¿Investigadores hallan en Australia restos de la forma de existencia más antigua del planeta ? Los primeros moradores fueron bacterias que originaron formaciones rocosas hasta ahora consideradas producto de la acción de agentes químicos

Hace nada menos que 3.400 millones de años microscópicos organismos habitaban en nuestro planeta. Las «huellas» que muestran esta presencia ancestral se encuentran en la región de Pilbara, al oeste de Australia, concretamente en unas formaciones rocosas que contienen estructuras laminadas -estromatolitos- que, al parecer, tienen un origen biológico. Aunque ahora están a la vista, remontándonos millones de años en la historia de nuestro planeta, estas rocas eran arrecifes de coral poblados de microorganismos, probablemente cianobacterias, los primeros seres vivos de los que se tiene constancia. Al menos eso es lo que se desprende de una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Macquarie en Sidney (Australia) y de la Universidad Laurentian de Ontario (Canadá) que se publica esta semana en la revista «Nature». Polémica científica. Los estromolitos australianos fueron descritos por primera vez hace tres décadas y desde entonces el debate sobre su origen había dividido a la comunidad científica. Por una parte, algunos atribuían a un ser vivo la autoría de estas espectaculares formaciones rocosas. Sin embargo, para otros grupos de investigadores, la hipótesis se encaminaba más a pensar que se crearon químicamente por la existencia de respiraderos hidrotermales. En un intento por zanjar por el momento esta polémica científica, Abigail C. Allwood, investigador de la Universidad de Sidney, y sus colaboradores se han dedicado a estudiar la zona de roca más rica en estromatolitos, con una longitud de unos diez kilómetros. El equipo encontró hasta siete tipos diferentes de formaciones. Unas eran cónicas, otras con forma de huevera, como crestas, onduladas o ricas en hierro. Cada una de ellas se hallaba en un nicho ambiental propio. Estas observaciones llevaron a los investigadores a una conclusión: demasiada complejidad de formas para que pueda ser obra de un fenómeno natural o una corriente de agua o aire. Por ejemplo, la estructura que conforman múltiples conos puestos al revés no tiene el grosor suficiente como para pensar que pudiera deberse a precipitación abiótica (sedimentación debida a un agente natural). «Éste es el punto final del registro de fósiles, pero es algo más, el primer hallazgo convincente, una prueba», declaró a Ap Abigail C. Allwood. «Es un predecesor de la vida -añadió-. Si piensas que la vida se originó solamente en este planeta, quizá es aquí donde empezó el proceso». Stanley M. Awramik, de la Universidad de California, que ha revisado el mismo trabajo para la revista «Nature», explicó a LA RAZÓN la importancia de este descubrimiento. A través del teléfono, se adivina su tono de entusiasmo cuando Awramik habla del descubrimiento en Australia, mientras que enfatiza que «había vida hace unos 3.500 millones de años. Todo apunta que la Tierra, al principio, tenía biosfera». Más cerca del origen. Awramik admite que a partir de este descubrimiento «se está más cerca de entender el principio de la vida y la extinción de la vida primitiva». Pero el camino es largo y el consenso, muy difícil de lograr. Muchas cuestiones acerca de lo que ocurrió hace miles de millones años dividen a los expertos hasta que alguien arroja luz sobre el caso, como ha ocurrido con los estromatolitos. Awramik apunta que «el principio de la vida, cuándo llega y hace cuánto y su evidencia, está ligado a décadas de estudios e informes, los cuales han dejado debates muy controvertidos. Pero, en esta ocasión, se puede tener confianza del hallazgo del equipo de científicos en Australia». Entonces, lejos de un proceso mecánico natural, todo apunta a un agente vivo. De hecho ya se ha estudiado cómo organismos filamentosos microscópicos (cianobacterias) eran capaces de «esculpir» otras formaciones de conos similares, pero más modernas. En este mundo microscópico la construcción se eleva a partir de los desplazamientos de la bacteria. Los filamentos horizontales se entrelazan y forman una masa Más tarde, otros filamentos se deslizan hasta juntanse con los primeros. Éstos se desvían hacia arriba, buscando la luz, y como resultado, se va generando una estructura cónica como la encontrada en Australia. Según los autores del estudio, los ecosistemas de los microorganismos presentes en los estromatolitos se desarrollaron en ambientes concretos, en este caso, una plataforma de carbonato (compuesto de carbono), que estaban a merced de los cambios en las mareas, aunque generalmente estaban sumergidos. El estudio gana interés y actualidad porque este tipo de evidencia de vida es la que los astrobiólogos buscan en planetas como Marte. (lanacion.es)