agresiones al por mayor propias de un gobierno barrabrava e impropias para una sociedad que se precie. Pero parece no ser éste el caso de la argentina.
La sociedad sufre algún tipo de enfermedad de difícil diagnóstico que suele alcanzar con más virulencia a sus dirigentes. Acaba de suceder con el secretario del Transporte nacional que a los pocos días de la tragedia ferroviaria que enlutó al país, debió ser internado ya que tenía una arteria obstruida, por lo que le hicieron una angioplastia y le colocaron un stent.
También hace menos de un mes el vicepresidente de la Nación fue operado en el paladar debido a una apnea de sueño en momentos que arreciaban las críticas por su posible vinculación a través de testaferros en la compra de la imprenta Ciccone Calcográfica. Y ni la Presidente se salvó de este alud de intervenciones. Recordemos que cuando se dio a conocer en diciembre pasado que había comprado en 2010 dos departamentos en la carísima zona de Puerto Madero, “Clarín” quiso confirmar la noticia con su vocero y a las dos horas se anunció que Cristina Fernández iba a ser operada de un cáncer de tiroides.
Aunque todos los argentinos son iguales ante la ley, es conocido que todos los funcionarios son atendidos de sus dolencias en exclusivos sanatorios privados que cuentan con excelente personal médico. Sería conveniente que se cuiden más. Que no trabajen tanto y moderen sus fuerzas, porque para que Argentina recorra sin tropiezos el camino que han elegido para ella necesitarán de todas su energías. Doblegar a los disconformes restantes no será tarea sencilla. Se aproximan tiempos difíciles.
(*) JUAN SALINAS BOHIL. Editor www.correodebuenosaires.com.ar
Dijo en San Juan el presidente Fernández: “lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años, porque el más tonto de los ricos tiene muchas más posibilidades que el más inteligente de los pobres”.
Esto es tan falso, tan terriblemente insultante para la inteligencia, que es difícil decidir por dónde empezar a analizarlo. Sólo diré que Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Windows), Jeff Bezos (Amazon) y Marcos Galperin (Mercado Libre), son algunas de las fortunas más grandes del mundo y de Argentina, y NINGUNO fue hijo de rico. Este pelotudismo socrático y retrógrado ha sido totalmente superado en los países desarrollados… ¡Y PRECISAMENTE PORQUE LO SUPERARON SON DESARROLLADOS!
Luego invocó a Alberdi y Sarmiento, reinterpretándolos con un pensamiento tan retorcido que los vuelve irreconocibles. Dijo admirarlos porque “vislumbraron la importancia de la educación pública, que nada es más importante que el conocimiento humano” y del sanjuanino aseguró que “en un gesto inigualable de igualdad, resolvió que todos los que estudian en la escuela pública calcen un guardapolvo blanco para que las diferencias sociales allí donde se aprende no aparezcan. Con todo eso nos dijo que el estado debe estar muy presente en el desarrollo humano y que finalmente lo que más vale es la igualdad, es propender a un sistema más igualitario”.
Pobres Alberdi y Sarmiento. Si pensamos cuales referentes históricos argentinos estuvieron absolutamente en contra de la intromisión del estado (que debía ser pequeño) en el quehacer cotidiano de los ciudadanos, fueron sin dudas estas dos inmensas figuras de nuestra patria. Hacer semejantes distorsiones de su pensamiento es una ofensa a sus memorias y, como se hacía en la escuela, debería lavarse la boca con jabón para limpiar sus palabras.
Alberdi decía que “la omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual” y que “la grandeza del vecino, forma parte elemental e inviolable de la nuestra”, LO OPUESTO al igualitarismo y el desconocimiento del mérito.
¿Y qué pensaba Sarmiento?, al que dijo admirar. El sanjuanino dijo: “las cumbres se alcanzan doblando el empeño” y “toda la historia de los progresos humanos es la simple imitación del genio”; Don Domingo era un ferviente defensor del mérito, concepto que el señor presidente denigra.
Es increíble que en la actualidad, con lo fácil que es conocer la realidad de otros países, todavía existan personas “educadas” (en realidad son apenas instruidas, la educación implica pensamiento crítico algo que les es ajeno) que sean tan ciegas como para dejarse engañar así.
El presidente habla de defender el federalismo y a las provincias del “pulpo” del puerto, cuándo el mayor héroe de esta gente fue Rosas, quien prohibió los puertos del Paraná para que todo el comercio exterior pasara por Buenos Aires, empobreciendo a las otras provincias. Obsesión rosista por el monopolio del puerto porteño que condujo a la muerte a valerosos patriotas en la Vuelta de Obligado, sacrificio disfrazado con la mentira de la “defensa de soberanía”.
Valga la apostilla: ese fue el mismo Rosas que le quitó los sueldos a los docentes de las escuelas y universidades estatales, hundiendo en la ignorancia a los pobres y yendo en contra de la tan mentada “igualdad de oportunidades” con la que se llenan la boca.
