El Mundo
La pasión según Evo
ABEL POSSE (*)
Lo que pasa en Bolivia es uno de los espectáculos políticos más fascinantes de nuestro tiempo. Despertó indudable interés mundial. Se trata de algo así como intentar dar vuelta un pulóver (o una chompa) que desde hace 500 años se viniera usando del revés. Con Evo Morales, la inmensa mayoría aborigen y andina asume la gestión de un país hasta ahora comandado por una minoría de criollos, mestizos y hombres ligados a la cultura occidental. El 10% de la población, desde otra cultura, comanda a un pueblo que no quiere renunciar a su ser.
La resistencia cultural de los pueblos andinos es uno de los fenómenos políticos más fascinantes que me tocó conocer en mis dos estadías como diplomático en Perú. En 1969 llegué desde Rusia, como segundo secretario político, ante el cambio que proponía el general Velazco Alvarado, que había derrocado al gobierno de Belaúnde Terry. En 1998 llegué como embajador ante la gestión de Fujimori; casi treinta años después de la primera estadía, al viajar por la sierra y los altiplanos, comprobé que aquella mayoría callada estaba aun peor o igual que en mi primera aproximación. Eran ciudadanos sin presencia, relegados, ninguneados. Desde parte de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y hasta la puna argentina, el pueblo andino seguía olvidado del mundo y recluido en el bastión de su cultura ancestral. Vivían mal, morían antes, pasaban ciclos de hambre, eran considerados incapaces de gobernar el país y de gobernarse; pero no cedían en sus creencias, valores, idiomas, estilos y tradiciones. A esos pueblos andinos no les interesa el frenesí de la modernidad. No creen en el desarrollo globalizaante (no sabrían cómo abordarlo). En 1938 el gran antropólogo Albert Métraux se encontró con los uros de las costas e islas del lago Titikaka y para su estupor recibió de uno de los caciques la sentida conmiseración hacia ese representante del mundo moderno. Le dijo: “Lamento que ustedes estén ya tan adelantados en el camino del progreso”. Para el jefe uro el refinado Métraux era la prueba de la regresión del progreso de la cultura occidental, tan poderosa materialmente y tan enclenque en sus valores y dimensiones espirituales. Desde las gestas de Bolívar y San Martín, la independencia fue para los blancos, los criollos progresistas y luego para los inmigrantes extranjeros. El mundo andino con sus llamas, sus ponchos, esa galerita que copiaron del paso de algún viajero británico, la austeridad; siguieron inmutables. El liberalismo y las naciones unificadas desde entonces no entraron en la Sierra si no como formas de explotación y de la más feroz dominación feudal. El universo andino no cree en el destino prometeico, tecnológico-industrial. Las ideologías de izquierda o de derecha no las viven si no como peligros de otra dominación que arrasaría sus creencias y tradiciones. (Bien debe de haberlo aprendido Guevara en su vía crucis en Bolivia, sin lograr el apoyo indígena que supuso desde su marxismo universalista). ¿Quiere decir que los pueblos andinos, para afirmar su ser, tienen que negar el concepto de ser, de tener y de hacer del hombre de la globalización occidentalista? Rodolfo Kusch, el más agudo filósofo en esta materia, inspirado en algunas ideas de Canal Feijóo, en su obra América profunda, opina que el aborigen de nuestro continente es un hombre del estar en contraposición con el de la cultura europea occidental: el hombre del ser, indiscutido creador del desarrollo industrial tecnológico que en los últimos 120 años llevó a la Tierra a una peligrosa crisis ecológica y al borde de ese nihilismo anunciado por Nietzsche. Pero también alcanzó la Luna y multiplicó por tres la vida media. Kusch afirma, como el jefe uro entrevistado por Métraux, que el aborigen americano resistió en sus reductos andinos los embates de la cultura occidental porque no la aprecia ni quiere ser protagonista de una transculturación hacia lo que considera inferior. El hombre del estar se siente todavía parte del cosmos, del universo y hermanado con la Tierra. Creen vivir con una dimensión espiritual siempre agredida o deformada por los avances de la cultura del ser, del hacer y del tener que difunden criollos y mestizos, las grandes empresas y el orden jurídico económico creado por la minoría desarrollista, que formó una república imaginaria, con una Constitución parienta de las del liberalismo