El primer contingente de infantes de marina de Estados Unidos arribará este domingo por la noche a Haití en el despliegue inicial de una fuerza multinacional que intentará estabilizar la nación caribeña tras la renuncia del presidente Jean Bertrand Aristide a raíz de una sangrienta insurrección, inicia la información suministrada por CNN. Un líder rebelde, Guy Philippe, dijo que sus fuerzas dejarían de combatir y que apoyaba la llegada de tropas extranjeras. “Las necesitamos”, afirmó. “Estamos esperando por la fuerza internacional: tendrán nuestra plena cooperación”. Philippe, cuyas fuerzas controlan el norte del país, dijo que “no tenemos la intención de seguir luchando”. Asimismo, intentó aplacar los temores de enfrentamientos con partidarios del mandatario renunciante. “El único problema era con Aristide”, afirmó. “No tenemos problemas con los partidarios de Aristidie”.

El presidente interino del país, Boniface Alexandre, exhortó a la calma tanto a opositores como partidarios de Aristide, mientras bandas armadas de lealtad desconocida patrullan las calles de Puerto Príncipe, haciendo disparos, saqueando y quemando barricadas. Aristide abandonó el país después de que Estados Unidos facilitara su salida por su propio pedido, aseguraron funcionarios de la Casa Blanca, pero se desconoce su destino. Alexandre, el jefe de la Corte Suprema, ejercerá la presidencia de un gobierno interino hasta que se convoque a nuevas elecciones, en tanto el primer ministro Yvon Neptune mantendrá su cargo hasta que sea designado otro ” En Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU dijo que convocaría a una reunión para debatir sobre la situación en la nación caribeña. Según un funcionario estadounidense, el Consejo de Seguridad considerará un borrador de resolución para autorizar una fuerza multinacional para Haití. Un diplomático francés dijo que probablemente autorizaría una fuerza de policía civil y no un contingente militar. A su vez, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo que la infantería de marina de su país sería “el elemento principal” de una fuerza multinacional para Haití, que está sumido en el caos desde que comenzó el alzamiento contra Aristide el 5 de febrero en la ciudad norteña de Gonaives. Aristide renunció y abandonó su país para “evitar un baño de sangre”, según un comunicado leído el domingo por la mañana por el primer ministro Neptune en la televisión estatal. Existen versiones discrepantes sobre el destino del ex mandatario haitiano. Inicialmente, autoridades de República Dominicana, vecina de Haití en la Isla de Hispaniola, dijeron que esperaban recibirlo allí, pero posteriormente funcionarios diplomáticos haitianos en Washington dijeron que el ex mandatario había ido a la isla de Antigua antes de seguir rumbo a un destino final no revelado. La fuente dominicana en Washington dijo que algunos de los ministros del gabinete de Aristide sí habían ido a la República Dominicana. A su vez, el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Bill Graham, dijo creer que Aristide iría a un país africano, aunque funcionarios de Marruecos y Sudáfrica desmintieron los informes de que hubiera pedido ir allí. De acuerdo con la prensa estatal marroquí, las autoridades dijeron que rechazarían un eventual pedido de asilo de Aristide. Aristide, quien se convirtió en el primer líder elegido democráticamente en el país en 1991, partió de de Haití hacia un destino desconocido tres semanas después del inicio de un sangriento alzamiento de rebeldes armados que se ha cobrado cerca de 70 vidas. Las noticias de la marcha de Aristide fueron motivo de celebración entre sus enemigos políticos, que no apoyaban a los rebeldes pero acusaban al presidente de violación a los derechos humanos y de corrupción. “Es fantástico para el país. Era lo que estábamos esperando”, dijo Charles Baker, un líder de una coalición de grupos de oposición políticos y cívicos. “Ahora estamos celebrando. Después, volveremos al trabajo”. Aristide, un ex sacerdote católico, asumió el poder por primera vez en 1991, como el primer presidente electo en el país, pero fue derrocado por un golpe de Estado meses después. Fue restaurado en el poder tras una invasión de Estados Unidos en 1994, y reelegido en el 2000 para un segundo mandato, en unos comicios considerados fraudulentos por la oposición. Aristide había reiterado en varias ocasiones desde el jueves que no abandonaría su cargo porque, según aseguraba, eso erosionaría aún más la débil democracia del país. “Tuvimos 32 golpes de Estado. Es suficiente”, dijo a CNN. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell; el ministro de Relaciones Exteriores francés, Dominique de Villepin; líderes del Caribe y de las Naciones Unidas trabajaron durante la noche del sábado para tratar de resolver el enfrentamiento entre Aristide y las fuerzas opositoras aque exigían su salida del poder, informaron fuentes del Departamento de Estado. Militantes rebeldes que intentaban sacar del poder a Aristide se habían apoderado de la mayor parte del norte del empobrecido país caribeño, y líderes del movimiento dijeron que se habían acercado hasta 48 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe. El caos surgió al final de la semana en Puerto Príncipe, donde los saqueos y la creciente violencia se atribuyeron a los seguidores del presidente. La noticia de la partida de Aristide se conoció un día después de que la Casa Blanca lo acusara de orquestar la violencia que ha afectado a Puerto Príncipe.