El Mundo
La Bioética pone sus límites
EXPERIMENTACIÓN CON HUMANOS
Parece ser que sólo los Comités de Ética y la misma ética de los investigadores podrán evitar este tipo de abusos.
Hay investigadores que creen que aquello que es bueno para ellos lo va a ser también para el resto de la sociedad. Por eso muchos médicos, para demostrar sus creencias, han decidido experimentar en sí mismos, en sus alumnos o en sus familiares más próximos. En 1767, el Dr. John Hunter, para demostrar que la gonorrea era una enfermedad de transmisión sexual, se inoculó una buena dosis de pus con la dañina bacteria. Tuvo éxito, pero para su desgracia el pus contenía bacterias de sífilis. Así llegó a la errónea conclusión de que ambas enfermedades tenían un proceso común. Años más tarde, el Dr. Desgenettes murió al inyectarse la peste bubónica. En 1884, los doctores Danielson, Lagudak y Argin se inocularon en sus venas la lepra. Pero no tuvieron éxito. El Dr. Argin no se dio por vencido e inyectó en un condenado a muerte los agentes de la lepra. Cuatro años más tarde el reo murió. Otros médicos probaron en sí mismos los efectos de determinadas sustancias o productos químicos. El Dr. Johann Jorg ingirió hasta 17 tipos de drogas distintas para analizar sus efectos. A finales del año 1920, un químico suizo sintetizó una potente droga, la dietilamida del ácido lisergénico o LSD. Durante las dos décadas posteriores, numerosos científicos la probaron para describir sus extraños efectos. James Simpson, buscando un anestésico más potente que el éter, inhaló cloroformo y despertó horas más tarde tendido en el suelo de su laboratorio. Los hubo quienes fueron más cautos como el Dr. Manzon, que se sirvió de su hijo para demostrar que el mosquito Anopheles era el transmisor del paludismo. Su hijo cayó enfermo tras haber sido picado por un batallón de mosquitos dirigidos por su padre. Aunque uno de los experimentos más espectaculares lo llevó a cabo el Dr. Tonery (1830). Para demostrar a sus incrédulos colegas de la Academia Francesa los efectos antivenenosos y absorbentes del carbón, tomó una dosis mortal de estricnina, un potente veneno. Logró convencerlos. Los cirujanos se estaban convirtiendo en las estrellas de la medicina. Sin embargo, las audacias de algunos no están justificadas. En 1977, el profesor Barnard, en África del Sur, trasplantó el corazón de un babuino a una mujer. El trasplante fue un fracaso, y la mujer murió al cabo de cuatro días. Esta hazaña se volvería a intentar siete años más tarde. El cirujano estadounidense Leonard L. Bailey implantó el corazón de otro mono a una niña de quince días. La pequeña falleció al poco tiempo y el doctor fue duramente criticado. Los Comités de Ética le reprocharon haber efectuado un experimento gratuito y no una operación con fines terapéuticos. Quizás se debería haber hecho con un corazón humano y no con el de un babuino. Algo parecido ha ocurrido con las intervenciones en el cerebro, un órgano del que aún se sabe bien poco. La epilepsia, la esquizofrenia, la psicosis, la depresión, las fobias e incluso los comportamientos antisociales son el resultado de un funcionamiento anormal del cerebro. Con esta excusa algunos psiquiatras y neurocirujanos decidieron adentrarse en el cerebro humano, más con fines experimentales que terapéuticos. En 1935, un psiquiatra portugués llamado Egas Moniz llevó a cabo una arriesgada y violenta operación, una lobotomía pre-frontal, destinada a curar la agresividad y los estados hiper-emocionales. Con un martillo quirúrgico y un trépano, el hábil cirujano cortaba las fibras que unían el córtex pre-frontal con el resto del cerebro. Era como cortar el cable que une el teléfono con la línea telefónica. Esta técnica adquirió gran popularidad en Estados Unidos. Por el uso de esta técnica, en dos décadas, unas 50.000 personas quedaron convertidas en verdaderos: “zombis”. Parece ser que la experimentación con humanos no va a ir a menos. Sólo los Comités de Ética y la misma ética de los investigadores podrán evitar este tipo de abusos. (*)Recibido por Corrientes al Día Agencia NOVA, por Ricardo Santiago Katz -Licenciado en Ciencias de la Educación y escritor bonaerense.
El compositor mexicano, Armando Manzanero, murió la madrugada de este lunes a los 85 años, víctima de un paro cardíaco y luego de sufrir complicaciones por COVID-19.