¿Habla del federalismo y de trato igualitario para todas las provincias?, cuando el peronismo fue el mayor promotor del crecimiento del conurbano bonaerense y que le otorgó tantos subsidios a la luz, el gas y a los combustibles, que hacía que en Buenos Aires se pagara hasta 5 veces más barato los servicios públicos que en el resto del país. ¿En serio? ¿Se puede ser tan caradura? Y lo peor, ¿se puede ser tan idiota como para creerles?
También dijo Fernández: “lo que uno más debería desear como argentino, es que cada argentino tenga la oportunidad de nacer…”, ¿oportunidad de nacer?, ¿de qué oportunidad de nacer habla quien defiende el aborto?, ¿se puede ser más cínico y contradictorio? “…Y de morirse feliz después de haber vivido bien, en la provincia donde ha nacido”, ¿morirse feliz?, ¿Cómo Solange que murió sin ver a su padre?, ¿o Facundo Astudillo?, ¿o Franco Martínez?, ¿o Franco Isorni?, ¿o Luis Espinoza?, todos desaparecidos y muertos en democracia en este 2020.
Entiendo (no comparto) que los que “están prendidos” defiendan “el modelo”… ¿pero el resto?, ¿el laburante que deja más de la mitad de su sueldo en impuestos para mantener punteros y para que le den por sus impuestos la porquería de salud, educación, seguridad y justicia que tenemos?, ¿el profesional que como universitario debería ser capaz de ver más allá de las mentiras de los demagogos? Cómo decía Sarmiento y se aplica a los “educados” que egresan de la universidad: “era el que más sabia… Pero el que menos entendía”.
Lo cierto es que a decir del gran sanjuanino: “la ignorancia es atrevida”, pero aún es más atrevida la avaricia, la soberbia y el despotismo de quienes conducen hoy el destino de nuestra patria y que lejos están de seguir el siguiente principio rector del cuyano: “fui criado en un santo horror por la mentira, al punto que el propósito de ser siempre veraz ha entrado a formar el fondo de mi carácter y de ello dan testimonio todos los actos de mi vida”.
Quienes creemos en la Libertad, en la igualdad ante la Ley y no por la Ley, y en el Respeto por la vida y la propiedad del prójimo, no solo tenemos el deber ético y moral, sino también la impostergable necesidad de oponernos y manifestarnos en contra de los atropellos que se están cometiendo contra los argentinos y contra la República.
El momento es YA… antes de que terminen de hundirnos y de someternos, antes de que no quede nada por salvar.
(*) Rogelio López Guillemain
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en nuestras sociedades. Además de la crisis sanitaria, ha afectado la educación, la vida social y los medios de subsistencia. A una economía difícil, esto lo ha profundizado aún más.
Para nuestros jóvenes muchos de estos impactos será a largo plazo y multidimensionales: Por ejemplo, 191 países han implementado el cierre de escuelas a nivel nacional o local, y 1,5 mil millones de personas no pueden asistir a la escuela ya que no disponen de tecnología básica para acceder a las plataformas educativas.
Sin embargo, hay muchos jóvenes liderando esta crisis y no se han quedado de brazos cruzados. Hay una Juventud que está apoyando el diseño y la ejecución de programas sociales pensando en caminos creativos y de respuesta.
También debemos destacar la variedad de emprendimientos que han surgido adaptando propuestas comerciales a estos nuevos tiempos donde se pudo ver la creatividad y el desarrollo de productores locales.
Es fundamental continuar apoyando estos proyectos para que tengan continuidad formulando estrategias competitivas, incentivando y se conviertan en micro empresas sustentables económicamente.
Sumar programas de recuperación en base a economías locales y ver como su fuerza creativa comienza a enriquecer a instituciones, proyectos sustentables y caminos nuevos para salir adelante.
Pienso que un camino de desarrollo es no solo fortalecer las economías regionales sino volver a los oficios, capacitarnos y tener herramientas prácticas para generar recursos propios.
Estamos atravesando un momento de reinvención muy grande y donde más que nunca necesitamos estar unidos, sacar nuestras fortalezas y trabajar juntos como sociedad pensando en lo que queremos construir, diseñando la sociedad futura, poniendo foco en nuestros recursos y liderar.
Es fundamental generar herramientas para crear una sociedad más igualitaria y solidaria y no solo como respuesta a la pandemia sino también pensando a largo plazo y abordando todos el compromiso de crear un cambio duradero.
Recuerda una crónica del diario perfil: “Eduardo Lorenzo Borocotó el 23 octubre de 2005 obtuvo una banca. Pero antes de asumir algo cambió. El 9 de noviembre visitó la Casa Rosada, acompañado por su hijo. ¿Con quién tenía cita? Con el actual presidente Alberto Fernández, quien era jefe de gabinete de Néstor Kirchner. Borocotó se reunió con los dos. A Kirchner no lo conocía. A Fernández, sí.
