Acompañado por el Clero de Corrientes y por una numerosa cantidad de fieles que se acercaron hasta la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario” para participar de la santa Misa; el Arzobispo monseñor Domingo Salvador Castagna, celebró la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, día en el que se festeja el Día del Papa.

Monseñor Castagna en su homilía destacó que “si queremos estar en comunión con Cristo, nuestra Salvación, debemos estar en comunión con Benedicto XVI. Romper la comunión con él es romperla con Cristo. Y romper la comunión con el Obispo es romperla también con Cristo”. “Celebramos en esta fiesta solemne de los apóstoles Pedro y Pablo el día del Sumo Pontífice –comenzó diciendo- Hoy en la persona de Benedicto XVI, sucesor de Pedro”. “Hemos leído el texto del Evangelio donde esta fundada su función primacial y también, yo diría, hoy es el día de los obispos, sucesores de los apóstoles, personificados en Pedro y el Pablo”. “Por eso en la medida en que tienen ustedes un Obispo quiero agradecerles la presencia y la oración. En nombre del Santo Padre y en nombre de mis hermanos los Obispos de todo el mundo, entre quienes formamos un sólo Colegio sucesor del Colegio Apostólico”. “Jesús dijo una vez, recordando alguna frase, heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. Nosotros estamos en un momento no fácil, bastante habitual en la Iglesia desde el principio. Sabemos que la táctica de los enemigos de Cristo, y de su Iglesia –lógicamente-, es herir al Pastor”. “En las persecuciones de los momentos primeros de la Iglesia encontramos que los que eran buscados eran los Obispos, los Pastores, y sacrificados primeros. Pensando que destruirían la Iglesia destruyéndolos a ellos. No sabiendo que el Pastor, que es Cristo, es inmortal. Que hoy está en la cara de uno y mañana en la de otro. Hoy desaparecerá uno pero mañana aparecerá otro que lo suceda y que presentará a través de su palabra, y de su Ministerio, a Cristo que actúa para la salvación de los hombres, la transformación de los corazones, la santificación, el perdón de los pecados, la reconciliación”. ATAQUES Y CALUMNIAS Monseñor Castagna continuó haciendo referencia a la difícil situación que vive hoy la Iglesia, donde las calumnias y ataques son casi moneda corriente. “Hoy en este momento está el ataque incruento de la calumnia y del descrédito contra los pastores. Hoy es el Pastor, el Papa y los Obispos, quienes padecen la persecución de la amoralidad, de la inmoralidad, y de las ideologías de izquierda y de derecha. Los extremos son antievangélicos. Lo podemos ir comprobando, basta leer las noticias en los diarios para advertir la inclemencia del ataque de los enemigos de Cristo contra los Pastores particularmente”. “Pasa también en nuestra Patria. Y esto no lo digo para llorar sobre la leche derramada, como dicen algunos; sino constatando una realidad que se da inexorablemente en todas las épocas de la historia. A veces con mayor virulencia, a veces mas disimuladamente”. “Sin duda el Evangelio que predican Pedro y los Apóstoles, en el Pedro de hoy y los Apóstoles de hoy: en Benedicto XVI y los Obispos; ese Evangelio es sumamente incómodo y no conforma a cualquier paladar, sino a los limpios de corazón; a los que por su sencillez les es dado aprender la verdad, descubrir la verdad: Padre te doy gracias porque estas cosas se las revelaste a los pequeños”. PALABRA PROFÉTICA “La palabra del Evangelio no es una palabra para admirar académicamente, bien le gustaría a muchos personajes contemporáneos que la palabra del Obispo fuera académica. A la palabra académica se le dice “que bien, que inteligente es Monseñor”, pero si la palabra es profética es un llamado a la conversión, entonces duele, porque se recibe en el corazón de los hombres. Es el hombre viejo que no quiere morir, el hombre pecador que no quiere morir al pecado”. “La palabra del Evangelio que es profética exige conversión, cambio de vida, y duele aquello que hay en nosotros de indigno y vergonzoso –como diría un poeta del siglo pasado-“. “La verdad es como el alcohol, cuando la piel está sana suaviza y refresca, pero si está herida por el pecado y la resistencia a la gracia, duele mucho, molesta”. “Hoy rezamos por el Santo Padre, por Benedicto XVI que está estrenando su Ministerio, difícil, desde el 24 de abril tan magníficamente con esa homilía que llegó a la mente y al corazón de los hombres. Rezamos por él y por todos los Pastores. Y pensando en él de manera particular recordemos que inició su pontificado maltratado, hasta desde el seno de la propia Iglesia por quienes lo definían como “rígido, tradicionalista”; a pesar que varios Pastores decían “ya lo van a conocer, les va a dar una gran sorpresa”. Eso está sucediendo, está sacando de su ser el Pastor que estuvo siempre: luminoso, iluminador, que ama a la Iglesia porque ama a Cristo, que ama a los hombres porque ama a Dios, que ha aceptado como un humilde servidor la tarea difícil y agobiante del sumo pontificado”. “Tenemos que ofrecer nuestra oración por él y el Señor lo fortalecerá. El Señor lo ha suscitado. Si queremos estar en comunión con Cristo, nuestra Salvación, debemos estar en comunión con Benedicto XVI. Romper la comunión con él es romperla con Cristo. Y romper la comunión con el Obispo es romperla también con Cristo”. PRINCIPIO DE FE “Quiero recordar el contenido de nuestro Credo que rezamos todos los domingos y hoy por ser una Solemnidad. En el Credo decimos “creo en la Iglesia Católica”, contenido de la fe. Si niego la Iglesia Católica estoy fuera de la Iglesia. En ese acto de fe incluimos a su actual Papa y a sus actuales Obispos. También incluye a sus sacerdotes y a los consagrados y laicos. La Iglesia somos todos, juntos. Pero el fundamento de la unidad es el Santo Padre y los Obispos en sus propias diócesis. La unidad así se concentra, se concreta y se realiza. La catolicidad, la unidad, la apostolicidad y la santidad”, resaltó. “Esta fe debe saturar nuestra espiritualidad cristiana. Por eso cuando encontramos cristianos que se reconocen como tales, pero dicen disparates contra el Sumo Pontífice, los Obispos, sus sacerdotes, u otros cristianos; no hay una espritualidad cristiana, hay un dicho, una palabra, es algo puramente formal, no es expresión de la fe porque falta esa fe, falta el contenido esencial”. PRESENCIA DE MARÍA “Finalmente quiero resaltar que tanto en Juan Pablo II, que lo podemos llamar ya Siervo de Dios, como en Benedicto XVI María tiene un lugar particular. Me impresionó cuando salió Benedicto a saludar al pueblo, en tres frasecitas sencillas dedicó una a María: que la Virgen me proteja”. “Y Juan Pablo II ya sabemos, el devoto de María. No se desprendía del Rosario, rezaba con el fervor de un niño, el tiene en su escudo la consagración a María “Soy todo tuyo”. “Una vez, el actual Papa, en un diálogo con un periodista recordó que cuando era joven estudiante de Teología no sabía como ubicar a María en la espiritualidad cristiana, y ahora digo que María hace que la espiritualidad sea cristiana: María tiene una función que ejerce magníficamente, es un elemento esencial de la espiritualidad cristiana”. “Pidamos la intercesión de Jesús, de Pedro y Pablo y de todos los santos apóstoles, por nuestro Papa Benedicto XVI, por los Pastores de la Iglesia y por la Iglesia misma: para que sean valientes en la confesión de la fe, y sobretodo en el testimonio de santidad que la fe exige y que el mundo necesita”, finalizó el Pastor de Corrientes.