(CNN) Los dos principales contendientes por la presidencia de El Salvador vaticinaron su propia victoria en la jornada electoral el domingo, los terceros comicios de este tipo desde el fin en 1992 de una guerra civil que dejó miles de muertos. Los comicios, que cerraron a las 17.00 (2300 GMT), fueron vigilados por unos 1.500 observadores de 35 países, entre ellos 40 enviados por la Organización de los Estados Americanos (OEA) y en general transcurrieron sin incidentes, según pudo saber Corrientes al Día.

Tanto el veterano líder comunista, Schafik Handal, postulado por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) como el periodista deportivo y empresario, Elías Antonio “Tony” Saca, candidato de la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (Arena), adelantaban su triunfo en las elecciones. Ambos candidatos votaron en distintos lugares de la capital San Salvador coreados por activistas y simpatizantes. Una victoria para Saca significaría un cuarto período de Arena en el poder. El triunfo de Handal sería el arribo de la izquierda a la presidencia por primera vez. “Estoy muy optimista porque el triunfo de Tony Saca es el triunfo de los salvadoreños. Debemos votar por un país seguro, por la libertad”, dijo el candidato oficialista alzando su pulgar derecho tras emitir su voto mientras simpatizantes cantaban el himno de su partido. Por su parte, Handal dijo que “estamos seguros de ganar este día y lo vamos a celebrar a partir de las ocho de la noche”, mientras colocaba una ofrenda floral en la tumba del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado por un escuadrón derechista en marzo de 1980. Esta es la tercera vez que los salvadoreños eligen presidente desde el fin de la guerra civil que cobró 75.000 vidas, pero el conflicto parece no haber cicatrizado, con dos posturas ideológicas opuestas y aferradas a viejos dogmas. Saca estaba primero en las encuestas, con una ventaja de 6 puntos sobre Handal hace unos días, pero un sondeo divulgado el sábado mostraba un empate. En caso de que el resultado fuera muy cerrado, se efectuaría una segunda ronda de votaciones en mayo para definir al ganador, ya que la ley exige mayoría absoluta para triunfar en la primera. AUMENTO DE VOTANTES A diferencia de los comicios de 1999, en los que votaron sólo 39 por ciento de los salvadoreños habilitados, el domingo el Tribunal Supremo Electoral (TSE) dio cuenta de una importante afluencia de salvadoreños a las urnas. “Se está reportando al menos un 60 por ciento de votantes”, dijo el portavoz del TSE, David Rivas. Unos 3,4 millones de salvadoreños estaban habilitados para votar y elegir al próximo presidente, que iniciará su gestión de cinco años el 1 de junio pero que tendrá que enfrentar los retos de reducir los altos índices de pobreza e inseguridad pública. Gloria Girón, una ama de casa de 53 años de San Salvador, dijo que acudió a votar “porque necesitamos un cambio y porque he visto que en el país hay extrema riqueza y pobreza”. El presidente Francisco Flores depositó su voto en una escuela al sur de la capital mientras simpatizantes del FMLN gritaban consignas de izquierda. Flores dijo estar “impresionado” porque “nunca en mi experiencia política había visto tanta gente queriendo ir a votar”. Por su parte el arzobispo capitalino, monseñor Fernando Sáenz Lacalle, instó a los cristianos a cumplir con la obligación de votar “de acuerdo con su conciencia cristiana, favoreciendo las tendencias que buscan el bien común, como la libertad, la justicia y la solidaridad”. “Voy a votar para que haya un cambio. Voto y regreso a trabajar”, dijo Rosa Cruz, una mujer de 37 años que tiene un pequeño puesto de legumbres en uno de los mercados de la capital. El jefe de la Policía Nacional Civil (PNC), Ricardo Meneses, dijo que los 17.000 agentes desplegados en los 262 municipios del país garantizaron la seguridad de las elecciones. ESPERANZAS Y DESENCANTO El Salvador terminó en enero de 1992 una guerra civil de 12 años que dejó unos 76.000 muertos. El FMLN, que se alzó en armas, se inscribió en la vida política del país, convirtiéndose en el principal partido de oposición con probabilidades de gobernar el país. Aunque ex guerrilleros desmovilizados manifestaron su desencanto por la forma en que se promovió su reinserción con planes de vivienda o entrega de tierras, otros confían en que una victoria del FMLN les ayudaría a cambiar su situación. José Franco, un albañil de 30 años, que combatió desde los 13 años en la zona del cerro Guazapa, al norte de San Salvador en lo que fue un bastión de los rebeldes, aseguró que votó por el FMLN “porque es la única manera de que las áreas marginadas tengan mejora”. Franco, ataviado con un pañuelo rojo al cuello, dijo que como lisiado de guerra recibe una pensión de 55 dólares mensuales. Dionisio Castellanos, un agricultor de 54 años, que también combatió al lado del FMLN en el conflicto, dijo que la mayoría de los beneficiados fueron personas cercanas a los comandantes del FMLN. Pero “igual no hay que abandonarlos (al FMLN); con que cumplan la mitad de lo que dicen ya sería un cambio”, dijo el ex combatiente al votar en Suchitoto, una ciudad 45 kilómetros al norte de la capital.