El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, envuelto en una carrera reeleccionaria, quiere evitar que una investigación independiente sobre el tema de las inexistentes armas de exterminio masivo en Iraq ponga en peligro su estancia en la Casa Blanca tras los comicios presidenciales de noviembre próximo, informó a Corrientes al Día la agencia de noticias Worrld Data Service. Por su parte, y con un poco más de suerte, el primer ministro británico, Tony Blair, del otro lado del océano, logró colocar sobre la BBC británica la culpa de atacar injustamente a su gobierno por proclamar, previo al ataque y como Bush, que los supuestos armamentos iraquíes de destrucción masiva justificaban la conflagración.

Bush lanzó al ruedo informativo a Condoleezza Rice, su consejera para asuntos de seguridad en la Casa Blanca, con el fin de tratar de contener la creciente ola de críticas surgidas a partir de la renuncia, y declaraciones, de David Kay, ahora ex jefe del equipo de inspectores estadounidenses que han buscado infructuosamente esos armamentos por seis meses por todo el territorio iraquí.

Rice admitió que “nos equivocamos todos (incluyendo el presidente) en la “percepción” de que el derrocado gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. El problema central para el mandatario republicano es que no solo se equivocó, sino que utilizó su “error” para justificar la invasión de Iraq ante la opinión pública norteamericana. Probando su preocupación porque parece existir un muy corto espacio entre cometer un error y mentir para cumplir propósitos políticos, Rice estimó que “no es necesaria” una investigación independiente, tal como propuso Kay.

La asesora de Bush hizo un verdadero recorrido el jueves por los espacios noticiosos de las principales cadenas estadounidenses de televisión con el fin de dejar aún pendiente “la duda” sobre la existencia de esas armas al señalar que “sabemos que él (Hussein) escondió actividades relacionadas con armas (de destrucción masiva)….que rehusó dar cuenta de grandes cantidades de botulín y ántrax, pese a que Naciones Unidas le dio una ultima oportunidad de cumplir sus obligaciones”.

“Hubo diferencias entre lo que sabíamos que pasaba y lo que se encontró en el terreno”, reconoció Rice, pero se abstuvo de brindar algún elemento nuevo que exonere al presidente Bush. Los legisladores demócratas en el Congreso en Washington no dejaron escapar el momento. Uno de ellos, el senador Carl Levin expuso que es necesaria la investigación porque Estados Unidos fue a la guerra “porque Iraq tenía armas, no programas o intenciones”.

Edward Kennedy, fue más claro al señalar que el supuesto error de inteligencia fue en realidad “el resultado de la manipulación del espionaje para justificar la decisión de ir a la guerra”. Con más suerte, pero quizá con un embarazo similar, el Primer Ministro británico, Tony Blair, aprovechó gruesas deficiencias en cuanto a fuentes informativas de la empresa BBC para desviar la preocupación de la opinión pública del Reino de su propia insistencia en esos armamentos, antes de la guerra contra Iraq.

Un juez británico, James Hutton, culpó a la BBC de “acusar incorrectamente” al gobierno de Blair de haber exagerado “la amenaza” de esos armamentos, cuestión que no ha hecho más visibles a los mismos pero sí causó las renuncias de los más altos directivos de ese medio de prensa, vistos desde Downing Street 10, sede del premierato, con sospecha de ser personas de criterios independientes.

Aliviado, Blair y Tessa Jowell, ministra británica de Cultura y responsable de las transmisiones de medios, reflejaron magnanimidad al exponer en una declaración conjunta que respaldan los maltrechos “principios de independencia de cualquier influencia del gobierno sobre la BBC”. “La BBC es independiente constitucionalmente y va a continuar siéndolo. Yo respaldo su independencia y el primer ministro respalda su independencia”, expresó Jowell tras la acción de humillación de la agencia, protagonizada por el juez Hutton.

El renunciante presidente de la junta de gobernadores de la BBC, Gavyn Davies, citado por la misma fuente británica, dijo que la decisión de Hutton “nos conmocionó”. “Me interesaría saber qué opinan otros jueces sobre el informe de Hutton”, agregó, denotando que su renuncia no fue precisamente porque se retractó de sus opiniones, sino porque la BBC parece estar, precisamente, subordinada al gobierno.

Al marcharse de la emisora, Dyke fue aclamado por sus empleados. El ex director recibió presiones durante sus cuatro años de mandato por no tener lazos cercanos con Blair, dijo la BBC.