El Mundo
El “caso Plame”, la guerra de Irak y el huracán Katrina colocan a Bush en su peor momento
LA CASA BLANCA CONTRA LAS CUERDAS
Por una parte, podría haber sido aún peor; por otra, esto no ha terminado. El procesamiento de Lewis Libby, jefe de gabinete del vicepresidente, Dick Cheney, es un duro golpe que la Casa Blanca encaja en el círculo más cercano al poder, aunque hubiera sido mucho más devastador que el hombre señalado por la justicia hubiese sido Karl Rove, el consejero áulico del presidente.
Pero las desgracias de este aciago otoño de George W. Bush, que empezaron hace dos meses con el huracán Katrina, no acaban aquí. La dimisión de Libby y la marca que queda sobre Cheney abren una seria vía de agua en una Casa Blanca que llevaba casi cinco años funcionando como una división acorazada, sin grietas ni filtraciones. El juicio de Libby, además de la lupa que se coloca sobre Rove, compromete el resto del mandato de Bush, que tiene otros problemas muy graves. Uno ha estallado esta semana: la retirada de la candidatura de Harriet Miers del Supremo ante la ofensiva combinada de la base más inflexible de la derecha religiosa -asustada ante sus opiniones sobre el aborto- y la de los que consideraban que la candidata no tenía los méritos que se exige a los magistrados del alto tribunal. Bush no nombró a alguien con un perfil duro para evitarse una lucha ideológica con los demócratas, y el tiro le salió por la culata: fueron los suyos los que hicieron descarrilar la candidatura. Ahora, la ironía es que podría elegir a alguien con pedigree constitucional, pero también con el equipaje radical que la base demanda. “El presidente debe demostrar que no teme el encontronazo político”, recomienda The Wall Street Journal. Otra de las dificultades de Bush, de peor arreglo, es la de Irak: la semana que concluye ha visto cómo se superaba la simbólica cota de los 2.000 soldados muertos, además de 15.000 heridos. En otras circunstancias, el estómago del país puede aguantar estas cifras. Pero los sondeos demuestran que al menos la mitad de los estadounidenses cree que la guerra fue un error y el 51%, según la encuesta de la NBC, dice que derrocar a Sadam Hussein no mereció la cifra de muertos y heridos. La violencia que no cesa, la lentitud en la formación de tropas iraquíes y la ausencia de un calendario para que las tropas vuelvan a casa hacen que cunda el pesimismo. El tercer elemento es el flanco abierto por el huracán Katrina. Aunque las investigaciones puedan demostrar que los errores quedan muy repartidos, el nivel máximo de poder tiene la mayor responsabilidad. Con Katrina se erosionó el liderazgo de Bush; y de la mano de Katrina -aunque ya había empezado antes- vino un desenfreno de gasto público que abre las carnes a los conservadores partidarios de la disciplina fiscal. Todo esto ocurre con algunos de los jefes del partido en el Capitolio procesados -Tom DeLay- o bajo sospecha -Bill Frist-, y con los congresistas calentando motores para unas elecciones legislativas, en otoño de 2006, que pueden ser la oportunidad de los demócratas para recuperarse. Ninguna de las dos cosas ayuda a que el presidente recupere la incontestada autoridad de la que ha gozado en estos cinco años. Bush sufre del extendido mal del segundo mandato presidencial, cuando el cansancio o los errores pasan factura. Hay muchas causas; David Brooks, columnista de The New York Times, señala algunas: “El partido presidencial se fracciona; los problemas de gestión que estaban enconados florecen y se convierten en escándalos; aquellos a los que les ha ido mal dentro del Gobierno y han tenido que dejarlo disparan desde fuera… Pero la causa principal es la psicológica”. En opinión de Brooks, se trata de la burbuja que envuelve a los poderosos y les aísla de la realidad, porque nadie de su entorno quiere o puede romper esa barrera. “La presidencia está desbordada. La Administración entera lo está”, escribe la conservadora Peggy Noonan en The Wall Street Journal. A Bush le quedan 39 meses en la Casa Blanca. Los últimos días han puesto de manifiesto su debilidad en varios frentes. ¿Será capaz el presidente de reaccionar? Eso exige al menos dos vías de acción: reorganizar el equipo y volver a diseñar las prioridades políticas y económicas, de forma que las legislativas de dentro de un año no sean una catástrofe para su partido que impulse a los demócratas hacia la Casa Blanca en las presidenciales de 2008.