decimonónico, muy lejos de la forma de vida del 80% de la mayoría andina. Salvo la religión católica, que el mundo indígena parcialmente adoptó, todas las instituciones e ideologías impuestas, el Estado, las autoridades regionales, el ejército, el sistema judicial, son para los andinos instrumentos de una minoría universalista que siente en el indígena una dificultad para el desarrollo. Lo fascinante del advenimiento al poder de Evo Morales es que, por fin, ante la prepotencia del desarrollismo industrial tecnológico mundializado, de alguna manera levanta la bandera del subdesarrollo o de un desarrollo y mejoría de vida acordes con los valores y tradiciones. Esa bandera lleva el verde de la hoja de coca. La coca es alimento de contemplación y energía para la labor en las alturas. Su hija bastarda -occidental- es la cocaína. La coca corresponde al estar; la cocaína al vicio, al paroxismo, al delito o a la violencia. Las ideologías universales son enemigas de hecho de ese aristocrático sueño indígena de sosiego en las alturas. Evo Morales lo sabe, aunque cita a Guevara y a Mao y vitupera el neoliberalismo. Sabe que su mayor presión vendrá de la izquierda universalista, con combativa tradición trotskista de las luchas mineras. Sabe que todos los impulsos modernistas de Bolívar no respetan al aborigen serrano. Sabe de la opinión mundial globalizante y del poder del complejo económico internacional. Equívocamente, Vargas Llosa definió esta espectacular apertura que sorprendió en todo el mundo como la instalación de un racismo al revés. En realidad, se trata de acabar con un racismo secular, el más largo apartheid de la historia, que Vargas Llosa conoce como nadie, por ser peruano. Todos los que viajaron por la zona andina saben y comprueban cuál es el grupo dominador y cuál es el postergado a una ciudadanía nominal, de cuarta categoría. José María Arguedas, en Los ríos profundos, describió genialmente la realidad del pueblo indígena. Manuel Scorza, en Garabombo el invisible, pintó el ninguneo racialista que sufren los andinos. (Garabombo, el personaje, es tan poco considerado en la sociedad que prefiere actuar como invisible, y le va mejor?). Pero la pasión de Evo Morales no cejará. En su discurso, señaló los puntos esenciales: 1) convocatoria a una asamblea constituyente en Sucre, precisamente para “dar vuelta a la chompa”. Tratará de crear, más allá de las divisiones territoriales político-administrativas, un federalismo cultural. Algo así como “un país, varias culturas”. 2) Garantizará el uso y cultivo de la coca en Bolivia, invitando a Estados Unidos a luchar con toda energía contra la producción de cocaína. Nacionalizará los recursos naturales, justamente con el propósito de garantizar a los andinos (y a las otras regiones) riquezas permanentes que permitan el bienestar y el desarrollo dentro de su calidad de vida y su cultura. ¿Cómo conciliar el estar con el hacer gubernamental de cada día? ¿Podrá Evo Morales, desde su pasión, vencer a los dioses del materialismo globalizante, del mercantilismo? ¿Podrá crear un Estado multicultural con economías convergentes? Los bolivianos tendrían que ejecutar una conversión tan profunda como la que realizó Kemal Ataturk en Turquía, pero con el sentido contrario al de la modernización. Tendrán que hacerlo desde su visión diferente del tiempo y de “la posición del hombre en el cosmos”, como escribió Max Scheler. Para la cosmovisión andina, la Tierra no es un instrumento de explotación. Merece el respeto de ese “contrato natural” que el hombre de la cultura occidental rompió. Para los andinos, la Tierra está deificada y merece respeto, cuidado y culto (Pachamama). Para el judeocristianismo, fundamento principal de Occidente, desde el Génesis, la Tierra es instrumento para la dominación humana (“señorearás sobre los mares, las aves del cielo, los animales de la Tierra…”, etc.). La de Evo Morales es la apuesta más atractiva de nuestro tiempo. Nadie vaticinaría su éxito, pero encierra un germen de rebeldía contra el paroxismo tecnológico mercantilista que somete a muchas culturas del estar. Y hasta conlleva una larvada propuesta crítica o de modificación profunda de un Occidente espiritualmente agotado. (*) Recibido por Corrientes al Día

El compositor mexicano, Armando Manzanero, murió la madrugada de este lunes a los 85 años, víctima de un paro cardíaco y luego de sufrir complicaciones por COVID-19.
