El padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, no podrá ejercer el ministerio públicamente. Benedicto XVI dispuso que lleve una vida reservada, dedicada a la oración y la penitencia. La medida se aplicó sin que se determinara la veracidad de las denuncias. No puede oficiar misas.

En lo que representa el primer caso de acción disciplinaria por abuso sexual que toma contra una alta figura de la Iglesia Católica, el papa Benedicto XVI le impuso al fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, de 86 años, la renuncia a “todo ministerio público” y “una vida reservada, dedicada a la oración y al arrepentimiento”. En un comunicado oficial que cayó como una verdadera bomba entre los Legionarios de Cristo, la Santa Sede confirmó así la noticia dada anteanoche por el National Catholic Reporter, y dijo que el papa Benedicto XVI aprobó esta severa decisión, tomada por la Congregación de la Doctrina de la Fe tras una larga y profunda investigación. Si bien la declaración vaticana no precisa si luego de este “atento estudio” se determinó la veracidad de los cargos de abuso sexual que pesan sobre Maciel, señala que debido a su edad avanzada y su débil estado salud, el dicasterio guiado por el cardenal norteamericano, William Levada, resolvió renunciar a un proceso canónico en su contra. Pero, y éste es el castigo, “invitó” al prelado a “una vida reservada de oración y de penitencia, renunciando a todo ministerio público”. En la mira de Ratzinger A raíz de estas restricciones, impuestas por Benedicto XVI poco antes de Pascuas, Maciel ya no puede celebrar misa en público, ni dar conferencias o entrevistas, y debe retirarse de la vida pública como sacerdote. Fundador en 1941 de los Legionarios de Cristo, Maciel era muy cercano a Juan Pablo II. La influyente orden conservadora está hoy presente en 20 países (principalmente Estados Unidos, España y México), con 500 sacerdotes (legionarios), 2500 seminaristas y 65.000 miembros, que administra además 12 universidades. A partir de 1998, cuando su jefe era el entonces cardenal Joseph Ratzinger, elegido papa el año último, la Congregación para la Doctrina de la Fe recibió acusaciones, ya públicas, de abusos sexuales en su contra. En 2002, según recordó el comunicado vaticano, Maciel negó públicamente estas acusaciones y expresó su “tristeza por las ofensas recibidas por parte de algunos ex Legionarios de Cristo”. Por razones de edad, Maciel renunció en 2005 como superior general de los Legionarios de Cristo, y fue reemplazado por el reverendo mexicano Alvaro Corcuera, que estuvo esta semana en Buenos Aires (ver aparte). El caso siempre fue un tema candente y sensible en el Vaticano, ya que para muchos podía significar una sombra para la reputación de Juan Pablo II, que muchas veces lo elogió públicamente. Las acusaciones por abusos sexuales en contra de Maciel salieron a la luz cuando nueve ex miembros de su congregación denunciaron a fines de los años 90 ante la Congregación para la Doctrina de la Fe haber sido abusados sexualmente por él cuando eran seminaristas y jóvenes curas, entre 1943 y 1960, que estudiaban en seminarios de España e Italia. Las víctimas, que tenían entonces entre 10 y 16 años, contaron que Maciel les decía “que tenía el permiso del papa Pío XII para protagonizar actos sexuales con ellos para poder obtener alivio de un mal relacionado con una enfermedad del estómago”, según el National Catholic Reporter. Fuentes de la Congregación para la Doctrina de la Fe revelaron que, más allá de estas acusaciones, fue a partir de 2004, cuando aparecieron nuevos testimonios en contra de Maciel -al parecer, más de veinte-, que la investigación cobró fuerza, al punto de que ahora se llegó a esta acción disciplinaria, que ayer fue muy aplaudida por sectores católicos de Italia. Algunos observadores sugieren que en los tiempos de Juan Pablo II los cargos en contra del fundador de los Legionarios quizá fueron considerados “maliciosos”, fruto de la hostilidad hacia el conservadurismo doctrinal de Maciel, y su fuerte defensa del papado. Los acusadores, sin embargo, varias veces intentaron hacerle llegar información sobre Maciel a Juan Pablo II, a quien también le escribieron varias cartas que nunca tuvieron respuesta. El Vaticano no quiso mezclar la controvertida figura de Maciel con la orden y el comunicado precisó que “independientemente de la persona del fundador, se reconoce con gratitud el benemérito apostolado de los Legionarios de Cristo y de la Asociación Regnum Christi”, que es el brazo laico de dicha congregación. Con esta fuerte acción contra una figura de muy alto perfil de la Iglesia, el papa alemán dejó en claro que está decidido a no tolerar ninguna conducta impropia en el clero. (LaNacion.com)