“Yo tengo que lamentar mucho, porque me están informando del fallecimiento de don Armando Manzanero”, declaró este lunes, en su habitual conferencia matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
“Lamento mucho su fallecimiento. Además un gran compositor… Le enviamos a sus familiares, amigos, a los artistas, a todos los cantautores nuestro pésame, nuestro abrazo, por esta pérdida tan lamentable para el mundo artístico y para México”. En ese momento el presidente dijo que ya no quería seguir con su rueda de prensa diaria de este lunes, misma que finalizó con “Adoro”, un tema de Armando Manzanero.
Ricardo Montaner, cantautor argentino naturalizado venezolano, también confirmó esta noticia en su cuenta de Twitter, al dedicarle a su colega y gran amigo el tema que grabaron juntos llamado “Te extraño”.
La lamentable noticia también fue confirmada por la periodista mexicana de espectáculos Pati Chapoy. “Con dolor en mi corazón les informo que falleció Armando Manzanero”.
Además, diversos medios nacionales mexicanos y de otros países latinos señalaron que fue la manager del compositor, Laura Blum, quien confirmó el deceso.
El cantante enfermó después de inaugurar su museo en Mérida, Yucatán, y su salud se deterioró en cuestión de días y siempre fue considerado como un paciente de riesgo por su edad y la diabetes que padeció por varios años.
Siguiendo el protocolo, el cantautor se resguardó en su casa donde le dieron todos los cuidados necesarios como un concentrador de oxígeno propio.
Fuente: infobae.com
El Mundo
Putin no se aplicó la Sputnik V porque no es recomendable para mayores de 60 años
VACUNA RUSA
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, prometió que se vacunará “sin falta, apenas sea posible”, contra la covid-19, en su tradicional rueda de prensa anual, que este año se celebra de manera telemática debido a la pandemia del coronavirus.
“Yo atiendo a las recomendaciones de nuestros especialistas y por eso por ahora no me he puesto la vacuna, pero lo haré sin falta cuando sea posible”, dijo el jefe del Kremlin al contestar a una pregunta sobre si había vacunado.
Explicó que la vacuna que se emplea en la campaña de vacunación el país, la Sputnik-V, está aprobada para un determinado grupo de edad, de 18 a 60 años: “A la gente como yo la vacuna todavía no llega”, dijo Putin, que el 7 octubre pasado cumplió 68 años.
Según declaraciones que reproduce Bloomberg, algunos insumos necesarios para fabricar la vacuna escasean, por lo que la producción se encuentra también demorada.
Indicó que la pandemia de covid-19 ha causado un “mar de problemas”, que Rusia -subrayó- “ha afrontado con dignidad”. “En parte, quizás, mejor que en otros países que con razón están orgullosos de su economía y del desarrollo de sus servicios sociales y sistemas sanitarios”, agregó el presidente ruso.
Destacó que “en el mundo no había ningún sistema sanitario preparado” para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus y que el sistema ruso “resulto más eficaz en comparación con los de otros países”.
Además indicó que si al comienzo de la pandemia contra el coronavirus luchaban 8.300 médicos, actualmente son 150.000 gracias a los programas de perfeccionamiento y a la readecuación de los hospitales para tratar a los pacientes con covid-19.
En este sentido, destacó la capacidad de Rusia para “movilizar recursos rápidamente”. A día de hoy en Rusia han muerto 49.151 personas de covid-19 y el país, con un total de más de 2,7 millones positivos por coronavirus, ocupa el cuarto lugar en el mundo por número de contagios detrás de Estados Unidos, la India y Brasil.
Fuente: infobae.com
Se produjo una caída generalizada de varios servicios de Google, y desde el navegador por ejemplo es imposible para los usuarios acceder a servicios como Gmail o YouTube, que dan como respuesta un error 500.
La incidencia afecta aparentemente a usuarios de todo el mundo tanto en ordenadores de sobremesa y portátiles como en móviles. No es posible acceder a servicios como Gmail, Calendar, Docs o YouTube, aunque otros como Translate o Maps parecen seguir funcionando.
Servicios como DownDetector que permiten comprobar el estado de diversos servicios en internet gracias a los informes que envían y comparten los usuarios muestra problemas en servicios como Gmail, aunque de momento la mayoría de problemas parecen registrarse en Europa, con algunas zonas en Japón, India y la costa este de Estados Unidos también mostrando incidencias.