La Iglesia Católica criticó ayer al Ejecutivo por el manejo unilateral de los fondos provenientes de las binacionales que, según el obispo de Caacupé, Mons. Claudio Giménez, se hace a espaldas del Congreso. El pastor aseguró que esta práctica desnuda un Gobierno paralelo arbitrario y sin control, con intereses puramente electoralistas. El clima de la víspera, luego del temporal del jueves, fue agradable y muchos atribuyeron el hecho a un milagro de la Virgencita.

(abc.com.py) Miles de creyentes cubrieron la plazoleta de la Basílica de Caacupé, así como las calles adyacentes. El clima se asoció al sacrificio que hicieron los peregrinos que llegaron junto a su Madre desde los cuatro puntos cardinales. El obispo Giménez presidió la misa principal en honor de la Virgen de Caacupé, en la explanada de su Basílica. En su homilía, habló primeramente del servicio, que debe ser la virtud de las autoridades que fueron elegidas para estar al frente del pueblo. Explicó que la administración, como instrumento del Estado, a cualquier nivel -nacional, departamental o municipal-, tiene como finalidad servir a los ciudadanos. “El Estado es el gestor de los bienes del pueblo, al servicio de los ciudadanos: está para administrar honestamente el bien común, y de ninguna manera a espaldas del Congreso, como sucede, por ejemplo, en el manejo de las binacionales, asemejando a un gobierno paralelo arbitrario y sin control, con intereses puramente electoralistas. Giménez resaltó que Paraguay es un país rico en energía, y ese dinero debe ser invertido con seriedad, honestidad y transparencia bajo control ciudadano, porque pertenece a todos. No es propiedad exclusiva de un grupo. ¡Es de todo el pueblo paraguayo! Seguidamente, el obispo fustigó el aumento que se asignaron los parlamentarios. Este intento calificó de vergonzoso, pero luego mostró su satisfacción por el rechazo. En otro momento, en alusión a la opípara farra que ofreció el senador Juan Carlos Galaverna por sus cumpleaños, dijo que los parlamentarios, dando las espaldas a las necesidades de una gran mayoría, organizan grandes fiestas que agreden la sensibilidad de todos y el sentimiento popular, de 60% que viven en la pobreza y 32% en la indigencia. Propuso tener en cuenta este tipo de diversiones a la hora de elegir los representantes del pueblo, cuya trayectoria y su arraigo familiar deben ser considerados de manera que tengan la capacidad de conducir. Agregó que, como ciudadanos libres, ¡dejemos de vender nuestras cédulas! ¡Es denigrante!, para el que compra y para el que vende. En otro momento, Giménez resaltó el valor de la democracia para la Iglesia, pero en la medida que se asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y se garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente como señala la Constitución. “Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana…”, concluyó. LA HOMILÍA EN RESUMEN -La administración pública, como instrumento del Estado -nacional, departamental o municipal- tiene como finalidad servir a los ciudadanos. Está para administrar honestamente el bien común y de ninguna manera a espaldas del Congreso, como sucede, por ejemplo, en el manejo de las Binacionales, asemejando un a un Gobierno paralelo arbitrario y sin control, con intereses puramente electoralistas. -Otro hecho vergonzoso fue la autoasignación de los parlamentarios de millonarios aumentos, habiendo tantas necesidades. Felizmente se dejó sin efecto. -Y son nuestros representantes; dando espaldas a las necesidades de una gran mayoría, organizan grandes fiestas agrediendo la sensibilidad de todos y del sentimiento popular, de 60% que viven en la pobreza y 32 % en la indigencia. -Como ciudadanos libres, ¡dejemos de vender nuestras cédulas! ¡Es denigrante!, para el que compra y para el que vende. -Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto. Necesitamos que la democracia se ponga al servicio de toda la nación y que tenga una visión de futuro, para evitar un andar sin rumbo. -La corrupción generalizada compromete al correcto funcionamiento del Estado, influyendo negativamente en la relación entre los gobernantes y gobernados. -A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. -No es cristiano por lo tanto, ni pedagógico, esperar siempre que todo nos venga de arriba, adoptando una actitud mendicante. -Hablar de dignidad humana y pretender legalizar el aborto es, por eso, un contrasentido racionalmente inaceptable. – Elaborar una visión de futuro, un nuevo orden social que de al Paraguay el rumbo que le falta; a partir de una Constitución actualizada, y elaborada con participación de todos, pero no en este momento. -El agua del bautismo no llegó hasta el fondo del alma. En cambio, la corrupción si ha llegado hasta el caracú.