El mismo día del encuentro en la Rosada, Borocotó anunció su partida del bloque macrista: armó un mono-bloque independiente, afín al kirchnerismo. Alberto Fernández explicó la jugada: "Tenemos que ser amplios. Hay muchos votantes y dirigentes de ARI que están descontentos con Carrió, por ejemplo. Y nosotros estamos abiertos a recibirlos, así como a los radicales, peronistas y a todos los que crean en el proyecto del Presidente".
En nuestras democracias actuales, se debería empezar a pensar en que los ciudadanos, en vez de elegir a personas que encarnen proyectos, ideologías, o letras muertas de lo establecido en partidos políticos, votemos directamente, proyectos, propuestas, modelos o formas de hacer las cosas y que la ejecución de las mismas, pase a ser un tema totalmente secundario, esto sí podría denominarse algo que genere una revalidación de lo democrático, pero no estamos en condiciones de hacerlo actualmente, primordialmente porqué el gobierno de ese pueblo, está en manos de uno sólo, a lo sumo, en cogobierno por un legislativo (con flagrantes problemas en relación a la representatividad, que sería todo un capítulo aparte el analizarlo) y supeditado a un judicial, que siempre falla, de fallar en todas sus acepciones, liberar la opción de ese pueblo, para que elija su gobierno, mediante las ideas que se le propongan, sin que sea esto eclipsado por la figura de un líder o lo que fuere, en tanto y en cuanto siga siendo uno, recién podrá ser posible, cuando su vínculo con la vida y la muerte, no tenga que ser anatematizado mediante la creencia o no creencia, que como vimos son las dos caras de una misma moneda, en un ser único y todo poderoso, creador de este mundo y de todos los otros, los posibles como los imposibles.
La violencia del estado que en la actualidad se traduce en su sobre-presencia en ciertos sectores a costa de la ausencia del mismo en vastas áreas y bolsones, la sobreactuación de un supuesto sentir o hacer democrático, en donde sólo se ejerce una dudosa aclamatoria de mayorías (sistemas de preselección de candidatos cerrada, como internas que no se llevan a cabo, que transfieren el sentido de elegir por el de optar, entre quiénes ellos, de acuerdo a sus reglas disponen que tengamos que optar, es decir elegir condicionados) debería estar tipificado en la normativa, como uno de los delitos más flagrantes contra las instituciones y el pleno ejercicio de la libertad, de tal manera, la ciudadanía no tendría excusas como para no levantarse en puebladas, en manifestaciones que dan cuenta de la total y absoluta anomia, en que la incapacidad de cierto sector de la clase política nos puede volver a conducir en cualquier otro momento u oportunidad. Propuestas es lo que sobra, se precisa de predisposición de estos para hacerles sentir a la ciudadanía que algo determinan, con el pago de sus impuestos y con sus votos. En tiempos electorales, una práctica que debería ser desterrada y que es una muestra expresa del democraticidio, es la compra de votos, sea mediante una dádiva, prebenda, por intermedio de corte de chapas, dinero, mercadería, merca o lo que fuere, como de las mentiras flagrantes e inconsistentes las que ofrecen por doquier. Como también lo es la no sanción de los hechos de corrupción, o la dilación en demasía para resolver los mismos, perpetrados por hombres que hayan pertenecido al funcionariado público.
Si somos presa de políticos corruptos seguiremos encarcelados en el imperativo de una sociedad penalizada y penalizante para sancionar delitos y no para reconvertir conductas que no nos lleven a ellas.
Hasta aquí sí se quiere, nada nuevo bajo el sol, o desconocido para todos aquellos a quiénes, Alfonsín nos prometió que con “la democracia se educa, se come, se cura, no necesitamos nada más, que nos dejen de mandonear…” la nueva modalidad, de estas suertes de “democraticidios” que nos afectan, es que el poder unipersonal del ejecutivo nacional, pasó a un sistema, tal como lo definió un constitucionalista “vicepresidencialista” y por tanto, Alberto, el creador del “borocotismo”, tal como Víctor Frankenstein, pasó a ser víctima de su propia creación, de su mutación práctica de lo representativo.
En la aceleración, profundización o intensificación del cristinismo, camporismo o kirchnerismo recargado, en el que recayó Alberto, no quedaría otro espacio en la historia para él, que un título de un libro escrito por Miguel Bonasso, acerca de Héctor Cámpora; “El presidente que no fue”.
La mayoría que se construyó a tales efectos, con una propagación mayor que la de un virus desconocido y contagioso, se reconstituye con proverbial dinámica y en las próximas elecciones demostrará cuán cerca o lejos puede estar de un poder político, en la actualidad, “borocotizado”.
(*) Por Francisco Tomás González Cabañas.