Cientos de miles de opositores se lanzaron a las calles de Venezuela para cerrar el jueves su campaña contra el presidente Hugo Chávez, quien aseguró que su victoria en el referendo del domingo es inevitable y advirtió que los militares no aceptarían un gobierno de sus adversarios. “Es matemáticamente imposible una derrota nuestra”, dijo el mandatario el jueves en una conferencia de prensa. “A estas alturas nuestra victoria es sencillamente inevitable, nada ni nadie podrá evitarlo”, agregó al sostener que su afirmación está fundamentada en las últimas encuestas e informes que ha recibido.

“¿Cree alguien que los dignos militares venezolanos que arriesgaron su vida y su profesión (…) para defender del fascismo, del golpismo (…) a esta patria (…) van a quedarse en los cuarteles de brazos cruzados (…) a esperar que vengan los nuevos jefes militares, los golpistas (…)? No lo aceptarían, los conozco”, sostuvo Chávez. La advertencia de Chávez contradijo las recientes declaraciones del general Raúl Baduel, comandante en jefe del Ejército, la rama más poderosa de las Fuerzas Armadas, quien aseguró que los militares respetarán el resultado de la votación. Como era de esperarse, los líderes de la coalición sostuvieron que triunfarán en la consulta, en la que más de 14 millones de electores podrán votar por “Sí” o “No” a la pregunta de si Chávez debe dejar anticipadamente la presidencia. En Caracas, seis concentraciones convergieron a principios de la tarde y colmaron una enorme autopista en el este de la capital. A golpe de cacerolas y gritos de “fuera, sí”, amas de casa, jubilados, profesionales y empleados agitaban banderas venezolanas. “Vamos a votar muchos. Va a haber una lluvia del “Sí”. Realmente ése ha sido un gobierno muy malo, con mucho desempleo y gente que ha sido despedida sólo por tener ideas diferentes a las del gobierno”, dijo Teresita Oliveros, ex analista de la petrolera estatal PDVSA. En Maracaibo, la segunda mayor ciudad de Venezuela, y en Valencia decenas de miles de opositores también marcharon coreando consignas contra Chávez. La oposición necesita superar el voto a favor de Chávez con al menos 3.757.773 sufragios, los mismos cosechados por el mandatario en la reelección del 2000. Si lo logra, asumirá el vicepresidente, José Vicente Rangel, quien deberá convocar a elecciones en 30 días. Chávez aseguró que se volverá a postular, pero aún no está claro si su candidatura sería legalmente posible. DIVISIÓN EN LOS VOTANTES A tres días de la inédita consulta revocatoria, Caracas es una ciudad visiblemente dividida entre el “Sí” y el “No”. Frente a la tarima levantada para el acto oficialista en el oeste de Caracas, alrededor del mediodía, pequeños grupos de “chavistas” escuchaban la conferencia de prensa del presidente en una pantalla gigante, bajo la mirada atenta de un puñado de policías y militares que portaban armas de fuego y gases lacrimógenos. “En el Guárico, de donde soy yo, nunca se había sembrado arroz. Ahora ya sembramos tres ciclos porque él (Chávez) les dio (a los agricultores) créditos, arregló los canales de riesgo y piensa hacer más”, dijo Gladys Rojas, con camiseta, cinta en la cabeza y bandera por el “No”. Gladys y varias personas que estaban con ella dijeron que llegaron a Caracas en varios autobuses, pero aseguraron que el gobierno no tuvo nada que ver con el transporte. La simpatía por Chávez es evidente entre la mayoritaria población pobre que por décadas se sintió excluida de los planes del gobierno y que ahora ve con esperanzas que son tomados en cuenta. El mandatario ha dirigido masivos programas de educación, salud y vivienda, llamados “misiones” dentro de su proyecto “revolucionario” para enfrentar la pobreza. En cambio, los enemigos del mandatario, entre los que se encuentran los partidos políticos tradicionales que fueron desalojados del poder, afirman que con su proyecto populista está llevando a Venezuela a la ruina económica. Para ellos, Chávez sembró el odio y el resentimiento social y quiere copiar el sistema político de su amigo y aliado cubano, Fidel Castro, mientras que el presidente afirma que la oposición quiere recuperar los privilegios del pasado y alinearse con el neoliberalismo estadounidense. Ante semejante polarización, la carrera hacia el referendo está demasiado ajustada para poder predecir quién ganará el referendo del 15 de agosto. CALMA Y OBSERVADORES SATISFECHOS Pese al enfrentamiento visceral entre los partidarios y los adversarios del presidente, la campaña hacia el referendo se ha desarrollado sin grandes problemas. Ambas partes instan a sus seguidores a través de los medios de comunicación a conservar la calma e ir a votar masivamente y el Centro Carter, que actúa como observador, aseguró el jueves que, en base a sus observaciones, tiene confianza en el proceso comicial. Chávez fue elegido presidente en 1998 por cinco años, después de un fallido golpe de estado en 1992. Pero en 1999 impulsó una nueva constitución y logró su reelección para un mandato de seis años a partir del 2000, con posibilidad de otra reelección. El controvertido mandatario de Venezuela, cuya retórica sigue seduciendo a los sectores empobrecidos pero irrita a las clases más acomodadas, arrasó en las elecciones del 1998 y en las del 2000, en las que obtuvo el 56,2 y 59,7 por ciento de los votos, respectivamente. Sin embargo, desde entonces su plan “revolucionario” y su acercamiento a Castro le han restado popularidad entre la clase media y alta, que en los últimos dos años ha intentado sacarlo del poder por todos los medios. En abril del 2002, Chávez fue brevemente derrocado por un golpe de Estado, que fue seguido en diciembre de ese año por un paro opositor de dos meses que golpeó con fuerza al vital sector petrolero venezolano y devastó la economía del quinto exportador mundial de crudo. El referendo, que será supervisado por observadores internacionales del Centro Carter y la Organización de los Estados Americanos, ha sido apoyado por Estados Unidos como una salida democrática y pacífica a la crisis política y es la vía con la que la oposición espera sacar a Chávez del poder.