“Yo tengo que lamentar mucho, porque me están informando del fallecimiento de don Armando Manzanero”, declaró este lunes, en su habitual conferencia matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
“Lamento mucho su fallecimiento. Además un gran compositor… Le enviamos a sus familiares, amigos, a los artistas, a todos los cantautores nuestro pésame, nuestro abrazo, por esta pérdida tan lamentable para el mundo artístico y para México”. En ese momento el presidente dijo que ya no quería seguir con su rueda de prensa diaria de este lunes, misma que finalizó con “Adoro”, un tema de Armando Manzanero.
Ricardo Montaner, cantautor argentino naturalizado venezolano, también confirmó esta noticia en su cuenta de Twitter, al dedicarle a su colega y gran amigo el tema que grabaron juntos llamado “Te extraño”.
La lamentable noticia también fue confirmada por la periodista mexicana de espectáculos Pati Chapoy. “Con dolor en mi corazón les informo que falleció Armando Manzanero”.
Además, diversos medios nacionales mexicanos y de otros países latinos señalaron que fue la manager del compositor, Laura Blum, quien confirmó el deceso.
El cantante enfermó después de inaugurar su museo en Mérida, Yucatán, y su salud se deterioró en cuestión de días y siempre fue considerado como un paciente de riesgo por su edad y la diabetes que padeció por varios años.
Siguiendo el protocolo, el cantautor se resguardó en su casa donde le dieron todos los cuidados necesarios como un concentrador de oxígeno propio.
Fuente: infobae.com
El Mundo
Putin no se aplicó la Sputnik V porque no es recomendable para mayores de 60 años
VACUNA RUSA
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, prometió que se vacunará “sin falta, apenas sea posible”, contra la covid-19, en su tradicional rueda de prensa anual, que este año se celebra de manera telemática debido a la pandemia del coronavirus.
“Yo atiendo a las recomendaciones de nuestros especialistas y por eso por ahora no me he puesto la vacuna, pero lo haré sin falta cuando sea posible”, dijo el jefe del Kremlin al contestar a una pregunta sobre si había vacunado.
Explicó que la vacuna que se emplea en la campaña de vacunación el país, la Sputnik-V, está aprobada para un determinado grupo de edad, de 18 a 60 años: “A la gente como yo la vacuna todavía no llega”, dijo Putin, que el 7 octubre pasado cumplió 68 años.
Según declaraciones que reproduce Bloomberg, algunos insumos necesarios para fabricar la vacuna escasean, por lo que la producción se encuentra también demorada.
Indicó que la pandemia de covid-19 ha causado un “mar de problemas”, que Rusia -subrayó- “ha afrontado con dignidad”. “En parte, quizás, mejor que en otros países que con razón están orgullosos de su economía y del desarrollo de sus servicios sociales y sistemas sanitarios”, agregó el presidente ruso.
Destacó que “en el mundo no había ningún sistema sanitario preparado” para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus y que el sistema ruso “resulto más eficaz en comparación con los de otros países”.
Además indicó que si al comienzo de la pandemia contra el coronavirus luchaban 8.300 médicos, actualmente son 150.000 gracias a los programas de perfeccionamiento y a la readecuación de los hospitales para tratar a los pacientes con covid-19.
En este sentido, destacó la capacidad de Rusia para “movilizar recursos rápidamente”. A día de hoy en Rusia han muerto 49.151 personas de covid-19 y el país, con un total de más de 2,7 millones positivos por coronavirus, ocupa el cuarto lugar en el mundo por número de contagios detrás de Estados Unidos, la India y Brasil.
Fuente: infobae.com
Se produjo una caída generalizada de varios servicios de Google, y desde el navegador por ejemplo es imposible para los usuarios acceder a servicios como Gmail o YouTube, que dan como respuesta un error 500.
La incidencia afecta aparentemente a usuarios de todo el mundo tanto en ordenadores de sobremesa y portátiles como en móviles. No es posible acceder a servicios como Gmail, Calendar, Docs o YouTube, aunque otros como Translate o Maps parecen seguir funcionando.
Servicios como DownDetector que permiten comprobar el estado de diversos servicios en internet gracias a los informes que envían y comparten los usuarios muestra problemas en servicios como Gmail, aunque de momento la mayoría de problemas parecen registrarse en Europa, con algunas zonas en Japón, India y la costa este de Estados Unidos también mostrando incidencias.