El compositor mexicano, Armando Manzanero, murió la madrugada de este lunes a los 85 años, víctima de un paro cardíaco y luego de sufrir complicaciones por COVID-19.
“Yo tengo que lamentar mucho, porque me están informando del fallecimiento de don Armando Manzanero”, declaró este lunes, en su habitual conferencia matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
“Lamento mucho su fallecimiento. Además un gran compositor… Le enviamos a sus familiares, amigos, a los artistas, a todos los cantautores nuestro pésame, nuestro abrazo, por esta pérdida tan lamentable para el mundo artístico y para México”. En ese momento el presidente dijo que ya no quería seguir con su rueda de prensa diaria de este lunes, misma que finalizó con “Adoro”, un tema de Armando Manzanero.
Ricardo Montaner, cantautor argentino naturalizado venezolano, también confirmó esta noticia en su cuenta de Twitter, al dedicarle a su colega y gran amigo el tema que grabaron juntos llamado “Te extraño”.
La lamentable noticia también fue confirmada por la periodista mexicana de espectáculos Pati Chapoy. “Con dolor en mi corazón les informo que falleció Armando Manzanero”.
Además, diversos medios nacionales mexicanos y de otros países latinos señalaron que fue la manager del compositor, Laura Blum, quien confirmó el deceso.
El cantante enfermó después de inaugurar su museo en Mérida, Yucatán, y su salud se deterioró en cuestión de días y siempre fue considerado como un paciente de riesgo por su edad y la diabetes que padeció por varios años.
Siguiendo el protocolo, el cantautor se resguardó en su casa donde le dieron todos los cuidados necesarios como un concentrador de oxígeno propio.
Fuente: infobae.com
El Mundo
Putin no se aplicó la Sputnik V porque no es recomendable para mayores de 60 años
VACUNA RUSA
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, prometió que se vacunará “sin falta, apenas sea posible”, contra la covid-19, en su tradicional rueda de prensa anual, que este año se celebra de manera telemática debido a la pandemia del coronavirus.
“Yo atiendo a las recomendaciones de nuestros especialistas y por eso por ahora no me he puesto la vacuna, pero lo haré sin falta cuando sea posible”, dijo el jefe del Kremlin al contestar a una pregunta sobre si había vacunado.
Explicó que la vacuna que se emplea en la campaña de vacunación el país, la Sputnik-V, está aprobada para un determinado grupo de edad, de 18 a 60 años: “A la gente como yo la vacuna todavía no llega”, dijo Putin, que el 7 octubre pasado cumplió 68 años.
Según declaraciones que reproduce Bloomberg, algunos insumos necesarios para fabricar la vacuna escasean, por lo que la producción se encuentra también demorada.
Indicó que la pandemia de covid-19 ha causado un “mar de problemas”, que Rusia -subrayó- “ha afrontado con dignidad”. “En parte, quizás, mejor que en otros países que con razón están orgullosos de su economía y del desarrollo de sus servicios sociales y sistemas sanitarios”, agregó el presidente ruso.
Destacó que “en el mundo no había ningún sistema sanitario preparado” para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus y que el sistema ruso “resulto más eficaz en comparación con los de otros países”.
Además indicó que si al comienzo de la pandemia contra el coronavirus luchaban 8.300 médicos, actualmente son 150.000 gracias a los programas de perfeccionamiento y a la readecuación de los hospitales para tratar a los pacientes con covid-19.
En este sentido, destacó la capacidad de Rusia para “movilizar recursos rápidamente”. A día de hoy en Rusia han muerto 49.151 personas de covid-19 y el país, con un total de más de 2,7 millones positivos por coronavirus, ocupa el cuarto lugar en el mundo por número de contagios detrás de Estados Unidos, la India y Brasil.
Fuente: infobae.com
Se produjo una caída generalizada de varios servicios de Google, y desde el navegador por ejemplo es imposible para los usuarios acceder a servicios como Gmail o YouTube, que dan como respuesta un error 500.
La incidencia afecta aparentemente a usuarios de todo el mundo tanto en ordenadores de sobremesa y portátiles como en móviles. No es posible acceder a servicios como Gmail, Calendar, Docs o YouTube, aunque otros como Translate o Maps parecen seguir funcionando.
Servicios como DownDetector que permiten comprobar el estado de diversos servicios en internet gracias a los informes que envían y comparten los usuarios muestra problemas en servicios como Gmail, aunque de momento la mayoría de problemas parecen registrarse en Europa, con algunas zonas en Japón, India y la costa este de Estados Unidos también mostrando incidencias.